21 febrero 2022

La crisis de los conservadores en España. El Partido Popular y sus dirigentes nacionales se dan un tiro en el pie. Entre la ambición y la incapacidad


Editorial de ABC: Casado, una dimisión obligada

“Lo sucedido en la dirección el PP no es un episodio que afecte a Madrid. Es la marca electoral la que irreversiblemente seguirá inutilizada mientras Casado continúe en ella

La guerra civil en el Partido Popular se ha hecho tan insostenible y carente de salidas negociadas que Pablo Casado debe dimitir como presidente nacional del partido en las próximas horas. Ya no se trata de que sea mejor o peor candidato, sino de que no ha sabido resolver una crisis que ya ha contagiado al partido, a las bases, a la militancia y a millones de votantes en toda España. No es un episodio que afecte a Madrid. Es la marca electoral la que irreversiblemente seguirá marcada e inutilizada mientras Casado continúe en ella. Ese es el sentir de la inmensa mayoría de los dirigentes territoriales del PP, que exigen un cortafuegos definitivo y drástico como único remedio para salvarse de una sangría.

Es el partido lo que está en juego. Esto ya no va de liderazgos, y cualquier salida negociada de Teodoro García Egea ha quedado desfasada por los acontecimientos, por la incomprensible tardanza de Génova en atajar el conflicto, y porque todo se ha revelado absolutamente inútil y dañino.

Lo ocurrido en Madrid ha extendido por toda España un divorcio real de las bases con su presidente, que por el bien del partido debe renunciar en cuestión de horas. Ya no se trata de intentar recabar apoyos autonómicos, seguir midiendo fuerzas en su pugna con Díaz Ayuso, o buscar soluciones creativas de intercambio de cromos en forma de dimisiones. El perjuicio causado es mucho mayor del que ni siquiera hace tres días podía preverse. Cuando más de 4.000 personas se personan ante la sede del PP exigiendo su dimisión no se trata de un teatro preparado para seguir convulsionando el partido. Es la evidencia de una indignación real que comparten muchos militantes en todo el territorio español. La ingratitud de la política y la vertiginosidad con que hoy en día los militantes y votantes exigen respuestas hace ya incompatible que se pierda un solo minuto más en el PP.

Se hace imprescindible un congreso extraordinario, sin esperar por supuesto al ya previsto en los estatutos del partido para el mes de julio. Esta crisis no aguanta hasta ese mes, y la militancia debe visualizar un nuevo liderazgo de inmediato. Ese es el mensaje real que están trasladando las bases a Génova, por más que Casado pretenda aguantar. No ha sabido manejar una situación que se le ha ido de las manos. También a Díaz Ayuso. El enrocamiento de ambos no ha servido de nada, y la pelea personal ha alcanzado un punto de metástasis en todo el partido. El congreso para elegir nuevo líder debería celebrarse de inmediato, en el mes de marzo, como le exigen los dirigentes territoriales a los que Casado ha pedido esperar a julio y se lo han negado, porque reclaman una solución inmediata y drástica. No, Pablo Casado no tiene meses, ni semanas, ni días para salir de una crisis que ya le ha superado por completo, que ha desbordado su autoridad, reducida hoy a lo meramente reglamentario, pero sin ascendente político ni moral sobre dirigentes, ni militantes. Su fallida embestida a Díaz Ayuso lo ha privado de margen de maniobra. Apostó a todo o nada, y perdió desde el momento que se presentó ante los micrófonos de la cadena Cope mal preparado, mal informado, mal asesorado y mal documentado. Y fiándose de unos datos bancarios y fiscales sobre el hermano de Díaz Ayuso que nunca debieron haber llegado a sus manos. Casado tiene que oir tanto el clamor de los indignados de su partido como el silencio de los que no le apoyan. Debe irse, hoy, ya, mejor que mañana.

Casado ha perdido la confianza de su propio partido, y cunde el pánico a que cualquier opción que tuviese el PP de ganar las elecciones a Pedro Sánchez se

haya disipado. Su intervención en la Cope días atrás no fue la de un líder pacificador del partido, dispuesto a encabezar una solución. Solo ofreció la sensación de dirigir un equipo débil cuya única salida posible es renunciar definitivamente a su proyecto y dar paso a uno nuevo. Todo el partido ha quedado en ‘shock’, todo el partido está contaminado, y es todo el partido el que se juega su futuro. Ya no es una mera cuestión de que los barones regionales se retraten a favor de uno o de otra, ni de seguir haciendo cálculos de probabilidades, ni de dar largas a destituciones. La preocupación muy mayoritaria ya es otra distinta. El Partido Popular está en una nueva fase. El tiempo de este equipo que sucedió al de Mariano Rajoy se ha agotado. No hay solución de continuidad. Casado debe marcharse hoy mismo” (Del diario ABC, 21/02/2022)

No pretendo, ni mucho menos, erigirme en experto analista del tremendo lío que se ha organizado en el Partido Popular, por aun no se sabe qué exactamente, o tal vez porque lo menos importante son las aparentes razones de una vergonzante lucha entre la dirección nacional del partido, una dirigente de la autonomía de Madrid por otra parte, y además los cabezas de los gobiernos autonómicos “peperos”.

Se ha tratado especialmente de un compendio de lo que nunca debe hacerse en política, y en la vida en general.

Ha sido la muestra de una estulticia e inmadurez completa, provocada por la celotípica ambición de los dirigentes nacionales, tratando de someter “manu militari” a la dirigente de su propio partido en la Comunidad Autónoma Madrileña, Isabel Díaz Ayuso, bastante independiente, algo díscola más que rebelde, pero con una aptitud innata para el liderazgo, hasta el punto que ella solita se bastó para dar un rotundo varapalo al Partido Socialista y a los dirigentes de éste que presumían por anticipado que iban a sumar su poder en la capital de España.

Cierto es que a los pazguatos y con estrechez de miras, muchas veces les adorna la malsana e inútil ambición de eliminar a quien, con razón o sin ella, suponen como contendiente.

Y se han pegado “un tiro en el pie”, porque lo han hecho tan mal, han actuado con tanta cortedad de miras, que ha salido a la luz toda una serie de burdas maniobras de sucio espionaje sobre un supuesto (por ahora no hay certeza) de una contratación supuestamente irregular y que se aireado como “casi criminal”

Hay que ser acémila (burro en español, sinónimo) para hacerlo tan mal, y para comenzar negando, y actuar a través de unos cuantos malandrines de segundo orden, hasta que, por fas o por nefas, salió a la luz la maniobra espía contra su adversaria.

Ayuso, Casado y Egea
Ésta, valiente pero también imprudente, sacó a la luz la trampa de sus oponentes, probablemente harta de tanta maniobra espúrea, y provocó una prepotente e imprudente reacción contestataria de los lideres nacionales de su partido, hasta el punto de que lo que se quedó flotando sobre la superficie política ha sido la ”mierda” (con perdón) de unos cuantos dirigentes políticos que, en vez de velar por defender los intereses nacionales como oposición al partido gobernante, se han dedicado a airear, cual pelea de patio de colegio, los buenos y los malos hechos de los otros, llegando hasta a amenazar con sanciones. Todo menos prudencia.

¿Y que está llegando a acontecer? Pues que el pueblo llano y los adictos y militantes se han indignado por la ineptitud e imprudencia de la dirección suprema, que, en vez de aplicar bálsamos a la herida, ha lanzado fuegos sobre ella.

Si en la política, en la política ortodoxa, la prudencia debe ser el denominador común, los ahora enfrentados han hecho todo lo contrario, mientras sus oponentes, los socialistas, que tantos errores y falacias llevan acumulados durante su gobierno, y que estaban cayendo en picado en los augures electorales, han hallado el “clavo ardiendo” para airear a los cuatro vientos cómo los del Partido Popular inciden en más supuestas corrupciones, y cómo se pelean entre ellos.

La solución debiera ser el cese de todos los reprobables protagonistas del esperpento, pero, además de que el sillón lo tienen pegado con cola indeleble, tampoco tienen más medio de vida que dedicarse a la política.

Como el lío me parece que no ha hecho nada más que comenzar, es impredecible cómo acabará, aunque hago votos para que caigan los ineptos y lleguen los capacitados, de lo cual tengo muchas dudas, y mientras tanto, el pueblo español seguirá esperando, como yo mismo espero, que quienes se encarguen de la “cosa pública” den por fin una prueba de mínima eficacia y de dedicación al servicio del bien común.

Por el momento, pelea de gallos, tiro en el pie, declaraciones por doquier y la

crisis económica y social galopando a lomos de la inadmisible gestión del gobierno mixto de socialistas/comunistas, al amparo de populistas e independentistas.

La España faldicorta y zaragata está otra vez por aquí.

Y el pueblo llano, paciente y sufriente…

“La ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles. Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse” Jonathan Swift (1667-1745) Político y escritor irlandés.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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