20 enero 2022

El conflicto Ucrania vs. Rusia: Sigue la tensión entre Occidente y Rusia. ¡Que viene el lobo!

Desde que Rusia, por orden del avieso Vladimir Putin, ocupó “manu militari” la península de Crimea (que, no olvidemos, había sido “regalada” por Krushchev a su país, Ucrania, varios lustros antes), se han venido sucediendo escaramuzas y acciones bélicas en las fronteras entre las dos naciones, principalmente al nordeste de Ucrania, junto a las regiones de Donbass y Lugansk, no solamente ruso parlantes sino también culturalmente muy vinculadas desde antaño a Rusia.

Así, en la parte rusa se instaló una fuerza armada sin signos identificativos, pero con materiales de clara fabricación rusa, que comenzó a hostigar a las fuerzas ucranianas – más débiles y no demasiado bien dotadas— que  hacían como que defendían los lindes de la nación del Dniéper, creando casi continuamente incidentes armados y obligando a las arcas de Ucrania a un enorme gasto militar para tratar de contener lo que se anunciaba y es como un la amenaza y tal vez un claro intento de invasión por el vecino del norte, especialmente de los oblast de Lugansk y Donetsk.

En conflicto, la “sorda” guerra, fue reproduciéndose con bajas humanas para ambos lados, y daños materiales en la parte ucraniana, y hasta para terceros (no se olvide el derribo del avión de Malaysian Airlines abatido sobre territorio ucraniano por un misil de fabricación rusa lanzado en la región de Donbass), en una continua política de desgaste, que ha sucedido al derrocamiento del pro-comunista Viktor Yanukóvich, un sátrapa ucraniano “amigo” del vecino norteño, y que actualmente sigue refugiado en el país que fue de los zares.

Así, peor que mejor, han ido pasando los años y Putin, el peligroso “Maquiavelo” ex KGB soviético, ha seguido manteniendo la presión para intentar desangrar a lo que en su día fue la república socialista de Ucrania.

Mientras tanto, Crimea ha sido “colonizada” para

Rusia, creando un “sin vivir” a la población de origen ucraniano, aunque, eso sí, aumentando el disfrute para la opulencia rusa y ucraniana, que sigue disfrutando de la península el Mar Negro como hacía antaño, antes del regalo de Kruschef.

Los diferentes gobiernos de Kiev han ido sorteando la esquilmación de sus arcas en esa pseudo guerra sin fin, mientras imploraban  a las naciones democráticas y consolidadas de Occidente (entiéndase Unión Europea ,NATO y USA) su apoyo y presión a Rusia, no solamente para la utópica devolución de Crimea, sino especialmente para la protección y el cese de la real amenaza de las milicias pro-rusas que hostigan la paz en el este.

Sin resultado, claro, porque, amparándose en la galopante corrupción de Ucrania y en su falta de desarrollo económico, los occidentales han venido

dando “palmaditas en la espalda”, sin acciones concretas y efectivas, inclusive con la reunión en Minsk, Bielorrusia, en la que pareció establecerse un protocolo de pacificación que fue incumplido ya antes de crearse.

Y ahora, como Rusia, “lobo hambriento”, comprueba que Ucrania no solamente no mejora sus posiciones pre bélicas y económicas, sino que no acaba de lograr el decidido apoyo de los países que dicen ser sus aliados (pero en voz no muy alta), busca excusas de cualquier clase y calibre, llegando a amenazar de manera clara con que si Ucrania se integra en la NATO, o esta organización se involucra más activamente en defensa y beneficio del país ex soviético, invadirá las

regiones semi ocupadas por las guerrillas.

En fin, que Occidente se comporta con debilidad y titubeos frente a la calculada maniobra de Putin y con su debilidad brinda estímulos a éste para que siga programando lo que pretende: incorporar a Rusia las regiones que, más o menos, están ocupadas por las guerrillas que le son satélites, consolidando para siempre (si es que no lo hubiera logrado ya) la “reconquista” de Crimea.

Causa pena, sin duda, ver cómo el gobierno ucraniano trata de sobrevivir y sobreponerse a las amenazas que penden sobre el país, pero irrita y llega a indignar esa doblez acobardada de los países que dicen proteger.

No cabe duda de que en modo alguno es deseable una guerra en la zona de conflicto, pero tampoco es discutible que cuando el “lobo” comprueba que “las ovejas” están sin protección, maquina para atacar y devorar.

¡Qué le vamos a hacer! La relajación, el acomodamiento, el falso refugio en el pacifismo por parte de Occidente, está propiciando que, pese a quien pese, en poco tiempo el “lobo” Rusia y su dueño, el peligroso Putin, realicen una acción relámpago y den el mordisco que les interesa.

Porque el sueño de la “gran Rusia” cada vez se incremente más en el “futuro zar” Vladimir Putin, ansioso y obsesionado por extender sus “dominios” a

lo que fue el dominio de los zares, buena parte del cual aun conserva, pese aparentar falsas democracias. Que lo diga si no el régimen “autocrático” y dictatorial de Bielorrusia.

Me temo que va a repetirse lo del cuento de “Pedro y el lobo”, y que pese a tanto aviso de que el depredador va a llegar, como casi nadie repara en ello, al final el lobo cazador “se zampe” la oveja ucraniana.

 ¡Ojalá me equivoque!

“Preferiría la paz más injusta a la más justa de las guerras” Cicerón    (106 AC-43 AC) Escritor, orador y político romano.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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