07 julio 2020

Esta España nuestra: Pedro I “el Sánchez” no respeta ni a los vivos ni a los muertos pero se reviste del morado podemita

“Sánchez desdeña a las víctimas de la pandemia
Editorial en “El Mundo”, Martes, 7 julio 2020)
Si Pedro Sánchez no asistió ayer al funeral, fue porque los muertos como consecuencia del coronavirus son para él un problema político y la constatación de su negligente gestión de la crisis sanitaria


La ausencia de Pedro Sánchez del funeral de Estado en memoria de las víctimas de la pandemia no está exenta de rancios ribetes anticlericales. Quizá el presidente del Gobierno ha considerado, en un alarde de confusionismo, que su presencia en una catedral es incompatible con el carácter aconfesional del Estado. Pero no solo es compatible sino aconsejable, pues la mayor parte de los españoles se confiesan católicos -por creencias, costumbres y cultura- y encuentran en el cristianismo amparo y consuelo en los difíciles momentos de la muerte. El papel del presidente en estos actos es simbólico, no religioso. No se entiende que los Reyes asistan y el presidente se busque un subterfugio para no ir.
Sánchez reincide en desdeñar a todas las víctimas del Covid -tanto a las que eran católicas como a las que no- con su calculada ausencia en la misa funeral que en su memoria ofrecieron ayer en la catedral de La Almudena el cardenal Carlos Osoro junto a otros obispos, como el presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, y miembros de otras confesiones religiosas. El acto estuvo presidido por los Reyes y las Infantas, sin que por ello, como ha ocurrido innumerables veces, se haya puesto en cuestión la aconfesionalidad del Estado.
Para excusar su ausencia, Sánchez improvisó un viaje exprés ayer a Lisboa -que no estaba previsto en su
agenda- para comer con el primer ministro portugués António Costa, con quien ya departió largamente la pasada semana y con quien coincidirá próximamente. Con el Falcon, Sánchez podría haber llegado a tiempo para asistir a al acto religioso en Madrid y haber mostrado el obligado respeto institucional hacia los fallecidos por la pandemia, acompañando a los familiares en su duelo.Si no lo hizo fue porque para él -pero también para Iglesias e Illa- los muertos como consecuencia del coronavirus son un problema político y la constatación de su negligente gestión de la crisis sanitaria. Por eso pretenden ocultarlos, como hizo TVE al negarse a ofrecer en directo el funeral, una decisión sin precedentes que sigue alejando a la cadena pública de los españoles que la sufragan para ponerse al servicio del Gobierno.
Sánchez tardó semanas en decretar el luto oficial y desoye las recomendaciones de la OMS y los informes del INE, negándose a hacer un recuento realista. El día 16 no se honrará a todas -más de 43.000-, sino solo a las que Illa y Simón consideran víctimas oficiales. Es obvio que ese acto, en el que sí se volcará Sánchez, no pretende rendir homenaje a
los fallecidos sino blanquear la gestión de su Gobierno e introducir un nuevo elemento de crispación, contraponiendo un funeral laico a una ceremonia religiosa. El sectarismo de Sánchez sale intacto de la pandemia”
Ayer pude visionar por la cadena “Trece” (la única que lo retransmitió) la celebración religiosa (funeral) en memoria de las víctimas del Coronavirus.
En el marco de la catedral madrileña de la Almudena, una amplia corte de cardenales, obispos y sacerdotes católicos, más alguna representación de otras religiones y miembros de la sociedad civil destacada en la pandemia, como sanitarios, bomberos, limpiadores, fuerzas de seguridad, etcétera, acogieron la presencia de la Familia Real y de algunos representantes de las altas instituciones del Estado.
Pero no se vio, ni por asomo, al sinvergüenza de Pedro I “el Sánchez”, quien, como presidente del gobierno, en vez de dar su apoyo a la celebración en memoria de las víctimas, consumó su ofensa mediante el desprecio, no solamente al no asistir, sino especialmente al marcharse –huyendo, no se olvide— a Lisboa, con el pretexto de un acto agendado (se le llamó “almuerzo”) con el primer ministro de Portugal, con quien, curiosamente, pocos días antes había estado largo tiempo con motivo del
acto simbólico de apertura de las fronteras hispano portuguesas.
Ha habido algún irredento forofo del Sánchez, que ha querido justificar la ausencia basándose en que se trataba de una celebración religiosa, que el estado español es aconfesional y laico, y que ya hay previsto otro acto en homenaje a esas víctimas.
Vano intento, porque a estas alturas ya no cabe duda de que ese cara dura del presidente lo único que busca es significarse como anti los valores morales y religiosos tradicionales , absorbido sin duda por la dependencia ineludible que tiene de los comunistas rompedores que dicen ser los de “Unidas Podemos”, y que más bien parecen querer la desunión conseguir algo.
Pedro Sánchez está agarrándose al clavo ardiendo del “melena”, cínico donde los haya, doctrinario rompedor a lo chavista, y convenenciero total, que parece haber bautizado en política a “el Sánchez” con el aura morada de sus partido e ideología.
Es una paradoja que mientras la ciudadanía, creyentes o no, celebraba con el morado el recuerdo y homenaje de los muertos, el que debiera liderar, se reviste del mismo morado para disimular su huida de aquello en lo que se le pueda tachar de abierto, liberal, condescendiente, democrático…
Es el “pájaro de cuentas” que hemos de soportar mientras poco a poco va destrozando el tejido social, con posturas maniqueas de buenos (ellos) y malos (todos los demás), al tiempo en que engrosa los haberes de sus adláteres con lo que sube de impuestos, y denuesta a todo aquel que pretende construir, mejor dicho, reconstruir, el bienestar, que el virus nos apagó y que el gobierno actual quiere sofocar para así controlar al país.
En fin, que con este Pedro I “el Sánchez” y su aliado “el coleta”, no nos cabe a los españoles ni la posibilidad de encomendarnos a las ayudas del Altísimo para obtener paliativos de nuestro deterioro social y económico, y no podemos tampoco acogernos a la condenación de las tropelías de
quienes se dicen investidos de la autoridad, y sobre los que solamente nos queda el remedio de decir “que venga Dios y lo vea”.
Si es que el mismo Dios no huye, espantado por tantas mentiras, falsedades, disfunciones y extremismos iconoclastas.
¡Me duele en el alma esta España nuestra!
“Odioso para mí, como las puertas del Hades, es el hombre que oculta una cosa en su seno y dice otra”.- Homero (VIII AC-VIII AC) Poeta y rapsoda griego.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

3 comentarios:

  1. Raúl Fco Sebastián Solanes7 de julio de 2020, 19:10

    Magnifico artículo

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  2. Nunca mejor expresado el cansancio que nos produce a los españomes el permanente postureo al que nos tiene sometido este presidente.

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