22 mayo 2020

Esta España nuestra: La última traición de Pedro I “el Sánchez”.- La cobardía de aceptar que “el coleta” le maniate a Bildu. ¿Tiene el Gobierno algún remedio?


“Los últimos principios de un partido ya irreconocible han sido traicionados por un aventurero sin escrúpulos que no puede formar parte de la solución
(BERNARDO DÍAZ, en “El Mundo”, 22/05/2020)
Cada vez que se siente acorralado, el hombre que ostenta actualmente la presidencia del Gobierno redobla el desafío y huye hacia adelante, dejando tras de sí un reguero de promesas rotas y aliados frustrados. Esta forma cesarista y arriscada de entender la política, sorda al acuerdo e incompatible con la confianza que debe saber inspirar cualquier gobernante en minoría, ya sería censurable en un regidor de pueblo, pues su arbitrariedad la pagarían todos los vecinos; en un presidente, el precio lo pagan 47 millones de españoles. A su
angustia por la incertidumbre sanitaria y la devastación económica han de añadir los ciudadanos la demencial ineptitud y el agresivo radicalismo de la coalición dirigida por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias: este Ejecutivo es parte fundamental del problema y no de la solución.
Algunos ingenuos quizá bienintencionados aún insisten en que el influjo perverso se limita a Iglesias y que, si se le aísla convenientemente, el PSOE podría aplicar su programa socialdemócrata en esta legislatura que en realidad la pandemia ya ha dinamitado. Pero los hechos son tozudos y demuestran que Sánchez no tiene otro proyecto político que su supervivencia personal, mientras que Iglesias obtiene cada día avances sensibles en su confesada estrategia de desmantelamiento de la democracia del 78, que él juzga amortizada. El plan de Podemos, sus alianzas simbióticas con el separatismo más destructivo -de ERC a Bildu-, es el que se está imponiendo a rebufo de la crisis del coronavirus mediante el chantaje de sus votos sobre un Sánchez entregado. Se entrega porque no tuvo ni tiene la valentía de explorar una alternativa moderada; porque prefiere recomponer la mayoría Frankenstein a cualquier precio para tratar de agotar el mandato con quienes se lo dieron.
Fue Sánchez quien eligió abrazarse al que le quitaba el sueño y es Sánchez, y no Lastra, quien le permite imponer su agenda antisistema a costa de cualquier socio constitucionalista -cuando cree necesario lavarse en Bildu la mano estrechada a Ciudadanos-, a costa del diálogo social con la patronal y hasta con los sindicatos -cuando acuerda la derogación íntegra de la reforma laboral con nocturnidad-, a costa de la negociación del rescate con Europa -cuando ningunea a Nadia Calviño-, a costa de la memoria de las víctimas de ETA -cuando blanquea a Otegi como interlocutor válido y hasta como socio de una hipotética coalición en el País Vasco- y a costa de la integridad territorial del Estado cuando suplica a Rufián la reanudación de sus conversaciones en el punto en que lo dejó la mesa extraparlamentaria separatista. Todo eso ya forma parte del equipaje político del nuevo PSOE por obra y gracia de Pedro Sánchez. Nada hay progresista en ese legado: solo el brutalismo narcisista de un aventurero sin escrúpulos que ha traicionado los últimos principios de un partido irreconocible, con el silencio cómplice de algunos ministros y el gemido impotente de algunos barones. A partir de este momento, Sánchez se cierra otras puertas y se condena a apurar hasta las heces la vía populista y
separatista, en abierto desprecio del interés general de los españoles.
Pero además de su contenido iliberal, las formas del sanchismo resultan igualmente bochornosas. El último debate sobre la prórroga del estado de alarma sirvió a la exhibición de debilidad tanto como a la apología de la traición. Incapaz de honrar los acuerdos que suscribe por considerarlos ataduras a su voluntad de poder, el presidente ha prostituido el valor de su palabra a la vista de todos, ocultando el enjuague con Bildu para no malograr el apoyo de Cs y desairando al PNV con los herederos de ETA en un contexto preelectoral, mientras Calviño e Iglesias ventilan su duelo de autoridad al hilo de la rectificación o no del infame pacto. El espectáculo es inenarrable. El crédito de España ante el mundo se hunde. La seguridad jurídica se esfuma. La factura de la crisis se dispara. Y la recuperación, bajo semejante Gobierno, se pospone sine die.”
Recuerdo como si hoy aconteciera aquellas escenas en el entorno de mi numerosa familia, en la que algunos de mis hermanos siendo pequeños no cesaban de crear alborotos y mostrarse con tan imparable actividad, que mis progenitores se resignaban diciendo que tal vez con el crecimiento esa hiperactividad nerviosa se convirtiera en sensatez y calma.
Diré, en fin, que de todo hubo, pero que en general quien fue activo siguió activo en la vida; quien fue tranquilo siguió siendo calmado; y quien fue rebelde, más o menos siguió así en la adolescencia y hasta en la madurez.
¿A qué viene este comentario?
Pues, ni más ni menos, al bochornoso espectáculo y a la sucia traición que acaba de brindarnos ese sinvergüenza y trilero que es el indigno Presidente del Gobierno que estamos sufriendo: Pedro I “el Sánchez”, a quien habría que añadirle el calificativo de “rey de los tramposos”.
¡Menuda la ha armado, permitiendo que esa mocita inculta e histérica, más insultona que inteligente, llamada Adriana Lastra llegara a un pacto con el “coleta” (el ateo que presume de “iglesias”) y con el nefasto líder del terrorismo
etarra, Otegui, ahora disfrazado con piel de demócrata!
No solamente el pacto con los sucesores de los terroristas (que siguen siéndolo) es indigno, sino que más aún lo es que “el Sánchez”, en su actuar trilero, se ha dejado llevar por el “coleta” y ha permitido se pacte que la reforma de la legislación laboral del gobierno de Rajoy, que se estaba aplicando, se derogará totalmente.
Y ello, como es norma de la “casa Sánchez”, sin consultar con nadie, ni siquiera con buena parte de los miembros de su propio gobierno, especialmente esa facción de la que prescinde el dogmático y aprovechado Pablo “el eclesial”.
¿Qué se ha propiciado?
Parte del gobierno está convulso y con ganas de dimitir o de que se “eche” al podemita.
Organizaciones esenciales del tejido económico, especialmente las empresariales, deciden con rotundidad separarse de cualquier relación con el ejecutivo.
Los sindicatos, tan izquierdosos como pro gubernamentales, hasta llegan a la censura velada deseando el diálogo, porque ellos tampoco han sido consultados.
Los inversores desconfían más aun, ante tamañas veleidades del tramposo que debía regir con ponderación los destinos de la nación.
Además, se incrementa el descontento ciudadano, y aunque se trata de neutralizar con reacciones agresivas de grupos antisistema, las cacerolas resuenan cada vez más, especialmente ahora que hasta los tribunales consagran, por admitir, las manifestaciones públicas contra el ejecutivo, que “el Sánchez” ha tratado de impedir invocando el estado de alarma que tan bien le aprovecha.
Lo que está por ver es la cara de pasmo que ha quedado a los líderes de Ciudadanos, que, mientras pactaban sostener una prolongación de la alarma,
eran burlados con pactos antisistema y de convivencia con terroristas.
Desastre, desastre, desastre.
Eso es lo único que demuestra sabe hacer el cínico presidente, ya que mientras da el saludo con una mano, con la otra nos está robando la cartera.
Cada vez se comprueba con más nitidez lo que se pretende por el gobierno y su presidente mediante las prórrogas del estado de alarma: Seguir gozando, con la excusa de la brutal infección del virus, de la impunidad que le confiere el poder casi absoluto.
De esta manera, me atrevo a decir que en España, además del ·coronavirus” tenemos otra pandemia, de más difícil superación: La falta de escrúpulos, la mentira traicionera como forma de controlar la dictadura que priva de derechos, aunque con forma de democracia.
La solución la hemos de dar los ciudadanos si nos queda un poco de sensatez:
¡Sinvergüenzas, a la calle!
¡Protestas pacíficas sin cesar!
¡Vacunación democrática mediante trabajo y cordura!
Tal vez así, a este Esaú que ha vendido su honradez por el “plato de lentejas”
del poder a cualquier precio, le llegue su final.
Y, ¡aviso a navegantes! especialmente a Ciudadanos: Que recuerde lo que reza el Apocalipsis, de que “como no eres ni frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”

"No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el 
mismo aspecto" Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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