El triste acontecer de
la pandemia de Coronavirus da para tanto que se atenúan las ganas de escribir
al respecto, porque ya los medios de comunicación se encargan de poner de
manifiesto no solamente la grave y casi imparable evolución de la pandemia,
sino también, y especialmente, la incompetencia de un gobierno hecho a retales,
con dos o tres diferentes facciones ideológicas, y con miembros avariciosos, incapaces,
incompetentes y de formas absolutistas, mal que les pese.
Con Pedro I “el Sánchez”
ha pasado lo que estaba previsto y nos temíamos: se ha sentado en la poltrona
del poder y, cada vez peor, deja que sus ministros alternen entre ellos luchas
revestidas de ambiciones ideológicas desde su incompetencia.
A todo esto, lo
principal ha sido que el gobierno ha hecho de todo menos gobernar, ya que ni se
enteró de que venía la tremenda pandemia que estamos sufriendo, bien que esta
lenidad la han tenido prácticamente todos los ejecutivos del mundo.
Pero cuando el
pseudo-gobierno de “el Sánchez” comprobó que había que gobernar, optó no
solamente por declarar el estado de alarma, sino por lanzarse a la
improvisación de dictar Decretos-leyes a troche y moche, regulando mal que bien
las consecuencias sociales y económicas de sus decisiones de apariencia
autoritaria y de realidad destructiva.
Ya se presumía que la
pandemia iba a romperlo todo, pero con lo que no se contaba era con un poder
ejecutivo tan egoísta, tan ignorante y tan poco preparado, que se lanzó a dictar
decisiones nada estudiadas, que después ha tenido que ir parcheando como ha
podido, mientras unos días dice que
se apoya en la oposición y otros días alega que lo hace en quienes le brindaron de manera infumable una investidura que va camino de convertir nuestra España en un caos.
se apoya en la oposición y otros días alega que lo hace en quienes le brindaron de manera infumable una investidura que va camino de convertir nuestra España en un caos.
No es que estemos
hartos, que lo estamos; es que estamos también acobardados, ante la vorágine de
decisiones bien de incapacidad bien de tinte neo comunista, que no reparan en
esquilmar todo lo que se puede de la sociedad normal para hacer como que se
repartirá entre las clases menos pudientes, mejor dicho entre los “parias” que
el marxismo sentó como la esencia de sus desmanes.
La verdad es que el
cúmulo de despropósitos en las medidas paliativas para la economía destrozada y
el montón de incapacidades en la compra, venta, rechazo y gestión de materiales
protectores frente al virus pandémico, solamente conducen al hartazgo social
que ya se ha producido y que hace desear que “el Sánchez” se vaya con su virus
a otra parte, probablemente a otro chalet minúsculo en
Galapagar, como la choza que se ha montado alguien tan rabiosamente doctrinario de izquierdas como ese tipo que se apellida “Iglesias” y que mejor sería que se llamase materialismo destructor.
Galapagar, como la choza que se ha montado alguien tan rabiosamente doctrinario de izquierdas como ese tipo que se apellida “Iglesias” y que mejor sería que se llamase materialismo destructor.
Son estas las
reflexiones que, en medio de la “cárcel” pandémica, se me ocurren, y que
probablemente darán pie a otras más nuevas y más jugosas. Y de lo que se puede discrepar, que al menos yo no impongo preguntas en ruedas de prensa censuradas.
¡Ah! Y por si acaso,
lavémonos no solamente las manos, sino también las mentes, para que el virus
instaurado desde la
manipulación no atrofie los pocos sentimientos ortodoxos que nos queden.
manipulación no atrofie los pocos sentimientos ortodoxos que nos queden.
“El egoísta se ama a sí mismo sin rivales”.-
Cicerón (106 AC-43 AC) Escritor,
orador y político romano.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
Es triste, pero cierto. Un abrazo.
ResponderEliminarEl dedo en la llaga. Ahora ese caos lo gestiona el pueblo, last empresas y los particulares como hizo el dos de mayo y otras tantas ocasiones, pero e
ResponderEliminarLa preocupación vendrá el día después, cuando se salga del letargo, del coma inducido y nos demos de bruces con la realidad producto de la mala gestión, pues si tenían que demostrar que sabían torear al virus, el miura vendrá luego...
Pero repito, la secular maldición de España, un pueblo que cuando toca se arremanga la camisa blanca y se entrega, y unos gobiernos ineptos enfrente.
Dios que buen vasallo si tuviera buen señor.
Lo peor de todo es que todavía hay leninistas ortodoxos que se creen lo que dicen, o sea, que por las teorías marxistas se llegará al poder, que no al bienestar. Algo así como aquella frase de "por el imperio hacia Dios".
Eliminar