Todos los años, cada año, cuando se aproximan las fiestas navideñas, recibo (casi desde los primeros días de diciembre) mensajes más o menos copiados o estereotipados en los que el remitente me desea lo mejor.
Esos mensajes suelen adornarse con guirnaldas o reproducciones de campanas y piñas doradas, o fotos de ramas de acebo con el contraste del verde y las bolitas rojas, o simplemente pinos bañados en oro. Y en ocasiones se acompaña una poesía y una música melódica, bien clásica, bien un villancico, bien
un cantar.
Pero la verdad es que cada año echo en falta que las felicitaciones de Navidad contengan una más apropiada referencia a la conmemoración que las motiva: Que Dios se hizo Hombre (Niño) para redimir a la humanidad.
Se me dirá, y con toda razón, que ello solamente podría afectar a los cristianos, y a quienes profesan en su religión la bella y transcendente creencia de que Dios se hizo Hombre, bien que otras religiones (como la musulmana) acepten con respeto el nacimiento de Jesús.
¿Cómo, pues, puede entenderse que entre quienes viven en el ámbito de la civilización cristiana (no solamente católica), se olvide el aspecto esencial de la Navidad y se transforme en una casi simple
fórmula y conmemoración?
fórmula y conmemoración?
Dice el argot popular y zarzuelero que "hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad", pero yo creo que el "adelanto" ha derivado hacia la progresiva desnaturalización del acontecimiento, ya que ha conseguido que lo más importante sean las comidas de empresas, o de amigos; los menús de las reuniones familiares; los regalos en la Nochebuena, de la mano de Santa Claus, el Papa Noël de muchos, Diet Morosz en los países de etnia rusa o eslava; o los viajes de vacaciones, para conocer nuevos lugares y pueblos, o
para esquiar, o para descansar simplemente.
para esquiar, o para descansar simplemente.
Todo ello está muy bien (no se olvide que una esencia de la religión católica y cristiana es el día "santo", de descanso) pero echo en falta una significación espiritual y comunitaria que transforme la simple celebración mundana en un tiempo de estrechamiento de relaciones entre las gentes, de recomposición de afectos enfriados, de mejora en la atención de unos con otros, en definitiva, del auxilio (caridad) entre las gentes.
Como esta "filosofada" puede resultar a más de un lector o discutible o incómoda, o inaceptable, o impropia, simplemente añadiré que ello es lo que me inspira hoy y ahora el especial significado de las fechas que se aproximan.
Así pues, desde mis propias convicciones, y con el mayor respeto a las de los demás (hasta pidiendo perdón por si lo escrito no se considera por alguien pertinente), envío a quien esto lea, y a quien no pueda o no quiera leerlo, un abrazo fraterno de paz y amor, con el deseo de que la Navidad reporte felicidad de cuerpo y de espíritu a todos los hombres; que acaben las guerras y las contiendas; que se busque el bien común; que terminen los egoísmos y los atropellos; que el orbe quede envuelto en la luz maravillosa de la armonía.
Puede parecer una utopía, pero al menos es un deseo que sugiero hagan por lograr a todos los lectores, crean más o menos en el "milagro" de la Navidad: Paz y Amor. Ayuda Fraterna. Alegría.
Ello es cuanto, a vuela pluma (mejor dicho, a "vuelateclado" del ordenador), me permito decir en mi nombre y en el de mi amplia familia y (permítaseme también) en el de mis amigos, que espero no mengüen.
Un gran abrazo a todos,
que ¡DIOS SE HACE HOMBRE EN NAVIDAD!
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
Com sempre, Àngel, inspirada i sentida la teua reflexió nadalenca.
ResponderEliminarUna abraçada i molt bones festes a la teua llarga família de la no tan llarga meua.
Marc
Maravilloosa reflesión, la Sociedad está perdiendo los valores.
ResponderEliminarLo importante sólo es el poder y el dinero, o como se suele decir, EL PODER DEL DINERO.
Menos mal, que los amigos fraternales, seguimos siendo los baluartes de la convivencia y el cariño.
FELIZ NAVIDAD Y UN VENTUROSO Y DICHOSO AÑO NUEVO 2017