11 marzo 2016

Esta España nuestra: Parálisis política y egoísmos galopantes. ¿Quo vadis, Hispania?

“Por la boca… Ni contigo ni sin ti

El tiempo se vuelve ahora en contra de Sánchez que tiene que intentar llegar a Junio y que su partido le permita la posibilidad de una nueva debacle electoral.

(Un artículo de Félix Gallardo en “El Confidencial”, 8/03/2016)
La pirueta consumada por Pedro Sánchez -con la ayuda, más que estimable, de Albert Rivera- solamente tiene efectos negativos incluso para los propios contorsionistas. Ambos han tenido que retorcerse y hacer auténticas cabriolas dentro de sus respectivos programas, y olvidar a toda prisa la campaña electoral y las promesas que hicieron, para firmar un acuerdo que, a la postre, no ha servido más que para empeorar la situación.
El tiempo que hasta hace poco corría en favor de
Pedro Sánchez, se le vuelve en contra y, además del intento de gobernar, va a tener que poner a contribución todas sus fuerzas para llegar a las hipotéticas elecciones de Junio con un partido que le permita ensayar la posibilidad de una nueva debacle electoral.
Por el momento, Sánchez se ha cerrado el camino –al menos el que está a la vista de todos- que le llevaría hasta Podemos, al maridarse con Ciudadanos. Sánchez, de la mano de Rivera, hace imposible una negociación con los independentistas y Sánchez sigue empecinado en decir no al Partido Popular, con lo que sus posibilidades son ahora más reducidas que antes del pacto.
Albert Rivera, no ha salido mejor parado. Si mantiene el pacto con el Partido Socialista lo tiene imposible con los populares y, en la otra banda, no está bien visto por Podemos y no puede pensar en nada que no
sea el rechazo frontal de los independentistas hacia Ciudadanos y de Ciudadanos hacia los que quieren la separación de España.
Así las cosas, cuando Pedro Sánchez saca pecho y se erige en relojero del reloj de la democracia, si no causara risa por la cursilería, sería hilarante por ser el único que piensa que el pacto ha servido para algo.
Rajoy, que con toda la razón se refugia en unas elecciones que ha ganado, devuelve pelota tras pelota en el frontón de las cesiones, de la negociación y del gran pacto. Razonamientos que son válidos para otros pagos europeos y no para una España en la que derecha e izquierda siguen enzarzadas como en el año 31 del siglo pasado.
Podemos -que se encrespa porque se siente traicionado por quien debería ser el adalid de la izquierda del cambio y del progreso, que dice que nada con Ciudadanos y que sueña con unos mejores resultados en unas posibles elecciones- es el que sale mejor parado en sus aspiraciones, porque lo más que puede perder, si no gobierna con la izquierda de Pedro Sánchez y de los independentistas, son vicepresidencias y carteras ministeriales que no estaban más que en una imaginación calenturienta y que ni el propio Iglesias se creyó nunca.
Y por si todo eso fuera poco, Patxi López presidiendo el cotarro.”
Van pasando los días y seguimos asistiendo al espectáculo de los intentos de unos y otros partidos y de sus políticos por conseguir apoyos de cualquier clase y a cualquier precio para consolidar una investidura de presidente que desde el principio se presentó como casi imposible.
En ese maremágnum de dimes y diretes, de “faroles”, de ataques, de desmentidos, cual en el teatro (“el tinglado de la antigua farsa”, que es la vida y más la política), ya se han perfilado las posiciones y ya se han esbozado las incapacidades y los previsibles ridículos.
Figura destacada con aparente orgullo revestido de soberbia viene siendo Pedro Sánchez, quien, pese a ser de menguado poder electoral, ya no sabe qué inventarse para seguir en la “palestra” y ocupar los noticieros, desde su casi repugnante apariencia de superioridad y de pureza democrática, negándose de una u otra manera a entrar en conversaciones
constructivas con el partido más votado, porque es bien consciente de que carece de argumentos para combatir el mejor resultado de éste.
Hasta que fracasó su investidura (ridículo total) este “chuleta” de falso progresismo se amparó en que el Rey le había encargado optar a la investidura, porque Rajoy había renunciado a ella.
Cierto, pero falso a la vez, porque para que la Corona le encargara la posible presidencia del gobierno hubo de prácticamente asegurarle que iba a contar con suficientes votos en el Congreso. Y ya se vio el ridículo al que llegó, con el doble de oposiciones a su intento.
Para llegar a la investidura, los sabihondos del PSOE se inventaron ese pacto con Ciudadanos que no se acaba de entender, porque o Albert Rivera ha perdido la “chaveta” (en román paladino, la sensatez) o no se concibe que se haya unido a quien, pese a decirse que hay un programa conjunto, se escora más a la izquierda que un “zurdo de las dos manos” y busca solamente las dobleces para protegerse de los ataques de sus propios compañeros de partido.
El muchachito Rivera, aspirando –según invoca— a parecerse al gran Adolfo Suárez (¡qué más quisiera!) presume de sentido democrático y de centrismo, cuando la realidad es que se ha dejado envolver por los cantos de sirena del que habla mucho de todo y tiene poco de veraz: Sánchez.
Y por el otro lado, Rajoy, la esfinge, el inmóvil, repitiendo aquello de la “fuerza más votada”, pero evitando prodigarse mucho, porque ¡oh, casualidad! (¿o no?) se siguen abriendo sospechas de actuaciones corruptas de los de su partido, espera que el tiempo vaya consumiendo la poca fuerza y credibilidad de Pedro Sánchez, el redentor…
Eso sí, mientras tanto, los de P(j)odemos, fieles a su esencia, se dedican a alborotar el gallinero, proclamando de mil maneras que nunca apoyarán a Sánchez mientras esté aliado con Rivera.
Y a mí se me antoja que Sánchez, desesperado, al final, acabará en los brazos de los podemitas, y tratará de obtener la presidencia del gobierno,
vendiendo y cambiando su honestidad política por ese “plato de lentejas” más que perecedero.
Como en España no estamos demasiado habituados a tanta jerigonza ni a tanto malandrineo, nos sorprende lo que acontece, pero lo más probable es que “por la boca muera el pez” de Sánchez, y Rivera se quede con la sentencia de que “Roma no paga a los traidores”, y Rajoy tal vez se decida a adoptar una postura positiva y activa. Y todo ello mientras los podemistas del “coleta” hagan como que se pelean entre ellos, para al final, ¡plash!, clavar el aguijón en beneficio de ellos mismos. O elecciones en las que ganarán mucho, o apoyo a un gobierno del “hablador” Sánchez, para devorarlo una vez constituido.
Y yo me pregunto; ¿Es que la corrupción galopante en Andalucía, con un montón de procesos sobre los EREs y otras trapacerías, con dos expresidente involucrados, no legitiman que se tilde también de foco de corrupción a su formación política? ¿Por qué nadie lo recuerda?
Los unos por los otros y la casa sin barrer…
En todas partes se cuecen habas y en la nuestra a calderadas…
¿No sería mejor celebrar de una vez elecciones
generales y acabar de una u otra manera con tan deprimente y lamentable espectáculo?
Y después nos quejamos de que la economía no mejora…
Volvamos a Mariano José de Larra: “¡Miquelarena, qué país…!”
¿Quo Vadis Hispania?
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

1 comentario:

  1. Y que tal el pacto mas antinatura pensado de PP-Coleta, aunque acabara como el Rosario de la Aurora bien podrían sacrificarse por el bien común y ambos ceder. No se, creo que después de soltar esta "parida" he logrado despertar de la siesta............ El cartero.

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