"Ni el pasado existe ni el futuro. Todo es presente”.- Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999) Escritor español.
No solamente recordar es volver a vivir, sino que re-vivir es algo así como actualizar y concretar en sensaciones actuales las vivencias que soterradas en nuestra mente.
No solamente recordar es volver a vivir, sino que re-vivir es algo así como actualizar y concretar en sensaciones actuales las vivencias que soterradas en nuestra mente.
Dígase como se diga, sea como sea, la realidad es
que quien esto escribe, junto con un grupo de compañeros (y hasta por edad y por antigüedad amigos) ha podido experimentar el placer, el lujo, la emoción, de pisar las tierras que holló
cincuenta años antes; de visionar los paisajes que le inundaron el panorama diez lustros antes; de conversar con los acompañantes sobre lo que fue y lo
que es…
Una delicia semejante a una ensoñación.
Tal vez el lector ajeno a la conmemoración del 50
Aniversario de la XXI Promoción de Milicias Universitarias (Instrucción
Premilitar Superior) del campamento de Montejaque-Ronda, en los años 1963/64, y
más concretamente de las compañías 4ª y 1ª (respectivamente para cada año); tal
vez, el lector, repito, se pregunte qué, cuál, cómo, dónde, fue ese
acontecimiento, porque apenas si ha habido eco en los medios de comunicación,
ahora tan ocupados en las sábanas de unos, los cameos de otros, los engaños de
los más y los juicios de casi todos.
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Estrella de Alférez |
Y más aún, el lector ajeno a aquellos redivivos
estudiantes-soldados, también deberá saber que quien mandó e instruyó a esos
jóvenes universitarios que fueron, todavía obsequia a la vida con su presencia
y vitalismo. Me refiero al otrora Capitán, Don José Manuel Sánchez Gey,
ahora elevado por todos los que le seguimos a la categoría suprema de "Capitán
General" y a la condición de “padre” militar y espiritual de todos nosotros.
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Galones de sargento |
Y de esta guisa, en el “Mirador de la Espinela”,
magnífica instalación hostelera colgada sobre el Tajo de Ronda, con vistas espectaculares sobre toda la serranía y las estribaciones de Grazalema, fueron
intuyéndose más que reconociéndose, mientras se abrazaban, aquellos que cincuenta años antes
presumían de bigotillos y exhibían pobladas y casi siempre negras cabelleras
(algún díscolo pelirrojo y algunos rubios había).
“¿Perdona, quién eres tú?”, fue la pregunta más repetida, a la que siempre siguió un apretado abrazo y un encararse para
contemplar que el paso de los años había ajado algún que otro rostro,
despoblado alguna que otra cabeza y tintado al níveo casi todos los cabellos;
pero que el carácter y el espíritu seguían incólumes.
Las esposas, parejas, hijos, acompañantes,
observaban en un segundo plano, con curiosidad y regocijo aquel encuentro de compañeros con gestos de adolescentes entre ellos, al tiempo que ni podían imaginar cómo había sido posible el
“milagro” de una reunión así tantos años después.
El entusiasmo y las ganas de convivencia se
desplegaron por las calles de la ciudad de Ronda, tan desconocida para muchos
de nosotros en su realidad actual, pero tan recordada; y unas cañas de cerveza
o unas copitas de vino fino y un tapeo fueron el sello del primer contacto.
La mañana siguiente, la del sábado día ocho de junio,
apareció inusitadamente fría y desapacible. Era sorprendente el frío viento que
soplaba y la amenaza de lluvia que negros nubarrones presagiaban.
(¡En aquellos
Ronda y Montejaque de sol inmisericorde y de los cuarenta grados a la sombra de
cincuenta años atrás!)
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Emblema de la IPS |
Pero cuando el colectivo, con esposas, hijos y bastantes acompañantes, inclusive nietos y bisnietos, descendía en el autobús hasta el
que fuera su campamento, hoy remozado acuartelamiento de la unidad legionaria
de élite (el Tercio IV Alejandro Farnesio, al que, en tono jocoso se denomina "los okupas"), ni siquiera la fina lluvia que comenzaba a caer pudo evitar el
efluvio ardiente de la emoción.
Sí, efectivamente, al igual que “el retorno a
Brideshead”, el retorno a “nuestro” Montejaque se estaba consumando.
Ya nos emocionó que al paso de nuestro autobús (identificado en su frente con un llamativo poster de nuestra promoción, que más adelante se reproduce), la
marcialidad de los legionarios nos acogiera con perfectos
saludos, pero mucho más nos entusiasmó el hecho de pisar físicamente la tierra
(hoy casi todo asfalto) de la que fuera nuestra Plaza de Armas, en la que
banderas y gallardetes anunciaban la celebración prevista.
Unos atentos y disciplinados suboficiales fueron
acomodando a nuestros acompañantes en las tribunas, mientras que a nosotros,
los que habíamos alcanzado el grado de oficiales y suboficiales de complemento cincuenta años antes, se nos disponía
en grupo destacado y unido a los pies de la tribuna presidencial, integrándose con nosotros varios hijos de nuestro Capitán.
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Arma de Infantería |
El desarrollo del acto castrense fue, como es
habitual en las celebraciones legionarias, impecable, lleno de emoción, con el
recibimiento a la bandera, la llegada y revista de tropas por el Secretario de
Estado de Defensa acompañado del General Jefe de la Legión, la Jura de bandera
por más de setecientos civiles, entre los que destacaba nuestro grupo –que
desfiló unido (e identificado cada cual con su "galleta" de la XXI Promoción y 50 Aniversario), hacia la enseña patria, entremezclándose con nosotros,
esposas, hijos, nietos--; el homenaje a los muertos, con la ofrenda
(escalofriante) al Cristo de la Legión de la corona de laurel, a los sones del toque cornetil de
silencio y de toda la banda; la interpretación musical de la pieza legionaria “novios de la muerte”; la salva de fusilería; y el desfile
impresionante de las tropas legionarias.
Menos mal que todos mirábamos al frente, y más bien al infinito, porque así quedaron para cada uno de nosotros, para
nuestros adentros, las lágrimas de incontenible emoción que, de manera espontánea pero inevitable, nublaban nuestros
ojos…
Ojos que sí imaginaron dibujadas en el ya azulado
firmamento, las refulgentes estrellas de seis puntas de aquellos compañeros que
ya habían partido hacia ese infinito que es el recuerdo perenne.
Tan es así que el “meteoro”, ese tan amado por
nosotros “meteoro de Montejaque”, pasó a obsequiarnos al cabo de un rato con un sol brillante,
que no solamente secaba nuestras emociones, sino que nos situaba en la realidad
del hoy y ahora, desde el ayer que nos había conducido hasta allí.
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Momento de la Jura de bandera |
Al regreso del juramento, abrazos entre todos,
dándonos la enhorabuena, porque habíamos vuelto a nuestros orígenes desde
nuestro presente, especialmente acompañados por nuestros allegados y por los familiares de nuestro
Capitán, por éste mismo (en lugar de honor en la tribuna presidencial), en torno al cual hicimos racimo para perpetuar nuestro
encuentro en las fotos, entremezclados todos, como la mejor demostración de que
entre el Capitán y subordinados, profesor y alumnos, se había instaurado ya una
indisoluble unión de familia.
Y llegó el culmen, con el desfile de las tropas,
impresionante, que enardeció a todos los presentes, rubricando con su aplauso
fervoroso la emoción que causaba tanta marcialidad y orden.
Acabado el acto castrense, la alegre conversación
prologó el retorno a Ronda, para nuestra propia e íntima celebración del cincuentenario.
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Programa de la celebración en Ronda |
El Cronista introdujo la bienvenida y glosa de la reunión, en medio de la cual resultó
conmovedor y emocionante el recuerdo a los compañeros fallecidos, nombrados por Jesús Bataller uno
a uno, en medio de un silencio que cerró una atronadora y emocionada salva de aplausos, después de la lectura del poema dedicado a los que ya nos habían dejado:
“Amigo,
Buen amigo,
Compañero…
Te fuiste
Y no sé quién era primero…
Luces ya con tu estrella en nuestro cielo,
Por siempre en el recuerdo, compañero…”
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Placa entregada |
Y, en fin, el Capitán obsequió a sus discípulos con
un libro de su autoría, escribiendo y firmando personalmente las dedicatorias, y con fotocopia de las calificaciones de los estudios
militares que habían cursado medio siglo antes.
La emoción desbordó a todos, y especialmente al más
que nonagenario "Capitán General", quien
solamente podía agradecer con arrebatada emoción tanto afecto, con las palabras de "¡Gracias!", "¡Muchas gracias!""!Sois increíbles!".
Después, una exquisita comida, regada con buenos
caldos (por separado se inserta el programa de la celebración y la minuta de la
comida), dio paso a la tertulia, a la convivencia, a los cánticos y a la
deliciosa conversación.
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Póster |
Gracias mil al "Capitán General" y a su familia;
gracias mil a todos los compañeros; y a sus familiares y a los amigos; y a los
mandos del campamento de Montejaque.
¡Que Dios bendiga a todos!
Y honor para las compañías 4ª y 1ª de la 1ª
Agrupación, del campamento de Montejaque, años 1963/64. Que siguen vivas y en actividad cincuenta años después.
Y honor a las Milicias Universitarias, IPS.
Y honor a la Infantería Española.
Y honor al Ejército español que fue y es.
Y honor al Ejército español que fue y es.
¡Y, sobre todo, VIVA ESPAÑA!
Por encargo del cronista de las Compañías, lo transcribe
Fue todo muy bonito, yo diría que hasta enternecedor, por momentos, esa alegría disparada de ver a VIEJOS, MUY VIEJOS amigos y personas, curtidos por el peso de los años. ¡Animo!, Suerte, vista y al toro.
ResponderEliminarAhora que no pasen 50 años más para.......... Un abrazo y gracias a todos por vuestro esfuerzo en venir, sin olvidar a aquellos a los que la vida les ha tratado peor y no lo pudieron hacer. J.B
En sentido descendente.
ResponderEliminarPrimero agradecer a nuestro CAPITAN GENERAL, por haber "resistido" el paso del tiempo y haberse comportado COMO UN jABATO.
Segundo a su familia, que le arropó y mimó todo el acto.
Tercero a todos los asistentes en "cuerpo" y "alma" después de la lejanía de diez lustros, y
Cuarto, no por último menos importante, a los mandos "ocupas" de nuestro CAMPAMENTO, ya que sin ellos, no hubiera sido posible, todo esto
Gracias, Gracias y Gracias
CARTERO
Querido Ángel
ResponderEliminarQue alegría saber que lograste el objetivo propuesto de reunirte con tus amigos y pasar un momento inolvidable, a buena hora , espero lo hayas disfrutado en compañía de tu hermosa familia y amigos, que pena no haber podido estar presente para observar tan distinguida celebración , pero ten por seguro que lo disfrute al leer.
Te envió un abrazo muy fuerte y saludos a todos por allá.
Maria Elena
Muchas gracias, María Elena, por tu delicadeza de unirte a nuestra celebración, cuyos inicios y proyecto viviste en sus comienzos, y que ahora gozas desde tu Ecuador natal, releyendo estas humildes crónicas
ResponderEliminarEspero que esto lo lean, compañeros de Las Milicias, año y/o veranos del 1968/1969. podamos hacerlo. Punto de encuentro UNAMU.
ResponderEliminarGracias, Fernando, por tu comentario.
ResponderEliminarSi deseas información concreta sobre nuestra experiencia, y cómo seguimos manteniendo el contacto entre nosotros, puedes escribirnos a salpbu@gmail.com
Fou, sense paliatius, un reencontre altament emocionant: el nostre capità-professor Sánchez Gey, encara viu, acompanyat de bona part de la seua família, un bon grapat dels antics companys de campament i el record emocionat dels què ens han deixat...
ResponderEliminarLlàstima que enguany, que hem fet els 50 anys del segon campament -i de la nostra graduació!- no ens hem pogut retrobar.
Llarga vida a les persones i als ideals que ens empenyaren.
Marc Ant. Adell