09 abril 2013

El Fado invade la vida: Desde la conmoción económico-social en Portugal, a la desaparición de Margaret Thatcher, y “el último cuplé” de Sara Montiel.

(Virginia López, en “El Mundo” | Lisboa 08/04/2013)

“Los hombres de la 'Troika' van a regresar a Portugal este mes, antes de lo que estaba previsto, para analizar con el gobierno de Passos Coelho el rechazo del Constitucional a cuatro medidas de austeridad que han provocado un 'agujero' de 1.300 millones de euros en los presupuestos generales, lo que hace imposible la ejecución presupuestaria para este año.

Según fuentes oficiales del Ministerio de Finanzas luso, "la presentación de ahorros presupuestarios para 2014 constituye una acción previa para el desembolso de la próxima parte del rescate; la decisión del Constitucional afecta directamente al ejercicio en curso y como consecuencia de ello, la Troika hará una visita intercalar en Portugal". Encima de la mesa estarán los recortes de 4.000 millones de euros en el gasto público del Estado, en concreto en áreas como sanidad, educación y Seguridad Social, que tendrán que ser ahora acelerados para poder cumplir las metas de reducción del déficit (5,5% del PIB en 2013) y evitar un segundo rescate.El secretario general del Partido socialista, Antonio José Seguro, principal líder de la oposición, ha rechazado participar en esos recortes. En una breve intervención televisada, en respuesta a la que ayer protagonizó el primer ministro Pedro Passos Coelho, el líder socialista ha dejado claro que no está dispuesto a sumarse a "la política de austeridad del gobierno conservador" que según él "ha provocado el empobrecimiento, el aumento de las desigualdades sociales y el aumento deldesempleo en Portugal".
Sobre la decisión del Constitucional, Seguro entiende que los jueces han "cumplido su función" porque el gobierno "no respetó el principio de igualdad consagrado en la Constitución".
"El Gobierno solo se puede quejar de sí mismo y de su política", afirmóel líder de la oposición, que añadió que "el Partido Socialista siempre ha alertado sobre las consecuencias que la austeridad provocarían en Portugal". Por eso, aunque no volvió a pedir

elecciones anticipadas, Seguro afirmó que hay dos caminos, el que ha seguido el ejecutivo conservador, que ha conducido a "más deuda, más déficit, más desempleo y menos economía" y el camino del Partido Socialista que apuesta en "el crecimiento y el empleo". 
Mientras Portugal no resuelve esta crisis financiera provocada por la sentencia del Constitucional, la zona Euro ha decidido suspender todas las decisiones relativas al programa de ayuda de Portugal, incluida la ampliación de los plazos de reembolso de los prestamos europeos y el desembolso de la próxima entrega del rescate.”

Margaret Hilda Thatcher, Baronesa Thatcher de Kesteven, de soltera Roberts; Grantham, 13 de octubre de 1925 - Londres, 8 de abril de 2013 ) fue una política británica que ejerció como primera ministra del Reino Unido desde 1979 a 1990, siendo la persona en ese cargo por mayor tiempo durante el siglo XX y la única mujer que ha ocupado este puesto en su país. Apodada «La Dama de Hierro» por su firme oposición a la Unión Soviética, implementó una serie de políticas conservadoras que llegaron a ser conocidas como thatcherismo.
Ejerció inicialmente como química y luego como abogada. En las elecciones generales de 1959 Thatcher se convirtió en miembro del Parlamento (MP) por Finchley, desde donde juzgó duramente la política fiscal del gobierno laborista. Edward Heath la nombró ministra de Educación y Ciencia en 1970. En 1975 venció a Heath en las elecciones del Partido Conservador y pasó a ocupar la presidencia del partido,
convirtiéndose en líder de la oposición y la primera mujer en dirigir uno de los principales partidos políticos en el Reino Unido. Después de triunfar con su partido en las elecciones generales de 1979, Thatcher se convirtió en la primera ministra del Reino Unido.
Después de llegar al número 10 de Downing Street, Thatcher introdujo una serie de iniciativas políticas y económicas para revertir lo que percibía como un precipitado declive nacional en el Reino Unido. Su filosofía política y política económica hicieron hincapié en la desregularización (especialmente del sector financiero), la flexibilización en el mercado laboral, la privatización de empresas públicas y la reducción del poder de los sindicatos. Durante sus primeros años de gobierno la popularidad de Thatcher disminuyó en medio de la recesión y el alto desempleo, hasta que la recuperación económica y la victoria
en la Guerra de Malvinas de 1982 le brindaron un aumento en su popularidad, que se tradujo en la reelección en 1983. Llevó adelante una férrea política exterior caracterizada por su oposición a la formación de la Unión Europea y un completo alineamiento con la política exterior de Estados Unidos. Sin embargo, firmó el Acta Única Europea, que establecía formalmente el mercado único y una cooperación más estrecha en Europa. Introdujo un cambio socioeconómico radical en el Reino Unido, aunque fue criticada por la venta de bienes del Estado y el debilitamiento de los sindicatos.Thatcher fue reelegida para un tercer mandato en 1987, pero su impuesto a la comunidad (conocido popularmente como poll tax) fue muy impopular y otros miembros de su gabinete no compartían sus puntos de vista sobre la Comunidad Europea. Así, en noviembre de 1990 renunció al cargo de primera ministra y líder del partido, después de que Michael Heseltine desafiara su puesto como cabeza del partido para luego ser sucedida por John Major como primer ministro. Obtuvo el título nobiliario de Baronesa Thatcher de Kesteven, en el condado de Lincolnshire, que le otorgaba el derecho vitalicio y no hereditario de ser miembro de la Cámara de los Lores.

(De Wikipedia y otras fuentes)
Sara Montiel falleció ayer a los 85 años en su casa del madrileño barrio de Salamanca. La actriz y cantante había nacido en 1928 en Campo de Criptana, en una familia de campesinos. Su padre, gañán,
apenas ganaba para alimentar a la familia, y según contaba la propia Sara, ella y su hermana tenían que comer raíces o robar en las huertas para saciar el hambre. “Pero desde niña fui increíblemente bella”, decía de sí misma, y ello la transportó al cine en poco tiempo. Fue descubierta por el director de la revista Triunfo, José Ángel Ezcurra, y luego, de la mano del hábil Enrique Herreros, humorista, pintor, director y, en general, hombre de talento, cambió su nombre real, Maria Antonia Alejandra Abad Fernández, por el más sonoro de Sarita Montiel.

Quizás fue, efectivamente, la más bella, o al menos la más fascinante. Sara Montiel aportó al cine español de los años sesenta una sensualidad desconocida en las pantallas hispanas. Un hermoso cuerpo bien lucido, la mirada insinuante, el busto provocador, unido al personaje de mujer libre en el amor que la hizo famosa, despertaron en el público una pasión que la convertiría en la máxima estrella de esa época. Pero su carrera no fue siempre un camino de rosas. En su vida, realidad y ficción se confunden con frecuencia y es difícil establecer dónde acaba una y empieza la otra.
Contaba que empezó a leer y escribir en México, enseñada por León Felipe ya que en Madrid no lo había hecho Miguel Mihura, “el hombre que me hizo mujer”, y que hasta entonces, para interpretar sus primeros papeles en el cine —Empezó en boda (1944), Locura de amor
(1948), Pequeñeces (1950)…— tenía que aprenderse de memoria los textos que le iban leyendo. Pero ya cantaba con una bonita voz y, lo que fue más novedoso, de forma que se entendiera la letra de los cuplés. Así lo hizo, y bien, en Se le fue el novio (1945) y Mariona Rebull (1947).

Pero como no lograba el triunfo con el que soñaba, se marchó a México, donde intervino como protagonista en una docena de películas de éxito, a destacar Cárcel de mujeres (1951) y Piel canela (1953), en las que aparecía guapísima y por las que fue reclamada para intervenir en Veracruz (1954) junto a Gary Cooper y Burt Lancaster. La Montiel contaría luego sus buenas relaciones con Cooper y cómo ella le ayudó a soportar el sol en los ojos en los rodajes en exteriores. “Yo te apaño”, y ni corta ni perezosa le aplicó en los ojos dos gotas de anestesia al protagonista de Solo ante el peligro. Eso contaba la Montiel. Pero fuera como fuese, en Hollywood intervino igualmente en Yuma (1957) y Dos pasiones y un amor (1956), en la que intimaría con el director, Anthony Mann, con quien finalmente contrajo matrimonio civil.
Mientras tanto, Sara Montiel había intervenido en una modesta película española, que su productor y director Juan de Orduña tuvo que malvender para concluir el rodaje. Contra toda previsión, el estreno de El último cuplé (1957) fue clamoroso. Más de un año se mantuvo en cartel, circulando luego por múltiples países de Europa y América, afianzando con ello la presencia de una nueva Sara Montiel, descubierta como sex-symbol y también como cantante, una carambola que le llegó al haber rechazado Concha Piquer interpretar las canciones de la película. Los éxitos se sucedieron imparables: La violetera, Carmen la de Ronda, Pecado de amor, La reina del Chantecler… Fue entonces cuando se corrió la leyenda de que Sara Montiel imponía su criterio en el rodaje y en la fotografía. Se cuenta que filmando Mi ultimo tango llegó tarde a la estación de tren en que se debía rodar una escena. La acción transcurría en un crudo invierno y así estaban vestidos los figurantes. “Pero, Antonia”, le dijo el director al verla llegar vestida de verano, “¿cómo vienes así? Mira cómo están todos…”, y ella, sujetándose con energía los pechos, replicó: “¿Y el público qué quiere ver en el cine, a éstos o a éstas?”. Y se salió con la suya.
Las anécdotas que se cuentan de la Montiel son infinitas, muchas de ellas disparatadas, como algunas que ella misma escribió en sus diversas autobiografías. Que si James Dean se mató en el coche tras una frenética tarde de amor con ella, que si le tiraban piedras en España al no estar casada por la iglesia… Pero fue cierto que con el tiempo la Montiel imponía o expulsaba a los directores. Jordi Grau fue reemplazado por Luis Marquina a instancias suyas durante el rodaje de Tuset Street (1968), y eligió a Mario Camus y Juan Antonio Bardem, para Esa mujer (1969) y Varietés (1971), respectivamente. Luego, Cinco almohadas para una noche (Pedro Lazaga, 1974), fue un fracaso,
y el mito de Sara Montiel en el cine desapareció con ella.
Casada con el empresario mallorquín José Tous, la Montiel hizo pinitos en el teatro, haciéndose acompañar de otras grandes de la canción (Josephine Baker, Olga Guillot, Celia Gámez… ) o actuando ella sola, atreviéndose a todo, con música de rap: Saritísima, Taxi, vamos al Victoria… Pero la estrella no levantó el vuelo. Puede que a Sara no le importara ese declive o el no haber sabido aprovechar las oportunidades que le llegaban, como la de Pedro Almodóvar para una de sus películas. El caso es que en los últimos años sólo se hablaba de la Montiel por sus extraños romances, pálido reflejo de los que había presumido. Pero haciendo balance de su vida ella se sentía satisfecha al recordar la pobreza en que había vivido, su ilusión por ser “alguien en la vida”, algo imposible de imaginar entonces, y ahora, resumía, “todo es como sueño: lo inalcanzable, alcanzado, como en un cuento de hadas”.
(De “El Mundo”, 09/04/2013).
Fin y comienzo de semana propicio para los periodistas, porque a las noticias más o menos normales se han unido las tres que motivan estos comentarios, a cada cual menos grata.
Si comenzamos por Portugal, ese bello y amado país, parece que la “saudade” propia de su carácter se ceba en la solución de sus problemas.
Cierto es que, después de unos años de esplendor, la oligarquía que dirigía la economía, harta de tanto ensayo frustrado desde el socialismo izquierdoso de “los claveles” (aquella modélica revolución que no hizo sino entronizar en la vida portuguesa a la izquierda más dura), decidió guardar sus dineros, y así surgió la enorme crisis, coincidente con la española, propiciada por un pueblo –el portugués— laborioso y ahorrador, pero malhabituado a formas de vida excesivamente burguesas y malgastadoras.
Por eso, llegado el momento, como los capitales que había en Portugal ya habían huido al extranjero (y, atención, mandaban y consentían los socialistas, cuyo secretario general, Sócrates, no hacía honor a la sensatez que inspiraba su apellido), no hubo más remedio que acudir al auxilio de la Unión Europea.
Pero la Unión Europea y el Banco Central Europeo son  instituciones “de ricos” para países ricos, e imbuidas ambas del prejuicio de que de los Pirineos para abajo todo es fiesta y corrupción, y por eso aplicaron a Portugal la “medicina” de Irlanda, que nada tenía que ver, y sacaron el bisturí de los recortes sin ton ni son, imponiendo unas traumáticas soluciones nada adaptadas a la realidad social del país “rescatado”.


Y, así, llegó el Tribunal Constitucional portugués, tan politizado como casi todos, y “tiró por la calle de en medio”, o dicho de otra manera, “se hizo notar”, y, no sin cierta razón, frustró muchos meses después una recuperación que parecía próxima.
Siempre he opinado que en la Justicia, todo lo que tiene apellido la desvirtúa. Y de esta manera, la “Justicia social” acaba siendo todo menos social”; y la “administrativa” en nada favorece la equidad en las relaciones con la administración; y, claro, la “constitucional”, conferida a un órgano super-politizado, se siente preclara protectora de unos principios supremos que quedan tan altos que no sirven a nadie.
Hecha esta digresión, discutible sin duda, resulta claro que al sufrido pueblo portugués le ha “caído” una más, cual es la de recortar más de
un millar de millones de euros de donde se pueda, y parece que solamente queda algo en las pensiones, en la sanidad y en la seguridad social.

¿Conclusión?
El pueblo llano, y el no tan llano, va a sufrir todavía más apretones, y espero que mi buen  amigo, el doctor Alberto Jorge Silva, preclaro jurista portugués, me desvele (sin su tendencia a izquierdizarse) qué puede ocurrir ahora en Portugal. Como espero que mi también gran amigo, el culto musicólogo José Silva Mendes Gomes, nos brinde el placer de sus siempre atinados comentarios.
Y mientras tanto, me recreo leyendo y oyendo este bello Fado de la Única Amalia Rodrigues, que inserto seguidamente, con su traducción al español, para que la nostalgia, la saudade, nos acompañen, pero no nos neutralicen:

Trago fados nos sentidos
Tristezas no coração
Trago os meus sonhos perdidos
Em noite de solidão
Trago versos, trago som,
De uma grande sinfonia
Tocada em todos os tons
Da tristeza e da alegria

Trago amarguras aos molhos
Lucidez e desatino
Trago secos os meus olhos
Que choram desde menino
Trago noites de luar
Trago planícies de flores
Trago o céu e trago o mar
Trago dores ainda maiores

Traducción
“Traigo Fados en los sentidos
Tristezas en el corazón
Traigo mis sueños perdidos
En noche de soledad.
Traigo versos, traigo son,
De una gran sinfonía
Tocada en todos los tonos
 de tristeza y de alegría.

Traigo amarguras en las salsas
Lucidez y desatino
Y traigo secos mis ojos
Que lloran desde muy niño.
Traigo noches de lunar
Traigo planicies de flores
Traigo cielo y traigo mar
Traigo dolores aún mayores…”
....
Y al tiempo en que reparaba sobre los “dolores aun mayores” del vecino Portugal, llega la noticia de que la “dama de hierro”, la que se hizo más famosa por su dureza de decisiones que por capacidad de diálogo, la ínclita Margaret Thatcher, ha pasado a otra vida, de manera que unos y otros, ahora quye ha desaparecido, ya la entronizan con todos aquellos adjetivos de “irrepetible, decisiva, extraordinaria…” y no sé cuántos calificativos más, cuando realmente demostró ser firme y dura, pero también para enviar la Armada inglesa a proteger un enclave perdido en el Atlántico sur, cual eran las islas Malvinas, malamente reivindicadas por unos infumables dictadores argentinos, pero que de inglesas no tiene más que el nombre de Fakland.

Pues tampoco le va  mal un Fado al tema:
Cheia de penas
Cheia de penas me deito
E com mais penas
E com mais penas me levanto
No meu peito
Já me ficou no meu peito
Este jeito
O jeito de querer tanto

Desespero
Tenho por meu desespero
Dentro de mim
Dentro de mim o castigo
Eu não te quero
Eu digo que não te quero
E de noite
De noite sonho contigo

Se considero
Que um dia hei-de morrer
No desepero
Que tenho de te nao ver
Estendo o meu xaile
Estendo o meu xaile no chao
Estendo o meu xaile
E deixo-me adormecer

Se eu soubesse
Se eu soubesse que morrendo
Tu me havias
Tu me havias de chorrar
Por uma lágrima
Por uma lágrima tua
Que alegría
Me deixaria matar

Traducción
Llena de penas
Llena de penas me acuesto
Y con más penas
Y con más penas me levanto
En mi pecho
Ya me quedó en mi pecho
Esta manera
Esta manera de querer tanto

Desespero
Tengo por mi desespero
Dentro de mí
Dentro de mí el castigo
Yo no te quiero
Yo digo que no te quiero
Y por la noche
Por la noche sueño contigo

Si considero
Que un día voy a morir
En la desesperación
Que tengo de no verte
Extiendo mi chal
Extiendo mi manto en el suelo
Extiendo mi chal
Y me dejo dormir

Si yo supiera
Si yo supiera que muriendo
Tú me habías
Tú me habías de llorar
Por una lágrima
Por una lágrima tuya
Qué alegría
Me dejaría matar”

Y, en fin, por aquello de dar un toque “patrio” a esta impensada
redacción, no puedo menos que hacerme eco de que la irrepetible Sara Montiel, una de las más universales actrices y cantantes españolas de los últimos tiempos, se ha marchado sin despedirse del todo, porque ya en su trayectoria artística y profesional nos legó sobrados adioses, porque mientras cantaba el “fumando espero”, encontró un “relicario” y finalmente, con su belleza y personalidad incontrolable, nos cantó su “último cuplé”.

¡Vaya días! ¡Vaya emociones!
Sirva de despedida la preciosa letra de “Lágrimas negras”, esa canción que con tanto arte y sentimiento nos obsequió tantas veces la ya, por siempre, “Sara de España”, Sara Montiel.

Y aunque tú me has echado en el abandono
y aunque tú has matado mis ilusiones,
en vez de maldecirte con justo encono
en mis sueños te colmo
y en mis sueños te colmo de bendiciones.

Sufro la imensa pena de tu abandono
sufro el dolor profundo de tu partida
y lloro sin que tu sepas que el llanto mío
tiene lágrimas negras, tiene lágrimas negras como mi vida.

Que tu me quieres dejar
y yo no quiero sufrir
contigo me voy mi santa
y aunque me cueste morir.

Que tu me quieres dejar
y yo no quiero sufrir
contigo me voy mi negra
y aunque me cueste morir.

Y aunque tú, me has echado en el abandono
y aunque tú has matado mis ilusiones,
en vez de maldecirte con justo encono
en mis sueños te colmo
y en mis sueños te colmo de bendiciones.

Sufro la imensa pena de tu abandono
sufro el dolor profundo de tu partida
y lloro sin que tu sepas que el llanto mío
tiene lágrimas negras, tiene lágrimas negras como mi vida.

Que tu me quieres dejar
y yo no quiero sufrir
contigo me voy mi santa
y aunque me cueste morir.

Que tu me quieres dejar
y yo no quiero sufrir
contigo me voy mi negra
y aunque me cueste morir.

Que tu me quieres dejar
y yo no quiero sufrir
que tu me quieres dejar
y yo no quiero, yo no quiero sufrir.

Sé que te vas mañana
y para ser sincero
voy a pedirme mi alma
que no te vayas lejos.

Que tu me quieres dejar
y yo no quiero sufrir
que tu me quieres dejar
y yo no quiero, yo no quiero sufrir.

Se marcha la paloma
sólo se queda el cielo
voy a soñar con alas
para seguirte el vuelo.

Que tu me quieres dejar
y yo no quiero sufrir
contigo me voy mi santa
y aunque me cueste morir.
Contigo me voy mi negra
y aunque me cueste morir.

“Dime, amigo: ¿La vida es triste o soy triste yo?” .- Amado Nervo (1870-1919) Poeta, novelista y ensayista mexicano.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

1 comentario:

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