“La abundancia de las cosas, aunque no sean buenas, hace que no se estimen, y la carestía, aun de las malas, se estima en algo”.- Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) Escritor español.
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“Rajoy impone los ajustes más duros de la democracia
El Gobierno espera recaudar 65.000 millones de euros en dos años y medio gracias a los últimos ajustes anunciados
EFE / MADRID, 12/07/2012) El presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy, ha cumplido hoy las expectativas europeas
al anunciar un drástico ajuste de 65.000
millones de euros a través de medidas como subir el IVA, bajar la prestación
por desempleo, suprimir la deducción por vivienda y quitar una paga extra a los
funcionarios.
El pleno del Congreso sobre la
última cumbre europea, celebrado después de que la UE haya flexibilizado el
objetivo de déficit de España y haya aprobado una ayuda bancaria de hasta 100.000
millones de euros, ha servido a Rajoy para dejar claro que seguirá la mayoría
de las recomendaciones de Bruselas.
El ajuste, de 65.000 millones de
euros en dos años y medio, se basa en parte en una importante reforma fiscal.
Este viernes el Consejo de Ministros
subirá el tipo general del IVA del
18 al 21 % y del 8 al 10 % en el caso del reducido, un incremento que entrará
en vigor el domingo o el lunes. Se mantendrá el 4 % en el tipo super-reducido
para productos de primera necesidad.
Al tiempo, según ha explicado Rajoy,
las cotizaciones sociales bajarán un punto en 2013 y un punto adicional en
2014.
Se reformará la tributación medioambiental,
impulsando el principio de que "quien contamina, paga"; se cambiará
el sistema de pagos fraccionados del impuesto de sociedades, y se contempla la
subida de la imposición del tabaco.
Para reducir gastos, los nuevos parados verán reducida su prestación por desempleo a partir
del sexto mes, al
pasar del 60 % al 50 % del cobro de la base reguladora, aunque no se modificará
la duración máxima de esta ayuda, 24 meses.
Rajoy ha dicho que con esta medida
pretenden "incentivar la búsqueda activa de trabajo".
Otro de los ajustes -pero ya para
2013- vendrá al eliminarse la deducción por compra de vivienda habitual,
también recomendada por la UE.
En cuanto a la función pública, los funcionarios y altos cargos no cobrarán la paga de Navidad en 2012,
pero los primeros la recuperarán como fondo de pensiones a partir de 2015.
Además se reducirá el número de días
de libre disposición de los funcionarios, los seis "moscosos"
actuales, se ajustará el número de liberados sindicales a lo estrictamente
dispuesto en la ley y se facilitará la movilidad de los empleados públicos.
En lo que queda de 2012, Rajoy ha
anunciado que las partidas de todos los ministerios
se recortarán en 600 millones de euros más.
Y ha avanzado que, el año que viene,
partidos políticos, sindicatos y organizaciones
empresariales verán mermadas en un 20 % las subvenciones estatales
que reciben, como ya ha ocurrido en este ejercicio.
Junto a estas propuestas ha
recordado la inminencia de la reforma de la administración local, que reducirá
un 30 % el número de concejales; la revisión del sistema de dependencia, la
supresión de la mayoría de las bonificaciones a la contratación y la exigencia
de haber trabajado para cobrar la Renta Activa de Inserción.
El Gobierno llevará al Pacto de
Toledo la reforma de la jubilación anticipada, emprenderá una segunda reducción
de empresas y fundaciones públicas y liberalizará los servicios asociados al
transporte ferroviario, portuario y aeroportuario.
Las perspectivas económicas, según
el jefe del Ejecutivo, son peores de lo esperado y "todo apunta a que la
situación recesiva continuará, pero más cerca del 0 %" el año que viene,
frente al crecimiento previsto del 0,2 % del PIB.
El anunciado hoy es el cuarto y más
duro ajuste a las cuentas públicas que acomete el Gobierno desde que hace seis
meses y medio se instaló en el Palacio de la Moncloa.
En total, hasta el momento se habían
anunciado recortes por 27.300 millones de euros en el Estado y de unos 16.000
millones en las Comunidades Autónomas.
"Hago lo único que se puede
hacer para salir de esta postración. No pregunto si me gusta", ha dicho
Rajoy, convencido de que su misión es "liberar a España del peso" de
la herencia recibida de los socialistas.
Ha reconocido que muchas de sus
medidas no le gustan, como la subida de impuestos, pero ha subrayado que hoy no
hay libertad para elegir y, ante las críticas, ha asegurado que le empuja a
actuar el elevado número de parados y el interés general.
Ha admitido que está dando pasos que
"duelen", pero ha insistido en que los españoles no pueden "eludir" un camino que "no es fácil", pero que es "el único que conduce a la recuperación y que vamos a recorrer sin vacilaciones".
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“Lo que hace bien y lo que hace mal Rajoy
“Lo que hace bien y lo que hace mal Rajoy
(José Antonio Sentís, en “El Imparcial”, 11-07-20129)
El presidente del Gobierno de esta España de agoreros, a los que desgraciadamente no se les puede quitar toda la razón, ha decidido que la primera gran batalla es contra el déficit y la deuda. Tampoco a él se le puede quitar toda la razón. Más aún, esa prioridad es tan lógica como necesaria, aunque suponga ajustes de los que pocos españoles se pueden librar. Y la única forma de hacerlo, a falta de mecanismos de política monetaria y a falta de financiación exterior que alivie el peso de los intereses de la deuda, es el recorte de gastos públicos y los impuestos al sector privado.
El presidente del Gobierno de esta España de agoreros, a los que desgraciadamente no se les puede quitar toda la razón, ha decidido que la primera gran batalla es contra el déficit y la deuda. Tampoco a él se le puede quitar toda la razón. Más aún, esa prioridad es tan lógica como necesaria, aunque suponga ajustes de los que pocos españoles se pueden librar. Y la única forma de hacerlo, a falta de mecanismos de política monetaria y a falta de financiación exterior que alivie el peso de los intereses de la deuda, es el recorte de gastos públicos y los impuestos al sector privado.
Eso lo ha hecho y lo hace bien
Rajoy, aunque le suponga un doble trago: desdecirse de lo que creyó y dijo que
podía hacer, y trenzar una soga política alrededor de su cuello al tocar el
bolsillo de sus electores, que es su bien más preciado por encima de
ideologías. Pero nadie discutirá que Rajoy ha sido valiente en su dolorosísima
rectificación.
Lo siguiente que ha hecho y hace
bien Rajoy es luchar por el saneamiento del sistema financiero. Él, como
cualquiera, sabe que los bancos son antipáticos. Pero él, más que cualquiera,
sabe que el armazón financiero es insustituible para el conjunto de la economía
del país. Sistema circulatorio del cuerpo nacional, le ha llamado al aparato
financiero, y es una comparación afortunada.
Precisamente por ese convencimiento,
Rajoy ha logrado muy buena negociación con la Unión Europea para allegar cien
mil millones de euros, si son precisos, a bajo interés y con una carencia de
diez años, para recapitalizar a la banca española con problemas. No es
diferente de lo que hicieron otros socios y otros países, como Gran Bretaña o
Estados Unidos. Sólo que ellos lo hicieron cuando debían y nosotros, ay,
estábamos embelesados en el neokeynesianismo, en Krugman y en el plan E, y
perdimos un tiempo precioso. Justamente el saneamiento financiero es el único
que puede permitir que vuelva a fluir el crédito en nuestro país, base
indispensable para la recuperación.
Lo tercero en lo que acierta Rajoy
es empezar a desmontar la falacia de un sistema clientelar en el que los
dirigentes políticos han comprado votos a base de deudas. Y no solo bancarias o
externas, sino incluso internas. Es decir, contratando servicios que después
olvidaban pagar. Por eso, la liquidación de las deudas públicas con proveedores
hasta 2011 ha sido un gasto comúnmente elogiado, aunque a Rajoy le hubiera probablemente
encantado no tener que echarse a la espalda otros 30.000 millones de los euros
que no tenemos.
El cuarto acierto de Rajoy, en este
caso poco valorado, es intentar compatibilizar los recortes con una cierta
solidaridad social. Ahí, Rajoy es presa de la demagogia ajena en dos
direcciones. Por un lado, los que ponen el énfasis en el coste social de los
ajustes; y, por el contrario, los que entienden que esos ajustes son siempre
pocos. En el primer caso, nunca se aplica el recorte a quien se debe, porque
debería hacerse a otro (los ricos, que es una forma indeterminada de decir a
cualquiera menos a mí); y en el segundo caso, porque creen que ha llegado el
momento de ajustar las cuentas con todo, porque lo hemos hecho mal en todo. Un
discurso, éste último, que empieza a sonar a que España estaría algo mejor sin
españoles, que hay que ver los que sobran y lo que gastan.
Moverse en ese equilibrio es
complicado, y por eso Rajoy puede ser criticado por todos, pero hay que
reconocer que intenta afrontar con prudencia una situación condenadamente
laberíntica con el menor coste social posible. Y es meritorio puesto que, ya
que Rajoy va a ser puesto a parir por todos los sectores, podría haber tenido
la tentación de tirar por la calle de en medio, y ya que le van a hacer una
huelga general, lo mismo da recibirla por un ajuste del diez por ciento que por
uno del veinte.
¿Qué es, sin embargo, lo que Rajoy
no está haciendo bien? Sólo por empezar por lo último, el propio hecho de
aprovechar un debate sobre el último Consejo Europeo, con el fondo de las
ayudas a la Banca española, para anunciar medidas de recorte durísimas ha
permitido la crítica fácil de decir que el dinero de los españoles se va a
destinar a recapitalizar la Banca. Cualquiera puede saber que son dos cosas
diferentes, y que los ajustes son por el déficit y, en eso, la Banca no tiene
directamente que ver. Y que lo que la Banca saque de créditos, la Banca lo
tendrá que devolver. Pero siempre puede surgir un Cayo Lara, cuyas soluciones
para la crisis probablemente serían ya desechadas por Lenin, que se ponga a
agitar las aguas para convencer a los incautos y vapuleados españoles de que el
dinero de todos va a los ricos.
Lo siguiente que Rajoy no ha hecho
bien ha sido anunciar una amnistía fiscal que no ha recaudado dinero, pero sí
argumentos en su contra, una vez más por favorecer a los ricos, asimilados a
defraudadores. Esto, y la pasividad de Rajoy al no explicar por qué no pone un
impuesto a las grandes fortunas o a las transacciones financieras, le debilita
políticamente. Y, puesto que no toma esas medidas populistas, aunque se hagan
más para la galería (véase Hollande u Obama) que para la recaudación, da la
impresión de que el Gobierno persigue a las clases medias y bajas para
alimentar con su sangre a los nunca suficientemente citados ricos.
Lo tercero que Rajoy debería, si le
place, reconducir, es el discurso sobre el Estado. En el imaginario popular,
los despilfarros políticos, señaladamente en las Autonomías, están en el
corazón de los males de España. Y lo están, por cierto. Pero muchos políticos y
muchas autonomías están intentando revertir la situación. Muchos, si no todos,
los políticos españoles se han bajado los sueldos; se han recortado las
asignaciones a partidos; se han reducido los gastos suntuarios.
Pero todos, y Rajoy el primero,
sabemos que ese recorte no es aún suficiente (sin llegar a la opinión de
algunos sobre la necesidad de un genocidio político, es decir, que no quede ni
uno). Rajoy ha preferido, por el contrario, el camino paulatino de la asunción
voluntaria de responsabilidades, se supone que para no sumar a la catástrofe
económica y a la revuelta social el estallido autonómico. Pero ese camino no ha
sido explicado, ni tiene una pauta clara. ¿Y si las Comunidades, en uso de su
autonomía, hacen de su capa un sayo?
¿Es la mala administración
autonómica la causante de los dispendios, o es el propio sistema autonómico el
que conduce inexorablemente al gasto sin tasa o control? Ésa es le pregunta que
debe responder Rajoy, y es su obligación resolver el propio hecho de los
despilfarros, pero también de corregir aquellos defectos institucionales que
los permiten o no pueden evitarlos.
La situación social se va a calentar
inevitablemente en España. Nadie quiere perder su subvención (véanse los
heroicos mineros tan jaleados por pedir que les sigan dando dinero público) ni
pagar más impuestos. Nadie quiere perder privilegios, generalmente confundidos
con derechos, y todos creen que son otros los que deben resolver el problema
(los ricos, obviamente) y que el Gobierno sólo tiene una misión en la vida:
intentar fastidiar a los ciudadanos votantes.
Pero la cosa no da para más. Los
gurús económicos, que sólo aciertan a toro pasado, dirán que tal vez el IVA no
debería haber subido tanto, aunque otros piensen que lo ha hecho poco; algunos
pensarán que la lucha contra el fraude evitaría pagar impuestos y otros
pensarán que siendo imprescindible, tampoco daría lo suficiente. En fin, las
medidas de Rajoy no serán perfectas, y para eso está la oposición, para
proponer mejores. Pero algo hay que hacer, porque nos vamos al sumidero.
Recortes, reformas estructurales y
un poquito de más Europa podrían acortar nuestro tiempo en la UCI. Porque
aunque hagamos todos nuestros deberes, si las máquinas de respiración asistida
de Bruselas solo dan para mantener el coma, tardaremos un mundo en salir de
ésta. Pues la historia nos dice que de las crisis se termina por salir, sólo
que no dice cuándo.
Poderes fácticos |
Tal vez sea el momento (y ya se
observan algunos síntomas, como el préstamo a nuestra Banca problemática) de
que los guardianes del euro se pongan las pilas y pongan un esparadrapo en la
boca a los aguafiestas europeos, ésos a quienes señalaba Erkoreka, que no
pierden la oportunidad de sabotear cualquier noticia que pueda ayudar a que
España recupere la confianza de los inversores.
Pero es que ya no es preocupante lo
que nos amargue la vida el finlandés de turno. Lo que sí lo es, es la legión de
talibanes que pide la solución final para acabar con la crisis, que es el
desmontaje de la Administración, la Función Pública, la Política y la Banca. Y
también, en sentido contrario, el inmenso coro de plañideras que llora por el
juguete perdido, ese Estado de Bienestar a crédito que nunca nadie tendría que
pagar, porque era un regalo de la Providencia.
¿Qué tal si vamos paso a paso,
ponemos mucha imaginación y esfuerzo, y entre todos y con Europa salimos de
ésta?”
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“ESPAÑA
INTERVENIDA
Sin
eufemismos. La Europa del euro, dominada por Alemania, ha intervenido a España,
con una fórmula menos escandalosa que a Grecia, Portugal e Irlanda. Pero la
intervención es un hecho. Y prueba de ello, el discurso que Mariano Rajoy ha
pronunciado ante el Congreso de los Diputados, anunciando los recortes y las medidas
exigidas por los rectores europeos.
A
Alemania, también a Francia, incluso a Italia, les conviene una España
intervenida a la que se está exprimiendo como a un limón. Pero Rajoy no es
Zapatero. Rajoy no es un político menor como su antecesor, al que Europa le
tomó la medida. España es la cuarta potencia del euro. No tiene por qué aceptar
la posición genuflexa que adoptó con Zapatero. El nuevo presidente debe
plantarse si fuera necesario y explicar que, en determinadas circunstancias, a
España no le interesa el euro y puede concordar su política con Inglaterra.
Rajoy debe exigir ya que se auditen los Bancos alemanes, franceses y
holandeses. Ya está bien de soportar una vigilancia europea que se está
convirtiendo en un abuso. Parece lógico que Europa nos exija un déficit público
del 3% para el año 2014, pero las vías para conseguirlo las debe establecer
Mariano Rajoy que, a diferencia del caso italiano, está en su cargo por
elección democrática. Al presidente, los rectores europeos le han tomado la mano.
Si se deja, le tomarán el brazo y lo que venga después. España debe establecer
ante Europa una política de firmeza superando la debilidad que mostró Zapatero”
(Luis María ANSON, de la Real Academia Española, en “El Imparcial”,
12/07/2012)
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¡ Qué
sabio es el refranero español!
“Cuando las barbas de tus vecinos veas pelar, pon las tuyas a remojar”.-
Y después de Irlanda y Portugal, más Grecia, nos ha tocado a nosotros…
“Si montas un circo te crecerán los enanos…”.- Y cada vez que se ha
intentado una fórmula para atenuar la inmensa crisis que se cernía sobre
España, se ha ido a peor.
“Al final nos subirán el vino…”, decía el borracho.- Y a nosotros
nos han subido el IVA, y por ello ahora vendrá la escalada de precios, abusos
incluidos.
“Donde no hay harina, todo es mohina…”.- Porque en nuestro país no
circula un euro y cada vez se hace más cara y más difícil la vida.
Todo esto
y mucho más podría buscarse en el refranero, porque realmente la situación en
España se está tornando cada vez más difícil.
Tras los
despropósitos del gobierno Zapatero, que dilapidó tres años sin tomar medidas
adecuadas, por miedo a un cataclismo electoral que al final sufrió igualmente
el Partido Socialista, sucedió con mayoría absoluta el Partido Popular, liderado
por el actual premier, Mariano Rajoy, quien prometió de todo, especialmente –y con
rara capacidad de error— todo lo contrario de lo que después ha venido a imponer.
Y, claro
está, la estrategia política del actual presidente del Gobierno ha sido un
completo desastre, no ya porque no hubiera que hacer los ajustes que se han
venido realizando –a la fuerza, claro está— sino porque poco ha cumplido de lo
prometido y además ha tenido miedo a desvelar que finalmente habría que aplicar
medidas económicas durísimas y contrarias a lo que ofreció electoralmente, sin
que valga aquello de “la herencia recibida”.
Se dijo
que Europa no nos iba a rescatar como a Irlanda y a Portugal. Y ha resultado cierto:
Nos ha rescatado con mayor presión todavía que a Irlanda y a Portugal.
Pero el
pueblo español no debe lamentarse porque sí, ya que se hallaba instalado en un
ficticio emporio de riqueza, fruto del despilfarro y de la artificialidad de la
burbuja inmobiliaria, que ningún gobierno se atrevió a minorar, y antes al
contrario se trató de esconder para obtener de ello ventaja electoral.
¿Resultado?
El batacazo monumental que se está sufriendo, con grave parálisis económica,
galopante aumento del desempleo, mermas importantes en los ingresos familiares,
recortes en la asistencia sanitaria, etcétera.
Porque
aquellos bellos años de un coche para cada miembro de la familia, una segunda
residencia para los fines de semana, viajes en cruceros, tarjetas de crédito a
todo plan… Aquello se ha terminado de forma abrupta. “De aquellos polvos
vienen estos lodos”.
Y Europa,
que sabe menos de alegrías que nuestra España, y que además ha sufrido tanto o
más que nosotros, ha dicho que de regalarnos el dinero, nada de nada. Que nos
apliquemos a ahorrar de veras, con recortes importantes, con carencias mayores.
Además,
como Alemania ya hubo de sufrir esa terapia en el año 2008, y su vena
autoritaria es consustancial a su estilo, no ha dudado en “apretar las clavijas”
a estos españolitos tan acostumbrados a la fiesta, al sol, al buen vino ay a
todo lo demás… (dicen los teutones, no quien esto escribe)
En resumen,
que ya habrá que beber menos cerveza, y menos vino; y aprovechar mejor los
artículos y las prendas de vestir (siempre me ha sorprendido el gran mercado de
prendas de segunda mano que hay en Alemania); y volver a las vacaciones con la
tartera llena de longanizas con tomate y tortilla de patatas, neverita y playa.
¡Que la “buena
vida” se acabó en España (para las clases media y baja, claro)!Los ricos,
cuando hay pobreza se hacen más opulentos.
Pero
resulta que los políticos apenas si se rebajan los sueldos (y ya procuran
obtener ingresos extra y bastante negritos), que lo que no se reduce es el uso
del coche oficial, ni las “embajadas” autonómicas en el extranjero, ni tantísimos
y tantísimos gastos suntuarios y supérfluos.
Eso sí,
los políticos de la oposición y los sindicatos (políticos manipuladores de otra
especie), protestan mucho y contribuyen poco, excepto a crear clima de
crispación social, salvaguardando siempre, desde luego, su cartera.
¿No
queríamos ser europeos? Pues no solamente estamos en la NATO y en el G-20, y en
el Eurogrupo, y en el Ecofin, y en la Unión Europea, sino que ahora vivimos más
en familia: Hacemos lo que nos manda “papá” Alemania, con muchas “mamás” (Finlandia,
Holanda, Bélgica, Francia), de lo que se aprovechan nuestros “hermanos” de
menor talla, para en definitiva redundar ello en mayor beneficio de los
capitales.
Sí, somos
más europeos que nunca. Y ojalá no terminemos in capacitados como nación y
siendo solamente una región autónoma de Europa reservada para el turismo, la gastronomía,
el flamenco y poco más.
En ello
estamos. Y especialmente en ello están nuestros “socios” de la Unión, quienes,
si dan algún paso, es para anudar más fuertemente la soga a la economía española,
bajo la necesaria complacencia de unos gobernantes patrios inermes, y además ineptos,
para contener tamaño control.
Porque
vimos pelar las barbas de nuestros vecinos y creímos que eso no iba con nosotros.
Y ahora, como no pusimos nuestras barbas a “remojar”, estamos “compuestos y sin
barba”.
Y llenos
de grandes “picores”.
“Eso de que el dinero no da la
felicidad son voces que hacen correr los ricos para que no los envidien
demasiado los pobres”.- Jacinto Benavente (1866-1954)
Dramaturgo español.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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