“¡Qué poco cuesta construir castillos en el aire y qué cara es su destrucción!”.- François Mauriac (1905-1970) Escritor francés.
La explicación de Rajoy
(“La
Estrella Digital”, 10/06/2012)
¿Lobo o cordero? |
Finalmente,
Rajoy compareció hoy unos minutos después de las 12 en la Moncloa para dar
cuenta del rescate a la banca española que ayer decidió el Eurogrupo en reunión
extraordinaria mantenida por videoconferencia. En esa reunión, De Guindos
informó de que España solicitaba un “préstamo” de 100.000 millones de euros
para recapitalizar el sistema financiero español. Esa misma mañana, el FMI
había adelantado un informe en el que afirmaba que el 30% de la banca española
necesitaba urgentemente un plan de saneamiento.
Hoy,
cuando el “préstamo” que se superponía al “rescate” se ha convertido ya en
“línea de crédito”, Rajoy ha definido está decisión como una victoria del euro,
de Europa y de España para que vuelva a fluir el crédito y, por tanto, que se
produzca de nuevo el crecimiento que es la base de la creación de empleo. No
deja de ser inquietante, como decíamos, que el nuevo eufemismo elegido haya
sido en esta ocasión el de la línea de crédito para la banca española.
Para
Rajoy lo importante es tener una visión de conjunto y no perderse en
“vericuetos”, y circunscribió la decisión a consolidar uno de los pilares que
definió en su discurso de investidura, en el que habló del control de la deuda
y del déficit, las reformas estructurales y el saneamiento del sistema
financiero. Y puntualizó que tras esta decisión no existe condicionalidad
macroeconómica sino que la responsabilidad se circunscribe exclusivamente a los
bancos.
En
los próximos días veremos el alcance real de la situación, pero en cualquier
caso el presidente del gobierno asumió la responsabilidad de enfrentarse a la
ciudadanía dando la explicación pertinente sobre algo que, hoy más que nunca, mantiene
confundidos a los españoles. Las sombras de Grecia, Irlanda y Portugal planean
sobre la economía y la sociedad española.
¿Línea de crédito? |
Ahora,
toca ver el verdadero alcance de la decisión y descubrir, desvelando el
contenido profundo de la llamada “línea de crédito”, el significado que tendrá
para nuestra economía y si además de recapitalizar el sistema bancario supone,
como afirma el presidente del gobierno, el flujo de crédito para empresas y
familias. Su insistencia en manifestar satisfacción y en que no ha estado
sujeto a presiones, pone en solfa todos los rumores y las inquietudes de estas
semanas, que se han traducido en el crecimiento galopante de la prima de riesgo
o en las caídas de las bolsas.
¿Por
qué no se tomó esta decisión antes?
Rajoy
se repitió en voz alta la pregunta formulada por un periodista. Y todos nos
preguntamos cuál es la verdadera respuesta. Nuestro sistema financiero
vive en un drama sin precedentes y a todos nos inquieta ver la dimensión cierta
de cada una de las afirmaciones vertidas este fin de semana, ya que son, guste
o no, completamente contradictorias con las declaraciones de toda la semana
pasada, los contactos con dirigentes europeos, del FMI y del gobierno
americano.
En
cualquier caso, Rajoy quiso asociar esta decisión con su proyecto expresado en
el discurso de investidura hace cinco meses, y contextualizó en él la necesidad
de dar estos pasos para terminar favoreciendo el crecimiento económico y la
recuperación del empleo.
…
“Crisis económica y
calidad democrática: razones para un rescate
(Jesús Cacho en “Vozpopuli”,
10/06/2012) (09-06-2012)
Hasta que llegó su hora. A pesar de
los desmentidos del Gobierno del viernes, la hora de España llegó ayer sábado,
con la reunión del Eurogrupo en la que el Ejecutivo se vio obligado a pedir
formalmente el rescate para el sistema financiero español. Ni los bancos podían
pedir prestado a unos mercados mayoristas cerrados para ellos a cal y canto, ni
el Tesoro podía hacerlo en su nombre emitiendo deuda a tipos de interés
asumibles. No quedaba más remedio que aceptar el fracaso colectivo que como
nación supone reconocer la bancarrota y pedir ayuda a Bruselas. Fiasco sin
paliativos, que cierra de la peor forma el ciclo iniciado tras la muerte de
Franco y nos emplaza ante la obligación ineludible de interrogarnos sobre
nuestro futuro.
Inquietante futuro. Muchos
españoles, empezando por los más prominentes, parecen haber perdido la chaveta,
aparentemente ajenos al drama del momento. Es el caso de Rodrigo Rato, que el mismo día, lunes 7 de mayo, en
que por fin aceptó tirar la toalla (“Te tienes que ir, Rodrigo, no queda más
remedio; el Gobierno ha decidido inyectar dinero público para rescatar Bankia y
un hombre como tú no puede seguir en la presidencia, porque sería un
escándalo…”, le había dicho Luis
de Guindos tres días antes, viernes 4, en su despacho de
Economía, instantes después de despedir a Fainé, Botín
y González, los reyes magos de la
banca a quienes acababa de pedir consejo) para dejar paso a Goirigolzarri, ese mismo lunes, digo, el asturiano
tiró de teléfono para pedir hora a dos presidentes de sendas corporaciones
españolas. Resulta que el señorito se ha pedido tres Consejos de Administración
tres, y parece que el primero está al caer, sí, lo han adivinado, se trata de
la Endesa que preside Borja
Prado, ahora de
propiedad italiana, y hay quien asegura que el propio De Guindos ha mediado
para que el puesto que él mismo ocupaba en la eléctrica antes de ser nombrado
ministro le sea adjudicado al asturiano.
Así fue el rescate a Bankia |
Guindos, país de locos, no ha tenido
tiempo de poner firme a Goiri,
pero ya ha filtrado su intención de meterle un buen tajo a los 19.000 millones
que el de Bilbao se ha sacado de la manga para, a lo Alfredo Sáenz en el
caso Banesto, ser recordado un día como el banquero milagro que logró rescatar
Bankia del averno. “¿Alguien me ha oído decir que los 19.000 me parecen bien,
que estoy de acuerdo con esa cifra…? ¿Alguien sabe si Economía o el Gobierno
han dado su visto bueno a esa cifra? Pues eso…” Y parece que el ministro quiere
dejar la suma en la mitad, y entonces vuelan campanas y voltean la especie de
que Goiri está
dispuesto a irse a su casa si Guindos le toca o retoca su cifra mágica, que ya
decían en mi pueblo que “a un burro le hacían obispo y lloraba”.
Hablamos de cifras astronómicas con
el desparpajo de Bernanke mientras montones de jóvenes ignoran cómo abordar su
futuro camino de la treintena
Pariente peligrosa |
Hemos perdido el sentido de la
proporción. Hablamos de cifras astronómicas con el desparpajo del responsable
de la Reserva Federal yanqui, y mientras montones de jóvenes ignoran cómo
abordar su futuro camino de la treintena, un puñado de notables ha decidido,
decidió en los años del boom, forrarse literalmente con cargo al presupuesto,
público o privado. Ahora cuentan que Fernández
Ordóñez, el subgobernador y algún otro alto cargo más del BdE
saldrán de la casona de Cibeles con el riñón bien forrado, dicen que con varios
milloncetes
per cápita. Nuestras elites político-empresariales decidieron por su cuenta
protegerse frente a la intemperie en estos tiempos de crisis, mientras a
millones de españoles no les queda otro camino que el paro o la ayuda de
Cáritas. Es ese sentido de clase, son esos responsables de Cajas que se han
llevado millones de indemnización tras hundir las entidades, es esa avaricia,
tan ligada a la corrupción de las instituciones, la que tiene escandalizados a
los alemanes, convencidos de que los españoles, empezando por su clase
dirigente, no tienen remedio. Es la corrupción, responsable en última instancia
de la crisis de nuestro sistema financiero y, en definitiva, de la postración
española. La culpable de nuestra decadencia.
País arruinado que se resiste a
aceptar su quiebra
Se contentó a sí mismo... |
Lo decía esta semana el diario
alemán Die Welt,
al comentar el último informe de Transparencia Internacional (TI), organización
no gubernamental dedicada a combatir la corrupción a escala global: “La
relación entre la corrupción y la crisis financiera en curso en los países del
sur de Europa no debe ser ignorada por más tiempo”. El diario recordaba una
verdad vieja como el mundo, según la cual “los países con medidas más débiles
contra la corrupción son ahora los que tienen mayores problemas con la deuda”.
Vale cambiar “medidas más débiles” por “democracias de peor calidad” y tenemos
resuelto el enigma español. Esta no es una crisis financiera, o no lo es sólo,
ni procede en exclusiva de la burbuja inmobiliaria: es una crisis cuyo origen
hay que buscar en la corrupción del modelo político que nos dimos a la muerte
de Franco, y en la perversión de las instituciones surgidas de la Constitución
del 78.
Y por eso los alemanes, que nos
tienen calados, se muestran tan renuentes a abrir la mano con España, Grecia et altri. Si la
corrupción no se ataca en origen, y no parece que Gobierno y oposición
estén muy preocupados por el asunto, ¿para qué seguir inyectando dinero? Eso lo
piensan en Alemania y en Bollullos del Condado. En Collado Villalba, una
localidad madrileña que debe 125 millones, el alcalde ha creado una empresa
municipal para que se encargue de organizar los festejos municipales. Ahora
hemos sabido que en junio de 2007 se inauguró en el Puerto de Santa María,
Cádiz, la primera cárcel con piscina climatizada y TV de plasma en cada celda,
entre otros privilegios. Desde entonces estas comodidades se han instalado en
otras muchas prisiones. Aeropuertos, autopistas, universidades, edificios
singulares vacíos, ociosos. Corrupción, desmesura, locura de país arruinado que
se resiste a aceptar la quiebra. Son esos mismos españoles que se cabrean
porque alguien, en Der
Spiegel, asegura que “no quieren ser rescatados; son demasiado
orgullosos; se trata de una fatal arrogancia”, y sienten su patriotismo herido.
El patriotismo de los canallas.
Europa se dispone a actuar sobre la
crisis económica pero, ¿quién se ocupará de recuperar el prestigio de nuestras
instituciones?
Cuentan que quien se ha mostrado muy
preocupado con la situación durante su reciente viaje a Brasil y Chile ha
sido S.M. el Rey, “cariñosísimo con todo el mundo,
incluso con ese Botín disfrazado de escarabajo rojo de la patata… Muy
proactivo, como queriendo ayudar a todos; la verdad es que los empresarios han
vuelto encantados”, señala el entorno de uno de los capos. El Rey ha dicho que
con la austeridad no se va a ninguna parte. Si lo sabrá él. Ahora resulta que
su yerno, Urdangarín, se hace llamar mister Liebaert. País de locos. Aseguran que, tras el accidente del elefante,
se ha sometido al ejercicio de humildad de conocer sin tapujos lo que el
español de la calle, vía redes sociales, piensa de la Monarquía, en general, y
de su conducta, en particular. Y se ha quedado de piedra. Consecuencia del
susto es su intención de retomar sus labores, aumentando sus apariciones
públicas, sus viajes al exterior, etc. Recuperar imagen. À la recherche du temps perdu.
Alguno de los viajeros a Latam
ha dicho, sin embargo, que la depresión provocada por el “caso elefante” le ha
hecho acariciar por primera vez la idea de la abdicación. Le retiene su
desconfianza en la sucesión, el recelo sobre el matrimonio de su hijo. Carlos
IV redivivo. En caso de salida, el lugar de retiro está claro:
Marruecos.
Meter en vereda a los levantiscos
españoles
Decadencia. Corrupción. Esa corrupción
que primero arrambló con los valores, después cimentó la impunidad ante la
Justicia, y finalmente terminó por llevarse la pasta a casa, dejando a las
entidades quebradas y a los españoles en bolas, y que hoy se ofrece como
paradigma de la gran crisis política por la que atraviesa la nación. La semana
se despide con el reconocimiento ante Bruselas del gran fiasco hispano. La
operación rescate estaba ya decidida hace tiempo, y los grandes banqueros
andaban avisados. Por desgracia, ese rescate vendrá acompañado de una serie de
obligaciones que el Gobierno tendrá que cumplir en materia de IVA, pensiones y
seguro de desempleo, entre otros. ¿Ajuste? ¿Intervención? Llámenlo hache. Se
trata de meter en vereda a los levantiscos españoles, en particular a su clase
dirigente, a la que tal vez sería necesario jubilar y enviar al exilio.
Merece la pena incidir, como hace
TI, en la relación entre crisis económica y calidad democrática, una ecuación
capaz de marcar el destino de los pueblos hacia la prosperidad o la pobreza.
Una relación no sólo cierta, sino cuantificable. Por las fallas del edificio
democrático español se cuela a borbotones la corrupción que hoy afecta desde la
primera magistratura del Estado hasta la última de las instituciones, y que se
mide en rémora para el crecimiento, ventajas para unos pocos y pérdida de
oportunidades para el resto. Paro a mansalva. Europa se dispone a actuar manu militari sobre la
mitad de la ecuación española, la crisis económica. ¿Qué pasará con la otra?
¿Quién se ocupará de recuperar el prestigio de nuestras instituciones y mejorar
la calidad de nuestra democracia? No parece que vaya a ser la clase política ni
las elites económico-financieras, que desde hace tiempo sólo piensan en su
bolsillo. Tendrá que ser el pueblo español quien lo haga, y sería bueno que lo
hiciera de forma pacífica. Sin que en la calle salten chispas.”
…
¡Qué le vamos
a hacer!
Primero, unos
gobernantes (los que lo fueron hasta diciembre del pasado año) contaron tantas
“trolas” sobre la economía, que, aun sospechándose un desastre, resultó peor
todavía.
Después, sus
sucesores, bisoños al pensar que la crisis la salvaban como antaño hicieron, se
dedicaron a reformar y cortar “vía
quirúrgica”, para ir colocando a la sociedad, al pueblo, frente a la realidad.
Pero mientras
tanto los responsables de las altas finanzas y especialmente de la política
bancaria “pastelearon” uniendo cajas de ahorro en quiebra, y esperando que por
vía de milagro, la unión de dos arruinados generara solvencia.
Para entonces
la Unión Europea ya había detectado claramente la trapacería de las soluciones,
y los mercados y las agencias de rentabilidad y las naciones saneadas en lo
económico, ya habían determinado que un tercio del sector financiero español
estaba gravemente enfermo y precisaba de urgentes soluciones.
Por ello, se
nos haya vendido como se nos haya vendido (ciertamente el gobierno español no
se distingue por su capacidad florentina para informar al pueblo), la realidad
es que la ayuda al sector financiero –llámesele rescate, o préstamo, o
inyección, o intervención, que lo mismo da— viene a ser la que parece única
solución a nuestro problema.
Si de una vez
por todas las entidades financieras mantuvieran su línea de flotación sin
riesgos alarmantes, podría comenzarse a construir el “despertar” de nuestra
economía, ahora en estado comatoso.
Para ello
hará falta, no solamente que las fuerzas políticas aúnen esfuerzos (parece ser
que por el momento el partido en el poder y el mayoritario en la oposición
sintonizan bastante), sino que las otras fuerzas “vivas” (lo de "vivas" lo pongo
por la pillería con la que se atracan de ayudas estatales y subvenciones), los
sindicatos y la patronal, dejen de ser simplemente reivindicativas y confluyan
en un a modo de gran pacto nacional.
Nada fácil. Y
poco esperable, porque para culminar el lío están las autonomías, endeudadas
hasta los ojales de las chaquetas, que quieren sobre todo dinero para cubrir el
que han dilapidado, si no es que pretenden coger el dinero y además obtener una
“semi-independencia”.
Arduo
problema el que tiene el gobierno. Pero bien pudo saberlo cuando accedió al
poder. Y más complicado para el pueblo llano, el que de veras sufre paciente
tantos recortes y tanto empobrecimiento, que difícilmente podrá dispensar a unos y a otros políticos
de tamaños errores y tamañas informaciones manipuladas.
Mientras
tanto, los especuladores nacionales e internacionales aprovechan, como siempre,
para castigar nuestra economía bajando los valores bursátiles de las compañías
importantes, para ir poco a poco adquiriéndolas en plan barato. ¡Siempre el
capitalismo! Véase el buitre poco más arriba...
Pero no hay
otra. Por muchas ingeniosidades que vayan divulgando los progres de vía
estrecha, esos que se muestran indignados solamente cuando las barbaridades no
provienen de la izquierda más ácrata, la verdad es que “con estos bueyes hay
que arar”, y no parece haber por el momento otra salida.Ni mejores bueyes y desde luego ningún tractor...
Atrás
quedaron los bellos años de viviendas, chalets, viajes, coches y tantas cosas
compradas con dinero “regalado” por la banca, que con el tiempo han ido dejándonos.
Atrás quedó el empleo que, más o menos precario, aún consolaba a las familias.
Atrás quedó el “orgullo” de ser (según se dijo) de los más ricos del mundo.
Ahora somos
tierra yerma, casi erial, en la que ni siquiera la profunda labranza de los recortes
y austeridad consiguen que germine un poquito de esperanza.
Que “los
sueños (los pasados, claro, porque ahora ni podemos dormir), sueños son”.
“Soñar en teoría, es vivir un
poco, pero vivir soñando es no existir”.- Jean Paul Sartre (1905-1980) Filósofo y
escritor francés.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
Estou a ler este magnífico artigo escrito em espanhol, por um distinto cidadão espanhol e eu, português, fico com a sensação de que já há muito que conheço o seu conteúdo. Só me admira é a aparente "admiração" dos meus amigos espanhóis.
ResponderEliminarSancho Gomes