Gibraltar es un territorio de ultramar del Reino Unido, con el estatus de Territorio
Británico de Ultramar,
y amplias capacidades de autogobierno. Está situado en el extremo meridional de
la Península Ibérica, al este de la bahía
de Gibraltar, y que
se extiende sobre la formación geológica del peñón
de Gibraltar (en inglés: the Rock of Gibraltar o también, The Rock),
península que domina la orilla norte del estrecho homónimo, comunicando el mar
Mediterráneo y el océano Atlántico. Limita con España y alberga una población de cerca de 29.000 habitantes en una superficie de menos de 7 km2, con una economía basada en el sector de servicios, principalmente como centro financiero, turístico y puerto franco.
Gibraltar fue conocida en la antigüedad como Mons Calpe (latín para Monte Calpe), una de las dos míticas columnas
de Hércules, y
posteriormente renombrada como derivación del árabe Ẏabal
Tāriq (جبل طارق), o "montaña de Tariq", en recuerdo del
general Táriq
ibn Ziyad, quien
dirigió el desembarco en este lugar de las fuerzas del Califato
Omeya de Walid I en el 711. Integrada en la Corona
de Castilla desde
la segunda mitad del siglo
XV, fue ocupada en 1704
por la escuadra angloholandesa en apoyo del pretendiente Carlos III de España
durante la Guerra
de Sucesión Española,
al término de la cual, fue cedida a la corona británica en aplicación del Tratado
de Utrecht en 1713.
Desde los años 1950, el devenir político de Gibraltar ha sido objeto de
controversia en las relaciones hispano-británicas. Es uno de los dieciséis
integrantes de la lista de territorios no autónomos de las
Naciones Unidas
bajo supervisión de su Comité
de Descolonización.
Su soberanía es reclamada por España.
Historia Antigüedad y Edad Media
La península y el peñón de Gibraltar, debido a su situación privilegiada en una de las orillas del estrecho homónimo, han sido conocidos desde la antigüedad. Fenicios y griegos visitaron Gibraltar y la mitología griega identificó el peñón como una de las Columnas de Hércules, denominadaCalpe.
Gibraltar siguió el devenir de la
costa meridional de la Península Ibérica, pasando del dominio romano al vándalo, posteriormente al visigodo, para ser parte del Imperio bizantino después, volver de nuevo a manos
visigodas, pasando finalmente en 711 a manos musulmanas, junto con el resto del reino
visigodo. Hasta entonces no se tiene constancia de ningún asentamiento estable
en el territorio. No obstante, la conquista del reino visigodo por los
musulmanes conllevó un hecho significativo: la atribución de un nombre que, con
algunas variaciones, ha sobrevivido hasta hoy: جبل طارق (Yabal Tāriq, Monte de Táriq) en honor
del caudillo musulmán Táriq Ibn Ziyad.
El primer asentamiento permanente
data de la época almohade. En 1160 el sultán almohade Abd al-Mumin ordenó la construcción de una
fortificación en el territorio, cuyos restos aún forman parte del castillo de
esta época. Este pasaría posteriormente a manos del reino taifa de Granada, el cual lo conservaría hasta 1309,
fecha en que es tomado por tropas castellanas. En 1333 es conquistado por los
meriníes (los tradicionales benimerines), que habían invadido la España
musulmana, quienes lo ceden al reino nazarí de Granada en 1374. Finalmente, en
1462, es vuelto a ocupar, esta vez definitivamente, por las tropas del I duque de Medina Sidonia, a cuyo sucesor se le concedió en
1488 el marquesado
de Gibraltar, que
en 1502 se reincorporó al dominio real. Un año después, los Reyes Católicos le concedieron su propio escudo de
armas.
Ocupación y cesión al Reino Unido
En el contexto de la Guerra de Sucesión Española, una flota del bando en favor del pretendiente Archiduque Carlos, formada por navíos ingleses y holandeses, atacó en el
verano de 1704 varias localidades de la costa sur española hasta llegar a la
bahía de Algeciras el 4 de agosto de 1704, donde tomaron posiciones para el
ataque a Gibraltar. Las fuerzas borbónicas defensoras contaban con 80 soldados
y 120 cañones, de los que un tercio estaban inservibles, junto con 300
milicianos con escasa o nula instrucción militar, lo que revelará ser
insuficiente para hacer frente a la fuerza asaltante que totalizaba 12.000
hombres y 1.500 cañones, y el apoyo de infantes de marina. Entre ellos se
encuentra un batallón de 350 soldados catalanes que protagonizarían el asalto
terrestre, desembarcando en la playa conocida desde entonces como "Catalan Bay".
Tras cinco horas de bombardeos, los defensores accedieron a negociar su
capitulación haciendo entrega de la plaza al Príncipe
de Hesse-Darmstadt.
La ocupación de Gibraltar supuso el
desplazamiento de la mayor parte de su población. El 5 de agosto, el cabildo de
Gibraltar presidido por Cayo Prieto Laso de la Vega junto con el gobernador militar de
Gibraltar, el general de artillería Diego
Salinas, deciden
abandonar Gibraltar al no desear prestar juramento de fidelidad al archiduque.
A finales de ese mismo año de 1704 tropas hispanofrancesas ponen sitio a la
ciudad pretendiendo sin éxito tomarla por las armas. La posesión británica
sería reconocida en el Tratado
de Utrecht en 1713,
que puso fin a la guerra. Por este tratado, España cedía a perpetuidad el peñón
a Gran Bretaña sin jurisdicción alguna, estableciéndose, no obstante, una
cláusula por la cual si el territorio dejaba de ser británico, España tendría
la opción de recuperarlo.
El posterior Tratado
de Utrecht puso fin
a las hostilidades, y el reconocimiento del pretendiente Felipe como rey de
España por parte de Inglaterra a cambio de la cesión de los territorios de
Gibraltar y Menorca.
España hizo varios intentos para recuperar Gibraltar durante el siglo XVIII: el primero, ya nombrado unos meses después de la toma de la ciudad y un segundo asedio unos años después del Tratado de Utrecht, en 1727. El más duradero y persistente tuvo lugar entre 1779 y 1783, conocido como El Gran Asedio, pero fue igualmente infructuoso. Al margen de la guarnición británica, en el territorio se fue estableciendo población de origen diverso (fundamentalmente genovesa, pero también maltesa, portuguesa, judía y norteafricana) y finalmente recibió en 1830 el estatus de colonia británica. Durante el siglo XVIII se acordó la creación de una zona neutral en el istmo entre el peñón y las fortificaciones españolas, cuya mitad más próxima a Gibraltar fue ocupada posteriormente por los británicos. La apertura del canal de Suez (1869) subrayó la importancia estratégica de Gibraltar.
Siglo
XX
A principios del siglo XX, las
autoridades británicas levantaron la barrera fronteriza (1909), luego
popularizada en España como "la
verja", en el
terreno del istmo. Posteriormente, durante la segunda guerra mundial también se
construyó un aeropuerto en dicho terreno, que España no
reconoce como británico.
Tras el fin de la guerra, la actitud de las autoridades franquistas se fue endureciendo, posiblemente también como factor de cohesión interna. A principios de la década de 1960, el gobierno
español planteó la
situación de Gibraltar ante el comité de descolonización de las Naciones Unidas, siendo adoptadas por la Asamblea
General las
resoluciones 2231, de 1966, y 2353, de 1967, por las que se instaba al inicio
de conversaciones entre España y Reino Unido para poner fin a la situación
"colonial" de Gibraltar, salvaguardando los intereses del pueblo
gibraltareño. En respuesta a estas resoluciones, las autoridades de Gibraltar
apelaron al derecho
a la autodeterminación
y el Reino Unido organizó un referéndum en 1967 para los gibraltareños. En 1969,
la constitución otorgada por el gobierno británico estableció el cambio en el
estatus de la colonia, transformada en un Territorio
Británico de Ultramar
(British Overseas Territory).
La concesión de mayor autogobierno
fue interpretada por las autoridades españolas como una contravención del
Tratado de Utrecht y una maniobra en la dirección equivocada. En 1969
el gobierno español suprimió las comunicaciones terrestres entre España y
Gibraltar. Los accesos permanecieron cerrados hasta siete años después de la
muerte de Franco, en 1982, tras la llegada al poder
del socialista Felipe González, cuando sólo se abrieron al tráfico
peatonal. El cierre fue traumático tanto para la economía del Campo
de Gibraltar (ya
que varios miles de españoles trabajaban en la colonia) como para la de
Gibraltar en sí, que sufrió una crisis económica, que hubo de ser
contrarrestada mediante la inyección económica de más fondos por parte del
Reino Unido.
Siglo XXI
En 2001 España y el Reino Unido anunciaron un acuerdo preliminar que incluía una propuesta de cosoberanía. Sin embargo, este acuerdo no llegó a ser firmado, especialmente al ser ampliamente rechazado por los gibraltareños en un nuevo referéndum convocado por las autoridades gibraltareñas en 2002.
A pesar de ello, más tarde quedó constituido el "Foro Tripartito de Diálogo sobre Gibraltar", formado por los gobiernos de España, Reino Unido y el de Gibraltar, de cuyos trabajos resultó el anuncio el 25 de julio de 2006 de un acuerdo sobre el uso conjunto del aeropuerto, pensiones, telecomunicaciones y tránsito del puesto fronterizo, conocido popularmente en España como La Verja.
En el marco del desarrollo de esta vía de diálogo, el 21 de julio de 2009 se produjo la primera visita oficial a Gibraltar de un miembro del Gobierno español, la del Ministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos, hecho destacado como histórico por la prensa británica y española, a la vez que controvertido pues despertó muestras de rechazo por algunos sectores tanto en España (Partido Popular y medios conservadores) como Gibraltar (oposición gibraltareña).
Sin embargo, esta mejora de relaciones no se ha traducido en ausencia de incidentes.
Gobierno
y política
Desde la adopción de las cartas
constitucionales de 1969 y 2006, este último ha desarrollado un nivel de
autogobierno. Como Territorio
Británico de Ultramar,
Gibraltar tiene un Gobernador, designado por el monarca
del Reino Unido. El
Gobernador es responsable de los asuntos de defensa y relaciones exteriores.
El Gobierno de Gibraltar es elegido
para un mandato de cuatro años. El Parlamento unicameral actualmente se compone
de diecisiete miembros elegidos.
Todas las partes se oponen la
transferencia de la soberanía a España, cuyos gobiernos han solicitado
tradicionalmente la devolución del territorio. Por su parte, la posición
mantenida por el gobierno británico, de no optar por ningún cambio sin el
consentimiento del pueblo de Gibraltar, fue flexibilizada tras las
negociaciones de 2002, al aceptar el principio de soberanía conjunta con
España. Sin embargo, los partidos políticos locales, con el apoyo de la
oposición británica, se opusieron a este acuerdo, reclamando en su lugar la autodeterminación
del peñón e instando al Gobierno a realizar una consulta similar a la formulada
en 1967.
Estatus de Gibraltar en la Unión Europea
Gibraltar forma parte de la Unión Europea (UE) aunque con un estatus especial. Según el tratado de adhesión del Reino Unido a la Comunidad Económica Europea en 1973, Gibraltar entraba en la CEE como un "territorio europeo de cuyas relaciones exteriores el gobierno del Reino Unido es responsable". Gibraltar es el único territorio europeo que goza de este estatus en la Unión Europea.
Según lo negociado por el Reino
Unido a petición del gobierno de Gibraltar, algunas leyes de la UE no se
extienden a Gibraltar. Según varias disposiciones del tratado de adhesión del
Reino Unido a las comunidades europeas, Gibraltar:
- Está fuera de la unión aduanera de la UE.
- Está excluido de la Política Agraria Común (PAC).
- Está excluido de la armonización del IVA.
- No destina ninguna parte de los ingresos de aduanas a la UE.
Una declaración común realizada por España y el Reino Unido se anexó a la Constitución Europea (Tratado por el que se establece una Constitución para Europa, cuya ratificación no llegó a completarse). La declaración se mantuvo en el Tratado de Lisboa de 2007.
El censo electoral compilado para
las elecciones europeas de 2004 mostró que, salvo unos pocos, la
mayoría de los gibraltareños había ejercitado su derecho a la ciudadanía
británica.
Gibraltar fue excluido de las
elecciones al Parlamento
Europeo por una
disposición especial del Tratado que organizaba estas elecciones por sufragio
directo, pero esta disposición fue recurrida con éxito ante el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos.
Como consecuencia de esta decisión, los gibraltareños votaron por primera vez
en las elecciones al Parlamento Europeo de 2004, formando parte de la región
suroeste de Inglaterra.
Geografía
Gibraltar es una estrecha península
situada en la costa mediterránea meridional de la Península
Ibérica, entre la bahía
de Algeciras y el mar de Alborán, al noroeste del estrecho
de Gibraltar. La
península consiste en un peñasco de piedra caliza y pizarra conocido como El Peñón. Se
levanta abruptamente desde el istmo hasta 411,5 m de altura en Rock Gun
Battery, la cumbre más septentrional. Su mayor altura (426 m) se sitúa
cerca de su extremo meridional.
Clima
Los veranos en Gibraltar son calientes, húmedos y casi sin lluvias. Los inviernos son suaves y cuentan habitualmente con lluvias. Su temperatura media anual es de 21 °C durante el día y 15 °C durante la noche. Existen dos vientos predominantes, el levante del Este procedente del desierto del Sahara en África, que trae aires más húmedos y aguas más cálidas, y el poniente del Oeste, que trae aires frescos y aguas frías.
Flora y fauna
Existen más de 500 especies de plantas con flor en Gibraltar. Una de ellas, conocida como Gibraltar candytuft (Iberis gibraltarica) es endémica del peñón.
Con respecto a la fauna, los mamíferos incluyen el conejo, el zorro, el delfín y el macaco de Gibraltar (también conocido como mono de Berbería), posiblemente introducido por los árabes desde el norte de África. Se trata del único primate salvaje que existe en Europa. Aunque son libres para desplazarse por todo el territorio, se suelen aglomerar en la zona del área natural protegida del peñón. Una superstición sostiene que si los monos abandonan el peñón, lo mismo harán los británicos, así que son cuidados por el gobierno local (una situación algo análoga a la de los cuervos de la Torre de Londres).
Economía
La actividad económica de Gibraltar
está condicionada por sus limitaciones físicas y la carencia de terreno abierto
en la península, que hacen inexistente el sector primario de la agricultura. En
el sector secundario, mantiene una pequeña cantidad de industria ligera para
consumo interno como el de bebidas. Las fuentes de ingresos principales son por
tanto en el sector terciario y de servicios: el transporte marítimo, el turismo
(más de siete millones de turistas visitan Gibraltar cada año), las actividades
financieras y las relacionadas con los servicios de la administración.
La economía gibraltareña estuvo
sustentada tradicionalmente en la provisión de servicios al Ministerio de Defensa del Reino
Unido. En 1984,
tales actividades constituían el 60% de la economía gibraltareña.
Además, la exención de impuestos con
la que cuenta Gibraltar ha provocado que multitud de empresas de juego virtual
establezcan sus sedes fiscales en este territorio, convirtiéndolo en uno de los
lugares con mayor número de este tipo de compañías del mundo. Hasta 15 casinos
virtuales operaban desde Gibraltar a principios de 2006.
Centro
financiero
Fue sobre todo tras la elección de Joe Bossano en 1988, cuando Gibraltar, amparada en su condición de territorio de la Comunidad Europea, al tanto que exenta del IVA y al margen de la unión aduanera, desarrolló una legislación fiscal que la convirtió en un activo centro financiero off-shore, considerado un paraíso fiscal debido a sus ventajosas condiciones fiscales. Se definieron así dos tipos de compañías: las exentas (exempt companies) y las cualificadas (qualifying companies), que, residentes en Gibraltar, no tienen actividad económica ni comercial en el territorio. Estas compañías pagan un impuesto anual no superior a 300 libras esterlinas y pagan un impuesto sobre beneficios testimonial (2% en el caso de las compañías cualificadas; nada si se trata de exentas). Adicionalmente, no existe ningún tipo de control de cambios para las personas físicas o jurídicas residentes en Gibraltar. En septiembre de 2004, Gibraltar tenía 28.000 compañías en su registro, (prácticamente una sociedad registrada por habitante) de las que 8.500 eran impositivamente libres.
Demografía
Dos tercios de los habitantes del
territorio son gibraltareños (los nacidos allí antes de 1925 y sus
descendientes). Cerca de una quinta parte está compuesta por extranjeros
residentes. El resto lo componen la guarnición y sus familias. Cualquier
ciudadano europeo tiene derecho a vivir en el territorio.
Como es propio en un puerto
mediterráneo, la población actual de Gibraltar tiene un origen diverso:
principalmente compuesto de ascendencia británica, andaluza, genovesa, maltesa,
portuguesa, así como árabe
y judía originaria del norte de África y otros países del sur del
Mediterráneo. Actualmente no existe más que una minoría de españoles
residentes: los que trabajan en el peñón cruzan diariamente a Gibraltar para
volver a sus casas tras la jornada laboral.
Los habitantes de Gibraltar son
llamados «llanitos» o «yanitos» (palabra posiblemente
procedente del italiano gianni (Giovanni:
'Juan'). La lengua vernácula de Gibraltar, que es una mezcla basada
fundamentalmente en el andaluz con gran influencia del inglés
entre otros muchos idiomas del Mediterráneo, también se le conoce como llanito.
Cultura
La cultura de Gibraltar refleja los
orígenes diversos de los gibraltareños. Al igual que los demás Territorios
Británicos de Ultramar, la única lengua oficial es el inglés, lengua por tanto del gobierno,
comercio, educación y de los medios de comunicación. La gran mayoría de los
gibraltareños también habla el español. No obstante, la lengua vernácula,
el llanito, es una mezcla basada
fundamentalmente en el español andaluz con gran influencia del inglés
entre otros muchos idiomas del Mediterráneo.
(De Wikipedia y otras fuentes)
…
“El Rey acudirá a Algeciras para
apoyar la labor en el Estrecho de la Guardia Civil
El Rey
viajará la semana que viene a Algeciras para apoyar a la Guardia Civil en la labor que efectúa en aguas del Estrecho de Gibraltar,
y que consisten desde la
protección de los pescadores que
faenan en áreas en torno al Peñón, como combatir el narcotráfico y el crimen
organizado.
Un portavoz de la Casa del Rey ha
confirmado a Europa Press que
don Juan Carlos se desplazará la
semana próxima a Algeciras con el fin de visualizar el respaldo de la Corona a
la labor que la Guardia Civil realiza en la zona, tal y como ha avanzado el diario
'Abc'.
Entre las tareas que habitualmente
realiza la Benemérita en las aguas del Estrecho, normalmente centradas en la lucha contra los tráficos ilícitos y la inmigración, la Guardia Civil ha
tenido últimamente que escoltar a los barcos gaditanos que faenan en las aguas
que rodean al Peñón y
que, desde marzo, sufren el acoso de la policía de Gibraltar, apoyada en
algunos casos por la Royal Navy.
El Gobierno de Gibraltar, que dirige Fabián Picardo, rompió unilateralmente en marzo el acuerdo vigente desde 1999 con los pescadores gaditanos, a quienes se les permitía pescar sin restricciones dentro de las tres millas que Reino Unido y Gibraltar reclaman como aguas de su jurisdicción -- pero que España no les reconoce-- siempre y cuando no se acercaran a menos de 225 metros de la costa. Ahora el Gobierno gibraltareño les quiere imponer nuevas condiciones para poder pescar en las aguas en disputa.
Debido a que el Gobierno del PP dio
por muerto el Foro de Diálogo sobre Gibraltar que formaban los Ejecutivos de
España, Reino Unido y el Peñón las negociaciones para buscar una
solución a los impedimentos a los pescadores se están llevando directamente
entre los propios afectados y el Gobierno de la roca, sin que por el momento se haya
alcanzado una arreglo, a pesar de los llamamientos al diálogo tanto de Madrid
como de Londres.
El conflicto entre Gibraltar y los
pescadores gaditanos empujó incluso al Gobierno a aconsejar a la Reina
que se abstuviera de viajar a Londres para celebrar con el resto de monarquías
el 60 aniversario del reinado de Isabel II.
La presencia de don Juan Carlos en
Algeciras se producirá, además, unos días después de la visita oficial que,
desde el lunes, realizan en Gibraltar los condes de Wessex, por la que el
Gobierno español ya ha expresado formalmente al Gobierno británico su disgusto
y malestar.”
(De “Te interesa”, 13/06/2012)
…
¡Qué incomodo
resulta caminar cuando se introduce una "china" o piedrecita en nuestro zapato!
Pues no otra
cosa viene ocurriéndole a España desde hace varios siglos, por mor de aquella
Guerra de Sucesión entre los Austrias y los Borbones, dos dinastías que con tal
de obtener la corona dejaron a España medio desmantelada, en lo social, en lo
político y en lo territorial. Basta repasar cualquier tratado de historia para
conocer en profundidad lo acaecido.
Y hoy, en
pleno siglo XXI, cuando los problemas de bienestar y supervivencia económica
parecen ser el objetivo primordial de todas las naciones, en esta “vieja”
Europa permanece una controversia que le hace no sólo más vieja, sino arcaica.
Cuando en
todos los foros internacionales las potencias civilizadas han clamado y apoyado
el fin de la era colonial y exigido la descolonización, los “hijos de p…érfida
Albión”, vulgo ingleses, siguen abroquelados en un problema que ellos mismos
han enquistado tanto que ni saben ni pueden ni menos quieren resolver.
Ya les aconteció
en las islas Malvinas (que UK mantiene en su soberanía por su atávica
terquedad y por sus reminiscencias del imperio que tan mal administraron y
perdieron), pero mucho más les “aprieta el cilicio” en el trozo más meridional
del oeste de Europa, ese continente, esa unión de naciones, a la que los
británicos aplican la teoría castiza del “ni contigo ni sin ti”, pues no se
quieren integrar del todo ni se quieren separar del todo. Probablemente porque “Money
is Money”.
Bueno, pues
mientras tanto, como los gibraltareños son como los gatos del patio de
vecindad, que grandes escándalos no arman pero se pasan el día mayando, al
gobierno británico –una de cal y otra de arena— no se le ha ocurrido nada mejor
que enviar a la roca gibraltareña a uno de los hijos de su Queen sexagenaria en
reinado, para que así esos poco miles de habitantes que conviven en la roca con los
macacos salvajes se sientan, por lo que parece, felices.
Pero especialmente
felices por aquello de “hacer la puñeta” (no pido perdón por la expresión
porque está muy lejos de ser una “palabrota”), ya que en plena discusión sobre
si los pesqueros españoles pueden acercarse a la roca media milla más o menos,
con patrulleras españolas e inglesas ”jugando a los barquitos”, en medio de las
celebraciones sobre la soberana de ese “su” territorio, no se les ocurre ni más
ni menos que proyectar en la noche sobre la roca de Gibraltar una foto o
retrato en grande de la reina inglesa.
La verdad es
que Isabel II me parece demasiado respetable como para que se le estampe contra
la roca y se le utilice como medio de “hacer rabiar” a los españolitos de las
zonas próximas, además de al gobierno español, que ha de soportar todo tipo de
impertinencias.
Pero de todas
maneras, esa provocación que raya lo barriobajero, lo “caradura”, diría yo, por
aquello de la dureza de la roca, no merece más que la repulsa y una adecuada
respuesta con elegancia, cual puede ser que el Rey de España gire pronto la visita a
las proximidades que ha sido anunciada.
No estamos,
desde luego, en tiempos de confrontaciones, y menos por honores perdidos ni por
trozos de tierra y piedras, cuando entre las primas de riesgo, las “sobrinas”
de los desempleos, las crisis durísimas, están haciendo malvivir a una buena
parte de la población española, hermanada en desdichas con la de otros países
europeos.
Pero tampoco
es admisible, a menos de que la desvergüenza sea la norma de conducta,que en el "gobierno" del peñón lo parece, que se
vaya buscando como siempre mantener una soberanía, no ya inglesa, sino
gibraltareña, que de facto es lo que impone el Reino Unido.Recuérdese lo acontecido en Arabia, en Egipto, en Palestina, en la India, etc. etc.
Memorias de
la Historia…,sí, porque habría que dar unos cuantos azotes “retroactivos” a los
políticos y mandamases de aquellos tiempos del Tratado de Utrecht y posteriores decisiones respecto de Gibraltar, al igual que ahora habría que atar un mono macaco
de los muchos que pueblan los altos de la roca a las piernas de cada
gibraltareño, para que mientras van ideando cómo crear organizaciones que
inviertan en el extranjero y evadan impuestos, para depositar las ganancias en
el Peñón, mientras van “distraídamente” albergando narcotraficantes y otros
facinerosos, aprendan que no son nadie sin "mamar" de UK, porque no tienen tierra ni para cultivar una lechuga.
En fin, que
esta piedra, más bien “piedrón”, o peñón, en el zapato de España, podría tener
fácil remedio si se actuara al revés de cómo se está haciendo: En vez de
caminar con la “china” en el calzado, pues…quitarse el zapato, o sea, olvidarse
de los “llanitos” y de sus mentores, esos ingleses tan acostumbrados a lo largo
de la historia a asaltar y a expoliar, que se encontrarían (tan tacaños como son ellos) con el despilfarro de tener que
alimentar con sus suministros y a una pandilla de
"medio andaluces" aprovechados que se han instalado en Gibraltar para hacer como los buitres, que
solamente comen los despojos ajenos.
Claro, que
como actualmente es la Unión Europea la que nos manda lo que hacer, igual
escucha los “warnings” de los hijos de la Gran…” del otro lado del canal, y nos
obliga hasta a mantener gratis a los gibraltareños y a apuntarles al paro… ¡Seguro
que lo agradecían, “rapiñeros” que son ellos…!
En resumen,
los ingleses seguirán haciéndose los “ídem”, los “llanitos” seguirán
aprovechándose de la cercana España, y los españoles –próximos o lejanos— seguiremos
con la piedrecita en el zapato y con ese “cabreo” ancestral que nos provoca
todo lo de las Islas Británicas, porque, como ellos circulan por
la izquierda (menos en Gibraltar), nos los encontramos siempre de frente…
“En nuestros locos intentos, renunciamos a
lo que somos por lo que esperamos ser”.- William Shakespeare (1564-1616)
Escritor británico.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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