"Mientras respiremos, tenemos esperanza" (Ovidio, citado por Barack Obama)
...
He preferido durante los últimos meses permanecer en silencio respecto de las elecciones en los Estados Unidos de América.
He pensado durante todo este tiempo que bastante se estaba escribiendo en pro y en contra de Barack Obama y John McCain y que muchos comentaristas más experimentados y especializados habían analizado las perspectivas y posibilidades de cada candidato, como para que yo osase entrometerme en opiniones o análisis sobre la temática de las elecciones presidenciales en Norteamérica.
Ahora que casi todo ha pasado, con la innegable y valiosa – por lo esforzada y bien planificada— victoria de Obama, hay que esperar a que este indiscutible líder asuma sus responsabilidades y comience a poner orden en ese corral desastrado en que el cowboy del arbusto (Bush) ha convertido los EE.UU.
No obstante, no puedo sustraerme a la sensación percibida en España de que con la victoria de Obama ya podrán resolverse nuestros problemas, y que a partir de ahora tendremos un espejo en el que mirarnos.
Tal vez nos está ocurriendo como a Carpanta, que a base de mirar la comida en los escaparates, fue saciando su hambre de forma aparente, hasta que le dio un “patatús” por inanición.
Porque, en efecto, aplicar a España varias consecuencias de lo ocurrido en USA, es más que difícil.
En primer lugar, en los Estados Unidos la democracia es auténtica, sin esta partitocracia que, cual cinturón de castidad, nos controla a todos los españoles; allí existe una auténtica división de poderes, en la que el orden judicial es elegido casi totalmente por los propios ciudadanos y no por los partidos; auténtica libertad de expresión, porque los medios de comunicación, pese a sus tendencias, no están manipulados por los partidos (al contrario que en España, en la que pocas televisiones critican al gobierno y pocos periódicos osan eludir la alabanza o la complacencia) y descubren corrupciones, denuncian excesos y fustigan todo lo fustigadle.
Pero además, en los Estados Unidos la participación de los ciudadanos en la política, en definitiva, en la vida democrática, es más directa, ya que el votante elige, desde el sheriff al juez del condado, y al Fiscal, y a los gobernadores. Todo ello, sin que se impongan las listas cerradas de los partidos políticos que rigen en España.
Todo parece mejor en Estados Unidos.
No obstante, seamos cautos, porque en EE.UU. hay un gran porcentaje de la población, más del 20%, próximo al umbral de la pobreza; porque la discriminación racial, ya muy diluida, aún se practica en muchos lugares; porque la incultura sigue imperando, con permisividades tan incomprensibles como la libertad de compra y uso de armas.
Lo que ocurre es que USA es USA y España es España.
Y en esta nuestra querida España (a la que de su santa siesta despertaban versos de poetas) sigue manipulándonos un gobierno, con su presidente al frente, por la incapacidad de la oposición.
Yo diría que así como en USA va a gobernar un negro (“de color” suele decirse, para que no se interprete como una mención ofensiva), aquí, en nuestro país, nos gobiernan muchos “negros”: Los presagios económicos; la descomposición empresarial; el desempleo; la manipulación política y publicitaria; los abusos de las multinacionales y la banca; el descontrol respecto de la drogadicción…etcétera.
Y de la misma manera que los ciudadanos USA esperan que un presidente de color “marroncito” les mejore la calidad de vida, aquí en España soñamos –esperar o tener esperanza es más difícil— con que el “blanquito” leonés que nos gobierna copie al morenito americano en cuanto a claridad, audacia, dedicación, competencia, preparación y buena voluntad.
En otro caso, nuestro blanco presidente del gobierno nos volverá más negros…
Y mientras, el panorama seguirá siendo “black” para los españoles.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
He pensado durante todo este tiempo que bastante se estaba escribiendo en pro y en contra de Barack Obama y John McCain y que muchos comentaristas más experimentados y especializados habían analizado las perspectivas y posibilidades de cada candidato, como para que yo osase entrometerme en opiniones o análisis sobre la temática de las elecciones presidenciales en Norteamérica.
Ahora que casi todo ha pasado, con la innegable y valiosa – por lo esforzada y bien planificada— victoria de Obama, hay que esperar a que este indiscutible líder asuma sus responsabilidades y comience a poner orden en ese corral desastrado en que el cowboy del arbusto (Bush) ha convertido los EE.UU.
No obstante, no puedo sustraerme a la sensación percibida en España de que con la victoria de Obama ya podrán resolverse nuestros problemas, y que a partir de ahora tendremos un espejo en el que mirarnos.
Tal vez nos está ocurriendo como a Carpanta, que a base de mirar la comida en los escaparates, fue saciando su hambre de forma aparente, hasta que le dio un “patatús” por inanición.
Porque, en efecto, aplicar a España varias consecuencias de lo ocurrido en USA, es más que difícil.
En primer lugar, en los Estados Unidos la democracia es auténtica, sin esta partitocracia que, cual cinturón de castidad, nos controla a todos los españoles; allí existe una auténtica división de poderes, en la que el orden judicial es elegido casi totalmente por los propios ciudadanos y no por los partidos; auténtica libertad de expresión, porque los medios de comunicación, pese a sus tendencias, no están manipulados por los partidos (al contrario que en España, en la que pocas televisiones critican al gobierno y pocos periódicos osan eludir la alabanza o la complacencia) y descubren corrupciones, denuncian excesos y fustigan todo lo fustigadle.
Pero además, en los Estados Unidos la participación de los ciudadanos en la política, en definitiva, en la vida democrática, es más directa, ya que el votante elige, desde el sheriff al juez del condado, y al Fiscal, y a los gobernadores. Todo ello, sin que se impongan las listas cerradas de los partidos políticos que rigen en España.
Todo parece mejor en Estados Unidos.
No obstante, seamos cautos, porque en EE.UU. hay un gran porcentaje de la población, más del 20%, próximo al umbral de la pobreza; porque la discriminación racial, ya muy diluida, aún se practica en muchos lugares; porque la incultura sigue imperando, con permisividades tan incomprensibles como la libertad de compra y uso de armas.
Lo que ocurre es que USA es USA y España es España.
Y en esta nuestra querida España (a la que de su santa siesta despertaban versos de poetas) sigue manipulándonos un gobierno, con su presidente al frente, por la incapacidad de la oposición.
Yo diría que así como en USA va a gobernar un negro (“de color” suele decirse, para que no se interprete como una mención ofensiva), aquí, en nuestro país, nos gobiernan muchos “negros”: Los presagios económicos; la descomposición empresarial; el desempleo; la manipulación política y publicitaria; los abusos de las multinacionales y la banca; el descontrol respecto de la drogadicción…etcétera.
Y de la misma manera que los ciudadanos USA esperan que un presidente de color “marroncito” les mejore la calidad de vida, aquí en España soñamos –esperar o tener esperanza es más difícil— con que el “blanquito” leonés que nos gobierna copie al morenito americano en cuanto a claridad, audacia, dedicación, competencia, preparación y buena voluntad.
En otro caso, nuestro blanco presidente del gobierno nos volverá más negros…
Y mientras, el panorama seguirá siendo “black” para los españoles.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
No hay comentarios:
Publicar un comentario