03 noviembre 2008

NOVIEMBRE: A FALTA DE MÁS CALOR, MANDAR ES LO QUE IMPORTA...

Acaba de comenzar Noviembre –ya el año se nos está yendo de entre las manos- y pienso que los fríos que ya no tardarán tendrán un buen remedio con la alta temperatura política que está acompañado el inicio de estos últimos sesenta días del año.
No puedo hablar de “calor” cuando me acuerdo de esta crisis que hace ocho meses era solamente una fabulación, en palabras de R. Zapatero; que después era un reajuste importante en palabras de Solbes; y que de veras hoy es una recesión y un caos de economía privada y desempleo.
Ciertamente la economía nos está dejando heladitos, aunque viendo cómo se calientan los banqueros para evitar se conozca si sus bancos han recibido o van a recibir alguna “vitamina” gubernamental, se me antoja que hay sectores bien calentitos, y, especialmente, que al final se inventarán algo entre todos los magnates económicos para que la banca reciba sus dinerillos desde el gobierno, sin que se enteren los ciudadanos, y sin más control que el de alguna misteriosa componenda que se sacarán de la manga.
La vida política está que arde, porque Zapatero no sabe ya qué hacer para asegurarse una sillita en la reunión del G-20, y ya veremos si la consigue…; porque, para que no nos demos mucha cuenta de que el bolsillo lo tenemos cada vez más vacío, ahora ha salido la historia de lo que se dice que ha dicho (“como me lo cuentan lo cuento, si mienten miento…”) la Reina Doña Sofía, a la que con motivo de su setenta cumpleaños le han montado entre unos y otros una bonita tortada, para una vez que ella sale de sus sonrisas y se presenta como ser humano, que habla, que piensa y que opina.
Y, desde luego, donde la cosa está que arde es en los Estados Unidos de América.
Allí, los republicanos pretenden continuar en el poder aunque por fin desaparezca el cowboy, esperando le suceda el aguerrido (por osado y probablemente audaz) Mac Cain; y los demócratas quieren verse con el poder de la mano del morenito Obama, que neutralizó a la poderosa y conspiradora Hillary Clinton, y que se postula como adalid de las reformas, de las libertades y de no sé cuántas cosas más.
Yo voy asistiendo a ese espectáculo mediático que siempre son las elecciones USA, sin creerme demasiado –más bien nada— eso de que el anciano es más inmovilista y que el progreso vendrá del joven de color.
Porque, después de haber estado bastante tiempo en USA, y porque sigo manteniendo buenos contactos y amigos allí, pienso que el más progresista en aquel país, es más conservador que un ultraderechista aquí; y que el conservador allí, roza la ultratumba del inmovilismo.
Bueno será, en cualquier caso, que cambien el Presidente y su partido, para ver si así se pone fin a la sarta de ineptitudes y errores mayúsculos que el “arbusto” (eso significa bush en inglés) ha desplegado en los últimos infaustos ocho años.
Si yo fuera norteamericano, que felizmente no lo soy (ya que como español pobrecito siento que, pese a todo, en mi derredor las cabezas están mejor asentadas que las preclaras de los americanos) votaría desde luego a Obama, pero no ya tanto porque me convenzan sus teorías y promesas electorales, sino porque no soy capaz de pensar qué sería otra época de conservadurismo republicano a lo Bush.
Así que, a tiempos fresquitos, no nos faltan motivos para sentirnos cálidos, especialmente, por lo “calientes” que nos pone ver en España a un gobierno ineficaz y mentiroso; a unos políticos en continua discordia por si la monarquía puede o no puede decir “a” u opinar “b”; por el negocio que continúa haciendo la banca, que, por unas o por otras, siempre recoge el dinero; por el desempleo desatado con frenesí, sin que nadie se preocupe de proponer ni una tonta medida para frenarlo; por la falta de ganas de trabajar que, pese a la que cae, cada vez es más evidente…
Y si salimos para afuera, en Norteamérica tenemos la estufa política bien calentita con motivo de los comicios del 4 de Noviembre (ese famoso “primer martes después del primer lunes del mes de noviembre”)
Yo me retiro a mi blog, que pienso que es mío, aún sin subvención del gobierno, y sin que nadie me haya de votar o elegir, porque en él me siento recogido y calentito y porque, como dijo Sancho Panza ("Yo imagino que es bueno mandar, aunque sea a un hato de ganado"), al menos aquí mando yo, aunque sea solamente de mí.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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