"A río revuelto ganancia de pescadores", es proverbio que alude a los que medran aprovechando las revueltas y trastornos. La experiencia demuestra que los pescadores cogen mucho más pescado en el agua turbia que en la clara, tal vez porque cuando el agua está turbia los peces no ven los peligros que corren y caen más fácilmente en ellos. De aquí nació el otro modismo: "Pescar en agua turbia", como sinónimo de hacer su negocio y aprovecharse de un desorden que tal vez se ha promovido con dicho fin. Los griegos decían en el mismo sentido: "Enturbiar el agua del lado para pescar anguilas", modismo que Aristófanes aplica al mal ciudadano que provoca desórdenes a fin de enriquecerse a expensas del público. (José María Iribarren, "El por qué de los dichos”)
Pocos, a estas alturas, se extrañarán que lo que comenzó inflamado por efluvios patrióticos, y llevó a una buena parte del pueblo ucraniano a henchirse en patriotismo y reclamar la propia esencia nacional, la (mal) llamada revolución naranja – que de “revolución” no tuvo nada-- haya concluido, según frase popular española, “como el rosario de la aurora” (Acabar una cosa mal, en pelea o riñas entre varios participantes. Proviniente del Lenguaje de la Religión como tantas otras Comparaciones. En concreto, alude a la procesión de la Cofradía del Rosario, que recorre las calles cantándolo al asomar la aurora. Y efectivamente había conflictos, si tenemos en cuenta que a la hora de salir el rosario solían andar las rondas de jóvenes pendencieros por las calles, y que hasta no hace mucho eran frecuentes en España las confrontaciones por motivos políticos o religiosos; de “Dichos”, en el “rincón de Antonio Marcelo”)
De aquellas emotivas y patrióticas imágenes de Víktor Yúshchenko, Yúlia Tymoshenko y Alexander Moroz, entre otros líderes políticos, manifestándose en la Plaza de la Independencia ( “Maidan Nezalechnosti”) de Kiev, envueltos en bufandas naranja, desafiando las temperaturas bajo cero y animando a los miles de ciudadanos que habían acampado en la avenida Kreschyatik para reivindicar pureza en las elecciones presidenciales y la repetición de la segunda vuelta, ante el fraude detectado por parte de la fracción pro-rusa de Yanukóvich –“tolerada” por el aún presidente Leonid Kuchma--, de aquellas emotivas imágenes, repito, no queda ni el recuerdo.
Fue realmente un “bluff”, como se ha encargado el tiempo de esclarecer.
Víktor Yúshchenko quería la presidencia a toda costa y admitió con blandura importantes reformas en el “status” presidencial, que le llevaron a sentirse limitado en sus poderes cuando accedió a la primera magistratura.
Yúlia Tymoshenko, una demagoga de ambición sin límites, quiso utilizar a Yúshchenko como el punto de apoyo para rehabilitarse en política, reivindicando un nacionalismo casi extremo y anti-ruso, pero buscando llegar no solamente a primera ministra sino a desbancar a su socio, el presidente, y reemplazarle en la presidencia.
En cuanto Yúlia Tymoshenko asumió el cargo de primera ministra, se vio que su entendimiento con Yúshchenko era imposible. Ella iba “por libre”, sintiéndose la heroína de esa revolución descolorida al poco tiempo, hasta el punto de que su ex-amigo el presidente hubo de cesarle y conferir el gobierno a la otra fracción, la pro-rusa de Yanukóvich, que tampoco hizo “los deberes” a gusto del presidente, por lo que éste convocó nuevas elecciones generales, que reafirmaron un casi empate entre la “heroína” y el “pro-ruso”, y que relegaron al partido pro-presidencial a un distante tercer lugar.
Volvió a tratarse y a reorganizarse aparentemente otra nueva coalición entre los ex-naranjas, y ya se adivinó (léase este mismo blog y el que le precedió) que era misión imposible.
Y ahora, la “heroína” nacionalista ha hablado con Moscú más de la cuenta, tomando una tendencia al menos no anti-rusa (¡ah el poder del dinero!) y urdiendo un posible pacto con Yanukóvich.
“No llores por mí Argentina, mi alma está contigo”, se cantaba en aquel bello musical titulado “Evita”, que magnificaba hasta el mito y casi hasta los altares a Eva Duarte, la amante, después esposa y finalmente Vicepresidente de Argentina con Perón.
Pues no estaría de más parafrasear el fragmento, y poner en boca de las gentes ucranianas, esas gentes que llegaron a creer que por fin habría un cambio importante en su país: “No llores por ti Ucrania…”.
Y ello significa que los ucranianos, la misma esencia, el alma de la nación ucraniana, llora por sí misma. Llora porque sigue anclada en la indefinición; porque sigue conturbada entre su ancestral “dueña”, Rusia, y Occidente; porque siguen siendo unos pocos oligarcas quienes siguen amasando inmensas fortunas, que ostentan sin recato (véanse las grandes mansiones y los lujosos automóviles) mientras el pueblo sufre la inflación y no llega una real mejora del nivel de vida; porque apenas si se perciben mejoras en las infraestructuras esenciales; y porque el futuro económico y político del país continúa siendo una incógnita.
Así pues, puede decirse que aquel sueño de la ”revolución naranja” ha terminado “ como el rosario de la Aurora”, porque casi desde el principio ha venido montándose un “guirigay” entre sus integrantes: Alexander Moroz se pasó al lado de Yanukóvich, y Yúshchenko y Tymoshenko se convirtieron en enemigos irreconciliables…
Y además, había cerca “pendencieros”, Rusia, que, aprovechando que tiene poder y dinero y valiéndose de la eterna supervivencia de Putin, provocaron aún más las discrepancias, exacerbando los pro y los anti nacionalismos.
¡Qué verdad es que en Ucrania, con el río tan revuelto, van a ganar los “pescadores” avisados, cual el vecino ruso!
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
Pocos, a estas alturas, se extrañarán que lo que comenzó inflamado por efluvios patrióticos, y llevó a una buena parte del pueblo ucraniano a henchirse en patriotismo y reclamar la propia esencia nacional, la (mal) llamada revolución naranja – que de “revolución” no tuvo nada-- haya concluido, según frase popular española, “como el rosario de la aurora” (Acabar una cosa mal, en pelea o riñas entre varios participantes. Proviniente del Lenguaje de la Religión como tantas otras Comparaciones. En concreto, alude a la procesión de la Cofradía del Rosario, que recorre las calles cantándolo al asomar la aurora. Y efectivamente había conflictos, si tenemos en cuenta que a la hora de salir el rosario solían andar las rondas de jóvenes pendencieros por las calles, y que hasta no hace mucho eran frecuentes en España las confrontaciones por motivos políticos o religiosos; de “Dichos”, en el “rincón de Antonio Marcelo”)
De aquellas emotivas y patrióticas imágenes de Víktor Yúshchenko, Yúlia Tymoshenko y Alexander Moroz, entre otros líderes políticos, manifestándose en la Plaza de la Independencia ( “Maidan Nezalechnosti”) de Kiev, envueltos en bufandas naranja, desafiando las temperaturas bajo cero y animando a los miles de ciudadanos que habían acampado en la avenida Kreschyatik para reivindicar pureza en las elecciones presidenciales y la repetición de la segunda vuelta, ante el fraude detectado por parte de la fracción pro-rusa de Yanukóvich –“tolerada” por el aún presidente Leonid Kuchma--, de aquellas emotivas imágenes, repito, no queda ni el recuerdo.
Fue realmente un “bluff”, como se ha encargado el tiempo de esclarecer.
Víktor Yúshchenko quería la presidencia a toda costa y admitió con blandura importantes reformas en el “status” presidencial, que le llevaron a sentirse limitado en sus poderes cuando accedió a la primera magistratura.
Yúlia Tymoshenko, una demagoga de ambición sin límites, quiso utilizar a Yúshchenko como el punto de apoyo para rehabilitarse en política, reivindicando un nacionalismo casi extremo y anti-ruso, pero buscando llegar no solamente a primera ministra sino a desbancar a su socio, el presidente, y reemplazarle en la presidencia.
En cuanto Yúlia Tymoshenko asumió el cargo de primera ministra, se vio que su entendimiento con Yúshchenko era imposible. Ella iba “por libre”, sintiéndose la heroína de esa revolución descolorida al poco tiempo, hasta el punto de que su ex-amigo el presidente hubo de cesarle y conferir el gobierno a la otra fracción, la pro-rusa de Yanukóvich, que tampoco hizo “los deberes” a gusto del presidente, por lo que éste convocó nuevas elecciones generales, que reafirmaron un casi empate entre la “heroína” y el “pro-ruso”, y que relegaron al partido pro-presidencial a un distante tercer lugar.
Volvió a tratarse y a reorganizarse aparentemente otra nueva coalición entre los ex-naranjas, y ya se adivinó (léase este mismo blog y el que le precedió) que era misión imposible.
Y ahora, la “heroína” nacionalista ha hablado con Moscú más de la cuenta, tomando una tendencia al menos no anti-rusa (¡ah el poder del dinero!) y urdiendo un posible pacto con Yanukóvich.
“No llores por mí Argentina, mi alma está contigo”, se cantaba en aquel bello musical titulado “Evita”, que magnificaba hasta el mito y casi hasta los altares a Eva Duarte, la amante, después esposa y finalmente Vicepresidente de Argentina con Perón.
Pues no estaría de más parafrasear el fragmento, y poner en boca de las gentes ucranianas, esas gentes que llegaron a creer que por fin habría un cambio importante en su país: “No llores por ti Ucrania…”.
Y ello significa que los ucranianos, la misma esencia, el alma de la nación ucraniana, llora por sí misma. Llora porque sigue anclada en la indefinición; porque sigue conturbada entre su ancestral “dueña”, Rusia, y Occidente; porque siguen siendo unos pocos oligarcas quienes siguen amasando inmensas fortunas, que ostentan sin recato (véanse las grandes mansiones y los lujosos automóviles) mientras el pueblo sufre la inflación y no llega una real mejora del nivel de vida; porque apenas si se perciben mejoras en las infraestructuras esenciales; y porque el futuro económico y político del país continúa siendo una incógnita.
Así pues, puede decirse que aquel sueño de la ”revolución naranja” ha terminado “ como el rosario de la Aurora”, porque casi desde el principio ha venido montándose un “guirigay” entre sus integrantes: Alexander Moroz se pasó al lado de Yanukóvich, y Yúshchenko y Tymoshenko se convirtieron en enemigos irreconciliables…
Y además, había cerca “pendencieros”, Rusia, que, aprovechando que tiene poder y dinero y valiéndose de la eterna supervivencia de Putin, provocaron aún más las discrepancias, exacerbando los pro y los anti nacionalismos.
¡Qué verdad es que en Ucrania, con el río tan revuelto, van a ganar los “pescadores” avisados, cual el vecino ruso!
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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