“VALENCIA.- La industria cinematográfica valenciana se ha colado en el palmarés de los Goya 2008. La producción 'Salvador (Historia de un milagro cotidiano) ha recibido el Goya al mejor cortometraje de ficción del año, cerrando así una trayectoria plagada de éxitos.
La cinta, dirigida por Abdelatif Abdesalam, un ceutí vecino del barrio valenciano de Russafa desde hace una década, ha cautivado a los miembros de la Academia. Y no es la primera vez que lo consigue.”
(“El Mundo”, 4/02/2008)
Ha llamado mi atención el titular, especialmente porque el cortometraje lleva como título mi patronímico literario.
Pero he profundizado en su contenido, conociendo que se trata de una muy meritoria obra cinematográfica, de una tal Abadelatif Abdesalam, de quien nada sé, excepto lo que se publica: “un ceutí vecino del barrio valenciano de Russafa desde hace una década”
No voy ahora a hacer una glosa o resumen de la película, porque lo mejor es indicar el link a la noticia, de manera que quien esté interesado visite el web site e inquiera lo oportuno.
Me ha llamado la atención, por encima de la coincidencia del título con mi patronímico, el hecho de que un inmigrante, de origen árabe sin duda alguna, haya sido capaz de filmar este galardonado corto, reflejando la “historia de un milagro cotidiano”
Remito al lector interesado a buscar más y mejor información sobre esta pieza cinematográfica, que merece ser visionada, y trasciendo de su contenido para destacar, desde su título, que para los emigrantes a España, el simple hecho de su supervivencia es la historia de un milagro cotidiano.
No se trata de un hecho maravilloso, producido de forma impensada o por casualidad o ventura; se trata de un milagro “fabricado” por cada uno de los emigrantes, con su primera apuesta valiente al desplazamiento hasta un país desconocido; su búsqueda de trabajo, las más de las veces muy penoso y nada acorde con sus conocimientos, formación y capacidades; su adaptación a un a sociedad consumista que rehúye los trabajos penosos, pero que critica que mediante ellos los emigrantes consoliden su vida personal y familiar y su prosperidad en España.
Claro es que los emigrantes merecen el reconocimiento de los españoles, como estos mismos merecen en general una alta apreciación de su hospitalidad, comprensión y capacidad de acogida.
Es el término “integración” el que mejor explica ese “milagro” acontecido con los emigrantes, quienes han debido renunciar ven muchos casos a sus esencias y raíces –o, al menos, a mostrarlos— para ser entendidos y atendidos por los españoles.
Mucho más al respecto cebe decir sobre la absoluta integración que vienen suponiendo los matrimonios y las uniones entre españoles y extranjeros, en muchos casos inmigrantes, y en otros emigrados desde sus países para acompañar a sus cónyuges o parejas españoles, porque vienen siendo un ejemplo de lo que puede el conocimiento, la comprensión y el amor.
En concreto, basta visitar en el web site de igor Barrios los espacios dedicados a las parejas hispano-ucranianas, para comprender cómo la realidad supranacional se ha impuesto en el conocimiento entre gentes de diferentes países y culturas.
Así pues, el “milagro cotidiano” debe ser glosado en España y en Ucrania –como en tantos otros países – porque gracias a él se ha tornado el mundo más comprensivo y las gentes han aprendido a entenderse, a integrarse, mucho más.
¡Ojalá haya muchos más “milagros de lo cotidiano”, como el que motiva esta carta!
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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