06 marzo 2008

Ucrania, Rusia y la NATO.- Cambio de impresiones con "Caperucita"

En el ya interesante intercambio de puntos de vista que se ha iniciado con “Caperucita”, nickname de quien escribe especialmente en la sección “Ucrania, cuna de la cultura eslava”, del web site de Igor Barrios http://www.ucrania.es.tl/INICIO.htm), el último comentario sobre la integración de Ucrania en la NATO y las reticencias de Rusia y sus diplomáticos, mantiene que Ucrania no debía haber prescindido del pacto que tenía con Rusia (supongo se refiere al que firmaron Yeltsin y Kuchma en 1997) y no haber decidido aproximarse a la NATO de forma unilateral, muy en la linea –al decir de Caperucita- de la inobservancia de pactos y acuerdos que se produce últimamente en Ucrania.
Se trata de un punto de vista muy respetable, pero que me semeja –lo digo sin ninguna acritud— algo pro-ruso, ya que trata de salvar el respeto a esta nación y a sus dirigentes por parte de los gobernantes de Ucrania.
No pretendo, ni mucho menos voy a hacerlo, erigirme en defensor de las “quintaesencias” y purezas ucranianas frente a al “monstruo” ruso, porque de sobra sé que cada nación pasa siempre un punto de incumplimiento y de egoísmo en cuanto a sus pactos con otras.
Lo evidente es que en Rusia no hay democracia, tal como la concebimos y vivimos en Occidente, y que en Ucrania hay escarceos para ello, sin que acabe de cuajar –tal vez es pronto- una auténtica trayectoria democrática.
Ahora bien. El hecho evidente es que Rusia, cuando puede hace uso de su prepotencia (¿Qué otra cosa fue cortar el suministro de gas?) y que Ucrania, que necesita algo de Rusia, está muy susceptible al respecto.
En este sentido orienté mi comentario sobre las declaraciones del Embajador ruso ante la NATO, que me parecieron inadecuadas en la boca de quien no es el máximo dirigente de la política exterior rusa. (Aunque de sobra sabemos que en Rusia ha emergido un nuevo zar republicano, el taimado Putin)
No se trata de que unos traten a los otros como hijos, ni los otros a los unos como padres. Se trata de algo más sencillo, que es a lo que quise limitar mi comentario. Que no me parece el más idóneo ese Embajador Rogozin para exigir que Ucrania celebre un referéndum sobre su entrada en la NATO, porque ello es cuestión interna de otro país.
¿Sería admisible pedirle a Putin tantos y tantos referenda sobre cuestiones que él se ha pasado ”por el forro de sus caprichos”?.
Bien, estimado Caperucita. Podríamos dar por zanjada la cuestión en este punto, e iniciar, de nuevo, una Sección, que tal vez Igor Barrios acogería –y en otro caso instauraríamos un blog- sobre “Rusia y Ucrania, vecinas y ¿hermanas?”, o cualquier otro título que le parezca más adecuado.
Tampoco estaría de más comentar sobre la vida ucraniana diaria, ya que compruebo que usted, Caperucita, la vive de cerca, y yo, por el contrario, veo limitados mis antes muchos viajes a la información directa desde los amigos, a la lectura de los medios de comunicación, al visionado de la TV ucraniana cuando puedo, a algún que otro viaje de pocos días y a unas vacaciones veraniegas que siempre me resultan cortas.
¿Le parece?
Con afecto,
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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