05 marzo 2008

Me vuelvo a Doñana

CARTAS DESDE ESPAÑA
ME VUELVO A DOÑANA…

Acabo de regresar desde el Parque Nacional de Doñana, esa maravilla de la naturaleza que tenemos al sur-oeste de España.
Allí he gozado con la visión de unos maravillosos y salvajes (por lo especialmente naturales) paisajes, en medio de la paz de unos preciosos e inacabables bosques de pinos sobre las dunas y de unas marismas pobladas en la mayor paz por miles de aves, más otros equinos y felinos que por allí vagan.
Una magnífica cura de nervios y una templanza para el espíritu, que permite –me ha permitido— retornar a mis diarios quehaceres un poco, bastante, más relajado, con los pulmones henchidos de aire puro y oxigenado y la mente descansada en los indescriptibles paisajes que permanecen en el recuerdo.
Y apenas me he reincorporado a la vida diaria, cuando, por el mismo Internet, voy recibiendo todas las agresiones posibles a la que imaginaba bien consolidada relajación de mi mente después de estos días en la naturaleza.
Resulta que ahora Marruecos (que solamente fue nación hace unas decenas de años) se ofende porque los Reyes de España visiten Ceuta y Melilla, que son ciudades españolas desde hace más de quinientos años; y se montan unas manifestaciones ante las representaciones españolas en el reino alauita (mejor dicho, en el feudo –por lo medieval—alauita ); y resulta también que un “morenito” presidente de una república casi ignorada en el centro de África, como no sabe qué hacer para distraer la atención sobre su régimen inepto y corrupto, se empecina en retener como prisioneros a los tripulantes de un avión español que fueron allí como “transportistas”, ideando supuestas complicidades que solo pueden ser fruto de una excesiva ingestión de cannabis o algún alucinógeno semejante.
Y resulta, además, que un presidente de república, el de Francia, como estaba aburrido un domingo en el Palacio del Elíseo, ya que no estaba su “ex chica”, pues se cogió su avión y se fue a dar una vuelta por África, y de paso visitar a ese dictadorzuelo “morenito” del Tchad, a quien le dijo que si quería más dineritos, le dejara al menos marcarse “el farol” de llevarse consigo a las azafatas españolas y a unos periodistas franceses.
Y como vio que volvía pronto a su casa francesa, pues se le ocurrió pararse en Madrid, a ”tomar” un vino con el premier español, que ya había regresado del “puente” de noviembre.
Y resulta, en fin, que al volver de mis días de relajación, leo que ahora en Ucrania se duda de que Yúschenko o los suyos hagan coalición con la Tymoshenko y los suyos, porque todos recelan de todos y todos quieren mandar.
¡Vaya con la vida diaria!
Voy a pensar si me voy a Doñana por más tiempo, entre libélulas, batracios, ánades, felinos, anfibios, equinos, y no sé cuantas más especies, a fin de que tanto humano destarifo quede difuminado por la madre naturaleza y sus criaturas.
Así, ni pensaré en formar gobiernos, ni en conspiraciones o secuestros, ni en si un rey de la “competencia” visita a mis vecinos, ni menos en viajes por aburrimiento, a lo “Sarkozy”.
Y tal vez mi mente y mi espíritu recobren la placidez de las aguas, la sencillez de los arroyuelos, el piar de los pajarillos, en una palabra, la sana existencia de los que sobre todo queremos y aspiramos a ser felices cada día, aunque ello nos suponga oponer a la pasión que mata la renuncia que hiere.
Algo romancero estoy hoy, amigo Igor, pero es el fruto de unos deliciosos días de descanso.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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