¡Vaya tiempos que nos ha tocado vivir!
Cierto es que peor que nosotros lo pasan los ciudadanos de
Ucrania que han sido destrozados por las ansias salvajes del sátrapa de Putin y
de sus desalmados generales apoyados por los oligarcas.
Cierto es que, en otro ámbito, no mucho mejor lo están
pasando los millones de refugiados ucranianos que han huido “con lo puesto” a
países europeos que les han acogido de urgencia.
Cierto es que esos mismos países de acogida están experimentando en sus propios pobladores los zarpazos de pandemia y la ferocidad de la crisis energética y de alimentación, además de un enorme incremento de
gasto militar para un conflicto armado en Ucrania en el que por miedo no participan activamente pero lo sufren.Cierto es que en esta España nuestra un presidente del gobierno carente de escrúpulos, además de mentir más que hablar abandonando hasta a sus propios socios, promete soluciones que ni él mismo conoce, y propicia que la depauperada economía se vaya hundiendo con bloqueos en los transportes y en los suministros alimenticios, y con parálisis productivas de difícil recuperación, en tanto, por si no había bastantes problemas, se posiciona respecto del inacabable conflicto del Sáhara, diciendo apoyar a
Marruecos mientras irrita a Argelia, de quien dependemos en una buena parte en el suministro del gas.En verdad, estos son tiempos de tribulación, pero que no nos
han caído de lo alto ni porque sí, ya que detrás de todo ello está la avidez de
un Putin a veces ninguneado, la endeblez de una Ucrania engañada con falsas
promesas, el egoísmo hedonista de las naciones con buen nivel de vida, la
irreflexión de los políticos egoístas manejados por capitalistas sin escrúpulos.
Y así estamos, sin que nadie, por lo que parece, sea capaz
de “poner el cascabel al gato”, porque mucho hablar, mucho prometer, mucho
ocultar, soluciones efectivas y constructivas pocas se adivinan.
Hay que elevar al Cielo un canto a la esperanza, mientras deberíamos instalarnos en la reflexión y en la cordura, evitando la guerra, procurando el auxilio a los desvalidos, protegiendo a los migrantes sin
techo, eliminando los egoísmos de los beneficios especulativos en las materias primas, e instaurando, en fin, una sensatez internacional por encima de las ansias de conquista y de las ambiciones de los triunfos.Me confieso muy escéptico al respecto, y ojalá me equivoque
totalmente.
Y mientras tanto, espero que una pizca de buen espíritu se
instale al menos en los responsables del gobierno de las naciones.
Enfrentarse, siempre enfrentarse, es el modo de resolver el problema. ¡Enfrentarse a él!.- Joseph Conrad (1857-1924) Novelista británico de origen polaco.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
Que pena de España y que pocos entendemos lo que ocurre.Un abrazo
ResponderEliminarSalvador Sánchez-Gey Venegas
Estimado Ángel: Recibido y a disfrutar leyendo. un abrazo ADOLFO
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