22 junio 2021

España en manos de trileros y felones.- Indultos y claudicaciones por doquier


“La agenda de una rendición

Los indultos no son un acto de generosidad con delincuentes arrepentidos, sino una estrategia política indigna que está arrodillando a millones de españoles incapaces de asumir esta extorsión (Editorial en “ABC”, 21/06/2021)

Con Pedro Sánchez, la grandilocuencia de las palabras siempre esconde algo que supera con mucho la propaganda y la teatralidad impostada con las que suele anunciar sus decisiones. Este lunes, Sánchez ha consumado en Barcelona un atropello a la autoridad y credibilidad de nuestras instituciones, desde los magistrados que sentenciaron el golpismo separatista de aquel 1 de octubre de 2017, hasta el último ministro que hoy acepte rubricar unos indultos que deberían causar problemas de conciencia a más de uno. No es una pomposa «agenda del reencuentro» lo que está en marcha, sino el guion de la claudicación de todo un Gobierno y la rendición de todo un Parlamento, tomando como rehén de una injusticia a la inmensa mayoría de la sociedad. Porque no se trata de un acto de generosidad con el delincuente que se arrepiente y se compromete a no reincidir, sino de una estrategia política indigna que está arrodillando a millones de españoles incapaces de digerir una extorsión de esta magnitud. Es inexplicable que Sánchez confíe en que Oriol Junqueras y el resto de condenados no trabajen desde ahora, y en libertad, por otra declaración de independencia. Y no es ceguera, ni incompetencia, ni negligencia. Es irresponsabilidad de un presidente que exige valentía a la sociedad, pero que a su vez incurre en cobardía política, porque es el propio Junqueras quien se ríe de todos diciendo que los indultos son la prueba de la debilidad del Estado. Por desgracia, en eso tiene razón. Lo que hace Sánchez no es solo salvar su legislatura agenciándose los votos de ERC, sino pactar un cuaderno de bitácora deliberadamente ocultado a los españoles: no conocemos ni las condiciones de su pacto con ERC, ni las cesiones, ni el calendario… Pero si la única reclamación irrenunciable del secesionismo es un cambio de régimen basado en la fractura de la unidad nacional, se entiende demasiado bien por qué el Gobierno guarda un silencio tan elocuente. Sánchez ha alegado que los indultos son el producto de una reacción ciudadana que puede parecer insulsa y basada en su demagógica
concepción del progresismo, la España verde y feminista, el republicanismo sobreactuado, el «escudo social» o la resiliencia como ejes de su mercadotecnia electoral. No. Ha diseñado una cesión grave del Estado y una humillación política, ha desactivado delitos muy graves, y está demostrando que la fuerza de un Estado para defenderse frente a quienes lo agreden es irrelevante porque debe subordinarse al tacticismo oportunista. Sánchez no tiene ninguna idea de España, de su historia, del valor de la Transición, o de lo que realmente significa la concordia. Los indultos son un trágala inaceptable que incrementarán la crispación política y alentarán una ruptura social mucho más ideologizada y combativa.

El PSOE da hoy un paso más del que dio José Luis Rodríguez Zapatero en 2004. El anterior presidente socialista aprobó una reforma estatutaria en la que se definía a Cataluña como nación -aunque fuera a efectos retóricos-, se le atribuían competencias exclusivas del Estado, y se daba a la Generalitat patente de corso con una ley peligrosamente soberanista. Al final, el TC tumbó muchos aspectos de aquel Estatuto. Algunos artículos, de modo directo y contundente; otros, por la vía de la interpretación. Pero era un estatuto inconstitucional al fin y al cabo.

Hoy Sánchez, perfeccionando la insolvencia de Zapatero, no solo ha retomado aquel desafío al Estado, sino que lo multiplica imponiendo de facto una reforma encubierta de la Constitución para esa «nueva España» que predica. No son unos indultos graciosos en un momento en el que el separatismo se haya rendido o el «interés social» pudiera justificar perdones individualizados. Al revés. Son la coartada para un rearme moral de los independentistas, para transmitir a Europa que España cometió una injusticia, y para autorizar a Cataluña a reactivar la vía para separarse, porque nuestras instituciones ya están empequeñecidas e indefensas para ser vendidas por Sánchez al peor postor”

No se admire el lector por el hecho de que en el editorial de ABC que recojo se le den palos por doquier al individuo que preside (es un decir) el gobierno de nuestro país (no me atrevo a mencionar “nación” por aquello de que ese término viene siendo usado por los pro-independentistas catalanes y vascos, y hasta por el ejecutivo que por desgracia está enclavado en este país que en su día se llamó España.

De todo lo que inspira la sinvergonzonería galopante de ese mequetrefe metido a político que es Pedro I “el Sánchez” --a quien voy a pasar a denominar Pedro I "el trilero”-- lo que más asalta a la ciudadanía normal (la que piensa y actúa honestamente y quiere lo mejor para su patria y rechaza la doblez, la mentira, la falsa razón, las promesas vacías, los proyectos incumplidos), sí, lo que más preocupa, es que mientras se reviste la realidad de magnanimidad y solución política apócrifa a los conflictos, la economía se ha ido a pique y la pandemia del virus ha invadido la realidad social y sanitaria, matando a un montón de gente y especialmente generando psicosis de encierro, soledad, aislamiento, impotencia.


En este entorno, de la chistera de Pedro I “el trilero” se ha sacado el indulto de los criminales condenados por el Tribunal Supremo, vulnerando la legalidad, evadiendo la ley, y generando la sorda indignación de las personas cabales de cualquier

signo, aunque las supuestamente influyentes han sido neutralizadas mediante la sordina de las dádivas políticas y de los empleos públicos y privados bien generosos.

No es necesario “rasgarse las vestiduras” porque a estas alturas de realidad democrática, ya hemos sufrido las incompetencias de los más, los abusos de casi todos y las corrupciones de los “animales políticos” (entiéndase la expresión en su más amplia etimología y no demasiado benevolente)

Pero lo necesario es reaccionar, y no solamente por escrito, ante tamaño cúmulo de abusos, falsedades, errores, que el actual gobierno viene dispensando, en aras, principalmente de que un partido tan corrupto como los demás (¿alguien recuerda el fraude multimillonario de los ERES en Andalucía, hábilmente silenciado?) porque las urnas no acabaron hasta ahora de remediar tantos desatinos y tantas acciones filibusteras.

Quede aquí mi enojo, mi protesta, mi indignación, mi rechazo, mi reprobación, etcétera, de “el trilero” y sus “trileritos”, incluyendo a los adheridos podemitas de los chalets.

Y sépase  que llamar "trilero" a Pedro I es de lo más suave que se le puede calificar.

Véase su significado según la Real Academia Española de la Lengua: 

TRILERO "m y f. Persona que dirige el juego del trile

TRILE.” m. Juego callejero de apuestas fraudulentas que consiste en adivinar en qué lugar de tres posibles se encuentra una pieza manipulada

“Los políticos son como los cines de barrio, primero te hacen entrar y después te cambian el programa Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) Escritor español.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

6 comentarios:

  1. Tu mismo te creces en la perfeccion de tus artículos.
    No se puede reflejar mejor la realidad que sufrimos en tan poco espacio.
    Gracias

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    1. Gracias, Julio. Seguiré tratando de eludir al trilero

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    1. Vicente, gracias. Pero "con el mazo dando", que no basta " a Dios rogando", pardiez!

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    2. Vicente, gracias. Pero "con el mazo dando", que no basta " a Dios rogando", pardiez!

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  3. Gracias, Vicente. Pero "con el mazo dando", que no basta con el "a Dios rogando" Pardiez!

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