18 febrero 2021

Cuando la pandemia del Covid-19 nos envuelve: En España, soluciones sanitarias oscilantes y poco eficaces, con un deterioro político y social imparable

Tanto y tanto se viene escribiendo sobre este dramático trance de la epidemia del Covid-19, que casi estoy desistiendo de verter mis opiniones al respecto desde hace bastante tiempo.

En medio de la vorágine de contagios, carencias hospitalarias, fallecimientos, promesas fallidas de vacunación, y tantas otras desgraciadas realidades, ha seguido surgiendo en la vida política y social de esta España nuestra, el cáncer incurable de la conducta miserable de la clase política dominante, y el caos social provocado por una Administración pública tendenciosa, inepta y torcidamente doctrinaria.

Solamente hacía falta un detonante que ya se introdujo en la realidad cotidiana, cual ha sido la experiencia electoral en Cataluña.

Bien conocida era la descarada y desvergonzada tendencia del líder socialista (Pablo I “el Sánchez”) de sostener su gobierno mezclándose con la venenosa compañía del iconoclasta Pablo “rompe” Iglesias (el “coleta” lengua larga y puño cerrado), de manera que ha venido tolerando las sucias y generalmente abominables diatribas de ese proyecto de Lenin que es el podemita, y obviando sin adoptar medida alguna las iniciativas siempre rompedoras de la “parejita” del chalet millonario.

Así, todo lo relativo a la libre eutanasia, aborto a la carta, destrucción del sistema democrático, ensalzamiento de las desviaciones o rarezas sexuales, y un sinfín de  reprobables iniciativas, ha venido siendo tolerado en silencio por un presidente del gobierno que decidió vender su primogenitura por el “plato de lentejas” del poder por el poder.

Gran verdad es que "cuando no hay escrúpulos aparecen los forúnculos". Y eso nos está pasando.

Hasta el presente, después de un año de pandemia, hemos aprendido de todo, especialmente de falsedades, como que la infección no sería apenas contagiosa; como que se superaría en poco tiempo; como que a base de restricciones en la vida social y económica se neutralizarían los efectos; como que no habría rebrotes; como que las vacunas iban a ser la panacea curativa; como que en poco tiempo habría millones de españoles preservados por el antídoto vacunil.

Poco hay que añadir, porque evidente ha resultado que todo lo acaecido ha puesto de manifiesto una notable incompetencia de los gobernantes centrales y autonómicos y una maliciosa tendencia al aprovechamiento de las restricciones para ir eliminando poco a poco las garantías constitucionales y esenciales, mientras la crisis económica ha devenido imparable, mal que se haya intentado ponerle sordina mediante los ERTEs ( “Expedientes de Repetidas Trolas de Empleo”) con unos dineros que apenas si se tienen.

Las cámaras legislativas se han convertido en un circo de despropósitos, en el que salvo legislar lo menos importante, se busca llevar a la sociedad hasta la destrucción de la monarquía parlamentaria, y se viste todo de bronca barriobajera en la que solamente importan los insultos, que no las ideas fiables y constructivas.

Estábamos en esas tesituras cuando llegaron las elecciones autonómicas en Cataluña, en las que el sinvergüenza de Sánchez introdujo de la mano de su “maquiavélico” Iván Redondo a un exministro de Sanidad fracasado, para alcanzar lo que se ha llamado “victoria” en las urnas, que no ha sido otra cosa que un empate resuelto por unos pocos votos, pero que solapa la realidad de unos bloques pro independentistas que es de temer vuelvan a las andadas de intentar la independencia revistiéndola de “trampas” de apariencia democrática, como indultos de los condenados líderes secesionistas, tolerancias a todo lo que implique “reblandecer” la autoridad de la Constitución Española y sembrando un clima de laxitud que induce a la sociedad a entregarse al abandono y aceptación de lo propuesto por el grupo gobernante.

Como tanto se ha escrito y tanto falta por escribir todavía, quede este mi comentario como muestra del hartazgo ante tanta falacia y medianía y rechazo a la ineficacia de unos gobernantes que, excepto para organizar las regalías a su favor, poco más hacen.

¡Que la Providencia nos proteja!
 ¿Ya solamente cabe refugiarse en los milagros…?

"En los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento"

Albert Einstein (1879-1955) Científico alemán nacionalizado estadounidense.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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