La bendición de los panes |
Se ha convertido en una costumbre casi ineludible mi viaje desde España a Ucrania en la época alrededor de la Pascua de Resurrección, festividad que se celebra, mucho y bien, en ambos países, aunque con diferentes hábitos y estilos.
Este año las fechas que han convenido a mi esposa (quien como eminente doctora en medicina no puede sustraerse a sus obligaciones de geriatra en residencia de tercera edad) han sido precisamente las que comprenden la primera semana del mes de abril, de manera que en el meridiano del Sábado Santo y el domingo de Pascua (de España, claro), y programando una larga noche de vigilia viajera, ya estaba en el aeropuerto de Valencia dispuesto a
tomar el vuelo de las líneas aéreas ucranianas (Ukraine International Airlines), para llegar a Kiev (aeropuerto Boryspil), previa escala bien corta en Ivano Frankivsk, la capital de Precarpatia.
No voy a extenderme en este post sobre los detalles del viaje, porque ello pertenece a mi otro blog ("De acá para acullá , Experiencias viajeras"), pero sí quiero comentar la diferente sensación que percibo según experimente la Pascua en España o en Ucrania.
En "Esta España nuestra", la Pascua es tiempo de vacación y de descanso, de múltiples viajes y desplazamientos y de poca o nula transcendencia religiosa, salvo si se prescinde de las celebraciones de las múltiples "Semanas Santas" que proliferan por toda le geografía de la piel de toro, especialmente en la región andaluza.
En Ucrania, donde la religión ortodoxa cristiana (en sus variantes rusa o ucraniana) predomina de manera absoluta, las gentes respetan las celebraciones religiosas, acudiendo en la noche pascual a su iglesia para la bendición de las "paskas", especie de pan sabroso, que se rodea de frutas y algunos embutidos y dulces.
Este año, la Pascua ortodoxa se celebrará a partir del próximo domingo, es decir, una semana después de
la occidental y católica, pero las gentes se disponen a preparar sus dulces y comidas, para celebrar (muy en familia) la fiesta.
Huevos cocidos, pero de múltiples colores |
Una nueva dimensión de esa Pascua ortodoxa he tenido ocasión de comprenderla a través de las manifestaciones de unas jóvenes becarias que han practicado en mi despacho profesional. Todas ellas han venido desde la Universidad de Petrosani, en Rumanía, aunque dos de ellas son de familia rumana y las otras dos de vinculación familiar en Moldavia.
Estas jóvenes, alegres como todas, muy trabajadoras eso sí, me han sorprendido cuando me han comentado los ayunos y las abstinencias de carne que vienen poniendo en práctica durante la "cuaresma" de su religión, y de cómo se disponen a celebrar la próxima Pascua, y me han recordado aquella época mía de joven universitario o joven padre de familia, en la que casi casi se hacía generalmente lo mismo.
Ahora, cuando priva la red social y el móvil e Internet son el rey, la Pascua española ha venido a ser la culminación de un tiempo vacacional, ya que incluso las más famosas celebraciones de la Semana Santa se han convertido en reclamos turísticos.
Al filo de todo lo anterior, y sin olvidar, como se canta en la siempre admirable zarzuela "La verbena de la Paloma", que "hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad", me he venido a Ucrania para preludiar con la familia de aquí esas celebraciones
Los preciosos "pysanky", huevos decorados en los
que es una gran maestra la doctora argentino-
ucraniana, Cristina Serediak
|
pascuales, mediante la convivencia, el diálogo, el entendimiento y el cariño de hijos, nietos, amigos, vecinos, y así gozar de ese perfume especial que rodea en estas tierras y culturas el tiempo litúrgico de la Resurrección de Jesús.
A fe que una vez más me estoy sintiendo reconfortado con esta "vuelta" a "lo de siempre", y cuando regrese a la "España nuestra", notaré la
inyección de moral, de espíritu amical y de armonía que me ha promovido esta ya tan reiterada estancia en Ucrania.
Hijos, nietos, una gran familia ucraniana |
Como anticipo a la Pascua ortodoxa, felicito a los lectores, españoles y ucranianos y rusos, y de cualquier país o cultura, con la expresión "Xristos boshkresh" (Cristo ha resucitado), a la que se contesta con el "Vo istinu boshkresh" (Verdaderamente ha resucitado), que ello es lo que se hace en el país del Dniéper.
Paz y bien para todos en la "España nuestra", mal que les pese a los "puigdemonts" y otros personajillos "de la cáscara amarga".
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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