“RESOLVER DE UNA VEZ LA SITUACIÓN
(30
de enero de 2018, en “El Imparcial)
Pocas veces la opinión
pública había sido acosada día tras día, hora tras hora, como ahora con la
pesadez secesionista catalana. El hartazgo ha alcanzado límites insufribles. No
voy a entrar hoy en el fondo gravísimo de una cuestión que puede fracturar 500
años de la historia de España unida. Quiero recordar ahora que no se puede
mantener a una región paralizada por el egoísmo y la megalomanía de un grupo de
políticos. Están semiparados los empresarios, el flujo económico, la sanidad,
la educación, las relaciones comerciales. Que Cataluña se haya nutrido
políticamente solo de un mismo tema desde hace tres años -la secesión- resulta
por completo lamentable. Y que desde hace cinco meses
la parálisis se extienda
por todo el cuerpo social catalán, resulta insoportable para una población que
lo que desea es trabajar con normalidad.
Parece claro que Cataluña necesita un Govern que gobierne, unas instituciones que funcionen y un presupuesto que no se despilfarre en financiar
la aventura secesionista. Son muchos ya los que claman, desde el sentido común,
para que concluyan los despropósitos y los egoísmos personales. Inútil propagar
que no pasa nada y que la vida catalana transcurre al margen de las piruetas
políticas. No es así. Cada día se nota más la falta de decisiones
parlamentarias o gubernamentales constructivas; cada día se acentúa la incertidumbre; cada día la inquietud y el miedo al futuro.
Es
lamentable, en fin, lo que está sucediendo en una de las mejores naciones
europeas, visitada en 2017 por más de 82.000.000 de turistas, la segunda del
mundo en este suculento renglón económico y tal vez la primera en el turismo
vacacional.
LUIS MARÍA ANSON, de la Real Academia Española"
...LUIS MARÍA ANSON, de la Real Academia Española"
La verdad es que
en esta España nuestra no ganamos para sobresaltos y problemas.
Cuando ya parecía
superada la crisis económica, cuando ya parecía que la lucha contra la corrupción
se iba encauzando y los tribunales depuraban responsabilidades, se avivó el
inquietante e indignante problema de la independencia o secesión de Cataluña,
de la mano de un grupo de desalmados políticos que arrancaron por querer tapar
la
podredumbre de la corrupción generada bajo su gobierno y que degeneraron
abandonando en manos de radicales independentistas un asunto tan llamativo como
peligroso: la independencia de la república de Cataluña.
Todo parece que
nació en la necesidad de la clase gobernante catalana de obtener muchos más
fondos estatales, para tapar los abusos y despilfarros en su gestión, que acabó
reviviendo el ánimo secesionista latente en varios sectores de Cataluña.
De esta guisa,
cuando los antiguos catalanistas moderados y los republicanos unidos a los
secesionistas antisistema se hicieron con el poder, se produjo el cataclismo de
la declaración unilateral de independencia que, aunque falazmente suavizada por
aquello de que era solamente “ideal”, propició reiteradas suspensiones por
parte de la justicia constitucional, actuaciones penales con varios líderes
en
prolongada prisión, la suspensión de la autonomía y la huida del loco soñador
Puigdemont, que demostró las dosis de paranoia que atesora, dejando abandonados
a los suyos pero manteniendo su cesarismo.
Y cuando parecía
que mediante la intervención del gobierno de la nación en la organización de la
autonomía catalana, se resolvía el problema, el ínclito Rajoy y sus chicos
fueron tan poco perspicaces que, queriendo aparentar un no-intervencionismo químicamente
puro, convocaron inmediatamente elecciones en la autonomía, que, más o menos,
han llevado al mismo mapa partidista.
Así, el gobierno
Rajoy ha quedado como ingenuo frente a las trapacerías, mentiras y habilidades
de los pro-independentistas, y ello nos ha llevado al lamentable momento
actual, en el que ni el Tribunal Constitucional encuentra el medio de poner
orden y subsanar la deriva destructiva que presenta la vida política y social
en Cataluña.
Los chicos de
Puigdemont siguen “erre que erre” con sus ansias de independencia y su
totalitarismo de querer gobernar a su aire, prescindiendo de la oposición y
hasta del partido más votado. Pero cuando sus líderes vislumbran lo acaecido a
sus predecesores, que están “comiendo barrotes” ya
bastante tiempo, se
acobardan y, sin ceder aparentemente, desdibujan sus decisiones tendentes a
entronizar a Puigdemont y, especialmente, a plantar cara descaradamente al
gobierno de la nación española.
Los unos
(gobierno central) por lenidad e ingenuidad; los otros (independentistas) por
rebeldía y ansia revolucionaria. Y la casa catalana, por barrer.
¿Qué va a pasar? “Chi lo sá”
Lo único claro es
que esta España nuestra va a menos, porque los españoles (catalanes incluidos)
somos incapaces de alcanzar un entendimiento.
Mala cosa es
cuando los jueces han de depurar conductas por la falta de diálogo y
pacto.
Suspenso general
para los políticos de uno y otro lado…
“Debes
perder una mosca para pescar una trucha”.- George Herbert (1593-1633) Poeta religioso inglés.
SALVADOR DE PEDRO
BUENDÍA
Fenómeno y real.
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