21 julio 2015

España y Cataluña: Esperpéntica táctica de Artur Mas y sus cómplices para encubrir su debilidad democrática con promesas de secesión e independencia.- La fábula de la zorra y las uvas.


“Saltarse las leyes Desde la ilegalidad no se puede construir nada que aspire a legitimidad 
(El País 21 JUL 2015)
La ilegalidad no proporciona legitimidad, por más que sus promotores se encuentren con una victoria electoral en el camino. Los atajos o los fraudes de ley son inadmisibles, sean normas transitorias o propuestas para desconectarse de la legalidad española que lleven a la ruptura constitucional. Lejos de reducirse a un problema formal o una preocupación juridicista, el fondo del asunto es el necesario respeto a la ley que caracteriza a las sociedades civilizadas.

La dinámica en que Artur Mas lleva embarcado desde 2012 —cuando perdió respaldo electoral tras anticipar los comicios en más de dos años— se ha basado en la creación permanente de sucesos y operaciones tacticistas con las que tensa cada vez más la cuerda. Favorecido por las dificultades de sus adversarios para organizar una alternativa sólida, su estrategia actual persigue obtener la mayoría relativa de los votos en las urnas autonómicas del 27 de septiembre y lograr un efecto de arrastre sobre las elecciones generales, de forma que se incremente la cuota de independentistas entre el casi medio centenar de diputados que Cataluña envía al Congreso.

Estamos ante la enésima pirueta del presidente de la Generalitat de Cataluña para sobrevivir políticamente. Sin embargo (y salvando todas las distancias), el caso de Alexis Tsipras demuestra los límites de las maniobras: en medio de las tensiones con el conjunto de la UE, y singularmente con los países del euro, el primer ministro griego organizó y ganó un referéndum que solo le sirvió para asumir un plan europeo más duro que el planteado inicialmente.

Por supuesto que las votaciones son la base de la democracia, a condición de no confundir deliberadamente a los electores. Una cosa es que el principio esencial radique en la capacidad de los ciudadanos de guiar la dirección de la política; y otra, que los líderes engañen o confundan a los votantes con simplezas que aumentan la frustración y multiplican las dificultades a la hora de gestionar las situaciones de crisis. Todo ello se complica aún más con los llamamientos a saltarse la legalidad, lo cual puede perjudicar gravemente a los catalanes, pero también al conjunto de los españoles.

La legalidad tampoco es una trinchera desde la que defender el inmovilismo, sino la base para quienes se reconocen como partidarios de una organización de la convivencia que dé seguridad a los ciudadanos. Puede cambiarse a través del diálogo y del pacto, nunca por medio de decisiones unilaterales. No hay que organizar una guerra entre legalidad y legitimidad, sino, en su caso, partir de aquella si se pretende obtener esta.

Es verdad que, por el momento, las declaraciones a las que hemos asistido en los últimos días no pasan de la fase de intenciones o de proyecto, destinada a la agitación electoral. Pero Mas debe tener muy claro que existen límites en la determinación de lo que puede debatirse y acordarse en las instituciones autonómicas. En ellas no caben propuestas que vulneren principios constitucionales, como el que atribuye la soberanía al pueblo español, “del que emanan los poderes del Estado”.

El presidente de la Generalitat de Cataluña debería tenerlo muy en cuenta, puesto que no en vano es la primera autoridad del Estado en Cataluña: una característica que define los márgenes de los que dispone para manejar legítimamente la autonomía.”


La zorra y las uvas

Es voz común que a más del mediodía
en ayunas la zorra iba cazando.
Halla una parra, quedase mirando
de la alta vid el fruto que pendía.
Causábale mil ansias y congojas
no alcanzar a las uvas con la garra,
al mostrar a sus dientes la alta parra
negros racimos entre verdes hojas.
Miró, saltó y anduvo en probaduras;
pero vio el imposible ya de fijo.
Entonces fue cuando la zorra dijo:
"¡No las quiero comer! ¡No están maduras!"
No por eso te muestres impaciente
si se te frustra, Fabio, algún intento;
aplica bien el cuento
y di: ¡No están maduras!, frescamente.


(De Félix José de Samaniego, inspirado en una fábula de Esopo)


En medio de este persistente calor que venimos soportando, y que excede de los parámetros normales de cualquier verano hispano, paréceme que a algunos el calor ha significado la completa desestructuración de sus capacidades mentales, hasta el punto de que están entrando en la esquizofrenia paranoide.

Puedo admitir que el calor intenso merme la finura intelectual de las gentes, pero me resulta incomprensible, y por tanto inadmisible, que algunos se dediquen  a inventar situaciones nuevas y a crear objetivos inalcanzables, procurando difuminar sus propias incapacidades y sus debilidades.

Ello viene más que a cuento, cuando reparo en la
sarta de disparates y esperpentos en que desde hace varios años está incurriendo ese que pareció otrora un correcto líder político catalán, Artur Mas, hoy tristemente degenerado en un payaso con híbrido de marioneta.

Podría hasta comprenderse que ello se debe a los ridículos que le vienen abrazando en los tiempos, cuando ha perdido el liderazgo político que bien había consolidado otro “santón” (aunque de santidad nada tiene, sino más bien de corrupto), llamado Jordi Pujol, jefe de toda una saga de “aprovechados” bajo la capa del poder.

Pero que el ridículo Artur Mas vaya recibiendo castigo tras castigo, desautorización tras desautorización, cada vez que se le ocurre algo para soterrar bajo el tema de la independencia de Cataluña su propio fracaso e ineptitud, y pese a los reveses siga cínicamente mostrando su falsa faz de independentista, es algo solamente propio de un perturbado.

Así, se han aprobado supuestos referenda (plural del vocablo latino "referéndum") independentistas, y proclamaciones que han sido rotunda y duramente anulados por los órganos constitucionales del estado español, al tiempo en que el Artur Mas que quiere separarse de España visita al Rey de la nación, quien simboliza precisamente la unidad, para cumplimentarle, pronunciando la estúpida (por inoportuna) frase de “Hoy vengo en son de paz”.¡Vaya majadería!

Y es que la independencia de Cataluña, tal como la pretenden el Mas y sus acólitos, tan furibundos de la secesión como ayunos de argumentos válidos, viene a ser algo así como un “mal sueño en una bochornosa noche de verano”, en la que el inconciliable descanso fuerza a la imaginación paranoica.

Ahora, de cara a las elecciones autonómicas que ha convocado para el próximo septiembre, el “zorripienso” Mas se saca de sus fauces sin dentadura política una lista que llama única y de unidad, en la que integra a unos cuantos personajes secesionistas y se incrusta él mismo en el cuarto lugar, pero anunciando que si la lista triunfa él será el gobernante.¡Pero, hombre, hay que ser generoso y dejar que la independencia la alcancen otros!

“Blanco y en botella”. Dirían algunos acostumbrados a las frases tópicas. Y yo digo: Falaz egoísmo encubridor de debilidad absoluta.

Por eso, la fábula de la zorra y las uvas, que me he permitido reproducir antes, viene como anillo al dedo en este caso, porque la vulpes, que quería las uvas (el poder), como no puede alcanzarlo se excusa en que las vides están verdes, cuando en su caso lo que resulta es que la secesión independentista es imposible.

Aunque no nos extrañe que ese Don Tancredo que es el presidente del gobierno español se aferre a su táctica gallega de dejar pasar el tiempo para que todo se arregle, y nos hallemos con que, como en la fábula del pastorcillo y el lobo, al final llegue la fiera y devore el ganado.

Al tiempo.

El loco no puede reincorporarse a la realidad, está permanentemente viviendo su fantasía” Carlos Castilla del Pino (1922-?) Psiquiatra y escritor español.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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