"Tsipras se equivoca
Por: José Ignacio Torreblanca | 09 de
febrero de 2015, “Café Steiner”
Todos tenemos simpatía por el
sufrimiento del pueblo griego, pero por eso es legítimo preguntarse si Alexis
Tsipras está acertando en su estrategia y si esa estrategia contribuirá a
aliviar o a empeorar la situación de los griegos.
No se puede negociar desde la
soberanía y el victimismo: porque ni Grecia es soberana para hacer lo que
quiera (y ese es exactamente el problema y la condición de partida del problema
y de su solución), ni tampoco es una víctima (si por eso se entiende que no
tiene absolutamente ninguna responsabilidad en su situación).
La culpa, como la soberanía, está
repartida así que lo que no tiene sentido es el doble juego que Tsipras
sostiene: no quiero seguir pagando, dice, ni tampoco negociar las reformas que
voy a hacer, pero mientras tanto solicita un crédito-puente. ¿Con cargo a qué?
Con Alemania, la posición es aún más
esquizofrénica. Por un lado mando a mi ministro de economía a Alemania a
intentar ablandar a los alemanes con analogías sobre los años treinta y los
demonios del nazismo en mi propio país, es decir, recabando su comprensión y
solidaridad para abrir una conferencia sobre la deuda como de la que Alemania
se benefició en 1953, pero a la vez lo primero que hago como primer ministro es
visitar las fosas comunes de los ejecutados por el ejército nazi en Kesarini y
anunciar en el Parlamento griego que voy a pedir reparaciones de guerra. Es
evidente que Tsipras no sabe nada de Alemania ni de los alemanes. Pueden ser
cerrados, pero son honestos, transparentes y sumamente previsibles.
El euro estaba mal diseñado, sí, y
la Troika ha cometido muchos errores. Pero esos errores palidecen comparados
con los cometidos por los propios griegos desde su adhesión a la Unión Europea,
que a decir de muchos ya fue una inmensa estafa en cuanto al cumplimiento de
los criterios de adhesión, algo que se prolongó posteriormente. Todos hemos
cometido errores en esta crisis, y estamos intentando solucionarlos juntos,
porque somos interdependientes y tenemos un proyecto común. A quien Grecia debe
una gran parte del dinero no es a unos malvados mercados, sino a gente, como
nosotros, que de buena fe ha intentado ayudarles.”
…
El efecto Syriza y
la ley de Murphy
11/02/2015
Pase lo que pase definitivamente en
Grecia, el efecto Syriza puede tener unas consecuencias no precisamente
halagüeñas en el resto de Europa. De hecho, ya las está teniendo. Un ejemplo
paradigmático es lo que está sucediendo estos días en Irlanda. El triunfo del
partido liderado por Alexis Tsipras ha dado alas al movimiento Alianza
Anti-austeridad, que ha comenzado a movilizarse con la mayor intensidad desde
que se creó. Y por la misma senda se han internado no con menos ardor
formaciones de la oposición, como Sinn Fein. La izquierda radical irlandesa
mira con devoción el ejemplo de Syriza -sin olvidar el Podemos español- y se
lanza a presentar un país utópico que, a la hora de la verdad, solo podría
desembocar en la peor de las distopías.
El impulsor de la Alianza contra la
Austeridad, Paul Murphy, se trasladó a Grecia, donde la noche de la victoria de
Syriza vivió una
verdadera epifanía y ahora quiere transmitir a sus compatriotas el absoluta convencimiento de que Syriza es la redención. Con un verbo encendido, Murphy, se dedica a dar mítines para abrir los ojos a los irlandeses a quienes les pregunta: “¿Cómo hemos aceptado ser esclavos de la troika cuando otros tienen la valentía de decir basta?”. Y ante quienes proclama: “Irlandeses, no debemos dejar pasar esta oportunidad histórica de unirse contra la austeridad. Syriza ha facilitado el camino para que nosotros lo sigamos”.
verdadera epifanía y ahora quiere transmitir a sus compatriotas el absoluta convencimiento de que Syriza es la redención. Con un verbo encendido, Murphy, se dedica a dar mítines para abrir los ojos a los irlandeses a quienes les pregunta: “¿Cómo hemos aceptado ser esclavos de la troika cuando otros tienen la valentía de decir basta?”. Y ante quienes proclama: “Irlandeses, no debemos dejar pasar esta oportunidad histórica de unirse contra la austeridad. Syriza ha facilitado el camino para que nosotros lo sigamos”.
De nada vale que la realidad sea muy
diferente a como la quisieran y pintan los populistas. Y en el caso de Irlanda
la política de austeridad, sin duda dolorosa pero imprescindible, ha tenido
resultados nada desdeñables, sino todo lo contrario, con un considerable
crecimiento de la economía y un descenso del paro. Resultados en los que, naturalmente, no hay que regodearse, sino seguir por la misma vía. Proponer
otra, la de Syriza, solo aboca a un callejón sin salida, como en el que con
total irresponsabilidad Alexis Tsipras ha metido a su país. Nadie niega que con
la austeridad los irlandeses han atravesado una situación poco placentera, pero
hoy el escenario ha variado sustancialmente y la economía irlandesa está
saliendo de la crisis con celeridad y vigor. Por eso, el líder de la Alianza
Antiausteridad, Paul Murphy, debería pensar que la receta de Syriza conduciría
sin remisión a que se cumpliese la ley homónima de su apellido.”
(De “El Imparcial”)
…
He
venido resistiéndome a comentar de manera amplia los aconteceres de Grecia,
después del triunfo de su “Podemos” en versión helénica, y de las bravatas deL “premier”
Tsipras y de su original y extraño ministro de Finanzas, pero han llegado las
fechas en que va a definirse la posición del gobierno helénico frente a las
exigencias de la Unión Europea, y especialmente de su líder económico, que no
es otro que Alemania.
La
verdad es que escuchando y leyendo las soflamas de los líderes del partido
gobernante en esa nación del Peleponeso, uno parece estar asistiendo a una
especie de neo-estalinismo revestido de ribetes trotskistas, y a una demagogia
extraña en los actuales tiempos, máxime en una nación integrada en la Unión
Europea.
Pero
la realidad es que Grecia ha sido, es, y probablemente será, un país especial y
original, ya que siendo la cuna de la democracia, parece que se ha convertido
en la “cuña” de la democracia, con el anuncio de utópicas medidas de protección
a los desalojados, de reinserción de los marginados, de auxilio a los
arruinados, y todo ello a base de (según se dice) no permitir más intromisiones
controladoras de la “troika” de la Unión Europea, el Banco Central
Europeo y el Fondo Monetario Internacional, y de exigir que se concedan moratorias en la devolución de las ayudas hasta ahora recibidas, para cuando “se pueda”.
Europeo y el Fondo Monetario Internacional, y de exigir que se concedan moratorias en la devolución de las ayudas hasta ahora recibidas, para cuando “se pueda”.
Ha
venido pareciendo que si los actuales gobernantes griegos lograban sus
propósitos, se desencadenaría una revolución en Europa, y a ello se han acogido,
tratando de explotarlo, movimientos similares, como el español de P(j)odemos.
Ahora
bien, en su periplo por la Unión Europea para intentar “vender” su utopía, los
dirigentes de Atenas se han topado con la incontestable lógica y exigencia de
los organismos a quienes casi engañaron solicitando fondos de rescate que no
van a poder reintegrar por mor
de la política de despilfarro impuesta en el país.
de la política de despilfarro impuesta en el país.
Los
de Xyriza vienen a decir que ellos no han creado la actual situación, y que por
tanto no tienen por qué soportar sus consecuencias, así que “reclamen” al
“maestro armero” (es un decir), olvidando que una de las esencias de la
estabilidad económica mundial radica en el respeto a los compromisos adquiridos
por gobiernos anteriores, cualquiera que hubiera sido su signo.
Vamos
a ver qué acontece, pero es de prever que, de una u otra manera, los griegos y
su gobierno no van a tener más remedio que agachar un poco la cerviz y comenzar
a cumplir los compromisos adquiridos, aunque les resulten endulzados o
suavizados en aras a la solución del problema. Que héroes que hagan la maratón
solamente hubo uno y ya se sabe que murió en llegando a la meta, aunque
previamente se hubiera ganado la batalla de las Termópilas.
Todo
ello viene también a cuento respecto de las idealistas y utópicas metas que se
vienen marcando en nuestro país los de P(j)odemos, que casi acaban de entrar en
política y ya actúan de prepotentes, mientras se ven inmersos en suciedades de
posibles fraudes fiscales, dineros perdidos, apoyos a procesos nada
democráticos, adornado todo ello de unas formas asamblearias que denotan falta
de programa y sobra de ambición oculta, bajo las faldas de unas universidades
de falsa progresía y unos profesores abusones de ellas y contaminantes
de demagogia.
de demagogia.
Ya
veremos si el votante español, que al fin y a la postre suele ser más sensato
de lo que parece, da a estos iluminados de aquí el apoyo que el pueblo dio a
los ”illuminati” de Grecia.
Es
de esperar que no acontezca así, porque, de una u otra manera, las gentes, por
muy molestas que estén, siguen recelando de tan maravillosas e ideales promesas
de mejora social y democrática, que quiebran a la hora de plasmarse en concretas
acciones de gobierno.
Lo
decía un viejo amigo que tuve años ha, muy marinero él, y más realista e irónico
aún: “Pescados son los del cesto; porque los del mar son peces”.
“La utopía está en el
horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre
diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para
caminar”.- Eduardo Galeano (1940-?) Escritor y
periodista uruguayo.
SALVADOR
DE PEDRO BUENDÍA
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