“Lincoln y nosotros
No me atrevo a recomendarles la película de Spielberg sobre Lincoln porque me parece fallida en más de un aspecto y, sin embargo, cualquiera sentirá un latigazo en la conciencia merced a la grandeza del personaje, sobre todo si es un español de hoy. Lincoln sacó adelante su enmienda para abolir la esclavitud a riesgo de ser acusado de atrasar el final de la guerra. Triunfó en los dos frentes, pero una bala asesina le entregó muy pronto a la leyenda. Como se dijo, su victoria se fundó en la corrupción urdida por el hombre más puro de América. La frase me ha recordado, por contraste, la supuesta disculpa con que trata de disimularse entre nosotros la corrupción política, la necesidad de financiación de los partidos, una auténtica tontada y una cortina de humo, una más, para tratar de dignificar de algún modo lo mucho que algunos han robado.
La corrupción es inevitable desde el momento en que no se tiene otro credo que el dinero y el poder, algo muy distinto a lo que creía Lincoln, y a lo que debería creer cualquier político decente. La vida humana es lo suficientemente frágil y gris como para que termine en un lodazal si permanentemente no se intenta levantarla hacia un ideal, hacia algo que esté por encima de ella misma. Cuando esto se aplica a la política, es desgraciadamente obvio que quienes no sean capaces de distinguir un ideal de su contrario se aplicarán con celo a lo único que entienden, a enriquecerse, y que esa carrera se desarrollará exclusivamente entre mediocres y pícaros, tal es nuestro panorama, con una Fundación que se llama Ideas, nada menos, dedicada a pagar el copy and paste. Cuando se expulsa a la política, todo se compra y se vende a tanto la palabra. A saber, por ejemplo, lo que habrá cobrado el redactor del galimatías soberanista, aunque alguna idea tenemos de lo que se pagó a cierto filósofo por aderezar la borrosa retórica del Estatut.



En ausencia de figuras como Lincoln, aunque bastaría que fuesen ligeramente menores, el debate político nacional se reduce a los informes de abogados del Estado, a las minutas de los sociólogos acoplados al aparato o a pagar algunos euros a cualquiera que pueda escribir un papel susceptible de ser archivado en la oportuna carpeta. Lo literalmente asombroso es que los ciudadanos aguanten tanto tiempo con un sistema tan jibarizado, con una caricatura tan ridícula de la democracia, que soporten con resignación que las opciones políticas se reduzcan a aumentar la deuda o a subir los impuestos, es decir, con recurrir a la misma medicina pero administrada por doctores expertos en simular grandes pendencias, que el pueblo aplaude mientras paga religiosamente, y sin enterarse, los excesivos costes de tan insustancial disputa.
(José Luis González Quirós , en “el Confidencial”, 31/01/2013)
…
“Algo
huele a podrido en Cundinamarca”, recuerdo que proclamaba un príncipe (Hamlet)
en un inigualable drama de Shakespeare, pero la verdad es que ello pertenece al
mundo de lo ideado, porque en la realidad, si uno aplica aquello de la época
franquista de “menos viajar y más leer los periódicos”, pues hay “cositas por
aquí” y “cositas por allá”.

Ahora
bien, lo que no cabe duda es que, cual magma volcánico, la corrupción parece
que nos invade, y es verdad que gracias a la “libertad” (?) de prensa, los
medios de comunicacióm andan por ahí, cual urracas o cuervos carroñeros –no se
sabe— buscando, en competencia estrictamente sensacionalista, que rinde sustanciosos dividendos, hallar el
titular más escandaloso, cualquiera que sea su transcendencia.
Aquella
“máxima” ignaciana –de San ignacio de Loyola— de que “en tiempos de tribulación,
no hacer mudanza”, parece no sirve para nada a toda esa pléyade de periodistas,
si lo son, que buscan lío y notoriedad, metiendose a políticos en cierta
manera..
Efectos
claros del desarrollo democrático y de la degeneración que en ocasiones
implica, porque aún estoy esperando encontrar algo de mesura, de prudencia y de
autocontrol en esa carrera sin reglas en pos de desvelar cuanta más “mierda”
(con perdón) mejor.
Cierto es
que al igual que las “meigas” gallegas, “habelas, haylas”, la corrupción
existe y galopa entre nosotros, y está por ver si resulta acorde con los principios deontológicos “poner el ventilador” unos y otros, para
llegar al “tú más…”
Que bien
está informar de las porquerías, pero también hay que reparar en que no están
las cosas como para alborotar el gallinero, no sea que el cacareo de los gallos
y de las gallinas atraiga aún más a las zorras de la especulación capitalista y
a las hienas de la desmembración iconoclasta del Estado democrático.
Pero
claro, como decía el pastor de mi abuelo, “!es que las ovejas se empeñan
siempre en irse hacia donde no deben!...”. Y es verdad.
Los
políticos, a ver lo que “trincan” en poder y especialmente en dinero; la
familia real, sufriendo los forúnculos de algunos “pillastrones” que
confundieron la nobleza con la libertad de fraude, pero pensando en un aurea de
protección que no va con estos tiempos; los partidos, creyendose que como ellos
son los que legislan, pues sus papeles solo son para ellos…Y los dineros
también…
Y los
sindicatos, con las orejas gachas por ahora ya que en otro caso se quedan sin
dinero, pues viendo por dónde medran, no paran de seguir colocando liberados, que
diga, maltrabajas, o algo así…
Pero no
hay que espantarse, porque peores las vimos y las salvamos, aunque como mínimo
habrá que dar un cachete (tal vez un “knock out”) a tantos y tantos
protagonistas de la vida social, y dejar las cosas en verdad, trabajo y
sensatez.
Tal vez
sea vano intento, pero como de ilusión también se vive, pues al menos
digámoslo, a ver si alguien, del gobierno, de la oposición, de la realeza, de
los sindicatos, de la prensa, del pueblo, o de donde sea, o quien sea, se digna pensar que con estas alforjas solamente llegaremos al abismo.
¡Y ya
estamos al borde!
No valen
ambientadores, no valen perfumes, solo valen
efluvios estomacales e intestinales que evidencien que en nuestras entrañas aún
fluye la rectitud y la bondad que muchos se empeñan en borrar…
“Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás
formando parte de ella”.- Joan
Baez (1941-?) Cantante estadounidense.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
Muy bueno. BB
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