12 diciembre 2012

En Tiempo de Navidad: El villancico y los deseos de Paz y Amor

Un villancico es una forma de expresar oraciones poéticamente que tengan rima, y es la forma poética asociada, tradicional de España, Latinoamérica y Portugal. Estas piezas fueron populares entre los siglos XV y XVIII. Los villancicos eran originariamente canciones profanas con estribillo, de origen popular y armonizadas a varias voces. Posteriormente comenzaron a cantarse en las iglesias y a asociarse específicamente con la Navidad. Compositores notables de villancicos fueron, entre otros, Juan de la Enzina, Pedro de Escobar, Francisco Guerrero, Gaspar Fernandes y Juan Gutiérrezde Padilla.
Actualmente, tras el declive de la antigua forma del villancico, el término pasó a denominar simplemente un género de canción cuya letra hace referencia a la Navidad y que se canta tradicionalmente en esas fechas.
Orígenes 
Las primeras composiciones que pueden denominarse con este nombre surgieron hacia la segunda mitad del siglo XV, durante el renacimiento como una evolución de formas musicales populares mucho más antiguas.Formas similares eran llamadas hasta el siglo XV cantigas o canciones.
Su nombre tiene probablemente su origen en que se trata de composiciones de naturaleza popular, cantadas por los villanos o habitantes de las villas, generalmente campesinos u otros habitantes del medio rural. Eran cantados en fiestas populares, originariamente sin temática específicamente religiosa, y los principales temas eran los acontecimientos recientes del pueblo o la región. El género se amplió posteriormente hasta incluir temas de diverso tipo.
Métrica
La forma poética está influida por composiciones tradicionales de origen mozárabe, tales como el zéjel, que alternaba estrofas cantadas por un solista con un estribillo a coro. Éste dio paso a otras formas como la cantiga de estribillo o la cantiga de refram galaicoportuguesa.

La estructura básica del villancico la forman dos elementos: el estribillo y las coplas, si bien su estructura es muy variable tanto en el número de versos como en la rima o la alternancia entre estribillo y coplas. Los versos son por lo general hexasílabos u octosílabos y componen un estribillo inicial, a veces con introducción, que consta por lo general de tres o cuatro versos que se repiten a lo largo de la obra, y unas coplas, divididas a su vez en dos mudanzas y una vuelta. Las mudanzas, que con frecuencia tienen rima simétrica y forman entonces una redondilla o alternativamente una cuarteta, van seguidas de la vuelta o enlace de tres o cuatro versos en los que el primero tiene la misma rima que el último de la mudanza y el resto, o al menos el último, enlazan con el estribillo.

Esta estructura se aprecia por ejemplo en este villancico, atribuido a Mateo Flecha el Viejo:

Riu, riu, chiu,

La guarda ribera,

Dios guardó el lobo

de nuestra cordera.

El lobo rabioso

La quiso morder,

Mas Dios poderoso

La supo defender,

Quizole hazer que

No pudiesse pecar,

Ni aun original

Esta virgen no tuviera.

Riu, riu, chiu,

La guarda ribera,

Dios guarde el lobo

De nuestra cordera.

Una forma poética pariente del villancico es la letrilla que en el siglo XVI pasó a denominar cualquier poema con estribillo, y que generalmente es de carácter satírico.
Música
En su forma clásica en el villancico marca la pauta la melodía del canto apoyada por un acompañamiento en tono grave que forma un buen soporte armónico por parte de las voces internas; el registro superior es el que lleva asociado el texto, el cual sigue la melodía en modo silábico; el cierre de los versos corresponde generalmente a las diversas cadencias. El discurso horizontal se orienta según procedimientos tonales ante litteram: por otra parte, basta pensar que hay villancicos construidos también sobre un esquema de danza (sobre todo los más recientes pero también durante el renacimiento, en el lenguaje tonal) como passamezzo o folía. La polifonía se acrecienta generalmente mediante un inteligente contrapunto derivado de la imitación de las frases musicales individuales entre las diversas partes, aunque el estilo homofónico y homorrítmico no sea inusual. El compás, en general binario, en ocasiones se aproxima a ritmos ternarios. 
Evolución del género
Siglo XV 

En la primera época el género está poco definido y se encuentran todo tipo de temas, desde narración de sucesos locales, canciones amorosas hasta sátiras y burlas, y con poca presencia de la temática religiosa y, cuando la hay, no está específicamente asociada con la Navidad o con otras festividades. La mejor muestra de este período se halla recogida en el Cancionero de Palacio (1474-1516), y fue Juan del Enzina el principal compositor de la época. Otras recopilaciones importantes son el Cancionero de la Colombina (1490), el de Sablonara, el de Stúñiga o el de la Casa de Medinacelli. La música de este período es sencilla, y busca la adaptación al texto.
Siglo XVI
La polifonía suele ser en esta primera época a tres o cuatro voces. Posteriormente, durante el siglo XVI, y de forma paralela a los villancicos polifónicos, se empiezan a componer algunos a una sola voz y con acompañamiento de vihuela que, a partir del siglo XVII, sería sustituida por la guitarra.
A partir de la segunda mitad del siglo XVI las autoridades eclesiásticas comenzaron a promover como una medida evangelizadora el uso de música en lengua vernácula en los oficios religiosos, especialmente durante las fiestas del calendario religioso, sobre todo en Navidad y el Corpus Christi. Estas piezas se cantaban en la misa de mañana de estas festividades. Las catedrales e iglesias de importancia se dotaron de un cuerpo de músicos y un maestro de capilla encargado de componer especialmente para estas ocasiones. Los principales cantorales que se conservan de esta segunda época son el Cancionero del Duque de Calabria o de Upsala (así llamado debido a que la única copia que se conserva está en la biblioteca universitaria de esta ciudad sueca), el Cancionero de Medinaceli y las Canciones y Villanescas espirituales de Francisco Guerrero. El villancico también se abre paso hacia otras formas artísticas literarias como el teatro como en la obra de Gil Vicente o la novela pastoril con Jorge de Montemayor. También Santa Teresa compuso algún poema con esta forma.

Musicalmente el villancico se hace más complejo y se acentúa la distinción entre coplas y estribillo; este último se hace más largo y polifónico, mientras que aquéllas se acortan y se hacen más homofónicas y se reduce el número de voces.

Siglo XVII
En el siglo XVII el villancico es un género sumamente popular, y para entonces constituirá la mayor parte de la producción musical española de la época. Se componen multitud de villancicos devocionales para las distintas festividades religiosas tales como la Asunción, la Inmaculada Concepción o festividades de santos además del Corpus Christi o la Navidad. En esta época el villancico se sofistica aún más añadiendo más voces a la polifonía, hasta ocho distribuidas en dos coros situados en diferentes partes de la iglesia y acompañamiento de violón, arpa y órgano. El estribillo se hace más largo y complejo polifónicamente, mientras que como contraste las coplas se acortan y simplifican musicalmente. También se introducen algunos elementos dramáticos. Son músicos importantes de este período entre muchos otros Cristóbal Galán, Juan Hidalgo y Sebastián Durón.
Siglo XVIII
El siglo XVIII marca el inicio de la decadencia del género, el cual recibe cada vez más influencia de la música vocal italiana que por entonces dominaba el panorama musical europeo. Los villancicos alteran su sencilla estructura inicial complicándose con nuevas secciones musicales a imitación de la cantata, deviniendo en una sucesión de recitativos y arias da capo según el modelo de la ópera italiana. Los de Antonio Soler, escritos durante la segunda mitad del siglo, son quizá los más recordados en la actualidad. En 1765 se prohíben los villancicos en los actos religiosos.
Evolución fuera de España
En Portugal fue también un género popular, denominado vilancete, principalmente poético. Cabe destacar las extensas colecciones de villancicos de Juan IV, llamado El Rey Músico.

Ucrania
En la América colonial el villancico siguió un desarrollo paralelo al de la península y fue valorado como medio evangelizador, incorporaba el lenguaje y ritmos de las formas locales, incluyendo con frecuencia palabras en idiomas indígenas, vocablos africanos o jerga de los dialectos europeos. Entre estos figuran los llamados villancicos de negro o negrillos en los que se imita el sonido de los dialectos africanos con onomatopeyas. Entre estos son particularmente conocidos los de Sor Juana Inés de la Cruz.

Otras formas tradicionales americanas derivadas del villancico son la jácara, el gallego y el tocotín. Entre los compositores americanos más notables figuran José de Loaiza y Agurto, Manuel de Sumaya e Ignacio Jerúsalem en Nueva España, Manuel José de Quirós y Rafael Antonio Castellanos en Guatemala, José Cascante en Colombia y Juan de Araujo, y Tomás de Torrejón y Velasco en Perú.

El villancico como canción navideña


Las composiciones basadas en la Navidad tienen un origen muy antiguo. Una de las más antiguos que se conservan es Veni redentor gens, himno atribuído a San Ambrosio de Milán (340-397). Del siglo siguiente es Corde natus ex Parentis, basado en textos del poeta hispanolatino Prudencio. Puer Natus Est Nobis es un canto gregoriano del siglo VI que se cantaba como introito de la tercera misa de la liturgia navideña. La composición la utilizó posteriormente el compositor inglés Thomas Tallis como parte de su misa de Navidad, en el siglo XVI. En los siglos IX y X, la secuencia de Navidad se populariza en la liturgia de los monasterios cistercienses. La primera adaptación de música profana popular a cantos religiosos se debe a Adán de San Víctor, monje francés del siglo XII, con la creación de un género mixto que posteriormente favorecería el uso de melodías populares como cantos navideños.

La reforma protestante


La reforma protestante trajo como consecuencia un gran florecimiento de la composición musical religiosa. Pese a una fuerte oposición inicial por parte de las denominaciones protestantes más extremas encabezadas por el calvinismo y que rechazaba cualquier forma superficial de culto (durante el gobierno del puritano Oliver Cromwell en Inglaterra se llegó a prohibir toda celebración de la Navidad), las ramas más moderadas protestantismo favorecían el uso de la música en las celebraciones religiosas en detrimento de otras formas de devoción usadas por la Iglesia Católica. Por este motivo en los siglos sucesivos se compusieron numerosos himnos, motetes y otras obras religiosas de muy diverso género, favoreciendo así la popularización de las canciones navideñas.
Canciones navideñas en la actualidad
En la actualidad en los países de habla hispana se llama villancico a un amplio conjunto muy heterogéneo de composiciones musicales populares de muy diverso origen, época y estilo.

En el siglo XVIII, la última época en la que el villancico se cantaba todavía en las celebraciones religiosas, este se fue quedando relegado a la celebración de festividades navideñas. Por este motivo el villancico quedó en la memoria popular como un género de canción específica de la Navidad, pasando a denominar por extensión a toda canción de temática navideña.

Canciones populares en España y otros países de habla hispana son:

  • Hacia Belén va una burra
  • Campana sobre campana
  • El tamborilero
  • Mi burrito sabanero
  • Noche de Paz
  • Campanita del lugar
  • Unos vienen y otros van
  • Pastores venid
  • Adeste fideles
  • Tutaina
  • A La Nanita Nana
  • Los peces en el río

Gran Bretaña y países de habla inglesa: Christmas carol

En la Inglaterra del siglo XV se comenzó a desarrollar un género musical llamado carol (del francés carole y este del latín coralus) que tenía su origen en bailes populares de los siglos XII al XIV que, de forma similar a los villancicos ibéricos, se interpretaban fuera de la liturgia religiosa en celebraciones tales como la época de la cosecha y también la Navidad. Originariamente se cantaban de puerta en puerta a cambio de una pequeña donación, de forma similar a la tradición española del aguinaldo, y también se cantaban en los campos de cultivo para propiciar una buena cosecha. Posteriormente se incorporaron a las celebraciones religiosas, y pasaron de este modo, en la cultura inglesa, a denominar a toda canción navideña. En su forma original el carol alterna una parte coral con un estribillo bailable y era cantado. Estas composiciones tienen su origen en ocasiones en composiciones medievales muy antiguas, lo que les confiere una cadencia y musicalidad particular que se asocia en el mundo anglosajón con la Navidad.

(De Wikipedia y otras fuentes)

Llega un año más el tiempo de Navidad, en el que todos desearíamos que la ternura, la armonía, la bondad y el afecto se instalaran entre nosotros y nos quedaran para siempre.

Vano intento y vano deseo, por desgracia, en estos tiempos de guerras, pueblos vecinos destrozándose, naciones desangrándose poco a poco entre el fanatismo y la indiferencia de las poderosas, y  gentes cayendo irremisiblemente en la miseria del desempleo, de la pérdida de sus hogares, del hambre…

Es el signo de estos tiempos que nos toca vivir, y que, pese a todo, no son tan distintos de aquellos que, según las Escrituras y la Tradición, hubieron de sufrir María y José, y después su Niño, Jesús, en medio de los empadronamientos, la falta de asistencia, la falta de morada, el nacimiento en un portal o en una cueva o en un pesebre, las persecuciones herodianas…

¿Por qué será que el género humano habitualmente está embarcado en la contienda y en la falta de respeto y ayuda de unos para con otros?

Ya sé que no son tiempos de reproches, pero sí al menos de una somera reflexión sobre cómo nos vamos comportando de forma inadecuada a lo largo de los tiempos, para, entre unos y otros, hacer cada vez más duro e inhabitable este nuestro mundo.

Por eso, cuando se aproximan estas fiestas entrañables, en las que, hasta inclusive en las costumbres paganas, se celebra la amistad y el amor, siempre de acuerdo con la tradición conmemorativa del nacimiento de Jesús, lo menos que puede hacer quien esto escribe es desear a todos los lectores y a quienes ni siquiera nos conocen, la paz de espíritu que entraña y requiere el Tiempo de Navidad.

A los creyentes, el deseo de que Dios les acompañe en estas fechas y les brinde su apoyo y consuelo.

A quienes no han tenido el don, o no han querido tenerlo, de la fe y de la religión, asimismo, el abrazo fraterno de solidaridad y amor.

Que acaben de una vez por todas los enfrentamientos familiares, las luchas sociales, las guerras, los egoísmos…

Y que en el cielo de nuestro mundo terreno brille la Estrella de la Navidad, iluminando la deseada bondad y armonía entre todos los seres que poblamos el universo.

Como detalle musical, incluyo seguidamente un link o vínculo a un pequeño compendio de villancicos  populares españoles, y que en su sencillez entrañan la belleza de estos días de Paz y Amor que están a llegar.





¡Feliz Navidad a todos!
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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