“Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que
espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”.- Proverbio
hindú
El 23 de abril es el
113.º (centésimo décimotercer) día del año en el calendario gregoriano y el 114.º en los años
bisiestos. Quedan 252 días para finalizar el año. Promulgado como el Día Internacional del Libro por la Unesco, en
conmemoración de tres grandes escritores: el entierro de Miguel de Cervantes Saavedra (según el
calendario gregoriano), la muerte (y
probablemente también el nacimiento) de William Shakespeare (según el calendario juliano) y la muerte de Inca Garcilaso de la Vega.
…
Monumento a las ideas, en Berlín |
El Día Internacional del Libro
es una conmemoración celebrada a nivel internacional con el objetivo de
fomentar la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad
intelectual por medio del derecho de autor. A nivel internacional es promulgado
por la UNESCO, que lo empezó a promulgar por primera vez en 1995.
Se celebra cada 23 de abril desde 1996
en varios países, siendo en 2008 más de un centenar.
En varios países de habla castellana, como Cuba,
se celebra este día como el Día del idioma, diferente del Día Internacional de la lengua materna, celebrado el 21 de febrero.
Historia
El día 23 de abril fue elegido como Día del Libro y del Derecho de Autor, pues
corresponde al fallecimiento de los escritores Miguel de
Cervantes, William
Shakespeare e Inca
Garcilaso de la Vega en la
misma fecha en el año 1616 (aunque realmente no es así: Cervantes falleció
el 22 y fue enterrado el 23, mientras que Shakespeare murió el 23 de abril...
del calendario
juliano, que
corresponde al 3 de mayo del calendario
gregoriano). En esta
fecha también fallecieron William
Wordsworth (en 1850) y Josep Pla (en 1981). La Unión Internacional de Editores propuso esta fecha a la Unesco, con el
objetivo de fomentar la cultura y la protección de la propiedad
intelectual por medio
del derecho de
autor. La
Conferencia General de la Unesco la aprobó en París el 15 de
noviembre de 1995, por lo
que a partir de dicha fecha el 23 de abril es el "Día Internacional del Libro
y del Derecho de Autor".
En España
Alfonso
XIII firmó un
Real Decreto el 6 de
febrero de 1926 por el
que se creaba oficialmente la Fiesta del Libro Español, que se celebraría en la
fecha que entonces se creía que había nacido Premio Cervantes, el 7 de octubre. La idea original fue del escritor valenciano Vicente Clavel Andrés, proponiéndola a la Cámara Oficial del Libro de Barcelona, en la que
se aprueba en marzo de 1925, proponiendo la citada entidad se celebrara en
octubre de cada año, en la fecha del nacimiento de Cervantes, coincidiendo en
el primer año con la Exposición del Libro Español en Buenos Aires. Poco
después, en 1930, se instaura definitivamente la fecha del 23 de abril como Día del
Libro. La celebración arraigó rápidamente en toda España, en especial en las
ciudades sede de Universidades, y desde Barcelona se extendió por toda
Cataluña, aunque la denominación oficial se fue diluyendo poco a poco al
coincidir con el día del santo Patrón, conocido como Día de San
Jorge (Diada de
Sant Jordi), mientras en otras zonas no universitarias de España la fiesta se
mantenía con escasa importancia o incluso desaparecía. Con el tiempo se hizo
tradicional en Cataluña el intercambio y regalo de rosas y libros
entre parejas y personas queridas en esa fecha, convirtiéndose en una de las
jornadas populares más celebradas. Esta tradición fue uno de los argumentos
utilizados por la UNESCO para declarar el 23 de abril Día Internacional del Libro.
En España se toma en cuenta esta fecha para la entrega anual de los Premios Cervantes, el mayor galardón otorgado a los autores
hispanos.
…
Miguel de Cervantes Saavedra (¿Alcalá
de Henares?, 29 de septiembre de 1547
– Madrid, 22 de abril de 1616)
fue un soldado, novelista,
poeta y dramaturgo español.
Es considerado una de las máximas
figuras de la literatura
española y
universalmente conocido por haber escrito Don
Quijote de la Mancha,
que muchos críticos han descrito como la primera novela
moderna y una de las mejores obras de la literatura universal. Se le ha dado el
sobrenombre de «Príncipe de los Ingenios».
Infancia y juventud
El lugar
de nacimiento de Miguel de Cervantes no se ha establecido con absoluta certeza,
considerándose como más probable que naciera en Alcalá de
Henares, dado que
allí fue bautizado, según su acta de bautismo, y que de allí manifestó ser
natural en la llamada Información de Argel (1580). El día exacto de su
nacimiento es desconocido, aunque es probable que naciera el 29 de septiembre, fecha en que se celebra la fiesta del arcángel San Miguel, dada la tradición de recibir el nombre del
santoral. Miguel de Cervantes fue bautizado en Alcalá de
Henares (España) el 9 de
octubre de 1547, en la
parroquia de Santa María la Mayor.
No existen
datos precisos sobre los primeros estudios de Miguel de Cervantes, que, sin
duda, no llegaron a ser universitarios. Parece ser que pudo haber estudiado en Valladolid, Córdoba o Sevilla.
En 1566 se
establece en Madrid. Asiste al Estudio de la Villa, regentado por el catedrático de
gramática Juan López
de Hoyos, quien en
1569 publicó un libro sobre la enfermedad y muerte de la reina doña Isabel de Valois, la
tercera esposa de Felipe II. López de Hoyos incluye en ese libro dos poesías
de Cervantes, nuestro caro y amado discípulo. Esas son sus primeras
manifestaciones literarias. En estos años Cervantes se aficionó al teatro
viendo las representaciones de Lope de Rueda y, según declara en la segunda parte del Quijote, al parecer por boca del personaje principal,
«se le iban los ojos tras la farándula».
Viaje a Italia y la batalla de Lepanto
Se ha
conservado una providencia de Felipe II que data de 1569, en la
que manda prender a Miguel de Cervantes, acusado de herir en un duelo a un tal
Antonio Sigura, maestro de obras. Si se tratara realmente de Cervantes, ése
podría ser el motivo que le hizo pasar a Italia. Llegó a Roma en
diciembre del mismo año. Allí leyó los poemas caballerescos de Ludovico Ariosto y los Diálogos de amor del judío
sefardita León
Hebreo (Yehuda
Abrabanel), de inspiración neoplatónica, que influirán sobre su idea del amor.
Cervantes se imbuye del estilo y del arte italianos, y guardará siempre un
gratísimo recuerdo de aquellos estados, que aparece, por ejemplo, en El
licenciado Vidriera, una de
sus Novelas
ejemplares, y se
deja sentir en diversas alusiones de sus otras obras.
Entra al
servicio de Giulio
Acquaviva, que será
cardenal en 1570, y a quien, probablemente, conoció en Madrid. Le siguió por Palermo, Milán, Florencia, Venecia, Parma y Ferrara. Pronto le dejará para ocupar la plaza de
soldado en la compañía del capitán Diego de Urbina, del tercio de Miguel de Moncada. Embarcó en la galera Marquesa. El 7 de octubre de 1571 participó en la batalla de
Lepanto, "la
más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver
los venideros", formando parte de la armada cristiana, dirigida por
don Juan de
Austria, «hijo
del rayo de la guerra Carlos V, de felice memoria», y hermanastro del rey, y en la que participaba
uno de los más famosos marinos de la época, el marqués de
Santa Cruz.
El apodo
de el manco de Lepanto: La mano izquierda no le fue cortada, sino que se
le anquilosó al perder el movimiento de la misma cuando un trozo de plomo le
seccionó un nervio. Aquellas heridas no debieron ser demasiado graves, pues,
tras seis meses de permanencia en un hospital de Messina,
Cervantes reanudó su vida militar, en 1572. Tomó
parte en las expediciones navales de Navarino (1572), Corfú, Bizerta y Túnez (1573). En
todas ellas bajo el mando del capitán Manuel Ponce de León y en el tercio de Lope de Figueroa, que aparece en El alcalde de Zalamea, de
Pedro
Calderón de la Barca.
Después,
recorrería las principales ciudades de Sicilia, Cerdeña, Génova y la Lombardía. Permaneció finalmente dos años en Nápoles, hasta 1575.
Cervantes
siempre se mostró muy orgulloso de haber luchado en la batalla de Lepanto, que
para él fue, como escribió en el prólogo de la segunda parte del Quijote,
la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan
ver los venideros.
Cautiverio en Argel
Durante su
regreso desde Nápoles a España, a bordo de la galera Sol, una flotilla turca comandada por
Arnaut Mamí hizo presos a Miguel y a su hermano Rodrigo, el 26 de septiembre de 1575. Fueron
capturados a la altura de Cadaqués
de Rosas o Palamós, en la actualidad llamada Costa Brava, y llevados a Argel. Cervantes es adjudicado como esclavo al
renegado griego Dali Mamí. El hecho de habérsele encontrado en su poder
las cartas de recomendación que llevaba de don Juan de Austria y del Duque de Sessa, hizo pensar a sus captores que Cervantes era una persona muy
importante, y por quien podrían conseguir un buen rescate. Pidieron quinientos
escudos de oro por su libertad.
En mayo de
1580, llegaron a Argel los padres Trinitarios (esa orden se ocupaba en
tratar de liberar cautivos, incluso se cambiaban por ellos) fray Antonio de la
Bella y fray Juan
Gil. Fray
Antonio partió con una expedición de rescatados. Fray Juan Gil, que únicamente
disponía de trescientos escudos, trató de rescatar a Cervantes, por el cual se
exigían quinientos. El fraile se ocupó de recolectar entre los mercaderes
cristianos la cantidad que faltaba. La reunió cuando Cervantes estaba ya en una
de las galeras en que Azán Bajá zarparía rumbo a Constantinopla, atado con «dos
cadenas y un grillo». Gracias a los 500 escudos tan arduamente reunidos,
Cervantes es liberado el 19 de septiembre de 1580. El 24 de octubre regresó, al fin, a España con otros cautivos también rescatados.
Llegó a Denia, desde donde se trasladó a Valencia. En noviembre o diciembre regresa con su familia a Madrid.
Regreso a España
En mayo de
1581 Cervantes se trasladó a Portugal, donde se hallaba entonces la corte de Felipe II, con el propósito de encontrar algo con lo que
rehacer su vida y pagar las deudas que había tenido su familia para rescatarle
de Argel. Le encomendaron una comisión secreta en Orán, puesto que él tenía
muchos conocimientos de la cultura y costumbres del norte de África. Por ese
trabajo recibió 50 escudos. Regresó a Lisboa y a
finales de año volvió a Madrid. En febrero de 1582, solicita
un puesto de trabajo vacante en las Indias; sin conseguirlo.
El 12 de diciembre de 1584, contrae matrimonio con Catalina de Salazar y Palacios en el pueblo
toledano de Esquivias. Catalina era una joven que no llegaba a los
veinte años y que aportó una pequeña dote. Se supone que el matrimonio no sólo
fue estéril, sino un fracaso. A los dos años de casados, Cervantes comienza sus
extensos viajes por Andalucía.
Es muy
probable que entre los años 1581 y 1583 Cervantes
escribiera La Galatea, su primera obra literaria en volumen y
trascendencia. Se publicó en Alcalá de Henares en 1585. Hasta
entonces sólo había publicado algunas composiciones en libros ajenos, en
romanceros y cancioneros, que reunían producciones de diversos poetas.
Últimos años
En 1587, viaja a Andalucía como comisario de provisiones de la Armada Invencible. Durante los años como comisario, recorre una y
otra vez el camino que va desde Madrid a Andalucía, pasando por Toledo y La Mancha (actual Ciudad
Real). Ese es
el itinerario de Rinconete y Cortadillo.
Se
establece en Sevilla, primero como proveedor de las galeras reales, y
posteriormente, a partir de 1594, como recaudador de impuestos atrasados
(tercias y alcabalas), empleos ambos que le acarrearán numerosos problemas y
disputas puesto que era el encargado de ir casa por casa recaudando impuestos,
que en su mayoría iban destinados para cubrir las guerras en las que estaba
inmiscuida España. Es encarcelado en 1597 en la
Cárcel Real de Sevilla, tras la quiebra del banco donde depositaba la
recaudación. Supuestamente Cervantes se había apropiado de dinero público y
sería descubierto tras ser encontradas varias irregularidades en las cuentas
que llevaba. En la cárcel «engendra» Don
Quijote de la Mancha, según el
prólogo a esta obra. No se sabe si con ese término quiso decir que comenzó a
escribirlo mientras estaba preso o, simplemente, que se le ocurrió la idea allí.
Desde 1604 se instala en Valladolid (por aquel entonces —desde 1601— Corte
Real de Felipe III), y en 1605 publica
la primera parte de la que será su principal obra: El ingenioso hidalgo don
Quijote de la Mancha. Ello marcó el comienzo del realismo como estética literaria y creó el género
literario de la novela moderna,
la novela
polifónica, de
amplísimo influjo posterior, mediante el cultivo de lo que llamó «una escritura
desatada» en la que el artista podía mostrarse «épico, lírico, trágico, cómico»
en el crisol genuino de la parodia de todos los géneros. La segunda parte no
aparece hasta 1615: El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha.
Entre las
dos partes del Quijote, aparecen en 1613 las Novelas
ejemplares, un
conjunto de doce narraciones breves, compuestas algunas de ellas muchos años
antes. Su fuente es propia y original. En ellas explora distintas fórmulas
narrativas como la sátira lucianesca (El coloquio de los perros),
la novela
picaresca (Rinconete
y Cortadillo), la miscelánea (El licenciado vidriera), la novela bizantina (La española inglesa, El amante
liberal) o, incluso, la novela
policíaca (La
fuerza de la sangre).
La crítica
literaria fue una constante en su obra. Aparece en la Galatea, en el Quijote
y a ella le consagró el Viaje del Parnaso (1614), extenso
poema en tercetos encadenados. En 1615, publica Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca
representados, pero su
drama más popular hoy, La
Numancia, además
de El trato de Argel, quedó inédito hasta el siglo XVIII.
Un año
después de su muerte, aparece la novela Los trabajos de Persiles y Sigismunda, cuya dedicatoria a Pedro Fernández de Castro y Andrade, VII Conde de
Lemos, su
mecenas durante años, y a quien están también dedicadas la segunda parte del Quijote
y las Novelas ejemplares.
Alcances artísticos
Cervantes
es sumamente original. Parodiando un género que empezaba a periclitar, como el
de los libros de
caballerías, creó
otro género sumamente vivaz, la novela polifónica, en la que se superponen las
cosmovisiones y los puntos de vista hasta confundirse en complejidad con la
misma realidad, recurriendo incluso a juegos metaficcionales. En la época la
épica podía escribirse también en prosa, y con el precedente en el teatro del
poco respeto a los modelos clásicos de Lope de Vega, le cupo a él en suma fraguar la fórmula del realismo en la narrativa tal y como había sido
preanunciada en España por toda una tradición literaria desde el Cantar del
Mío Cid, ofreciéndosela a Europa, donde Cervantes tuvo más discípulos que
en España.
Obra de Cervantes
Novelas
Miguel de
Cervantes cultivó, pero a su original modo, los géneros narrativos habituales
en la segunda mitad del siglo XVI: la novela bizantina, la novela pastoril, la novela
picaresca, la novela morisca, la sátira lucianesca, la miscelánea. Renovó un género, la novella, que se entendía entonces a la
italiana como relato breve, exento de retórica y de mayor trascendencia.
Novelas ejemplares
Entre 1590 y 1612 Cervantes
escribió una serie de novelas cortas (pues el término novela se usaba en
la época en el mismo sentido que su étimo, el italiano novella, esto es,
lo que hoy llamamos novela corta o relato largo) que después acabaría reuniendo
en 1613 en la colección de las Novelas ejemplares, dada la gran
acogida que obtuvo con la primera parte del Quijote. En un principio
recibieron el nombre de Novelas ejemplares de honestísimo entretenimiento.
Dado que
existen dos versiones de Rinconete y Cortadillo y de El celoso
extremeño, se piensa que Cervantes introdujo en estas novelas algunas
variaciones con propósitos morales, sociales y estéticos (de ahí el nombre de
«ejemplares»). Por otra parte, algunas novelas cortas se hallan también
insertas en el Quijote, como «El curioso
impertinente» o una «Historia del cautivo» que cuenta con elementos autobiográficos. Además, se alude a otra
novela ya compuesta, Rinconete
y Cortadillo.
- La gitanilla
- El amante liberal
- Rinconete y Cortadillo
- La española inglesa
- El licenciado Vidriera
- La fuerza de la sangre
- El celoso extremeño
- La ilustre fregona
- Las dos doncellas
- La señora Cornelia
- El casamiento engañoso
- El coloquio de los perros
Poesía
Cervantes
se afanó en ser poeta, aunque llegó a dudar de su capacidad, como él mismo dijo
antes de su muerte en Viaje del Parnaso:
Yo que siempre trabajo y me desvelo
por parecer que tengo de poeta
la gracia que no quiso darme el cielo
Inicia su
obra poética con las cuatro composiciones dedicadas a Exequias de la reina
Isabel de Valois. Otros poemas fueron: A Pedro Padilla, A la
muerte de Fernando de Herrera, A la Austriada de Juan Rufo. Como
poeta sin embargo destaca en el tono cómico y satírico, y sus obras maestras son
los sonetos Un valentón de espátula y greguesco y Al túmulo del rey
Felipe II, del cual se hizo famoso los últimos versos:
Caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese, y no hubo nada.
Teatro
Dadas sus
penurias económicas, el teatro fue la gran vocación de Cervantes. Escribe que
cuando era mozo «se le iban los ojos» tras el carro de los comediantes y que
asistió a las austeras representaciones de Lope de Rueda. Sin embargo, su éxito, que lo tuvo, pues sus obras se representaron
«sin ofrenda de pepinos», como dice en el prólogo a sus Ocho comedias y ocho
entremeses nunca representados, fue efímero ante el exitazo de la nueva
fórmula dramática de Lope de
Vega, más
audaz y moderna que la suya, que hizo a los empresarios desestimar las comedias
cervantinas y preferir las de su rival. El teatro de Cervantes poseía un fin
moral, incluía personajes alegóricos y procuraba someterse a las tres unidades
aristotélicas de acción, tiempo y lugar, mientras que el de Lope rompía con
esas unidades y era moralmente más desvergonzado y desenvuelto, así como mejor
y más variadamente versificado.
…
William
Shakespeare (Stratford-upon-Avon, Warwickshire,
Reino
Unido c. 26 de abril de 1564jul
– ibídem, 23 de abriljul./ 3 de mayo de 1616greg.) fue un dramaturgo, poeta
y actor inglés. Conocido en ocasiones como el Bardo de Avon (o
simplemente El Bardo), Shakespeare es considerado el escritor más
importante en lengua
inglesa y uno de
los más célebres de la literatura universal.
Las obras de Shakespeare han sido
traducidas a las principales lenguas y sus piezas dramáticas continúan
representándose por todo el mundo. Además, muchas citas y aforismos de sus
obras han pasado a formar parte del uso cotidiano, tanto en el inglés como en otros idiomas. Con el paso del tiempo, se ha
especulado mucho sobre su vida, cuestionando su sexualidad, su afiliación
religiosa, e incluso, la autoría
de sus obras.
Comienzos
William
Shakespeare (también deletreado Shakspere, Shaksper y Shake-speare, porque la
ortografía en tiempos isabelinos no era ni fija ni absoluta) nació en Stratford-upon-Avon,
en abril de 1564. Fue el tercero de los ocho hijos que tuvieron John Shakespeare, un próspero comerciante que llegó a alcanzar
una destacada posición en el municipio, y Mary Arden, que descendía de una familia de abolengo.
El 28 de noviembre de 1582, cuando tenía 18 años de edad, Shakespeare contrajo matrimonio con Anne
Hathaway, de 26,
originaria de Temple Grafton, localidad próxima a Stratford. Tras su
matrimonio, apenas hay huellas de William Shakespeare en los registros
históricos, hasta que hace su aparición en la escena teatral londinense. El 26
de mayo de 1583, la hija primogénita de la pareja, Susanna, fue bautizada en Stratford. Un hijo, Hamnet, y otra hija, Judith, nacidos mellizos, fueron
asimismo bautizados poco después, el 2 de febrero de 1585. Los últimos
años de la década de 1580 son conocidos como los 'años perdidos' del
dramaturgo, ya que no hay evidencias que permitan conocer dónde estuvo, o por
qué razón decidió trasladarse de Stratford a Londres.
Últimos años
Shakespeare
se retiró a su pueblo natal en 1611, pero se
vio metido en diversos pleitos, como por ejemplo un litigio respecto al cercado
de tierras comunales.
Epitafio de Shakespeare |
Shakespeare
falleció el 23 de abril de 1616. Estuvo casado con Anne hasta su muerte, y le
sobrevivieron dos hijas, Susannah y Judith.
Los restos
de Shakespeare fueron sepultados en el presbiterio de la iglesia de la
Santísima Trinidad (Holy Trinity Church) de Stratford. El honor de ser
enterrado en el presbiterio, cerca del altar mayor de la iglesia, no se debió a
su prestigio como dramaturgo, sino a la compra de un diezmo de la
iglesia por 440 libras (una suma considerable en la época). El monumento
funerario de Shakespeare, erigido por su familia sobre la pared cercana a su
tumba, lo muestra en actitud de escribir, y cada año, en la conmemoración de su
nacimiento, se le coloca en la mano una nueva pluma de ave.
El First folio
Ante la
falta de manuscritos hológrafos y de fechas precisas de composición, se hace
muy difícil establecer una cronología bibliográfica shakespeariana. El First
Folio, que reagrupa la mayor parte de su producción literaria, fue
publicado por dos actores de su compañía, John Heminges y Henry
Condell, en 1623, ocho
años después de la muerte del autor. Este libro dividía su producción dramática
en Historias, Comedias y Tragedias, y de él se hicieron 750 copias, de las que
han llegado a nuestros días la tercera parte, en su mayoría incompletas. El First
Folio recoge exclusivamente obras dramáticas (no se encuentra en la edición
ninguno de sus poemas líricos), en número de 36: 11 tragedias, 15 comedias y 10 obras históricas. No incluye algunas obras
tradicionalmente atribuidas a Shakespeare, como las comedias Pericles y Los
dos nobles parientes, ni la obra histórica Eduardo
III.
Tragedias
Al igual
que muchas tragedias occidentales, la de Shakespeare suele describir a un
protagonista que cae desde el páramo de la gracia y termina muriendo, junto a
una ajustada proporción del resto del cuerpo protagónico. Se ha sugerido que el
giro que el dramaturgo hace del género, es el polo opuesto al de la comedia;
ejemplifica el sentido de que los seres humanos son inevitablemente desdichados
a causa de sus propios errores o, incluso, el ejercicio irónicamente trágico de
sus virtudes, o a través de la naturaleza del destino, o de la condición del
hombre para sufrir, caer, y morir..." En otras palabras, es una
representación con un final necesariamente infeliz.
Tumba de Shakespeare |
Shakespeare
compuso tragedias desde el mismo inicio de su trayectoria: una de las más
tempranas fue la tragedia romana de Tito Andrónico, siguiendo unos años después Romeo y Julieta. Sin embargo, las más aclamadas fueron escritas
en un período de siete años entre 1601 y 1608: Hamlet, Otelo, El rey
Lear, Macbeth (las cuatro principales), y Antonio y
Cleopatra, junto a
las menos conocidas Timón de Atenas y Troilo y
Crésida.
Muchos han
destacado en estas obras al concepto aristotélico de la tragedia: que el protagonista debe ser un personaje admirable
pero imperfecto, con un público capacitado para comprender y simpatizar con él.
Ciertamente, cada uno de los personajes trágicos de Shakespeare es capaz de
ejercer el bien y el mal. La representación siempre insiste en el concepto del libre albedrío; el (anti) héroe puede degradarse o retroceder y redimirse por sus
actos. El autor, en cambio, los termina conduciendo a su inevitable perdición.
Comedias
Entre las
características esenciales de la comedia shakespeariana se halla la vis cómica, la dialéctica de un
lenguaje lleno de juegos de palabras, el contraste entre caracteres opuestos
por clase social, sexo, género o poder (un ejemplo representativo sería La
fierecilla domada, también traducida a veces como La doma de la bravía);
las alusiones y connotaciones eróticas, los disfraces y la tendencia a la
dispersión caótica y la confusión hasta que el argumento de la historia
desemboca en la recuperación de lo perdido y la correspondiente restauración en
el marco de lo natural.
Si bien el
tono de la trama es con frecuencia burlesco, otras veces se encuentra latente
un inquietante elemento trágico, como en El mercader de Venecia. Cuando
trata temas que pueden desencadenar un trágico desenlace, Shakespeare trata de
enseñar, a su modo habitual, sin tomar partido, proponer remedios ni moralizar
o predicar en absoluto, los riesgos del vicio, la maldad y la irracionalidad
del ser humano, sin necesidad de caer en la destrucción que aparece en sus
tragedias y deja a la Naturaleza el orden restaurador y reparador.
Los
finales de las comedias son, por lo general, festivos y placenteros. Debe
tenerse en cuenta que el lenguaje vulgar y de doble sentido, así como la magnitud de diversos puntos de vista, los cambios de
suerte y el trastorno de las identidades, aportan un ingrediente infaltable que
suele estar acompañado de sorprendentes coincidencias. La parodia del sexo, el
papel del disfraz y el poder mágico de la naturaleza para reparar los daños y
heridas ocasionados por una sociedad corrupta y sedienta de codicia son
elementos trascendentes en la comedia shakespeariana.
Se estima
que la fecha de composición de las comedias de Shakespeare ha de girar en torno
a los años 1590 y 1612, como punto de partida y culminación de su labor como escritor.
(De
Wikipedia y otras fuentes)
…
Por una
vez --y ojalá fueran más— la celebración de una fecha tan repleta de
significado, como el 23 de abril, obliga a postergar tantas intrigas políticas,
tantas frases vejatorias entre los que manejan la cosa pública, tanto interés
avaricioso sobre dominios económicos y riesgos sociales.
En efecto,
la conmemoración del Día del Libro (y también de los Derechos de Autor) alcanza
especial dimensión mundial, si al mismo tiempo se rememora autores tan
irrepetibles como Cervantes y Shakespeare, adornado ello de la celebración en
parte de España de la festividad de San Jorge, que en Cataluña alcanza especial
dimensión por el agasajo entre enamorados mediante un libro (de ella para él) y
una rosa (para la dama).
En este
entorno, en el día de hoy me resulta más que grato reconfortante incluir
previamente información sobre los dos genios literarios y rendir especial
homenaje a ese objeto aparentemente inanimado, pero en la realidad lleno de
vida, de sentimientos, de sensaciones y de cultura, que es el libro.
Quienes de
una u otra manera tratamos de exprimir y exponer un poco nuestro interior
plasmando por escrito lo que opinamos, percibimos, sentimos y sufrimos, no solamente
buscamos nuestro solaz y expansión --que sin duda los pretendemos-- sino
también respondemos a esa ineludible exigencia que anida en todo ser humano,
cual es la de comunicar a los demás, de forma perenne y duradera, lo que por
nuestra mente discurre y a veces reside y se queda.
En estos
tiempos en los que, según algunos, las tecnologías y las redes sociales están
sustituyendo a los libros, resulta que no es así, ya que inclusive en las
tecnologías se ha afincado el e-book,
o libro electrónico, que en definitiva no es sino un libro respecto del cual se
facilita su conservación y lectura.
No hay que
olvidar tampoco el respeto y cuidado a los derechos de autor, mal que
últimamente en España algunos desvergonzados mercaderes de la cultura hayan
azotado a la población y a los comerciantes con “plagas” de exacciones abusivas
y en beneficio propio, so pretexto de salvaguardar los derechos de los creadores.
Y, en fin,
en este 23 de abril, en el que la primavera se ha afianzado entre nosotros, esa
rosa que los catalanes regalan a sus féminas, ha de ser el presente que haga
rebosar de ternura y realismo la vida cotidiana, en la que un libro, un relato,
una obra de teatro, lo que fuere, presta a la gente un toque de cultura y de
espiritualidad, en medio de tanta prima de riesgo y recesión, y recorte y
situación heredada, y…unas cuantas cosas más, a cual menos instructiva y más
carente de valores de inteligencia.
¡Feliz Día
del Libro!, ¡Feliz Día del Autor!, ¡Feliz Día de los lectores!, ¡Feliz día de
primavera! !feliz día de amor!
Con mi más
ferviente deseo,
SALVADOR
DE PEDRO BUENDÍA
“Un
buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa del mal
escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas”.- Ernesto Sábato (1911-2011) Escritor
argentino.
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