07 febrero 2012

Siria: Sigue el incendio en el mundo árabe. ¿Qué pretenden Rusia y China? ¿Y qué hace Occidente?

“Los abusos, aun en el estado más sólido, son minas sordas que tarde o temprano estallan.”.- Joseph Sanial-Dubay (1754-1817) Escritor francés.

Siria (en árabe: سوريا Sūriyā), oficialmente, la República Árabe Siria3 (الجمهوريّة العربيّة السّوريّة Al-Jumhūriyya al-`Arabiyya as-Sūriyya), es un país del Oriente Medio, en la orilla oriental del mar Mediterráneo, que comparte fronteras con Turquía por el norte, Iraq por el este, Israel y Jordania al sur, y Líbano por el oeste. Siria es un estado miembro de la Liga Árabe, y de la Organización de las Naciones Unidas.
Siria posee una población de 19 millones de habitantes, la mayoría de los cuales habla árabe. Además la mayoría de la población profesa el islam, siendo el sunismo el grupo musulmán mayoritario. Entre los musulmanes no sunnitas en Siria están los drusos, alawitas y chiitas. Hay en Siria minorías de las etnias asiria, armenia, turca y kurda junto a miles de refugiados palestinos.
Desde el año 1963, el Partido del Renacimiento Árabe Socialista o Baaz, gobierna Siria bajo la declaratoria de estado de emergencia y desde 1970 el presidente de Siria ha pertenecido a la Familia Assad, en la actualidad el Presidente es Bashar al-Assad, hijo de Hafez al-Assad, quien rigió los destinos del país desde 1970 hasta su muerte en el año 2000. La constitución de 1973 define oficialmente a Siria como un estado socialista laico reconociendo al Islam como religión mayoritaria.
Historia
Hacia el año 200 a.C., Siria formaba parte del Aram. Estuvo sometida a Egipto desde casi el 1530 a.C. hasta el 1250. En el siglo VIII a.C., Siria subyugó todo el país, que pasó a Babilonia en el siglo VII a.C. Persia se la anexionó en el 538 a.C., reteniéndola hasta que se apoderó de ella Alejandro Magno, 200 años después. En el año 64 a.C. pasó a ser una provincia romana, y después bajo el Imperio bizantino hasta el 634 d.C. En la segunda mitad del siglo XI, después de haber sido tomada por los sarracenos, fue ocupada por los selyúcidas, y en 1616 por los turco otomanos, que la retuvieron hasta 1833, en que fue conquistada por Muhammah Alí, quien la devolvió a los turcos en 1840.
Los turcos siguieron siendo dueños de Siria hasta ser expulsados de ella por los ingleses, en 1918. Francia, ya desde que intervino en el Líbano para reprimir las atrocidades de los turcos, había mantenido sus reivindicaciones políticas sobre Siria, y su posición especial fue reconocida en el acuerdo anglofrancés de 1916. Según esto, los ingleses abandonaron aquel país, y el Supremo Consejo de los aliados dio a Francia, el mandato sobre el mismo. En 1928, la Asamblea Constituyente redactó una constitución; pero esta no obtuvo la aprobación de Francia, la cual en 1929 disolvió la Asamblea. En mayo de 1930 se sancionó una nueva Constitución. En junio de 1932, Muhammah Alí Bey el Abed era elegido presidente de la república. En tratados firmados a finales de 1936, Francia prometió la independencia total de Siria, en un plazo de tres años. En 1938, Siria se vio precisada a ceder el sindicato de Alejandría a Turquía. Producido el colapso de Francia, Siria quedó bajo la dependencia del Gobierno de Vichy. En junio de 1941, fuerzas inglesas y de franceses libres, tras una breve campaña, ocuparon Siria y anunciaron solemnemente la concesión de la independencia. Reconocida por las Naciones Unidas, la independencia de Siria como estado soberano, los franceses la evacuaron en 1946.
En los primeros años después de la proclamación de la independencia, la política interior del país fue muy movida. El 14 de agosto de 1949, coronel Zaim, jefe del Gobierno, fue asesinado. Se formó un nuevo ministerio bajo la presidencia de Hachem el-Atassi, teniendo como jefe del ejército a Sami el-Hinnani, que dirigió la revolución contra Zaim. El 19 de diciembre del mismo año, una segunda revolución alentada por el coronel Adib Chichakli y promovida cuando la Asamblea Nacional estaba a punto de tratar la unidad de los países árabes y de la íntima colaboración con Irak, apartó de sus puestos de mando a Sami el-Hinnani y otros jefes políticos. A consecuencia de nuevos golpes militares (1951 y 1952), el coronel Adib Chichakli asumió todos los poderes. En febrero de 1954 un golpe militar dado por el coronel Mustafá Hamdum obligó al jefe del estado Chichakli a dimitir y a refugiarse en Arabia Saudí. Los sublevados reconocieron como presidente de Siria al político Hachem al-Atassi, que estaba desterrado. En el mes de octubre del mismo año se celebraron elecciones parlamentarias. El Gobierno de Siria viene celebrando con el Líbano conversaciones políticas y financieras para fijar la unión económica entre los dos países.
En el año 1955, la política siria experimentó un cambio muy profundo; Chukri el-Kuatli, que había vivido exiliado de Egipto y compartía las ideas del coronel Nasser, fue elegido presidente de la República. El-Kuatli y Nasser coincidían en su oposición a todo proyecto de federación expansiva propugnada desde Bagdad por Nuri es-Said, así como la adhesión a los pactos defensivos anglosajones. Dicha política encontró aprobación y apoyo en la U.R.S.S. y suscitó, en cambio, serios recelos en Turquía e Irak. De la Unión Soviética llegaron abundantes cargamentos de armas a Siria, cuyo presidente visitó Moscú.
Gobierno y política
Siria es una república desde 1963. En 1973 se aprobó en referéndum la vigente Constitución que define a Siria como República Democrática, Popular y Socialista, basada, entre otros, en el socialismo árabe, los principios de igualdad ante la ley, libertad religiosa y propiedad privada.
Cada siete años se elige a un presidente, que debe ser musulmán; y cada cuatro, una Asamblea del Pueblo y un Consejo de Ministros. Según la Constitución, el presidente tiene poderes para nombrar y destituir a los vicepresidentes, al primer ministro y a los ministros. Es también comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, secretario general del Partido Árabe Socialista Baaz y presidente del Frente Nacional Progresista del país.
Los órganos legislativos son la Asamblea del Pueblo y los Consejos de Administración Local. Los tres poderes del Estado sirio son controlados por el Baaz, que tiene asegurada la participación decisiva en los poderes del Estado gracias a la Constitución del país.
Está permitida la participación de otros seis partidos políticos menores que junto al mayoritario Baaz integran el llamado, Frente Nacional Progresista (FNP) ,الجبهة الوطنية التقدمية, esos partidos son los únicos autorizados a expresar las ideas políticas de los ciudadanos sirios. Igualmente es el Partido Baaz el que domina el mencionado Frente, dichos partidos integran el Parlamento que es controlado directamente por el Presidente de la República, ya que el poder Ejecutivo se reserva la mayoría de las potestades legislativas y de revisión de las actividades del Legislativo.
La Constitución de Siria inviste al Partido Baaz de las funciones de liderazgo del gobierno del Estado y de la vida de la sociedad siria. El Presidente, que posee grandes facultades para ejecutar el gobierno, es elegido por siete años para cumplir sus funciones; además de ello es a su vez el Presidente del Partido Baaz y el líder del Frente nacional progresista. El presidente de Siria además posee las facultades de designar a los ministros, declarar la guerra, proponer las leyes al poder legislativo, y dirigir las fuerzas armadas. En el referéndum para la elección del Presidente en 2007, fue reelegido con el 97% de los votos Bashar al-Assad.
Geografía
En el país se distinguen, de oeste a este, tres regiones: en el oeste se encuentra una llanura litoral, separada del interior por el Yabal Ansariyya, una doble cordillera en cuyo interior se abren diversos valles; el centro del país está formado por una accidentada meseta con varios picos volcánicos que está recorrida de noreste a suroeste por una cordillera en la que se distinguen diversas formaciones: Yabal Abd al-Aziz, Yabal Visir, Yabal Buwayda, Yabal Saar, Yabal al Sarqi y Yabal Garbi; la región del este está constituida por el valle del Éufrates. Este es el principal río que surca el país, que penetra por el norte y toma dirección sureste; también es importante su afluente Jabur y el Orontes en el oeste. En el extremo noreste la frontera con Turquía la forma el curso del Tigris. En la parte oeste del país el clima es mediterráneo, pero conforme se avanza hacia el este se vuelve más seco y caluroso. De sur a norte, en el tercio oeste del país, fluye el río Orontes.
Casa de adobe tradicional
La población se concentra en los territorios situados en el oeste; la tasa de crecimiento vegetativo es muy alta. En cuanto a la economía, el país está en vías de desarrollo, aunque desde 1973, y debido a problemas políticos que le han hecho destinar parte de su presupuesto a gastos militares, la inflación ha frenado ese progreso.
Su agricultura, favorecida desde 1978 por la construcción de la presa de Tabka, que permite regar amplias superficies, se dedica prioritariamente al cultivo de cereales, algodón, olivos y hortalizas. Cuenta con ganadería ovina, caprina y bovina. De su subsuelo se extrae asfalto, sal gema, petróleo, fosfatos y gas natural. La industria, también en desarrollo, es principalmente textil, alimentaria, cementera, de construcción y de refinado de petróleo. En los últimos tiempos algunos países, como Rumania o la República Federal de Alemania, han hecho inversiones en sus industrias azucareras, de cemento y de fosfatos y gas natural; las extracciones de petróleo, sin embargo, no han dado los resultados esperados.
Ecología
Los biomas presentes en Siria son, de noroeste a sureste, el bosque mediterráneo, la pradera y el desierto. El bosque mediterráneo está representado, según WWF, por dos ecorregiones, en función de la altitud: el bosque del Mediterráneo oriental en las tierras bajas, y el bosque montano de Anatolia meridional en las zonas montañosas; mientras que la pradera y el desierto corresponden respectivamente a las ecorregiones denominadas estepa de Oriente Próximo y desierto arbustivo de Mesopotamia.
Aleppo
Ciudades principales
1. Ḥalab (Aleppo)
حلب 1.626.218 casi 3.000.000 en 2007
2. Dimašq (Damasco)
دمشق 1.112.214 más de 3.000.000 en 2007
3. Ḥimṣ (Homs)
حمص 346.871 798.781
4. Ḥamāh (Hama)
حماة 177.208 477.812
5. al-Lādhiqīyāh (Latakia)
اللاذقية 196.791 347.026
6. Dayr al-Zawr (Deir Ezzor)
دير الزور 92.091 252.588
7. al-Raqqāh (Raqqa)
الرقة 87.138 182.394
8. al-Bāb
الباب 30.008 137.565
9. Idlib
إدلب 51.682 135.619
10. Dūmā
دوما 51.337 114.761

Economía
Piastras
La economía de Siria está basada en la extracción de petróleo, por lo tanto, está sujeta a las fluctuaciones del precio internacional de éste; además suele recurrir a Irán como suministrador, debido a que la producción interna es deficitaria. Las principales refinerías se hallan en Homs y Baniyas. También posee reservas de gas natural, sal gema y fosfatos.
La agricultura (trigo y algodón) genera el 27% del PIB y la ganadería, principalmente caprina y ovina va dirigida a la exportación de lana. Las industrias textil, alimentaria, metalúrgica y cementera suponen el 22% del PIB. Los derechos del paso de petróleo foráneo por sus oleoductos generan grandes ingresos.
Transportes
Siria posee varios aeropuertos internacionales entre los que  destacan los de Damasco, Aleppo y Latakia.
Demografía
Palmira
La población siria es de 19.043.000 habitantes, y una densidad de 99 hab/km², que se concentra en su mayoría en territorios del oeste del país. La mayoría es de origen árabe (90,3 %).
La población se concentra en tres zonas geográficas: la franja litoral y sus relieves próximos, a lo largo del curso del río Éufrates y en la frontera norte con Turquía. El 51,8% de los sirios vive en núcleos urbanos. El crecimiento del sector industrial y el éxodo rural han comportado un rápido desarrollo de las ciudades.
La más poblada es la capital Damasco, situada en la vertiente oriental de las montañas del Antilíbano. Le siguen en importancia Alepo, en el noroeste del país; Homs y Harna, a orillas del río Orontes; y Latakia, en la costa mediterránea.
Aunque se ha moderado, la pirámide poblacional siria aún evidencia una estructura joven: el 38,6% de los habitantes es menor de 15 años. Este fenómeno se debe a una fecundidad de 3,32 hijos por mujer, que sitúa el crecimiento anual de la población sobre el 2,4%. Si este comportamiento demográfico persiste, Siria duplicará el número total de sus habitantes en menos de treinta años.
Salud
El agua del grifo está clorada, y además, es potable (en las poblaciones alejadas de las ciudades principales puede estar contaminada), y se recomienda beber agua embotellada durante los primeros días de estancia.
Hay riesgo de paludismo, (también llamado malaria), y la enfermedad que se da al norte del país es la leishmaniasis. También, secundariamente, se da el tifus, fiebre recurrente, fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, filariasis, fiebre tifoidea, y hepatitis A y B.
Educación
Anfiteatro Bosra
La educación preescolar en Siria, es para los niños de 3 años de edad, y dura 3 años. Ésta no es obligatoria, pero sí es gratuita.
Después, se ingresa en la educación primaria para aquellos niños que han cumplido los 6 años de edad, y esta etapa dura 6 años. Cuando la educación primaria se termina, se obtiene el certificado de educación primaria, si se ha aprobado.
Después, la sigue la educación intermedia, la cual, dura 3 años, y cuando se termina aprobada, el alumno consigue el diploma de educación intermedia, dependiendo del tipo de educación intermedia que se haya elegido (educación general, o religiosa).
El siguiente paso es la educación secundaria general, y dura 3 años. Durante el primer año tiene un contenido general para todos los alumnos; y al continuar con el segundo año se pueden escoger dos materias: ciencias, o letras; aunque también hay secundarias técnicas.
Cultura
La cultura de Siria es producto de una perfecta mezcla de otras, y no se trata de una frase hecha, sino una realidad documentada. Los arqueólogos han descubierto escrituras y evidencias de una cultura que rivalizaba con la de Mesopotamia y de Egipto en la antigua ciudad de Ebla.
Lenguas
El idioma oficial, y predominante, es el árabe. En la parte oriental de Siria es el kurdo. En Aleppo hay grupos que también hablan el armenio. Hablan el idioma turcomano los turcomanos que se establecieron en tiempos del Imperio Otomano, y siguen asentados allí en la actualidad. También se habla el arameo en más de 30 pueblos. El idioma azerbayano es hablado por pequeños grupos en Homs y Hama; este idioma se cree que se ha extinguido junto con algunas lenguas modernas como el lomavren, y el mlashö. También se habla en Siria el circasiano. Además, no es muy difícil encontrar hablantes del castellano, especialmente en las zonas del sur del país, desde donde ha habido amplia emigración hacia países de América y Europa
Gastronomía
Tradicionalmente, la comida empieza con un surtido de "mezze", o sea, los entrantes que hay antes del plato principal. Son muy típicas una especie de crema, acompañadas con "hubz" (pan árabe), entre ellas, el "hummus" (garbanzos y sésamo), el "baba ganush" (berenjena ahumada), y el refrescante "keshek" (yogur, pepino, menta, ajo, y aceite). Las ensaladas suelen acompañar a los platos principales. Se elaboran con tomate, lechuga, pepino, cebolla, apio, legumbres, y otras hortalizas.
Camino romano
El plato principal, suele estar compuesto por carne o pescado. Los "kebab" (brochetas de carne que suelen ser de pollo o cordero, están cocinados en barbacoa. Otro plato es el "kafta", que se prepara con carne picada de cordero, cebolla, y especias, cubierto con una ensalada de perejil. También se encuentra el "ruz dyay" (arroz con pollo) o "lahme" (carne). El arroz se cocina con especies aromáticas, y encima se colocan trozos de pollo con almendras, y piñones tostados.
La comida suele finalizar con fruta fresca. También son muy característicos los pastelillos. El "mahlabiyye", con esencia de azahar, almendras, y pistachos. También dulces de queso, que se hacen con queso dulce y fibroso con "ashta" (nata cuajada que se saca de la leche hirviendo).
Las bebidas básicas de toda la población siria son el té, y el café árabe, y turco ("qahwe"), y nunca se toman con leche.
Religión
La religión islámica es predominante: los musulmanes obedecen principalmente a la ortodoxia suní, aunque también hay drusos, alawitas, chiíes e ismailitas. El cristianismo, en sus diferentes confesiones (ortodoxos, maronitas, católicos de rito armenio, siríacos, etc.), se circunscribe a las provincias periféricas y a algunos barrios urbanos. Además, cabe acotar que, a diferencia de otras naciones del Medio Oriente, en Siria se respeta la libertad de culto, por lo tanto no hay enfrentamientos ni parcialismo entre cristianos e islamitas, incluso, las mujeres pueden transitar libremente por las calles, careciendo de cualquier tipo de velo islámico.
Arte
Debido a la influencia de los diferentes pueblos que han permanecido de forma más o menos estable en el territorio sirio, el arte del país se caracteriza por la presencia de distintas corrientes, a veces contradictorias, que otorgan a este arte una espectacular originalidad. Desde el Neolítico aparecen dos tendencias opuestas. La primera se refiere a una serie de manifestaciones de carácter autóctono (la escultura en madera y el altorrelieve). La segunda es aquella que mantiene más parecido con las tendencias de las civilizaciones vecinas, como por ejemplo la escultura zoomorfa, hierática pero majestuosa, de Atsana, que han hecho dudar de la originalidad del arte sirio.
(De Wikipedia)

El viceministro de Exteriores ruso, Guennadi Gatilov, ha justificado la negativa de Rusia y China a aprobar la resolución sobre Siria votada este sábado en la ONU a la falta de "esfuerzos" de los países occidentales para alcanzar un consenso.
Moscú tiene derecho a veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas -formado por 15 países- y Pekín le ha secundado. Han sido los dos únicos votos en contra, como ya ocurriera con anteriores resoluciones sobre Siria. Rusia "se lamenta de que los autores del proyecto de resolución sobre Siria no hayan querido hacer esfuerzos adicionales y alcanzar un consenso", ha señalado Gatilov en su cuenta de Twitter.
Moscú exigió de forma explícita que el documento excluyera cualquier ingerencia militar, según aseguró el embajador ruso en la ONU, Vitali Churkin.
El apoyo de Rusia a una resolución pasa por hacer condena por igual a grupos armados de la oposición y al régimen de Bashar Asad y por descartar cualquier intervención exterior, un aspecto éste que tampoco contempla EEUU, según señaló este sábado la secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Proyectil de mortero sin explotar
Según fuentes diplomáticas, en el texto de la resolución presentada en la ONU por la Liga Árabe ya se había cedido en numerosos planteamientos de Moscú antes de proceder a la votación. Así, había desaparecido la petición expresa de Assad de dejar del poder y la convocatoria de elecciones supervisadas por la ONU y la Liga Árabe y también se habría borrado el punto referente a la "gran preocupación por la continua venta de armas a Siria". Algo que incomodaba a Rusia, que acaba de venderle a Siria aviones de combate por 427 millones de euros.
'Licencia para matar'
El Consejo Nacional Sirio (CNS), integrado por la oposición, dijo que esa actitud equivale a una "licencia para matar". "Moscú y Pekín son responsables de la escalada de la violencia", señaló el consejo desde Estambul.
La postura rusa fue duramente criticada desde países como Estados Unidos, Francia o Reino Unido. El presidente estadounidense, Barack Obama, volvió a pedir a Bachar Asad que abandone el poder: "Quien masacra a su pueblo no merece gobernar".
Antes de la votación el sábado, la oposición había denunciado la muerte de más de 250 personas por bombardeos del Ejército sirio en el feudo rebelde de Homs. En redes sociales, los activistas anunciaron que se tomarían por su propia mano la revolución en el país.
En Libia, la reacción no se hizo esperar. Varias decenas de manifestantes libios irrumpieron este domingo en la embajada rusa en Trípoli, en protesta por el veto de Moscú e instaron al Consejo Nacional de Transición (CNT) libio a expulsar al embajador ruso en Libia.
Mientras, continúa el terreno el derramamiento de sangre. Según la oposición, en la provincia de Idlib, cerca de la frontera con Turquía, al menos nueve soldados del gobierno murieron a manos de desertores. También en Daraa, en el sur del país, surgieron enfrentamientos entre el Ejército de Asad y soldados desertores este sábado.
(De la prensa diaria)

Moscú y Pekín, baluartes de la sangría siria
La violencia criminal de la dictadura siria sigue generando un terrible reguero de sangre entre la población civil. El centro de Documentación de Violación de Derechos Humanos ha informado sobre la ejecución de más de 7.000 ciudadanos sirios en los últimos diez meses de revuelta, una cifra que se incrementa con un promedio de 60 nuevas muertes diarias. La comunidad internacional tiene la obligación de contribuir a dar una salida a una brutalidad tan inaceptable, pero los organismos internacionales tienen las manos atadas para hacerlo debido a los vetos que, hasta ahora, imponen China y Rusia. Parece que la ayuda a los ciudadanos sirios pasa primero por convencer a ambas potencias de la necesidad de intervenir y garantizarles que la intervención no sería una máscara para obtener ningunos otros beneficios.
Así lo ha entendido la canciller germana Ángela Merkel en su visita al país asiático, donde ha sabido combinar su defensa de la eurozona con la petición a las autoridades chinas para que apoyen sanciones de la ONU contra el régimen ensangrentado de Bashar al-Assad. Solo podrá hacer Merkel presión sobre Pekín, que posee más de 500.000 millones en deuda soberana europea, convenciendo a sus interlocutores de la racionalidad y sentido de la justicia que supondría que Naciones Unidas hable con una sola voz sobre esta cuestión y de la necesidad humanitaria de evitar un sufrimiento aún mayor a la población siria. Tarea difícil la de la señora Merkel ante el régimen de Pekín, que no se caracteriza precisamente por sus excesivos escrúpulos en cuanto a derechos humanos con su propia población, a la que controla con mano de hierro.
Expulsión de la Liga árabe
Más obstáculos pondrá Moscú a las propuestas de la Liga Árabe —respaldada por los países occidentales- y del Consejo de Seguridad de la ONU para detener la sangría. Rusia está actuando como un firme baluarte del presidente Bashar al-Assad por razones estratégicas, ya que posee tropas y base logística militar en Siria, convirtiendo este país en un socio al que defender de cualquier acción exterior. Aunque esto parezca un motivo inexpugnable para que Moscú mantenga su veto a cualquier resolución de Naciones Unidad, lo cierto es que tener como socio a Siria no debería ser lo mismo que tener como socio a un dictador como al-Assad. Dentro de las transacciones diplomáticas podría garantizar su relación privilegiada con Siria sin tener que preservar a un sátrapa con las manos cada día más ensangrentadas. Difícil equilibrio diplomático, pero no imposible. Pues al igual que en el caso de Pekín, los actuales inquilinos del Kremlin no se singularizan por un gran apego a las reglas democráticas ni por ser paladines de los derechos humanos. Estos días se vienen registrando crecientes protestas contra el Partido Rusia Unida de Putin tras el presunto fraude en las elecciones de diciembre. Con personalidades y regímenes de tal sensibilidad es complicado obtener una respuesta humanitaria ante el baño de sangre sirio.
En todo caso, conociendo estas circunstancias reales, la diplomacia de la Liga Árabe y de los países occidentales democráticos que la respaldan no deberían cejar en su empeño de negociar un cambio de postura tanto de Moscú como de Pekín, pues en caso contrario cualquier gesto para resolver la violencia en Siria estará condenado al fracaso y nuestros medios de comunicación seguirán emitiendo feroces carnicerías sin que podamos hacer otra cosa que lamentarnos con impotencia.
(De “El Imparcial”)

"El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha sido incapaz de aprobar una resolución de condena al régimen sirio por la oposición de dos de las potencias que disponen de derecho de veto: Rusia y China, pero sobre todo por la negativa de Rusia, pues difícilmente China mantendría una posición en solitario en el Consejo de Seguridad.
Rusia exporta mucho armamento y equipos a Siria. Además, en este país, concretamente en el puerto de Tartus, la flota rusa cuenta con su única base militar en todo el Mediterráneo, en la que están estacionados 600 soldados. A ello hay que sumar que Siria e Irán son las únicas líneas de contención para el dominio de los EE.UU. en todo Oriente Medio. El interés de China es el de mantener una influencia en Oriente Medio, donde hay tanto petróleo en juego, y, además, frenar un poco la influencia de EE.UU. y Europa.
Bajo estos intereses geopolíticos subyace una cuestión de fondo: tanto Moscú como Pekín defienden la soberanía de los Estados. Ambas potencias son muy reticentes a la aplicación del principio de responsabilidad de protección humanitaria promulgado por la ONU en 2005, que puede llegar hasta la intervención militar. Ya aceptaron de mala gana la reciente intervención occidental en Libia, que para ellos se debía centrar en la exclusión aérea, pero en la que se acabó por atacar a objetivos terrestres.
La responsabilidad recae ahora en la Liga Árabe, a la que no le preocupa tanto el cumplimiento de unos estándares democráticos como la situación de violencia abierta y represión brutal que allí se está viviendo.
El partido único que gobierna Siria es el Baas, en su origen de corte laico y socialista, aunque la dinastía Al Asad convirtió el régimen en una dictadura hereditaria. Los Asad pertenecen a la secta alawi, de la rama chií del islam, mientras que la mayoría del país son suníes, pero llegaron al poder gracias a una alianza con estos últimos. A pesar de ser Siria un país de mayoría suní, los iraníes, que son chiíes, apoyan a Siria por razones estratégicas.
La oposición que se ha levantado contra Bashar Al Assad es de lo más dispar: junto a las personas que aspiran a mayor libertad y mayor democracia se encuentran grupos de radicales islamistas. No es una revuelta popular de suníes contra chiíes, sino una revuelta transversal a las distintas ramas religiosas. Se trata de un descontento generalizado que nace de 40 años de dictadura y de las malas condiciones económicas.
En resumen. Diría que el futuro de Siria se presenta oscuro. Si Al Assad se impone, el país seguirá sometido durante años a una fuerte represión. Podría ser que el movimiento opositor le derribase. En este caso se abriría un proceso político similar al del norte de África. Si los islamistas se hiciesen con el poder, o tuviesen una influencia importante, podrían tomar el camino de la radicalización, pero creo que es más probable que intentaran seguir el ejemplo de Turquía, es decir, un islamismo moderado, que es lo que probablemente pasará también en el norte de África.
La situación en Siria guarda muchos paralelismos con lo que pasó en Libia. La diferencia es que Siria se encuentra en un lugar estratégico, donde se cruzan los intereses de Irán, Israel, Turquía y, de una manera más remota, también de Rusia, EEUU, Europa y China, en un escenario “caliente” por el conflicto árabe israelí.
Israel, por su parte, no tiene ningún interés en un cambio del status quo. Los israelíes no ven ninguna ventaja para ellos en las revoluciones árabes. Desde luego, apoyarían una mayor occidentalización del país, pero ante el temor de un poder islamista en Bagdad, soportan a Al Asad, que es el mal menor. Un periodo de inestabilidad, revolución y cambios en este país no es bueno para Israel, que está centrado en Irán".
(De Enrique Ayala, General de Brigada en la reserva y experto de la Fundación Alternativas, publicado en Teinteresa.com)

Ciertamente, las convulsiones en los países árabes parecen no tener fin.
Después de las “revoluciones” de Túnez y Egipto, de la defenestración de Gadafi en Libia, de las algaradas en Marruecos (con los subsiguientes y apresurados cambios políticos “pseudodemocráticos", con la permanente tensión existente en Pakistán, la guerra en curso en Afghanistán, la no resuelta pacificación de Irak, el difícil equilibrio en El Líbano, las tensiones entre Israel y los palestinos, las rebeliones en El Yemen y en Dubai, la verdad es que pocos países árabes se han librado de esa ola de descontento, de manifestaciones y de rebelión.
Podrá pensarse de forma simple que esos problemas son consecuencia de la falta de democracia, pero la realidad es que ni los más versados estudiosos de la geopolítica en esas zonas y países acaban de ponerse de acuerdo sobre las raíces de los conflictos.
Y en todos los casos aparece que el poder aplasta con brutalidad las manifestaciones y las rebeliones, prescindiendo de los más elementales humanitarismos, y empleando toda la violencia represiva.
Se espanta el mundo de tanta brutalidad, pero poco hace, salvo recurrir a esa pantomima en que se ha convertido el Consejo de Seguridad de las ONU, en el que, queriéndose preservar la democracia y la libertad, subsiste y se ejercita tan incomprensible e inaceptable sistema obstructivo como el veto de cinco naciones.
Y se espanta principalmente Europa, remirando sus entretelas, en lo que tienen de civilización asentada y de cultura democrática, pero sin querer, ni saber, ni menos poder hallar alguna solución concreta o efectiva, porque ahora es más importante –y sin duda lo es— la crisis económica y financiera, la subsistencia del Euro, el fortalecimiento bancario, etcétera; es decir, Europa mira al ombligo de su economía y de vez en cuando emite comunicados de lamento y condena por las barbaries que van ocurriendo en el mundo árabe.
Siria presenta los mismos síntomas que otras naciones, pues la gobierna un refinado sátrapa, a quien los lujos de Londres mientras estudiaba su carrera de “sacadientes” le han servido para perfeccionar su cinismo represivo, y donde la sangre del pueblo ha dejado de tener valor y significado, con tal de mantener el poder.
Es algo así como lo que estaba sucediendo con el paranoico asesino Gadafi, que fue tan loco y tan poco lúcido, que siguió confiando como un visionario en “su” revolución, que no era sino un cúmulo de personalismos abusivos y atrocidades infundadas.
El dictador sirio aprovecha sus policías y sus tropas para decir lo de siempre, o sea, que es una conspiración de fuerzas extranjeras que atentan contra el bienestar del país.
Pero de todas maneras, a mis cortas entendederas hay algo que no acaba de analizarse y es la razón por la que Rusia y China siguen eludiendo cualquier condena, y menos enérgica, del régimen sirio y sus atrocidades.
Se habla del petróleo y de los minerales, pero no puedo sustraerme a la sospecha de que debe de haber muchas más razones de índole económica, como la venta de armas, el suministro de determinadas materias, y especialmente el empeño en que no se produzca un hueco de influencia por su parte que pueda ser ocupado por el “capitalismo” europeo y americano.
Por esa creencia y esa propaganda de que en Rusia se ha instalado ya la democracia, lo que es puro artificio; y la creencia de que China camina hacia la democratización, que es otro espejismo.
Se trata de nuevas apariencias del nuevo modo de mostrarse por parte de quienes, obligados a salir del comunismo, en el que mandaban con absolutismo sin competencia, han encontrado en la oligarquía de la corrupción el remedio eficaz para su egoísmo de poder.
Y mientras tanto, si mueren cincuenta mil o doscientos mil sirios, pues…son menos “infieles”; y si hay problemas en Libia, si no dan petróleo a las multinacionales, no se les ayuda.
Y si en Sudán y en Etiopía las mafias corruptas impiden las ayudas humanitarias y alimentarias, mientras miles, millones de seres humanos van camino del exterminio, pues…!qué le vamos a hacer! Sino mirar hacia otra parte.
!Tanta guerra de Irak y Afganistan, tanto ataque en Libia, y ni siquiera se ha planteado acabar con las miserias que atormentan el “cuerno de África” y otras partes de este continente!
¡Justicia!, se clama…
Pero ¿qué se hace para ello?

“El poder conseguido por medios culpables nunca se ejercitó en buenos propósitos.”.-Tácito (55-115) Historiador romano.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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