“La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás”.- Voltaire (1694-1778) Filósofo y escritor francés.
“El presidente del Gobierno preparó un discurso sólido y lo leyó con energía y claridad. Le sirvió de poco, la verdad. Ha perdido credibilidad. Nadie se traga lo que dice. Ha mentido tanto, ha hecho tantos vaticinios que no se han cumplido, ha demostrado tanta ligereza, tanta frivolidad que, incluso entre los suyos, sus palabras se acogen con escepticismo.
Además, se ha encontrado en el debate con el mejor Rajoy.El presidente del PP estuvo espléndido. Desenmascaró todas las falacias zapatéticas, evidenció sus insuficiencias, subrayó sus incapacidades y se negó a un pacto de Estado salvo que se produzca una rectificación completa de la política gubernamental, incluso con la reducción de impuestos. Su sugerencia de elecciones anticipadas o de que el PSOE cambie de líder produjeron el regocijo de una parte de la Cámara.
Zapatero, en fin, ha pronunciado un buen discurso, muy meditado. Rajoy estuvo espléndido y la impresión general es que el líder popular derrotó ampliamente al líder socialista.
Zapatero está bajo mínimos. Le zarandean desde dentro y desde fuera de España. El barco del Estado navega a la deriva. El timonel no sabe qué hacer. Europa le pide que vire a estribor pero a él el cuerpo le pide girar a babor.
Y no sabe qué hacer.
Un diez pues al discurso de Rajoy y nota alta para el de Zapatero. Victoria del líder del PP que da así razón a las encuestas. El PSOE de Zapatero resultaría hoy derrotado si se convocasen elecciones generales. En el cuerpo a cuerpo, las cosas han estado más igualadas porque Zapatero domina ya la controversia parlamentaria, si bien Rajoy le ha acorralado de forma inmisericorde, arrojando sobre el atribulado rostro zapatético, más ojeroso que nunca, sus más ácidas contradicciones.”
(Luis María ANSON, de la Real Academia Española, en “El Imparcial, 18/02/2010)
…
Bien sé que plumas más autorizadas y cualificadas van a publicar opiniones de todas las clases y colores sobre el debate que hoy se ha celebrado en el Congreso de los Diputados de España, acerca de soluciones para la galopante crisis económica actual.
Pero no puedo sustraerme a la inquietud que me produce la inconsciencia del presidente del gobierno, que parece proponer ahora la adopción de medidas –difusas— que ya se le sugirieron muchos meses antes, cuando él y sus egregios adláteres negaban todo atisbo de crisis.
Es la misma inquietud que experimenta el pueblo llano, a quien se le anuncia a bombo y platillo grandes soluciones, y que solamente percibe, por una parte, más de lo mismo, la creación de comisiones (ya dijo Napoleón que la mejor manera de nunca resolver un asunto era encargarlo a una comisión) y por otra un “guirigay”, una pelea de gallos “a lo Jalisco”, entre el (desgraciadamente) todavía presidente del gobierno y el líder de la oposición, que ni condenados a la eternidad, se aproximarían a un entendimiento. Y a su derredor, la corte de falsarios nacionalistas, buscando cual aves de rapiña, o publicidad de cara a próximas elecciones (los catalanes) o conveniencia propia (los vascos) o no sé sabe qué (los “decolorados” comunistas, como casi siempre).
“Miquelarena, ¡qué país!”, exclamó Mariano José de Larra, ante tantos desatinos en la política española en los inicios del pasado siglo.
Y ahora habría que parafrasearlo, diciendo: “Españoles y simpatizantes: ¡qué desastre!”
Porque al final, los aplausos de unos y de otros, la nueva comisión “para pactos”, los dimes y los diretes, solamente servirán para que el tiempo siga pasando y aquí no veamos más brotes verdes que las lechugas o las acelgas que algunos pueden comer, si es que les llega el subsidio de desempleo para ello.
Dan ganas de decir, y lo digo: ¡Váyanse a paseo!
Así lo expresa la conocida frase de Ralph Waldo Emerson (1803-1882) Poeta y pensador estadounidense:
“Al que juró hasta que ya nadie confió en él; mintió tanto que ya nadie le cree; y pide prestado sin que nadie le dé; le conviene irse a donde nadie lo conozca”
¿Me ayudaría el lector a decirme a quién podríamos aplicar esta sentencia?
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
“El presidente del Gobierno preparó un discurso sólido y lo leyó con energía y claridad. Le sirvió de poco, la verdad. Ha perdido credibilidad. Nadie se traga lo que dice. Ha mentido tanto, ha hecho tantos vaticinios que no se han cumplido, ha demostrado tanta ligereza, tanta frivolidad que, incluso entre los suyos, sus palabras se acogen con escepticismo.
Además, se ha encontrado en el debate con el mejor Rajoy.El presidente del PP estuvo espléndido. Desenmascaró todas las falacias zapatéticas, evidenció sus insuficiencias, subrayó sus incapacidades y se negó a un pacto de Estado salvo que se produzca una rectificación completa de la política gubernamental, incluso con la reducción de impuestos. Su sugerencia de elecciones anticipadas o de que el PSOE cambie de líder produjeron el regocijo de una parte de la Cámara.
Zapatero, en fin, ha pronunciado un buen discurso, muy meditado. Rajoy estuvo espléndido y la impresión general es que el líder popular derrotó ampliamente al líder socialista.
Zapatero está bajo mínimos. Le zarandean desde dentro y desde fuera de España. El barco del Estado navega a la deriva. El timonel no sabe qué hacer. Europa le pide que vire a estribor pero a él el cuerpo le pide girar a babor.
Y no sabe qué hacer.
Un diez pues al discurso de Rajoy y nota alta para el de Zapatero. Victoria del líder del PP que da así razón a las encuestas. El PSOE de Zapatero resultaría hoy derrotado si se convocasen elecciones generales. En el cuerpo a cuerpo, las cosas han estado más igualadas porque Zapatero domina ya la controversia parlamentaria, si bien Rajoy le ha acorralado de forma inmisericorde, arrojando sobre el atribulado rostro zapatético, más ojeroso que nunca, sus más ácidas contradicciones.”
(Luis María ANSON, de la Real Academia Española, en “El Imparcial, 18/02/2010)
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Bien sé que plumas más autorizadas y cualificadas van a publicar opiniones de todas las clases y colores sobre el debate que hoy se ha celebrado en el Congreso de los Diputados de España, acerca de soluciones para la galopante crisis económica actual.
Pero no puedo sustraerme a la inquietud que me produce la inconsciencia del presidente del gobierno, que parece proponer ahora la adopción de medidas –difusas— que ya se le sugirieron muchos meses antes, cuando él y sus egregios adláteres negaban todo atisbo de crisis.
Es la misma inquietud que experimenta el pueblo llano, a quien se le anuncia a bombo y platillo grandes soluciones, y que solamente percibe, por una parte, más de lo mismo, la creación de comisiones (ya dijo Napoleón que la mejor manera de nunca resolver un asunto era encargarlo a una comisión) y por otra un “guirigay”, una pelea de gallos “a lo Jalisco”, entre el (desgraciadamente) todavía presidente del gobierno y el líder de la oposición, que ni condenados a la eternidad, se aproximarían a un entendimiento. Y a su derredor, la corte de falsarios nacionalistas, buscando cual aves de rapiña, o publicidad de cara a próximas elecciones (los catalanes) o conveniencia propia (los vascos) o no sé sabe qué (los “decolorados” comunistas, como casi siempre).
“Miquelarena, ¡qué país!”, exclamó Mariano José de Larra, ante tantos desatinos en la política española en los inicios del pasado siglo.
Y ahora habría que parafrasearlo, diciendo: “Españoles y simpatizantes: ¡qué desastre!”
Porque al final, los aplausos de unos y de otros, la nueva comisión “para pactos”, los dimes y los diretes, solamente servirán para que el tiempo siga pasando y aquí no veamos más brotes verdes que las lechugas o las acelgas que algunos pueden comer, si es que les llega el subsidio de desempleo para ello.
Dan ganas de decir, y lo digo: ¡Váyanse a paseo!
Así lo expresa la conocida frase de Ralph Waldo Emerson (1803-1882) Poeta y pensador estadounidense:
“Al que juró hasta que ya nadie confió en él; mintió tanto que ya nadie le cree; y pide prestado sin que nadie le dé; le conviene irse a donde nadie lo conozca”
¿Me ayudaría el lector a decirme a quién podríamos aplicar esta sentencia?
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
Creo que, con la última frase, a la vez pregunta a los lectores del blog, se auto contesta. Realmente ya ni se sabe lo que pensar de los gobernantes y de la oposición. Personalmente creo que, unos = otros! y nadie aporta nada, salvo quedar bien delante del "cinutrio" votante, para quedarse con su voto.
ResponderEliminarMientras, no nos queda otra que esperar y buscarnos cada uno la vida como mejor puede.
También tienes, estimado escrito, razón con los comentarios variopintos respecto al debate de ayer...ha ganado este, ha ganado el otro, empate, creo que NADIE ha ganado, sino, el pueblo, como siempre, ha vuelto a PERDER!