“Si vis pacem, para bellum” es una máxima latina que significa "Si quieres la paz, prepara la guerra". Aunque a veces se atribuye erróneamente a Julio César, en realidad deriva de un pasaje del escritor romano de temas militares Vegecio que dice "Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum" (libro III, prefacio). El dicho es uno de los muchos basados en su obra Epitoma rei militaris, posiblemente escrita alrededor del año 390 d. C.” (De Wikipedia)
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“Reconozcamos que el Premio Nobel se ha ido desprestigiando en los últimos años: han prevalecido lo políticamente correcto desde un determinado punto de vista y los compromisos tan buenistas como políticos hasta el punto de que, a la hora de que lo reciba Barack Obama, a la mayoría de los mortales le resulta difícil hacer la lista de los recientes premiados. Algunos se rememoran casi dudando de que efectivamente hayan recibido el Nobel, otros quedan reducidos a los intereses coyunturales del momento en que fueron elegidos. Quizá, ciertamente, no haya tantos que se merezcan un galardón tan señero. El presidente de Estados Unidos le ha dado un espaldarazo al Nobel en todo el mundo tanto por su personalidad como por el debate acerca de si, tras menos de un año en la Casa Blanca (es decir, tras hacer planes y no recoger frutos por el momento) lo merecía o no. En Estados Unidos recelan, en otros lugares se quejan o hacen bromas acerca de premiar las intenciones o las perspectivas, en algunos se oponen radicalmente, como Castro, que lo considera una vergüenza después de haber "paseado" las tropas por medio mundo, aunque sea el tercero. Otros, naturalmente, se felicitan, y Obama, al aceptarlo, parece que se disculpa por los méritos mayores de otros. Nada mejor para colocar un premio en decadencia en el primer lugar de interés de la opinión pública internacional.” (German Yanke, en “La estrella digital”, 111/12/09)
“Reconozcamos que el Premio Nobel se ha ido desprestigiando en los últimos años: han prevalecido lo políticamente correcto desde un determinado punto de vista y los compromisos tan buenistas como políticos hasta el punto de que, a la hora de que lo reciba Barack Obama, a la mayoría de los mortales le resulta difícil hacer la lista de los recientes premiados. Algunos se rememoran casi dudando de que efectivamente hayan recibido el Nobel, otros quedan reducidos a los intereses coyunturales del momento en que fueron elegidos. Quizá, ciertamente, no haya tantos que se merezcan un galardón tan señero. El presidente de Estados Unidos le ha dado un espaldarazo al Nobel en todo el mundo tanto por su personalidad como por el debate acerca de si, tras menos de un año en la Casa Blanca (es decir, tras hacer planes y no recoger frutos por el momento) lo merecía o no. En Estados Unidos recelan, en otros lugares se quejan o hacen bromas acerca de premiar las intenciones o las perspectivas, en algunos se oponen radicalmente, como Castro, que lo considera una vergüenza después de haber "paseado" las tropas por medio mundo, aunque sea el tercero. Otros, naturalmente, se felicitan, y Obama, al aceptarlo, parece que se disculpa por los méritos mayores de otros. Nada mejor para colocar un premio en decadencia en el primer lugar de interés de la opinión pública internacional.” (German Yanke, en “La estrella digital”, 111/12/09)
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Mucho se ha escrito, y pienso que todavía queda bastante más por escribir, sobre la concesión al Presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, del Premio Nobel de la Paz.
En el día de ayer, con motivo de su discurso en la ceremonia de entrega del citado Nobel, Obama pronunció un interesante discurso, en el que vino en cierto modo a “excusarse” por el premio, ya que –según él y según el general sentir— hay personas mucho más cualificadas para obtenerlo. Y, lo que es más interesante, recordó la antigua (que no vieja) doctrina del “Si vis pacem, para bellum” (Si quieres la paz, prepara la guerra), que desde los romanos hasta la Escolástica han preconizado en lo referente a la defensa de las naciones.
No me parece mal, ni mucho menos, que Obama recurra a ese inveterado principio de prepararse para la guerra a fin de conseguir la paz, pero sí me sorprende, de una parte, que sus alardeadas promesas al acceder a la presidencia de los EE.UU., vayan siendo difuminadas por la realidad cotidiana, que impone otras decisiones más pragmáticas. (Recuérdese, por ejemplo, la promesa de desmantelar la cárcel de Guantánamo, en la que se han venido cometiendo tropelías constantes contra los derechos humanos, y téngase en cuenta que esa prisión “anti-talibán?" sigue funcionando)
Y lo que me sorprende aún más es que toda esa “progresía” (¿?) que en España bramó contra la intervención militar de España en Irak, en tiempos de la presidencia de Aznar, ahora permanezca silente y dócil frente a la guerra en escalada que viene desarrollándose en Afganistán, e inclusive, ni se haga la menor mención a la tesis de Obama sobre “preparar la guerra”.
Tal vez ello se deba a que Obama fue más deseado por los socialistas españoles y su líder, que Fernando VII después de la Guerra de la Independencia, en aquellos inicios del siglo XIX.
Como la infumable Leire Pajín (que más que vice-secretaria de los socialistas es "vice-acólita" del poder – solamente toca la campana si se lo mandan--) proclamó a los cuatro vientos que cuando se produjera la “conjunción galáctica” de Obama como Presidente USA y Zapatero como Presidente EU, el cosmos alcanzaría la plenitud de esplendor (o alguna memez de este calibre), ahora los del partido en el mini-poder (solamente pueden sacar adelante sus leyes con apoyos tan espúreos como el de Esquerra Republicana de Cataluña, por ejemplo), los del partido en el poder, repito, vuelven la cara hacia otra parte y olvidan, porque les conviene, que fueron los adalides de un pacifismo que ellos mismos malinterpretaron, desterraron y violaron en cuanto alcanzaron la poltrona.
Tampoco me parece mal del todo la posición de Obama; antes al contrario, la encuentro bastante razonable –con matices— pero me lamento una vez más de la doblez de quienes pretenden dirigir los destinos de nuestra nación, que se pliegan con papanatismo, víctimas de sus anteriores palabras, ante la posición bélica estadounidense, que más que buscar solución a los problemas mundiales parece querer la solución de los problemas propios.
¿Qué hacer con la necesidad de paz entre palestinos e israelíes? ¿Y con los conflictos en Sudamérica? ¿Y los problemas en Honduras? ¿Y la inseguridad en las costas de Somalia? ¿Y el atropello de los derechos humanos en tantos y tantos países africanos?
¡Ay, Zapatero, Zapatero! ¡Ay, Pepiño Blanco, ahora tan silente! ¡Ay, Leire Pajín, siempre tan lenguaraz y ahora tan modosita!
¿No será que para obtener en España la paz social, el progreso social, habríamos de preparar la lucha contra toda esa doblez, manipulación e ineptitud que es el inaguantable perfume ambiental en el que nos vienen obligando a vivir aquéllos pacifistas de pacotilla?
O mejor todavía: Enviemos a Moratinos ("desatinos") en misión de guerra, porque seguro que llega la paz...
En el día de ayer, con motivo de su discurso en la ceremonia de entrega del citado Nobel, Obama pronunció un interesante discurso, en el que vino en cierto modo a “excusarse” por el premio, ya que –según él y según el general sentir— hay personas mucho más cualificadas para obtenerlo. Y, lo que es más interesante, recordó la antigua (que no vieja) doctrina del “Si vis pacem, para bellum” (Si quieres la paz, prepara la guerra), que desde los romanos hasta la Escolástica han preconizado en lo referente a la defensa de las naciones.
No me parece mal, ni mucho menos, que Obama recurra a ese inveterado principio de prepararse para la guerra a fin de conseguir la paz, pero sí me sorprende, de una parte, que sus alardeadas promesas al acceder a la presidencia de los EE.UU., vayan siendo difuminadas por la realidad cotidiana, que impone otras decisiones más pragmáticas. (Recuérdese, por ejemplo, la promesa de desmantelar la cárcel de Guantánamo, en la que se han venido cometiendo tropelías constantes contra los derechos humanos, y téngase en cuenta que esa prisión “anti-talibán?" sigue funcionando)
Y lo que me sorprende aún más es que toda esa “progresía” (¿?) que en España bramó contra la intervención militar de España en Irak, en tiempos de la presidencia de Aznar, ahora permanezca silente y dócil frente a la guerra en escalada que viene desarrollándose en Afganistán, e inclusive, ni se haga la menor mención a la tesis de Obama sobre “preparar la guerra”.
Tal vez ello se deba a que Obama fue más deseado por los socialistas españoles y su líder, que Fernando VII después de la Guerra de la Independencia, en aquellos inicios del siglo XIX.
Como la infumable Leire Pajín (que más que vice-secretaria de los socialistas es "vice-acólita" del poder – solamente toca la campana si se lo mandan--) proclamó a los cuatro vientos que cuando se produjera la “conjunción galáctica” de Obama como Presidente USA y Zapatero como Presidente EU, el cosmos alcanzaría la plenitud de esplendor (o alguna memez de este calibre), ahora los del partido en el mini-poder (solamente pueden sacar adelante sus leyes con apoyos tan espúreos como el de Esquerra Republicana de Cataluña, por ejemplo), los del partido en el poder, repito, vuelven la cara hacia otra parte y olvidan, porque les conviene, que fueron los adalides de un pacifismo que ellos mismos malinterpretaron, desterraron y violaron en cuanto alcanzaron la poltrona.
Tampoco me parece mal del todo la posición de Obama; antes al contrario, la encuentro bastante razonable –con matices— pero me lamento una vez más de la doblez de quienes pretenden dirigir los destinos de nuestra nación, que se pliegan con papanatismo, víctimas de sus anteriores palabras, ante la posición bélica estadounidense, que más que buscar solución a los problemas mundiales parece querer la solución de los problemas propios.
¿Qué hacer con la necesidad de paz entre palestinos e israelíes? ¿Y con los conflictos en Sudamérica? ¿Y los problemas en Honduras? ¿Y la inseguridad en las costas de Somalia? ¿Y el atropello de los derechos humanos en tantos y tantos países africanos?
¡Ay, Zapatero, Zapatero! ¡Ay, Pepiño Blanco, ahora tan silente! ¡Ay, Leire Pajín, siempre tan lenguaraz y ahora tan modosita!
¿No será que para obtener en España la paz social, el progreso social, habríamos de preparar la lucha contra toda esa doblez, manipulación e ineptitud que es el inaguantable perfume ambiental en el que nos vienen obligando a vivir aquéllos pacifistas de pacotilla?
O mejor todavía: Enviemos a Moratinos ("desatinos") en misión de guerra, porque seguro que llega la paz...
“Todos quieren la paz, y para asegurarla, fabrican más armas que nunca” Antonio Mingote (1919-?) Dibujante y humorista español.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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