“La victoria tiene un centenar de padres, pero la derrota es huérfana”, John Fitzgerald Kennedy (1917-1963)
En estos momentos en que un gran porcentaje de españoles, capitaneados por los medios de comunicación, están henchidos de orgullo y alegría por el triunfo –bien legítimo, merecido y brillante— de la selección española de fútbol, me acuden una serie de reflexiones que quiero evidenciar en este blog.
Es claro que, en un aspecto puramente deportivo, es para vanagloriarse, y más, el bonito éxito de nuestro seleccionado nacional futbolero, cuyos profesionales han sido eso, buenos profesionales, representando a su nación en una competición de solera, como la Eurocopa.
¡Vivan los elogios y las celebraciones, porque son merecidos!
Como adecuado fue que al acontecimiento de la final acudieran los Reyes y el Presidente del Gobierno español, más otras figuras de la política y del deporte, ya que un evento como éste no es solamente una celebración deportiva, sino un escaparate al mundo.
Todo muy bien hasta ese punto. Como muy bien, que se organice un gran recibimiento, y que corran ríos de tinta, en España y en el extranjero, elogiando la hazaña, impensable e inesperada, de la conquista de la Eurocopa de 2008.
Sin embargo, me paro a pensar por qué la gente, y especialmente la juventud, se ha alborozado tantísimo, y se ha volcado en la asistencia a los partidos de fútbol (presencialmente, con más de 10.000 espectadores españoles y por televisión, muchos millones).
Una cosa es ser amante del fútbol y otra cosa explotar de nerviosismo en los partidos y de alegría ante los buenos resultados.
No puede olvidarse la frase de John F. Kennedy que reproduzco al inicio, pero, y además, los españoles en general han demostrado que necesitan ilusiones, algo tangible por lo que preocuparse y luchar, como los jóvenes han hallado en los encuentros futbolísticos con resultado glorioso, un paradigma de los ideales por los que ellos pugnan.
Así, estos días la inflación parece no existir, el desempleo semeja no haberse incrementado, el precio de los carburantes no se recuerda, el mayor coste de las hipotecas parece no existir. Solamente la gloria de “la roja” (la selección de fútbol vestida de rojo, quiérese decir) es lo que importa.
Y se olvida:
Que se ha montado un espectacular negocio en torno al Campeonato de Europa de Fútbol, y en España, una cadena televisiva muy afín al socialismo gobernante, “ha hecho su agosto” en junio, con base en el equipo de fútbol, pues los ingresos por publicidad han sido extraordinarios.
Que la celebración de la Eurocopa es un gigantesco negocio para la propia organizadora, la UEFA, que no solo alimenta a sus directivos con opíparas comidas y cenas y espléndidos viajes, sino que reparte generosísimas dietas por doquier.
Que la Federación Española de Fútbol es un “coto cerrado” del Presidente y unos cuantos de los suyos, buscando más medrar y ganar dinero por doquier (publicidad, televisión, material deportivo), y no ha tenido reparos en “cargarse” al seleccionador que ha alcanzado la gloria para ellos, porque no es lo adicto que les conviene.
Que al propio gobierno español le va como anillo al dedo el éxito futbolero, porque así, además de ser uno de los cien padres de la victoria, por aquello de “panem et circenses”, desvía la atención sobre la aguda problemática económica y social.
Que inclusive esa sana vanidad por la victoria que han sentido los extranjeros que residen entre nosotros, viene bien para hacerles vibrar con éxitos que en muchos de sus países son inalcanzables.
En fin, que con tanto éxito, de los que en verdad hemos de sentirnos ufanos, el “opio” del pueblo, otrora este opio fue la religión, viene adormeciendo la reacción frente a los problemas y sigue llenado los bolsillos de los más avispados.
Y no dejo de pensar que una nación como la nuestra, en la que desde hace más de un mes, la gente está más pendiente de los partidos de fútbol que de otras muchas cosas, algo habrá que cambiar y mejorar, para que, además del deporte, la cultura y la responsabilidad sean los ejes sobre los que gire un auténtico porvenir.
¿Alguien se ha parado a pensar en el embuste que implica la promesa de pagar 400 Euros que hizo Zapatero de forma impulsiva, que ni se pagan, porque se reducen de las deducciones, ni implican ese verdadero pago para aquellos a quienes ni siquiera se les reduce de la deducción fiscal, porque su exiguo salario no permite aquélla?
¡Seamos padres de la actual victoria, pero no olvidemos que a nuestro derredor sigue fraguándose la derrota de la incultura, de la manipulación, de la corrupción, de las carencias económicas!
¿No será que, como dijo Francisco Umbral, “el deporte no es sino una estilización de la guerra”?
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
En estos momentos en que un gran porcentaje de españoles, capitaneados por los medios de comunicación, están henchidos de orgullo y alegría por el triunfo –bien legítimo, merecido y brillante— de la selección española de fútbol, me acuden una serie de reflexiones que quiero evidenciar en este blog.
Es claro que, en un aspecto puramente deportivo, es para vanagloriarse, y más, el bonito éxito de nuestro seleccionado nacional futbolero, cuyos profesionales han sido eso, buenos profesionales, representando a su nación en una competición de solera, como la Eurocopa.
¡Vivan los elogios y las celebraciones, porque son merecidos!
Como adecuado fue que al acontecimiento de la final acudieran los Reyes y el Presidente del Gobierno español, más otras figuras de la política y del deporte, ya que un evento como éste no es solamente una celebración deportiva, sino un escaparate al mundo.
Todo muy bien hasta ese punto. Como muy bien, que se organice un gran recibimiento, y que corran ríos de tinta, en España y en el extranjero, elogiando la hazaña, impensable e inesperada, de la conquista de la Eurocopa de 2008.
Sin embargo, me paro a pensar por qué la gente, y especialmente la juventud, se ha alborozado tantísimo, y se ha volcado en la asistencia a los partidos de fútbol (presencialmente, con más de 10.000 espectadores españoles y por televisión, muchos millones).
Una cosa es ser amante del fútbol y otra cosa explotar de nerviosismo en los partidos y de alegría ante los buenos resultados.
No puede olvidarse la frase de John F. Kennedy que reproduzco al inicio, pero, y además, los españoles en general han demostrado que necesitan ilusiones, algo tangible por lo que preocuparse y luchar, como los jóvenes han hallado en los encuentros futbolísticos con resultado glorioso, un paradigma de los ideales por los que ellos pugnan.
Así, estos días la inflación parece no existir, el desempleo semeja no haberse incrementado, el precio de los carburantes no se recuerda, el mayor coste de las hipotecas parece no existir. Solamente la gloria de “la roja” (la selección de fútbol vestida de rojo, quiérese decir) es lo que importa.
Y se olvida:
Que se ha montado un espectacular negocio en torno al Campeonato de Europa de Fútbol, y en España, una cadena televisiva muy afín al socialismo gobernante, “ha hecho su agosto” en junio, con base en el equipo de fútbol, pues los ingresos por publicidad han sido extraordinarios.
Que la celebración de la Eurocopa es un gigantesco negocio para la propia organizadora, la UEFA, que no solo alimenta a sus directivos con opíparas comidas y cenas y espléndidos viajes, sino que reparte generosísimas dietas por doquier.
Que la Federación Española de Fútbol es un “coto cerrado” del Presidente y unos cuantos de los suyos, buscando más medrar y ganar dinero por doquier (publicidad, televisión, material deportivo), y no ha tenido reparos en “cargarse” al seleccionador que ha alcanzado la gloria para ellos, porque no es lo adicto que les conviene.
Que al propio gobierno español le va como anillo al dedo el éxito futbolero, porque así, además de ser uno de los cien padres de la victoria, por aquello de “panem et circenses”, desvía la atención sobre la aguda problemática económica y social.
Que inclusive esa sana vanidad por la victoria que han sentido los extranjeros que residen entre nosotros, viene bien para hacerles vibrar con éxitos que en muchos de sus países son inalcanzables.
En fin, que con tanto éxito, de los que en verdad hemos de sentirnos ufanos, el “opio” del pueblo, otrora este opio fue la religión, viene adormeciendo la reacción frente a los problemas y sigue llenado los bolsillos de los más avispados.
Y no dejo de pensar que una nación como la nuestra, en la que desde hace más de un mes, la gente está más pendiente de los partidos de fútbol que de otras muchas cosas, algo habrá que cambiar y mejorar, para que, además del deporte, la cultura y la responsabilidad sean los ejes sobre los que gire un auténtico porvenir.
¿Alguien se ha parado a pensar en el embuste que implica la promesa de pagar 400 Euros que hizo Zapatero de forma impulsiva, que ni se pagan, porque se reducen de las deducciones, ni implican ese verdadero pago para aquellos a quienes ni siquiera se les reduce de la deducción fiscal, porque su exiguo salario no permite aquélla?
¡Seamos padres de la actual victoria, pero no olvidemos que a nuestro derredor sigue fraguándose la derrota de la incultura, de la manipulación, de la corrupción, de las carencias económicas!
¿No será que, como dijo Francisco Umbral, “el deporte no es sino una estilización de la guerra”?
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
No hay comentarios:
Publicar un comentario