22 mayo 2008

EL PUERTO DE ARREBATACAPAS

Esta mención se refiere literalmente al puerto de montaña situado en la provincia de Ávila, que empieza en el puente sobre el río Gaznata, a 1 Km. de El Herradón, donde termina la bajada del puerto del Boquerón, todo ello en la carretera AV-503, que une Cebreros con Ávila, y que en 3 Km sube hasta llegar al pueblo de San Bartolomé de Pinares.

En un sentido figurado y coloquial utilízase la mención “puerto de arrebatacapas” para referirse a cualquier sitio por el que —a semejanza del accidente geográfico— corren vientos impetuosos, o al lugar o casa donde, por la confusión, el desorden que imperan y la calidad de las personas que la habitan, hay riesgo de fraudes y rapiñas.

En este último sentido, permítame el lector que titule esta entrada de mi blog con “Puerto de Arrebatacapas”, porque pretendo referirme y comentar un poco tanto y tanto disloque que se viene dando en “nuestra casa”, esta España “camisa blanca de mi esperanza”, como cantaba Ana Belén.

Sí. Realmente vivimos en medio de muchos “puertos de arrebatacapas”, desde esa imprudente versión de optimismo en lo económico que aún nos sigue tratando de trasladar el gobierno; pasando por el “aquí no ocurre nada” del principal partido de la oposición; más el desastre de una justicia lentísima, ineficaz, y colapsada; más una inmigración tipo “acordeón”, sobre la que se llena la boca a los responsables proclamando el respeto a los derechos humanos, cuando se deja en el más miserable abandono a tantos y tantos ilegales; más la violencia –no solamente de género- que campa en nuestra sociedad; el terrorismo cobarde, que ahora se rechaza cuando antes se pretendió flirtear con él; más la opulencia de unos pocos en detrimento de los más; y a añadir la corrupción galopante, o que galopó, por el urbanismo; etc. etc.

No cabe excusa en el hecho de que haya otros países con similares problemas, porque “el mal de muchos siempre fue consuelo de tontos”, y sí que se hace necesario, como afán del día de hoy, profundizar en las causas de tanta confusión, desorden y fraudulencia y querellas que nos envuelven.

No pretendo dármelas de analista político ni de sociólogo sino simplemente ofrecer mi modesta opinión: se ha impuesto un hedonismo vital, una tendencia irrefrenable al estado del bienestar, a conseguir el placer y el poder de cualquier manera.

Sin que seamos negros agoreros, al menos hemos de pensar en las quiebras que se vienen produciendo y que van poco a poco envejeciendo el espíritu de una Europa cada vez mentalmente más anciana.

¡Cuántas veces rememoro la, para mí, seductora canción de Ana Belén! 
¡Y cuántas veces desearía que el argumento de esa canción quedara referido solamente al pasado!

Así que, para recordarla a quien ya la leyó y escuchó y para que la conozca quien no sabía de ella, ahí va:

España camisa blanca de mi esperanza
reseca historia que nos abraza
por acercarse sólo a mirarla.
Paloma buscando cielos más estrellados
donde entendernos sin destrozarnos
donde sentarnos y conversar.

España camisa blanca de mi esperanza
la negra pena nos amenaza
la pena deja plomo en las alas.
Quisiera poner el hombro y pongo palabras
que casi siempre acaban en nada
cuando se enfrentan al ancho mar.

España camisa blanca de mi esperanza
a veces madre y siempre madrastra;
navaja, barro, clavel, espada.
Nos haces siempre a tu imagen y semejanza
lo bueno y malo que hay en tu estampa
de peregrina a ningún lugar.

España camisa blanca de mi esperanza
de fuera a adentro, dulce o amarga
de olor a incienso, de cal y caña.
Quien puso el desasosiego en nuestras entrañas
nos hizo libres pero sin alas
nos dejó el hambre y se llevó el pan.

España camisa blanca de mi esperanza
aquí me tienes nadie me manda
quererte tanto me cuesta nada.
Nos haces siempre a tu imagen y semejanza
lo bueno y malo que hay en tu estampa
de peregrina a ningún lugar.

Con mis afanes de siempre,
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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