RIA NOVOSTI. El ingreso de Ucrania en la OTAN tendría consecuencias desastrosas, opina Dmitri Rogozin, nuevo embajador ruso ante la Alianza Noratlántica.
La incorporación a la OTAN implica la exigencia inmediata de visados a los ciudadanos de países que no forman parte de aquélla, recordó Rogozin en rueda de prensa celebrada en Moscú.
"Millones de ucranianos que residen actualmente en Rusia, trabajan en diversas empresas y obras de construcción y mandan remesas a sus familiares, van a tropezar con las consecuencias catastróficas de esta decisión política", subrayó Rogozin, nombrado al cargo a principios del presente año.
Adherirse a la OTAN es un derecho soberano de Ucrania pero la decisión a este respecto debería tomarse en un referéndum, dijo él.
No podía ser menos.
Apenas se ha anunciado de una manera ya formal que Ucrania va a intentar integrarse en la OTAN, según declaraciones del Presidente Yúschenko y de la Premier Tymoshenko, se ha comenzado a abrir desde Rusia la caja de los truenos.
En la noticia que transcribo al inicio, el nuevo embajador ruso ante la Alianza Atlántica, ya ha comenzado a desplegar la sarta de vaticinios desfavorables para los ucranianos.
Así, anuncia consecuencias desastrosas, que no concreta, e intoxica la información mezclando conceptos políticos y de seguridad (pase de fronteras y tránsito entre países) con aspectos que son militares.
No menos que catastrófica es la opinión –falsa y manipuladora a todas luces— de que si Ucrania forma parte de la OTAN, se requerirá el visado a ciudadanos de países que no formen parte de la Alianza.
¡Vaya falsedad!
La OTAN es un Tratado Militar y en una Organización de esta índole, entre sus reglamentaciones ni existe ni se menciona la exigencia de visados a los ciudadanos. Esto es propio de los tratados entre naciones y de las decisiones bilaterales o multilaterales de los respectivos ministros del interior y de asuntos exteriores.
Nunca se ha exigido o dejado de exigir Visado a un ciudadano de un país no integrado en la OTAN, por el hecho de tener esa nacionalidad.
Antes al contrario, y en el caso de Ucrania, ya existe un Convenio con la Unión Europea, estableciendo reglas, procedimientos y costes para la entrada en los países de la UE.
Lo que quiere decir el embajadorcito de Rusia, pero no se atreve a exponerlo completamente, es que si Ucrania se integra en la OTAN, Rusia exigirá Visado a los ucranianos para entrar en la Federación Rusa (hasta ahora no se precisa) e impondrá condiciones gravosas a los ucranianos que trabajan en Rusia, lo que, por efecto dominó, seguro que aplicará también Bielorrusia -satélite de Moscú- y algún que otro país allegado.
O sea, se anticipa una amenaza, y cual voz que clama en el desierto, se pronostican “catastróficos” tiempos, como consecuencia de la decisión de acercarse a la OTAN.
¡Buen vecino Rusia!
O los países limítrofes que estuvieron en su órbita (bajo su bota opresora, habría que recordar) siguen sus dictados, o todos los males del universo recaerán sobre ellos, por que la “madre” Rusia “no los evitará”.
Es de esperar que los responsables políticos de Ucrania no cedan ni un ápice en su programa de acercamiento al mundo occidental, ya que con ello irán recibiendo el apoyo cada vez más directo del mundo no soviético.
Que el hecho de que Putin sea natural de San Petersburgo, no puede significar ni que vuelvan a instaurarse los zares (Putin lo parece) ni que la revolución rusa vuelva a expandirse desde el palacio de invierno desde las orillas del Niva hasta los confines de Europa.
Tal vez lo intente el ex jefe de la KGB soviética, aunque sabe bien que el resto del mundo occidental y civilizado no está dispuesto a permitir ni a tolerar otro expansionismo ruso que no sea el comercial y el cultural.
Porque setenta años de comunismo ya han hecho sufrir demasiado a un pueblo tan noble y resignado como el ucraniano.
¡Slava Ukrayini! (Gloria a Ucrania) Y ¡Overezhna! (¡Cuidado!) Que hay demasiados “osos” al acecho…
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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