¡Qué tristeza!
¡Qué vergüenza!
¡Cuánta falsedad y manipulación!
¡Cuánta mentira!
Estoy impresionado por la serie interminable
de desmanes, tropelías, sinrazones, violencias, traiciones y rebeldías
revolucionarias que en Cataluña los gobernantes secesionistas han conseguido
inculcar a muchos de los catalanes.
Mal está que en un referéndum de
tebeo aparezcan más papeletas que votantes; o que se registre tres o cuatro
veces al mismo votante; o que se acuse a la policía española de romper los
cinco dedos de la mano a una manifestante, cuando la verdad es que
solamente
tiene una contusión en uno de ellos; o que los mossos d’esquadra, que son policía
judicial, hagan como que cumplen el mandato de los jueces para retirar las
urnas del referéndum y, por el contrario, las transporten a los puntos de
votación.
Solo tenía luxación en un dedo... |
O que haya pazguatos que se traguen
que la policía española fue “brutal” cuando lo realmente brutal es que le
atacaran hasta con vallas metálicas los locos manifestantes; o que aun queden
catalanes que sientan pena “por el pueblo que se ha manifestado libre y espontáneamente
para ejercer el derecho a la libertad de voto”.
Pues la verdad es que lo parece, y,
lo que es más grave, no se vislumbra capacidad de solución, porque los partidos
constitucionalistas españoles no llegan a la unidad de acción, ya que el
siempre convenenciero y falsario Pedro Sánchez dice que hay que negociar,
cuando permite que miembros (alcaldes) de su partido, o del “rabo” del PSC
retiren banderas españolas o presionen
para el desalojo de hoteles por los policías y guardias civiles que han ido a
suplir a los traidores mossos d’esquadra, que se han comportado como Beltrán
Duguesclin, al decir aquello de “ni quito ni pongo rey pero ayudo a mi señor”,
siendo irritadoramente complacientes con los
gobernantes catalanes que les
pagan.
Trapote "Duguesclin" |
Sí; se han vuelto locos los
catalanes, pero menos sus dirigentes autonómicos, que bien saben que mientras
se ondee la bandera de la independencia, nada se hurgará en los muchos miles de
millones robados y evadidos; y si la locura ciudadana se extiende y se logra la
independencia, ellos, tan acostumbrados a robar, se quedarían con todos los
bienes del estado español en la zona.
¡Qué vergüenza y qué pena!
Pero hay que hacer algo, y aunque el
malandrín de Pedro Sánchez solamente
busca pescar en las debilidades de Rajoy, la única solución es aplicar la ley.
“Suaviter et fortiter”. Suavemente
pero con toda energía. Esta frase de la ética tomista (ahora tan vituperada) ha
de ser la guía a la gestión de las soluciones.
¿Miedos? En el gobierno español,
ninguno debería de haber, aunque demasiados hay…
Ya es hora de que no se actúe “a la
gallega” (con perdón del querido y admirado pueblo de Galicia) y se aplique el tan
roto “seny” catalán (recta razón y sentido común para los que no vivimos entre
los Pirineos y el río Cenia) eliminando la falses y el egoísmo y aplicando la
prudencia y la tolerancia.
Y si pese a todo los secesionistas
se abroquelan en la independencia, pues…¡que se marchen!. Pero en “paños
menores”, o sin nada.
Parece que los que ahora denostan la
guerra civil de 1936 se han empeñado en organizar otra en este tiempo,
probablemente para afanar todo lo que se les ocurra.
¡Ya está bien!
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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