09 noviembre 2016

Elecciones presidenciales USA: Una lección más de realismo político. “Pescados son los del cesto, porque los demás son peces”



“DONALD TRUMP GOLPEA AL MUNDO
(Miércoles 09 de noviembre de 2016, 08:39h, LUIS MARÍA ANSON, de la Real Academia Española, en “El Mundo”)Más artículos de este autor
En política, una cosa es lo que se desea y otra, a veces muy distinta, la realidad. Hay que poner los pies sobre la tierra firme. El voluntarismo político conduce, incluso en las encuestas, al error. Donald Trump ha triunfado en las elecciones presidenciales de Estados Unidos y el mundo, en general, y por supuesto la Europa unida, se siente duramente golpeado. La endeblez de Hillary Clinton y el exceso de los ataques de los medios de comunicación contra Trump están, según los principales analistas norteamericanos, en el fondo de un resultado que ha provocado conmoción generalizada, sobre todo en las bolsas y en el entramado financiero.
Se temía a Donald Trump. La persona que condiciona la economía del mundo, la persona de la que depende el gatillo militar, no debía ser, porque a casi
nadie convenía, el hombre del insulto, la agresividad y las amenazas. Pocas veces se ha producido tanto rechazo en las naciones democráticas occidentales a un candidato americano como en esta ocasión.
La verdad es que Hillary Clinton gustaba poco pero, en comparación con Donald Trump, significaba el equilibrio y la moderación. A muchos, además, nos agradaba que fuera mujer. El pueblo estadounidense, sin embargo, se ha decantado por el “América para los americanos” de Donald Trump. La democracia en Estados Unidos está tan firmemente arraigada que el nuevo presidente no podrá llevar adelante muchos de los graves proyectos que ha planteado en la campaña electoral. Es necesario enfrentarse con máxima serenidad a una victoria que a todos compromete. España tiene condicionada su economía por Estados Unidos y dominada su posición en el mundo por las bases militares que Washington mantiene en nuestra nación”

¡Vaya “Trump”azo!
Las principales previsiones de resultados, fruto de las encuestas y de los deseos de buena parte de la clase política moderada de USA y del mundo, se han ido al garete y, contra la mayoría de pronósticos, Donald Trump ha ganado (y parece que en buena lid democrática) las elecciones presidenciales norteamericanas.
Han quedado atrás sus exabruptos, sus insultos más o menos disimulados, sus amenazas xenófobas, y
tantos y tantos excesos y extravagancias de su campaña electoral.
Al final, ha prevalecido aquella máxima de que “USA es USA”, en el sentido de que no resultan aplicables a la vida y a la realidad política norteamericana las “varas de medir” de etiología europea, ni los sistemas de encuestas llegan a captar las decisiones y votos encubiertos.
Así, después de una larga noche electoral, se ha comprobado que los vaticinios iniciales que nadie valoró como fiables y que daban momentánea ventaja a Trump eran como la guía de la tendencia por la que iba a regirse la sociedad americana votante.
En seguida ha entrado en los ambientes económicos
una especie de pánico, recordando los destarifos que el inefable presidente electo Trump había soltado en campaña.
Y hay motivo para preocuparse, porque, cual en la fábula del escorpión y la rana, la propia naturaleza de Trump le va a demandar acciones en el sentido de lo que había proferido en campaña.
Pero no olvidemos que, como con tino analiza Luis María Anson en su artículo que precede a este comentario, ha primado el descontento de las clases medias ante la situación económica y social, unido a la irrelevancia personal de la mujercita de Clinton, el expresidente faldero que gobernó bien y se divirtió mejor.
Semeja que las reacciones de enfado (llamémoslas “cabreo”, qué caramba) se han dado en los que no logran introducirse en el estado de bienestar
estadounidense del que gozan los magnates y algunos políticos. Únase a ello que los militares han discordado mucho de la política de defensa, y otros motivos más.
¿Es muy diferente en España?
Si se analiza el fenómeno de “P(j)odemos”, se concluirá que lo sustenta en gran parte la insatisfacción de las clases juveniles y de los neo-profesionales que no logran situarse en la vida, además de la ambición de muchos (¿qué decir de Pedro Sánchez?), la ineptitud de otros, y el fundamentalismo y radicalismo sin motivos de ciertos grupos políticos, léase socialistas, por ejemplo.
En fin, que ya tenemos a un magnate al frente de la poderosa nación norteamericana, y ahora nos toca esperar y confiar en que el gobierno ultraconservador y de casi ultraderecha que instaure, seguro estoy, no
vuelva a repetir pasadas experiencias a lo Bush, que bien caras siguen costando.
Y que las empresas de encuestas se aprieten el cinturón para lograr credibilidad, porque con esta última fallida predicción de USA, deberían todas ellas entrar en bancarrota.
Lo dice el refrán: “Pescados son los del cesto, porque los demás son peces…”

“La única verdad es la realidad”.- Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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