El buen amigo y compañero desde hace más de cincuenta años, Vicente Pérez Seguí, de aquellos tiempos añorados y ahora revividos (diez lustros más tarde) tiempos de las Milicias Universitarias en el campamento de
Montejaque; Vicente Pérez Seguí, repito, (alcoyano de pro) me distingue
obsequiándome un cuidado opúsculo de su
autoría, en el que, al socaire de su entusiasta afición a la caza, va
desgranando pasajes de su vida, desde los tiempos de su abuelo hasta cuando su
padre le regaló una escopeta del calibre 20, al aprobar un curso, en 1953, por lo que obtuvo su primera licencia de caza.
padre le regaló una escopeta del calibre 20, al aprobar un curso, en 1953, por lo que obtuvo su primera licencia de caza.
Lo más sugestivo del libro es que
Vicente Pérez Seguí, su autor, aprovecha el hilo argumental de sus andanzas y
vivencias en la caza para ir incrustando recuerdos de su activa e interesante vida, siempre rodeado de zorzales y codornices, ánades, codornices y unas cuantas especies más,
“acá y acullá”, con amigos de toda clase.
Las secuencias más atractivas e
impresionantes son las referidas a la caza mayor, con sus logros en Cazorla, en
los Montes Universales de Teruel, Montes de Toledo, enclaves en los que practicó el
deporte de la caza con trofeos de corzos, ayuíes, gamos, bocs, venados,
muflones, jabalíes, cabras montesas, etcétera.
Con gran variedad de ilustraciones,
Vicente confiere un carácter personal e íntimo a su obra, manuscribiendo todos
los
textos con pulcritud y lenguaje claro y directo.
Se trata, en fin, de una publicación personalísima, en la que caben su esposa, sus hijos, sus amigos y sus
compañeros, en sus andanzas cinegéticas por doquier, ya que desde Namibia,
Polonia y Canadá aporta valiosos y significados recuerdos muy bien ilustrados.
Culmina la obra (que, por cierto, prologa Antonio Revert Cortés) una mención a
Miguel Delibes, el gran y premiado escritor español de la vida cinegética, con quien el autor mantuvo una interesante relación epistolar , y culmina esta especie
de “memoria personal” comentando sobre sus vehículos y sus cámaras fotográficas y sus armas, todo lo cual orla unas vivencias dignas de ser publicitadas.
Enhorabuena, Vicente, porque, escribiendo para ti mismo, has
logrado para los demás un sugestivo compendio de una faceta de tu vida que permite colegir tu
hombría de bien y tu generosa relación con la naturaleza, bien conocida desde
luego para quienes nos honramos y felicitamos por gozar de tu amistad.
Tú, que en tantos aspectos de tu
vida lograste el honor de tener “las suelas gastadas”, has conseguido hacer que los que también hemos "gastado nuestras suelas", aunque sea de otra manera, reflexionemos sobre lo que desde la atalaya de nuestra "juvenil" senectud contemplamos porque lo hemos vivido, y tenemos la obligación de comunicar a quienes nos rodean y a quienes son y serán nuestros continuadores en la vida.
"Vivir es hacer recuento de lo vivido"
"Vivir es hacer recuento de lo vivido"
Julián Marías (1914-2005) Filósofo español
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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