Cada año, en esta fecha, siendo portavoz del grupo
de universitarios que allá por los años 1963/1964 nos formamos como oficiales
de complemento del Ejército español en las inolvidables tierras del Montejaque
malagueño, gloso la figura de este hombre singular, que viene dejando huella
indeleble en su Cádiz de larga residencia, como ya antaño lo hizo en la milicia y
en la enseñanza.
Esa glosa, ese recuerdo, tornase felicitación
efusiva y emocionante desde el afecto y el recuerdo vivo de los integrantes de
la XXI Promoción de Milicias Universitarias (IPS) --compañías de instrucción 4ª
y 1ª de la 1ª Agrupación, del campamento de Montejaque-- porque pocas veces
como en nuestro caso habrase podido ver la identificación en torno al maestro y jefe
hoy más que nonagenario, de aquellos sus alumnos que lo fueron más de cincuenta años
antes, cuando en la flor de la juventud, culminando sus estudios universitarios,
asumieron el acento noble del esfuerzo en la milicia.
Aquel José Manuel Sanchez Gey, capitán y profesor a
la sazón, ha llegado a ser paradigma y maestro de tantos y tantos militares de
carrera con su libro “Reflexiones Militares”, que ha servido casi como manual ("memento" en el argot de los aspirantes militares)
en las Academias de formación castrense, lo que se ha reconocido --rara avis-- creando en su
honor la “cátedra extraordinaria comandante Sanchez Gey”, en el seno de la
Facultad de Psicología de la Universidad Complutense.
Al privilegio que supone contarle entre nosotros se
une la satisfacción de que cada año podemos manifestarle nuestro afecto,no
solamente como ahora, en su
aniversario, sino siempre que tomamos contacto con él, bien de forma presencial, bien mediante la llamada telefónica, que siempre atiende con buen humor y sentidas palabras.
aniversario, sino siempre que tomamos contacto con él, bien de forma presencial, bien mediante la llamada telefónica, que siempre atiende con buen humor y sentidas palabras.
Al egregio José Manuel Sánchez Gey, y a sus hijos,
nietos y bisnietos, envío, enviamos todos los compañeros, el abrazo emocionado,
desde el afecto y la alegría de tenerle entre nosotros.
Por todos los compañeros, APB, o sea,
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
Ángel bonito y ajustado elogio de nuestro capitán que comparto plenamente.Saludos
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