(23 septiembre 2015 por Jaime Bel del Río, en "Periodista digital")
El claroscuro catalanista se
desboca por minutos en esta última semana electoralista.
La lucha divergente entre los independentistas y los convergentes genera
guerras dialécticas propias de adolescentes, ciegos por orgullo y convicciones
perdiendo las formas y las razones, si acaso las hubo.
No se trata de avivar más el fuego ante tales enfrentamientos carentes de
sentido y rigor, pero merece al menos plantear la situación desde un punto de
vista real y vital, el económico.
Tampoco se trata de hacer una lista con los pros y los
contras de unos y otros,
pero si quizá, debería reflexionarse quién pagará qué en caso de, cuestión que
poco importa en estos momentos.
Los que se pierden en sentimientos y los que se protegen bajo razones, harán fluir en un saco roto y poco explicable para nadie los motivos de semejante esperpento y resultado de facto impresentable para todos, la secesión. Ésta probablemente más de derecho que de hecho, generando flecos jurídicos, sociales, políticos y económicos imposibles de redefinir.
Cataluña muy a la deriva emocionalmente por sus dirigentes, tendrán que asumir
determinados papeles transformando su discurso al más fiel estilo Tsipras.”
…
Que en Grecia se haya vuelto a elegir a Tsipras y a su Shyriza,
no significa, como algún “podemita” ha interpretado, que el pueblo se haya volcado
de nuevo con ese dirigente. Simplemente, las anteriores elecciones han estado
demasiado cerca, la tendencia de voto no se ha alterado, y el trauma de las
carencias y los recortes todavía no ha comenzado a agredir al pueblo griego.
Ya veremos cómo reacciona el pueblo llano cuando empiecen las desventuras y las escaseces.
Así pues, la re-elección en Grecia ha tenido poco eco en los
medios de comunicación, porque está en la palestra un tema mucho más cercano y
polémico:
Las próximas elecciones autonómicas en Cataluña, con un supuesto y paranoico contenido independentista.
Las próximas elecciones autonómicas en Cataluña, con un supuesto y paranoico contenido independentista.
Y, guste o no, hay que referirse al tema, poniendo de manifiesto
que la campaña electoral se ha convertido claramente en un toma y daca entre
independentistas y “constitucionalistas”, desvirtuándose totalmente de esta manera
el que debiera ser genuino objetivo de los comicios: la elección del parlamento
catalán, y por ende, del gobierno de la Generalitat. Y punto. Y nada más.
Pero es evidente que ese visionario de pacotilla, ocultador de
mil y un facinerosos de su partido y de mil y una tropelías de su gente en la
administración de la cosa pública, ese apellidado “Mas” (aunque no podía haber
llegado a menos), ese individuo, en fin, ha manipulado de tal forma el contexto
de la vida política catalana y de las elecciones, que está pareciendo que son
un plebiscito sobre si el pueblo catalán desea la independencia de España.
La cosa ha alcanzado niveles tales de antijuridicidad que decir
que es esperpéntica resulta un calificativo demasiado suave. La cosa se ha
llevado a límites que bordean la deslealtad personal y política, revistiendo de
falsedades continuas un proceso que ni aunque se quiera podrá referirse a la
secesión de Cataluña.
El colmo de la desvergüenza lo alcanza Más, con sus “companys”
el de la mirada torva y torcida, y el que no tiene ni un pelo…de tonto, cuando
se convierten en el “Juan Palomo” de turno, y dicen que si en las
elecciones triunfa esa coalición infumable y anti-natura del “Junts pel sí” con mayoría absoluta, eso significará que el pueblo catalán se inclina por la independencia.
elecciones triunfa esa coalición infumable y anti-natura del “Junts pel sí” con mayoría absoluta, eso significará que el pueblo catalán se inclina por la independencia.
¡Menuda falacia!
Lo más que podrá suponer esa victoria anhelada por los tramposos
del “Junts” será que en el parlamento podrán dar soporte sólido al gobierno de
la Generalitat que elijan. Y punto.
Sin embargo es muy lamentable la miopía con que se están
comportando las demás fuerzas políticas y opositoras, que se están cebando en
desvirtuar las posibilidades de independencia, en vez de combatir la corrupta y
tendenciosa manera de gobernar que ha imperado hasta ahora, y que promete
incrementarse si siguen en el poder los mismos acciones.
Comprendo que hay que desvirtuar esa aberración que es convertir
unas autonómicas en un camino hacia la independencia, pero de eso a solamente
atacar ese punto hay un abismo, y entraña el enorme error de transmitir al
pueblo llano una visión equivocada.
Pongo muy en duda que por lo que hasta ahora he escrito no surja
algún descerebrado y cafre que llegue al insulto, pase al ataque, y trate de
inclusive atribuirme los más duros calificativos. Ya hube de soportar bastantes
epítetos groseros y malsonantes cuando me ocupé de la sinvergonzonería del “Josep Lluis” Carod Rovira…(precedente, no se olvide, de Oriol Jonqueras)
Ahora bien, lo que está claro es que solamente a base de
confrontación no va a amputarse ese cáncer catalán que entraña Mas y sus “nens”
del “Junts”.
De momento, en la campaña debería buscarse más aún la
ilustración a la sociedad catalana. Y en concluyendo los comicios, habría que
tener bien prestos todos los medios que concede el Estado de Derecho, para
enviar a estos “nois” del embuste y del enredo al más duro de los destierros:
sometimiento a la Justicia y olvido para siempre.
Ya veremos… si no nos surge otro Tsipras…o si Artur Mas,
Jonqueras y los otros no se hacen y ejercen de “P(j)odemos"…
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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