“Santo y satán El comandante de Barinas que se creyó profeta de Bolívar y hermano de Fidel
Por ellos, y por los millones de
ciudadanos del bello país latino americano, hago votos para que la transición –imprescindible— que
va a experimentar esa nación, sea lo más pacífica y fructífera posible, y
especialmente se recuerde a su difunto caudillo Chávez, no ya por su
incontinencia verbal que dio pie a aquel incidente del “¿por qué no te callas?”
con el Rey de España, sino como al líder que ilusionó a unas masas proletarias
y abandonadas, dándoles una ilusión que ellas, las pobres, nunca supieron que
era puro espejismo.
(por FELIPE SAHAGÚN, en “El Mundo”, 06/03/2013)
En febrero de 1999, poco antes de
tomar posesión por primera vez como presidente, Hugo Chávez voló de La Habana a
Caracas con Gabriel García Márquez tras un encuentro de ambos con Fidel Castro.
El Nobel colombiano vio en Chávez dos personas radicalmente distintas: «Una a
la que los caprichos del destino habían ofrecido la oportunidad de salvar a su
país; la otra, un ilusionista que podría pasar a los libros de Historia como
otro déspota más». Las dos imágenes, santo y satán,
siguieron vivas hasta su muerte en los corazones y en los
discursos de seguidores y de adversarios.
Para los primeros, como ha señalado
el profesor Michael Shifter en su perfil para Foreign Affairs, «Chávez fue un héroe movido por impulsos humanitarios a reparar la desigualdad y la injusticia
social (…), que luchó valientemente por la solidaridad latinoamericana y contra
el imperio estadounidense» y que, «con carisma y petrodólares, aprovechó la
oportunidad de corregir los desequilibrios de riqueza y de poder en los asuntos
hemisféricos y venezolanos».
Para los segundos, «Chávez fue un dictador hambriento de poder que despreció el
estado de derecho y el proceso democrático», empeñado en «una carrera
catastrófica hacia el control estatal de la economía, la militarización de la
política, la destrucción de sus adversarios, el coqueteo con regímenes parias,
el antiamericanismo y programas sociales equivocados que suponen un grave
retroceso para Venezuela». En pocas palabras, «un autoritario cuya visión y
cuya política fueron rotundos fracasos y una grave amenaza para su propio
pueblo, sus vecinos latinoamericanos y los intereses de EEUU».
Ambas visiones reflejan rasgos del
personaje —sus tendencias autocráticas, su megalomanía, su hiperactividad y su
capacidad de seducción—, pero ignoran otros igual o más importantes, como su 'baraca', su prudencia o cobardía en los momentos más
difíciles (el golpe fallido que encabeza en 1992 y el golpe fallido al que
sobrevive en 2002) y, sobre todo, la media vida que ha dedicado a
conspirar para hacerse con el poder y la otra media para conservarlo.
Carlos Fuentes, más que un líder de
izquierda —hasta 2005, tras seis años en el poder, Chávez no se identificó
abiertamente con el socialismo y hasta las presidenciales de 2006 no apostó en
público por las nacionalizaciones— vio en él «a un
Mussolini tropical, disponiendo con benevolencia de la riqueza del petróleo
al mismo tiempo que sacrifica las fuentes de producción y empleo». Lejos de
arrojar luz, el tumor del que fue intervenido al menos dos veces desde junio de
2011, y las sesiones de quimio y radio en La Habana, distorsionaron aún más su
imagen.
Muchos le han comparado con Castro y con Gadafi. Su nacionalismo, militarismo,
populismo, golpismo, oratoria y preocupación por la redistribución de la
riqueza le acercan más a Juan Domingo Perón. Este legó un movimiento y una
confusa amalgama doctrinal que, aunque parezca alucinante a muchos observadores
extranjeros, todavía ganan elecciones en Argentina. ¿Qué legado dejará el
chavismo?
Quienes nunca llegaron a comprender
la fuerza que, a pesar de sus errores y desmanes, Chávez siguió teniendo en las
urnas hasta su muerte, cerraron los ojos a la lluvia de dólares —de 5.000 y
10.000 millones por año— que repartió en programas alimentarios, educativos y
sanitarios entre los venezolanos más necesitados.
Quienes nunca entendieron su elección primera y reelecciones siguientes —seis comicios nada menos sólo en
su primer año y medio en Miraflores— ignoraron irresponsablemente el desastre
—una caída anual del PIB del 2% en los años 80 y 90 a pesar del petróleo
(122.000 millones de dólares, de 10 a 15 planes Marshall, entre 1990 y 1998),
el caos político (fruto de una corrupción rampante) y la miseria (3 de cada 4
venezolanos por debajo del umbral de la pobreza)— al que la socialdemócrata
Acción Democrática y el COPEI, de tendencia democristiana, los dos pilares de
la Venezuela próspera del siglo XX, condujeron, turnándose en el poder, el
régimen nacido en 1958 tras los seis años de dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
En 'Hugo Chávez sin uniforme', la
mejor síntesis de las biografías de Chávez —y estamos ante el dirigente
latinoamericano más biografiado después de Perón, Castro y Pinochet—, Alberto
Barrera y Cristina Marcano terminan con la misma pregunta que se hizo García
Márquez: «¿Quién es, en definitiva, Hugo Chávez?»
Y responden con más interrogantes:
¿Por dónde va la historia de aquel niño, criado por su abuela en una casa de
palma con suelo de tierra? ¿Fue un verdadero revolucionario o un neopopulista
pragmático? ¿Hasta dónde llegó su sensibilidad social y hasta dónde su propia
vanidad? ¿Fue un demócrata que intentó construir un país sin exclusiones o un
caudillo autoritario que secuestró el Estado y las instituciones? ¿Pudo ser,
acaso, las dos cosas al mismo tiempo? Teodoro Petkoff, en 'Hugo Chávez, tal
cual', así lo cree.”
…
“Sic transit gloria mundi”, que
diría el clásico.
Tanto tiempo siendo el eje de
ese “pseudosocialismo” sudamericano, y él, que casi todo lo tenía previsto,
hasta su posible sucesión, ha sucumbido a su propio cuerpo.
Porque, dejando al margen la “mamarrachada”
del vicepresidente venezolano, el infumable Nicolás Maduro, de que la CIA o los
EE.UU. habían infiltrado el cáncer a Hugo Chávez, la realidad es que ha sido el
azote del cáncer lo que ha fulminado en poco tiempo a este líder de la América
latina.
Figura donde las hubiera,
demagogo al límite, autoritario con aires de demócrata de pacotilla, Hugo
Chavez ha venido a ser el histrión de esa región que en su día heredó de
España, y que hoy se distingue por su inestabilidad y desigualdades sociales
sin solución.
Fidel Castro y su peligroso
hermano Raúl se han quedado sin huésped legitimador de su dictadura, y Evo
Morales hará como que llora por la desaparición de su padrino, y Ollama, el peruano, se
lamentará por quedar sin un gobernante cómplice.
Sea lo que fuere, como no es
tiempo de hacer “leña del árbol caído”, baste con señalar en este momento que
el panorama político en Venezuela se presenta complicadísimo, ya que el
caudillo extinto no permitió que a su vera floreciese ningún otro líder con
carisma suficiente para heredarle, mal que nombrara (no tenía otro remedio) a
Nicolás Maduro. Y la oposición resta tambaleante y dividida después de los
últimos comicios electorales que sirvieron para poco.
Me acuerdo cuando estas líneas desgrano
con cierta urgencia, de mis entrañables amigos italiano-venezolanos, la doctora Layla,
su esposo Alejandro, y su hija e incipiente periodista, Laura, que han de vivir
esta situación desde España, porque “su” Venezuela se les puso imposible, por
inseguridad ciudadana, crisis económica y deterioro social.
!Vaya par...! |
Que Chávez, en vez de colocar a
su país en la órbita de los ricos y poderosos, le empujó al averno de los
empobrecidos y destartalados.
¿Y si hubiese callado algo más y
aprovechado menos su poder omnímodo?
La historia lo dirá…
Que Chávez descanse en la paz
que merece su país venezolano, es el deseo de quien esto firma.
“La dictadura, devoción fetichista por un hombre, es una cosa efímera, un
estado de la sociedad en el que no puede expresarse los propios pensamientos,
en el que los hijos denuncian a sus padres a la policía; un estado semejante no
puede durar mucho tiempo.”- Winston Churchill
(1874-1965) Político británico
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
Muy buena reflexión, ahora esperar acontecimientos tan cruciales como históricos para el pueblo Venezolano. Les deseo lo mejor....
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