13 febrero 2013

Carta Abierta a San Valentín en el 14 de Febrero

Querido San Valentín: 
Perdona que te envíe esta carta abierta en estas fechas algo complicadas por ahí, en esa región del reino celestial, porque tu jefe debe de andar algo preocupado ante la necesidad de sustituir a su representante en la tierra. Y si tu jefe esta atareado moviendo los hilos del gobierno de los espíritus de los humanos, no menos debes de estar tu mismo, no ya por si hay crisis de gobierno en la tierra (por algo tu ya perteneces a la pléyade de ministros celestiales), sino porque igual tienes que pensar o prever quién va a ser en lo sucesivo tu interlocutor como delegado en el orbe terrestre para los asuntos del amor entre los seres humanos. Y comprendo que es importante la labor que ha de desarrollar tu delegado o representante, porque en los tiempos recientes se ha producido un revoltijo entre los hombres y entre las mujeres, por aquello de que entre los seres del mismo sexo se ha ido aprobando el matrimonio y hasta la adopción de hijos. 
Bien se sabe cuál es tu opinión y la de tu jefe, pero no vamos a complicarnos romanceando entelequias, sino comprobando que mañana mismo se celebra en gran parte del orbe tu festividad, recordando que fuiste el Obispo que perdió la vida por defender el sano y santo amor entre jóvenes, hombres y mujeres, de tu época.  
Por ello, cuando estas fechas se alcanzan, aunque nos inunda el regusto del comercio de los grandes almacenes con motivo de la festividad, tampoco podemos sustraernos a la conmemoración, y pedirte, ahora que nos estamos quedando sin Papa, pero que te conservamos a ti como ministro plenipotenciario del Amor entre los seres creados, que nos “eches una mano” en la protección y custodia del amor entre nosotros, de manera que cuando preveas que puede surgir una quiebra entre el afecto de las personas que se aman, aparezcas tu en la distancia, inspirando los más adecuados sentimientos y apoyando la preservación del amor entre las criaturas. 
Poco más hay que decirte que tú no puedas tener en cuenta, pero por si acaso, acuérdate de estos que vagamos por aquí, en medio de las zozobras de los desempleos, de los desencuentros sociales y políticos, de las guerras egoístas e irracionales, para que seamos capaces de sobrellevar tanta corrupción, tanto ex abrupto y tanta insidia, conservando la esencia del afecto y la armonía entre nosotros, para que desde la generosidad recíproca se mantenga el Amor. 
De ti depende en buena parte, como Patrono entronizado que eres de los enamorados, que nuestras intenciones y peticiones no queden en un vano intento, y por ello te enviamos con todo cariño (¡cómo no al Ministro del Amor!) nuestro recuerdo y nuestro deseo de que mantengas con los nuestros y con los ajenos ese Amor por el que entregaste tu vida. 
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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