30 noviembre 2009

La nación (in)sostenible: O cómo continuar engañando al personal...

(Viñeta de "La estrella digital", 30/11/2009)
“Después de numerosos aplazamientos, de pedir a todos los Ministerios ideas y proyectos, coordinados por la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, y de una puesta en escena triunfal en el Palacio de Congresos de Madrid con una liturgia más propia del mundo del espectáculo que de la política, el Consejo de Ministros aprobó el viernes las líneas generales de la manoseada "Ley de Economía Sostenible", que se espera que sean ampliadas en el Parlamento por el presidente del Gobierno en su comparecencia del martes.
“Ni los sucesivos aplazamientos, ni la puesta en escena oficial, ni el mensaje transmitido en la presentación insistiendo en que daba comienzo la segunda modernización económica de España, después del primer esfuerzo modernizador que hicieron los sucesivos gobiernos socialistas de Felipe González, tienen nada que ver con el texto aprobado ni con las esperanzas que grandes sectores de la opinión pública y del empresariado habían puesto en ese gran plan dirigido, sobre todo, a un cambio de modelo económico.”
(JOSÉ ONETO, en “La estrella digital”, 30/11/2009)
El pre-transcrito texto de José Oneto introduce a las mil maravillas sobre la bochornosa y falsa “parafernalia” con la que –una vez más— nos ha obsequiado ese “elemento sospechoso” que sufrimos día a día como presidente del gobierno.
Demasiado se ha escrito, y yo mismo he comentado en este blog, sobre la desfachatez supina que adorna (mejor dicho, “des-adorna”) la trayectoria de Mr. Shoemaker, en español Zapatero, que piensa (y a fe que lo demuestra repetidamente) que España es su finca o propiedad; que los españoles son sus “hijitos” menores de edad o súbditos; que una nación se gobierna igual que una tómbola de feria: con charlatanería y con palabras huecas.
Pero lo de esa ley llamada de la “economía sostenible” es el colmo de los colmos. Es un insulto a la recta razón. Es una provocación a la inteligencia de los gobernados.
Ni más ni menos, se proponen, con gran propaganda y en medio de “hollywoodenses” mitines, una serie de medidas vagas, inconcretas y ya a priori ineficaces.
Podríamos conceder el beneficio de la duda de una buena voluntad de solución económica, en medio de una ignorancia supina de lo que es reactivar una economía. Pero es que hay mucho más, porque lo de la economía es uno de los muchos elementos falsos, mentirosos, una más de las muchas promesas imposibles de cumplir con que cada día se nos desayuna el inquilino de la Moncloa.
Y es que, además de la economía, está la política, en la que nos crecen los “brotes negros”, como el de la ciudadana saharaui que está en huelga de hambre porque Marruecos le privó de su pasaporte y le envió a España indocumentada (Todo lo ha querido arreglar el Ministro de “Empastres” Exteriores, vulgo “Desatinos” regalándole la ciudadanía española, como quien da un hueso raído a un can desnutrido); o el de un Estatut Catalá que el propio Shoemaker alentó, para después escudarse en que el Tribunal Constitucional resolverá lo justo; o como dar a unas autonomías –las de gobierno socialista— negando el pan y la sal a las que gobiernan otros partidos; o como casi incitar al aborto de las niñas de más de dieciséis años, diciendo que es “innegociable” eliminar el artículo que les permite decidir sin sus papás, si eliminan al bebé que esperan; o “espiar” todo lo que conviene al gobierno, para después atacar a ciudadanos que no sean de su “religión”; o despilfarrar en ministerios sin misión ni justificación, en vez de ahorrar para nutrir los fondos de pensiones que van esquilmándose a la carrera…
¿Para qué enunciar más?

(Viñeta: "El Mundo", 30/11/2009)

¿Cómo puede pretenderse una economía sostenible en un país insostenible?
Y no se libra tampoco la oposición, que solamente grita –lo hace con bastante razón, en general—cuando le interesa, pero no adopta posiciones de unidad y entendimiento interno.
Así pues, que nos “sostengan” primero el país, y después que nos “sostengan” los bolsillos, ahorrando primero los que piden sacrificio y esperanza y solamente alientan al desespero y a la irritación.
“No hace falta un gobierno perfecto; se necesita uno que sea práctico” .- Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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