07 septiembre 2009

PERIPLO POR EUROPA 2009: DE VALENCIA A KIEV, PASANDO POR BERLÍN Y VARSOVIA 6.- La Ucrania que encontré en 2009 (y II)

“La independencia siempre fue mi deseo; la dependencia siempre fue mi destino” Paul Verlaine (1844-1895) Poeta francés.

No voy a prodigarme en exceso comentando la realidad ucraniana que pude comprobar durante mi estancia –corta, solamente 9 días—en el pasado mes de agosto.
Ya en mi anterior comentario en este blog adelanté varias de las claves de la actual situación.
En Ucrania, como en tantos países, hay que analizar por separado la capital (Kiev), las dos o tres principales ciudades (Karkhiv, Donetsk) y el resto, y separar las zonas rurales de las urbanas.
En Kiev sigue notándose, con cierta baja, la proliferación de la vida adinerada, especialmente en el centro, con coches de lujo, restaurantes caros bastante llenos, casinos con gente; pero en los barrios de la periferia, que pese a todo han mejorado “algo” en infraestructuras, la vida sigue siendo la misma, con sus mercadillos no demasiado limpios, con la venta de comida sin garantía alguna, etcétera, solamente paliada por la proliferación de grandes cadenas de hipermercados del oeste de Europa.
En las zonas rurales, se está cerca de la miseria, porque la agricultura y ganadería está bajo mínimos; y en las zonas urbanas de capitales o ciudades medianas o pequeñas, solamente la inyección económica del funcionariado (cada vez peor pagado) permite la supervivencia.
La inflación galopa de forma incontenible; el coste de los productos básicos se incrementa más del 50% y los salarios solamente suben un 10 %.
No es raro encontrar un banco sin dinero, no de forma permanente, pero sí escuchar la información de que se espere uno ó dos días, “hasta que se recoja” el que ingresan las empresas de sus cobros y salarios.
Con situaciones tan curiosas, como que las pensiones se pagan por el estado a través de un banco estatal. Si no se retira nada en el plazo de un año, el banco avisa al organismo pagador, le devuelve el dinero que tiene depositado, y hay que empezar un laborioso proceso, no solamente para recuperarlo, sino para que se continúe pagando la pensión. Y ello sin clara cobertura legal.
Habrá quien se extrañe de que una persona esté más de un año sin retirar dinero de su pensión. No es tan raro, porque hay bastantes inmigrantes que perciben pensión y viven en el extranjero, desde donde inclusive envían sus ahorros generados en el exilio. Y cuando regresan de vacaciones, por ejemplo, se encuentran con que su dinero está, por así decirlo, “bloqueado”.
En Ucrania se aplica el patrón dólar y así, todo lo que se importa en dólares, ha subido el incremento que esta moneda ha experimentado con respecto a la Grivna ucraniana (ha pasado del 1=5 al 1= 7’8); y otro tanto ocurre con el Euro, que ha pasado del 1=7 al 1=12.
Así, comprar un “brick” de zumo, cuesta 6 Grivnas, ¡casi un dólar!, y el azúcar también se ha ido a las nubes; el café, no digamos… Todo ha subido, menos los salarios.
Un español se siente rico en Ucrania, porque cambia los Euros casi a 12 grivnas, pero un ucraniano apenas si puede adquirir bienes con el salario o pensión que recibe.
En el aspecto político, la gentes está completamente desengañadas de aquélla prometida (yo nunca creí que hubiera existido, ni que fuera a producirse) “revolución naranja”, porque la confusión política ha crecido, y mientras los parlamentarios y los gobernantes se embolsan envidiables sueldos y se benefician de prebendas (con un indudable tufo a derroche y corrupción), el futuro político es absolutamente incierto y confuso.
Sigue existiendo la división entre las “dos” Ucranias (la rusófila y la más nacionalista), y la zona este es mayoritariamente pro-rusa, y el resto más o menos de esencias ucranianas.
He preguntado a muchos amigos y conocidos, charlando ampliamente con muchos de ellos, sobre a quién votarán en las próximas elecciones presidenciales (15 enero 2010), si a Yúshchenko –actual presidente- o a Tymoshenko –actual primera ministra- o a Yanukovich –ex primer ministro y líder de la fracción pro-rusa- y la respuesta ha sido contundente: A ninguno… Y lo probable es que la abstención sea enorme.
Y es que Yúshchenko ha sido un presidente falto de energía, demasiado tecnócrata y rodeado de asesores pro capital judío; Tymoshenko es una fémina súper ambiciosa, enormemente manipuladora, intrigante, apoyada por asesores pro capital nada claro (más bien ucranianos y rusos con capital en paraísos fiscales); y Yanukóvich sigue siendo el terco, inflexible, engreído político, que sigue el dictado de los criterios de Moscú.
Me parece que habrá de pasar más de una generación para que el mapa político se aclare.
Sin embargo, sí he creído percibir un mayor sentimiento anti-ruso que, propaganda al margen, es natural en un pueblo que desea ante todo ser independiente de su antigua potencia dominadora y asumir los modos de vida occidental.
Solamente la juventud, siempre rebelde, siempre innovadora, parece mostrar una mayor modernidad.
El resto del pueblo sigue, como casi siempre, bastante resignado, algo triste, siempre trabajando y buscando esas picardías que le permiten ganar unas monedas más, vía economía sumergida.
No me ha gustado la Ucrania que he hallado. Pero es la que hay.
¡Qué tenga suerte Ucrania!
¡Falta le hace!
“La independencia, igual que el honor, es una isla rocosa sin playas” Napoleón I (1769-1821) Napoleón Bonaparte. Emperador francés
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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