“Al grito de "la OTAN no pasará" la oposición ucraniana ha impedido al presidente del país pronunciar el discurso sobre el estado de la nación. No es la primera vez que los parlamentarios del opositor Partido de las Regiones se apoderan de la tribuna para bloquear la sesión en la Rada.
La oposición pro-rusa exige la celebración de un referéndum para evitar que el presidente Viktor Yúschenko de los pasos hacia la incorporación en la Alianza Atlántica. El presidente del Parlamento, que acusó a la oposición de convertir la cámara en "un ring de boxeo", pospuso la presentación del informe. Yúschenko, tenía, sin duda, otra cita importante en Ginebra donde, esa misma tarde, firmó el Protocolo de incorporación a la OMC. Allí apoyó la entrada de Rusia.”
(Fuente: EuroNews, 06/02/2008)
NOTA DEL AUTOR.- «¡No pasarán!» (Francés: «Ils ne passeront pas», Inglés: «They shall not pass») es el eslogan usado para expresar la determinación de defender una posición contra el enemigo. La primera referencia a su uso se encuentra en la Batalla de Verdún en la Primera Guerra Mundial por el general francés Robert Nivelle (aunque hay quien se la atribuye a su comandante, Philippe Pétain). Aparece después en carteles de propaganda, como el de Maurice Neumont después de la Segunda Batalla del Marne, con la forma «On ne passe pas!», que será la forma adoptada en las placas de los uniformes de la Línea Maginot. A menudo interrelacionado con el "Ni un paso atrás!".
Fue usado más tarde otra vez en el Asedio de Madrid en la famosa forma «¡No pasarán!» durante la Guerra Civil Española (1936–39) por Dolores Ibárruri Gómez (La Pasionaria), una de las fundadoras del Partido Comunista de España. « ¡No pasarán!» ha llegado a ser un eslogan internacional antifascista, y todavía se usa así en los círculos políticos de izquierda.
A menudo se ha respondido a esta expresión con un «Pasaremos». El eslogan de respuesta de la derecha. «Hemos pasado», lo acuñó el general Francisco Franco cuando sus fuerzas entraron finalmente en Madrid.
"No pasarán" es, además, el título de un álbum de la banda polaca Blade Loki.
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La oposición pro-rusa exige la celebración de un referéndum para evitar que el presidente Viktor Yúschenko de los pasos hacia la incorporación en la Alianza Atlántica. El presidente del Parlamento, que acusó a la oposición de convertir la cámara en "un ring de boxeo", pospuso la presentación del informe. Yúschenko, tenía, sin duda, otra cita importante en Ginebra donde, esa misma tarde, firmó el Protocolo de incorporación a la OMC. Allí apoyó la entrada de Rusia.”
(Fuente: EuroNews, 06/02/2008)
NOTA DEL AUTOR.- «¡No pasarán!» (Francés: «Ils ne passeront pas», Inglés: «They shall not pass») es el eslogan usado para expresar la determinación de defender una posición contra el enemigo. La primera referencia a su uso se encuentra en la Batalla de Verdún en la Primera Guerra Mundial por el general francés Robert Nivelle (aunque hay quien se la atribuye a su comandante, Philippe Pétain). Aparece después en carteles de propaganda, como el de Maurice Neumont después de la Segunda Batalla del Marne, con la forma «On ne passe pas!», que será la forma adoptada en las placas de los uniformes de la Línea Maginot. A menudo interrelacionado con el "Ni un paso atrás!".
Fue usado más tarde otra vez en el Asedio de Madrid en la famosa forma «¡No pasarán!» durante la Guerra Civil Española (1936–39) por Dolores Ibárruri Gómez (La Pasionaria), una de las fundadoras del Partido Comunista de España. « ¡No pasarán!» ha llegado a ser un eslogan internacional antifascista, y todavía se usa así en los círculos políticos de izquierda.
A menudo se ha respondido a esta expresión con un «Pasaremos». El eslogan de respuesta de la derecha. «Hemos pasado», lo acuñó el general Francisco Franco cuando sus fuerzas entraron finalmente en Madrid.
"No pasarán" es, además, el título de un álbum de la banda polaca Blade Loki.
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La lectura de esta noticia me entristece y preocupa.
El Partido de las Regiones, el de Yanukóvich, el que su líder proclamaba como el más democrático de entre los democráticos, el que su cabeza ha venido proclamando como el legitimado por los usos democráticos para gobernar en Ucrania, como votado por más del 33% de los ciudadanos, se ha unido al partido comunista para bloquear e impedir el discurso del Jefe del Estado, el Presidente de la República, sobre el estado de la nación.
Si, ese partido de Yanukóvich, que rasgó sus vestiduras y proclamó a todos los vientos que la anterior disolución del Parlamento por el Presidente no era constitucional, pero que al ganar las elecciones por mayoría simple pretendió formar gobierno, ahora desdeña los usos democráticos, los foros democráticos y las sesiones parlamentarias, para impedir a la fuerza bruta, por vía de coacción y ocupación física, el discurso del Presidente de la República.
Y ese partido que tanta democracia dice rezumar llega inclusive a unirse a otros tan significativos como el partido comunista para boicotear por la fuerza la sesión de la Rada.
Y más aún me entristece que esas acciones tan cerriles e indignas de partidos democráticos y de parlamentarios que han pretendido jugar en un sistema político moderno y plural, hayan usado, y parafraseado la famosa frase del “No pasarán…”, que se popularizó en la guerra civil española por el bando republicano para inyectar moral al pueblo y auto-inyectárselo a sí mismo, ante el avance de las tropas del general Franco.
La frase se hizo famosa, pero por sus reminiscencias todos hemos deseado que no se repitan.
Y ahora llegan unos politiquillos de bandurria y vodka, más acostumbrados a caciquear que a emplear sus tiempos en la búsqueda constructiva del bien de su país, Ucrania, y ante el anuncio de que el gobierno va a solicitar el ingreso en la NATO, no encuentran mejor modo de mostrar su disconformidad y oposición que la “pataleta” de impedir la celebración de una sesión parlamentaria, usando un grito o proclama histórico pero superado.
No voy a opinar si a Ucrania le conviene o no ingresar en la NATO, porque ello debe ser objeto del oportuno debate en su Rada, y, si procede, de un referéndum. (No se olvide que en España, el PSOE proclamó en un inicio –durante el gobierno de Calvo Sotelo- que “OTAN, de entrada no…” y después, cuando ya gobernaba, organizó un referéndum manipulado para que se aceptara el ingreso)
Pero sí opino sobre las formas y las conductas.
“No pasará…” es lo que los ucranianos deberían decir a esas burradas de los parlamentario impidiendo hablar al Presidente de la República.
“No pasará…” es lo que el pueblo ucraniano debería manifestar ante la unión de un partido como el de las regiones –que se presenta como adalid de la democracia, algo “pro-rusa”- con el partido comunista, sospechoso en cuanto a sus esencias democráticas.
“No pasará…” debería reaccionar el propio gobierno de Ucrania, absolutamente legítimo desde que la Rada le confirió la investidura, usando los medios que confiere un estado de derecho para evitar cerrilismos rayanos en la rebelión coactiva.
“No pasará…” debería decir el Presidente de la República, ante el boicot al regular funcionamiento de una institución tan esencial como la Rada.
Pero, salvo milagros, la cordura tardará en imponerse y, con más o menos vodka, con más o menos conspiraciones, con más o menos corrupción, los parlamentarios del Partido de las Regiones, con Yanukóvich liderándoles o consintiéndoles, seguirán –ojalá me equivoque— brindando espectáculos tan lamentables como el que motiva esta Carta.
¡Ah! Y no me olvido de que los parlamentarios de la actual coalición gobernante aún no han demostrado que aquélla descolorida “revolución naranja” que promovieron tuviera nobles raíces y rectos propósitos.
Acontece en Ucrania que la clase política, los parlamentarios, los partidos, son lo menos merecido, lo menos auténtico, de la nación.
Nada muy diferente ocurre en España, donde unos están a la greña contra los otros, discutiendo sobre los curas, los obispos, las pensiones, las ayudas a fondo perdido, las viviendas “mini”, los impuestos, y lo que surja… pero ninguno de ellos, ninguno de los partidos, ninguna de las facciones, promete o acomete un plan de austeridad para atajar la inflación y permitir que el pueblo llano pueda llegar a final de mes.
Unos, los ucranianos, sin políticos de categoría y con todavía carencias vitales. Otros, los españoles, con demasiados políticos, con falta de categoría, y con problemas porque se ha estimulado a los ciudadanos a alcanzar y se les ha permitido soñar con un falso “estado del bienestar”.
En fin: “No pasará”, digo yo, el “pasado”. Ojalá así sea.
¿O acaso ucranianos y españoles seguimos estando condenados a repetirlo?
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
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