Cada año, cuando llega el 15 de marzo, tengo en plenitud el recuerdo de la misma fecha, hace ya bastantes años, cuando en medio de los incipientes espectáculos de fuegos artificiales, con las fallas de Valencia comenzando a plantarse, llegó a nuestra familia la bella flor, tan primera como deseada, que llamamos María Rosa.
Han ido pasando los años y esta hija querida ha seguido
siendo la guía, el señuelo, para todos, hasta el punto de que su
condición de primogénita ha prevalecido por su dedicación a la familia y atención
a sus padres y hermanos.
Hoy, como orgulloso padre, no puedo menos que proclamar al
mundo el cumpleaños de esta hija querida, y mostrarme orgulloso de su bondad,
de su dedicación a la familia, de su laboriosidad, en una palabra, orgulloso de
que sea mi primogénita.
Esta loa a mi hija Maria Rosa vuelvo a repetirla un año más,
con mi enamorado beso paterno y el abrazo lleno de cariño de su progenitor, bajo
el cual se esconde el de toda la familia, que le desea la salud, el bienestar y
el amor que bien merece.
Elevamos nuestras súplicas al Buen Dios y a la Virgen de los
Desamparados, para que le siga protegiendo y continúe premiándonos con sus
esencias de buen hacer y entrega, de los que nos ssentiremos orgullosos por siempre
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
FELICIDADES.
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