24 marzo 2018

Esta España nuestra: Cataluña, el esperpento de la sinrazón que no cesa

La verdad es que el tema de la non-nata e imposible independencia de Cataluña no puede ser más manido y que casi asaltan ideas de olvidarlo, pero la tozudez y terquedad de esos visionarios paranoides que tratan de convertir los molinos de la vida política en gigantes de su falsa libertad e independencia, conduce a comentar siquiera un poco del esperpento que casi hora a hora se está ofreciendo a España, a Europa y al mundo. 
Ahí es nada que un montón de dirigentes pro secesión estén implicados en responsabilidades con ls Justicia, bastantes de ellos en prisión, otros (los valientes de pacotilla) huidos, y los más soñadores y extremistas protestando con dosis de salvajismo en las calles por algo que saben nunca tendrán: la ideal república catalana. 
En el día de ayer, el Juez Instructor del Tribunal
Supremo dictó un Auto que me parece casi irreprochable, en el que define y califica los graves delitos en que han incurrido los miembros de esa colla de mequetrefes que se han creído que ellos son el ombligo de una nación que ellos mismos se han encargado de frustrar. 
Algunos de los infumables líderes ya se habían espantado y espatarrado ante el temor de la más que merecida prisión, y ahí está ese Puigdemont histriónico tratando de pasear por Europa una frustrada presidencia que solamente suscita lamentable ironía. Y la también histriónica e histérica
Marta Rovira (incapaz de ni siquiera articular discurso coherente), dice ahora que se fuga para preservar su libertad y cuidar de su hijita, a la que, por cierto, ¡vaya regalo que hace!
Y los otros farsantes, presos (la mayoría) o no, se hacen los víctimas de un estado constitucional o de Derecho que ellos han querido destrozar, no por salvar ideales, sino para ocultar las enormes trampas y los enormes desfalcos cometidos.
Ahora resulta que los Tribunales de Justicia se ingieren en lo político, y que ellos, los puros, castos, paladines de la libertad, pueden por eso hacer lo que
les viene en gana.
¡Que se vayan a paseo!
O al menos que se queden en la cárcel. 
Que de esa manera los ciudadanos de a pie y de bien se liberarán de tanto paranoico mangante y de tanto histrión de estelada infumable. 
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA
Post Scriptum.
Ya publicada la precedente entrada, los medios de comunicación difunden que el felón Carles Puigdemont ha sido detenido mientras trataba de escurrirse, a su estilo, por las carreteras de Alemania. 
Y ello ha sido adobado por una declaración espúrea y rechazable de ese otro espécimen independentista que no pronuncia una buena palabra ni ejecuta una buena acción, el president del Parlament de Cataluña, Torrent, quien se debe sentir el portavoz de los dioses para vituperar con dobleces y mentiras lo que viene siendo la aplicación de la Ley en la democracia española. Se ha añadido a ello la revuelta callejera (se dice que sin violencia), que ha generado casi un centenar de heridos, todo ello propiciado por los antisistema iconoclastas que insultan el buen sentido y hacen añorar el "seny" catalán, tan difuminado ahora. 
Quede, pues, constancia, de que en esta ocasión "el ratón ha caído en su propia ratonera", la de la sinrazón y la falsedad.
26 marzo 2018
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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