02 diciembre 2013

Ucrania: Un país a la deriva, camino del “putin-oligarquismo”. ¿Nueva provincia de Rusia?

“Las dos Ucranias frente a Europa. La mitad del país depende de los lazos con Rusia y teme que la UE exija un desmantelamiento industrial

(Pilar Bonet , Kiev, en “El País, 2/12/2013)
Ucrania no es una mercancía a precio de saldo que Occidente pueda comprar aprovechando una oportunidad, percibida como única y fugaz por algunos países de la UE, sobre todo por los que fueron parte de la URSS o aliados de aquel imperio y arrastran aún un cierto síndrome de ansiedad. Ucrania es el destino de más de 45 millones de personas, de las cuales cerca de la mitad residen en las grandes zonas industriales que dependen del mercado ruso, y de la cooperación con Rusia para sobrevivir.
En el conjunto de Ucrania el apoyo social a la Unión Aduanera con Rusia es ligeramente superior (38% de la población) al obtenido por el acuerdo de Asociación con la UE (37,8%), pero la ventaja de la opción prorusa es aplastante en las regiones del sur y del este, que produce cerca de la mitad del PIB del país, según encuestas del Instituto Internacional de Sociología de Kiev (KMIS, en sus siglas en ucraniano)

La vida en el este y el sur es dura y lo puede ser aún más si se desprecian los intereses de los ciudadanos que han sido hasta ahora la base de su economía como país industrializado. Este era el contundente e incluso angustioso mensaje que se transmitía ayer en Kiev durante un mitin convocado por el Partido de las Regiones, del presidente Viktor Yanukóvich, en la plaza de Europa. El acto, el primero organizado por la fuerza política del Gobierno después de la
cumbre de la UE en Vilna, ponía un contrapunto a 300 metros del otro mitin permanente, el euromaidán, en la plaza de la Independencia, que se configuraba ayer como el punto de inicio de una cadena humana con voluntad de llegar hasta hasta las fronteras occidentales de Ucrania.
“Cuando los estudiantes acaben la carrera tendrán que emigrar, como los letones, como los polacos”, dice Arkady
Si en la plaza de la Independencia los reunidos eran jóvenes estudiantes de sonrisas juguetonas y ojos chispeantes, arropados en banderas ucranias y europeas, en la plaza de Europa abundaban los rostros curtidos, los abrigos desgastados, los ceños fruncidos por preocupaciones cotidianas y bien reales. “Éramos 3.500 empleados y en tres años nuestra plantilla se ha reducido a 1.500. Trabajamos 12 o 15 días en los talleres y luego estamos 10 días parados en casa”, afirmaba Arkadi, de la fábrica de motores de Melitópol, una filial de la fábrica de automóviles de Zaporozhie. Arkadi, de 40 años, dice cobrar 2.000 grivnas (180 euros) mensuales, de las cuales 500 se le van en
impuestos. “Antes vendíamos al mercado ruso, ahora los rusos producen sus propios automóviles y motores con la ayuda de los fabricantes alemanes y japoneses y no compran nuestros coches. Hemos comprado la maquinaria que los polacos desecharon cuando tuvieron que entregar su industria automovilística para ingresar en la UE. Lo mismo pasará con nuestra industria”, señalaba Arkadi, que dice tener 40 años pero aparenta tener 20 más.
“Esos estudiantes que se manifiestan en la plaza están llenos de ilusiones, pero cuando acaben sus carreras entenderán que no van a encontrar trabajo y van a tener que emigrar, como emigraron los polacos, como han emigrado los letones porque su agricultura ha sido destruida por la UE”, afirmaba Arkadi. “No se puede cortar en carne viva. Tenemos demasiados lazos con Rusia, demasiadas cosas en común y lo que hay que hacer es que en Ucrania se viva como en Europa y no huir hacia Europa. Hay que construir Europa en Ucrania”, decía.
De Berdiansk, una ciudad en el mar de Azov, había venido Oleg, que lleva dos meses sin que le abonen el subsidio de paro. Tal retraso parece una inquietante recaída en las prácticas de impagos y demoras en las prestaciones sociales que no se producían desde hace más de una década. "No estamos en contra de la Unión Europea,
pero no podemos aceptar las condiciones que nos ponen, las rebajas de salarios y reducción de puestos de trabajo combinadas con las subidas de precios". ¿Acaso no hay una enorme crisis económica en España y en Grecia que son países de la UE?", espetaba.
Yanukóvich ha irritado al Este y al Oeste y ha minado la confianza internacional en Ucrania
"Debido al precio del gas y los impuestos nuestra producción tiene unos costes muy superiores a la de China, aunque es de mayor calidad", decía Igor, de 52 años, un metalúrgico de la ciudad de Makeevka, en Donetsk. "Nuestros costes aumentarán todavía más si los precios del gas suben", señalaba Igor, que afirmaba cobrar 2.500 grivnas (225 euros) al mes. "¿Acaso este es un sueldo normal para un especialista que además realiza un trabajo peligroso y nocivo?", exclamaba.
Yanukóvich vuelve de Vilna con las manos vacías y su colega ruso, Vladímir Putin, no le está esperando con una recompensa por no haber firmado el acuerdo de Asociación con la UE. La opción del presidente de Ucrania hoy no está entre el Este y el Oeste sino entre elaborar una estrategia económica seria al servicio del Estado ucraniano y de sus ciudadanos o bien afrontar una crisis galopante que puede producir la bancarrota en cuestión de meses.
Con sus miedos, sus intereses miopes de clan, con la corrupción que
le rodea, Yanukóvich ha irritado al Este y al Oeste y lo peor es que ha minado la confianza internacional en Ucrania. En vez de negociar de forma rigurosa con las cartas sobre la mesa, Yanukóvich ha trapicheado a puerta cerrada con unos y con otros. A los occidentales les ha contado lo desgraciado que se siente por ser víctima de las presiones de Vladímir Putin. Los occidentales han aireado inmediatamente el "secreto". Lo que no sabemos es lo qué le cuenta Yanukóvich a Putin, que, por su trayectoria profesional, sólo airea lo que le conviene. Mientras su presidente cuchichea hacia el Este y hacia el Oeste, Ucrania está a punto de entrar en una zona de grandes turbulencias, y puestos a ser ineficaz, Yanukóvich ni siquiera sabe imitar a Alexandr Lukashenko, el presidente de Bielorrusia, que se las arregla para sacar partido de los enfrentamientos entre Bruselas y Moscú.”

“El desencanto nutre a los radicales
La calle está dominada por jóvenes nacionalistas de derechas que quieren el cambio aquí y ahora
En el movimiento de protesta faltan líderes que garanticen que no habrá violencia

(P. BONET ,Kiev 1 DIC 2013, en “El País”)
La concentración de ciudadanos ilusionados que reclamaban la integración de Ucrania en la UE, el euromaidán, se metamorfosea de forma inquietante a resultas de la violencia que ha estallado en Kiev. Ahora, cuando las columnas de humo procedentes de los gases lacrimógenos y los petardos se elevan frente a la administración presidencial, no es el momento para vaticinar las consecuencias geopolíticas de la lucha callejera por las instituciones del Estado. Pero se pueden apuntar algunos problemas que afectan a la estabilidad de Ucrania y por extensión a la estabilidad de Europa.
Los enfrentamientos evidencian que en Ucrania faltan líderes carismáticos capaces de garantizar que no se producirá una deriva violenta. En 2004, durante la Revolución Naranja, el presidente saliente Leonid Kuchma, por una parte, y sus oponentes, Víctor Yúshenko y Yulia Timoshenko, se insultaron, se engañaron y se propinaron golpes bajos, pero fueron siempre conscientes de que debían evitar el derramamiento de sangre. Es más, entre maidán y maidán, Timoshenko tomaba el pulso a las fuerzas de seguridad e hizo de lanzadera para mantener los contactos entre unos y otros.
El maidán de 2004 atraía a la gente con un mensaje de esperanza, que se resumía en el deseo de democratizar Ucrania y de acabar con la corrupción. El cambio llegó, pero el equipo naranja, con sus luchas internas y sus propias corruptelas, decepcionó a los ucranios. El resultado en las presidenciales de 2010 fue la victoria de Yanukóvich, el gran derrotado de 2004.
Yanukóvich, un duro que hizo carrera en la región minera de Donetsk, ha traído consigo un mayor nivel de codicia y corrupción que sus predecesores. Lo dicen abiertamente los líderes de la oposición y lo confirman en privado fuentes del partido de las Regiones. Dado que las prebendas del Estado estaban ya repartidas, la familia en el poder ha tenido que explotar un poco más a las pequeñas y medianas empresas que hoy están ahogadas por los impuestos y por los extorsionadores que reclaman mordidas para solucionar gestiones. Los ucranios están hartos en el oeste y en el este. La diferencia entre unos y otros es que los del oeste tienen más voluntad de lucha y más ilusión sobre la posibilidad de cambio, vinculada a Europa, mientras los del este se han quedado desamparados, en las minas, la metalurgia y la industria pesada, que benefician a los clanes vinculados a los Yanukóvich. Los del este son más conscientes de que la voluntad de lucha puede tener penosas consecuencias. En Donetsk, señalan, está encarcelado el líder del movimiento popular de protesta contra unas obras urbanas vinculadas a las empresas del hijo del presidente, el dentista Alexandr Yánukovich, uno de los hombres más ricos de Ucrania, conocido también por Alexandr el Estomatólogo.
En 2004 la alternativa a Leonid Kuchma no tenía ni el radicalismo ni el nacionalismo que se está apoderando de la alternativa a
Yanukóvich hoy. La calle está cada vez más dominada por grupos extremistas, jóvenes nacionalistas de derechas que quieren el cambio aquí y ahora y sienten alergia por los procedimientos democráticos devaluados. Estos jóvenes extremistas se sienten enardecidos por el apoyo que Europa presta a Ucrania y —en parte— fluctúan en torno al partido Svoboda (Libertad), que dirige Oleg Tiagnibok, uno de los tres líderes de la oposición.
Libertad ha moderado su lenguaje tras entrar en el Parlamento en 2012, aunque sigue coqueteando con el concepto de ucranio étnico y con otras ideas conservadoras, algunas de las cuales tienen mal encaje en una Europa tolerante y abierta. Este domingo Tiagnibok y los otros dos líderes de la oposición, el campeón de boxeo Vitali Klichkó y el exjefe de la Rada Arseni Yaseniuk, exhortaron a los manifestantes que asaltaban la administración presidencial a volver a la plaza de la Independencia. Pero a diferencia de 2004, no sabemos si los manifestantes les oirán y tampoco sabemos si Yanukóvich procederá con el sentido común que finalmente mostró Leonid Kuchma."
Se veía venir.
Yanukóvich es un alumno aventajado de Putin en eso de imponer su autoritarismo dictatorial, en meter en la cárcel a los opositores y en reprimir con mano de hierro a los no adictos y manifestantes. Que para eso controla y soborna a jueces y a quien ile interesa.
Ya lo había hecho hasta ahora, y seguirá haciéndolo, mejor dicho, aumentará su intransigencia, alentado y amparado por el nuevo “zar-Lenin” ruso, el “chiquito pero matón” Vladymir Putin.
Es una gran verdad que Ucrania es un país compuesto de dos mitades muy distintas y contradictorias, pues mientras el este ha vivido siempre abrazado a Rusia y a su lenguaje, el oeste ha soñado con integrarse en Europa, rememorando la tradición de tiempos pasados cuando se introdujo en el Imperio austro húngaro, o cuando gobernó y fue gobernado por Polonia y por Lituania.
Los de oriente hablan y piensan en ruso; los de poniente hablan y piensan en ucraniano, y algunos en húngaro, rumano o polaco.
Y en medio de ello, el sátrapa Yanukóvich, tan grandote y autoritario como mentiroso, bandido e incompetente, que se ha dado prisa en rodearse de facinerosos del abuso económico, para enriquecerlos y enriquecerse antes de que los vientos favorables cambien de
dirección.
La gran pena es que Ucrania no tiene por ahora un relevo en la oposición, porque Yulia Tymoshenko está en prisión y además es otra desvergonzada e imprudente (“los mismos perros con diferentes collares”, es el dicho popular), y porque no ha emergido, ni es fácil, una personalidad que aglutine el pro-occidentalismo y lidere con habilidad y moderación las ansias de un pueblo que solamente explota, inútilmente por cierto, cuando ya no puede más.
Se dice ahora que no se va a instaurar el estado de excepción. ¡Es que no hace falta! ¡Ya lo había establecido, de forma silenciosa y sibilina, el equipo de Yanukóvich, haciendo y deshaciendo a su modo y manera y abortando cualquier iniciativa de prosperidad que no le beneficiara!
Y, fieles al estilo “putin-ruso”, el gobierno y la policía dicen que los manifestantes son los responsables de los incidentes que ocurren.
Pues bien, que se mesen los cabellos, porque por ese camino pueden ir directos al precipicio de una revolución.
Mantengo contacto casi directo con amigos jóvenes o no tanto que
viven en Ucrania y en Kiev,y en Ivano-Frankivsk, y en Dnipropetrovsk, y en Crimea, y ellos no hablan mucho, pero si no son muy lejanas van a las manifestaciones en pareja y si pueden con los hijos. ¡Gran peligro para el gobierno!, me digo…
De todas maneras, que no se engañe la Unión Europea. Ucrania no está madura para ni siquiera asociarse, porque precisa no un lavado de cara sino un cambio esencial en las estructuras sociales, políticas y empresariales, y ello no conviene a los inversores que se acercan a los oligarcas para asegurar sus grandes rentabilidades, ya que los costes son bajos y la posibilidad de soborno y especulación indefinidos.
De todas maneras, permítame el lector que me confiese dejando
claro que deseo que Ucrania se “occidentalice”, lo que no equivale a desear que se integre en la Unión Europea, que, caso de integrar en su día a Ucrania, le habría de imponer tan enormes exigencias, y dudo fueran satisfechas y menos satisfactorias y/o coinvenientes para el país.
Y, por encima de todo, una reflexión: ¿Por qué la obsesión de la UE de ir sumando países? ¡Si sobra más de la mitad!
Que una cosa es la democracia humanista y otra bien distinta la democracia económica, que acaba convirtiéndose en oligarquía, ya que cuatro o cinco países poderosos acaban dominando a los más débiles e inestables.
Yo me siento ahora como si estuviera en Kiev, en la plaza de la Independencia, en esa “Maidan Nezalechnosti” (que así se llama en ucraniano); y me siento junto a los ucranianos de bien y de buena voluntad, a los jóvenes y a los mayores, a los obreros y a los empresarios, a los universitarios y a los amanuenses. Pero en modo alguno espero por el momento un cambio de situación en el país del Dniéper. Salvo que sea para peor…
¡Slava Ukraina! (¡Gloria a Ucrania!)
! Y que Dios la proteja! !Porque si han de ser sus políticos y gobernantes...!


“Nadie es dueño de la multitud aunque crea tenerla dominada” Eugene Ionesco (1912-1994) Dramaturgo francés de origen rumano.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

1 comentario:

  1. A., la situación esta cambiando cada minuto, pero a mi modo de ver siga mas o menos progresiva. Nunca he visto tanta cantidad de la gente, ya hemos pasado por las picas de este criminal con su camarilia. La situación está vigilando desde "Yanuchesku" hasta "fuera con paz";
    a propósito las regiones así llamadas industriales son dotativos por calidad de carbón y métodolodía de labrarlo, y metalurgía se queda "sovietica" a nivel de los 50's, y se queda sin modernización con secuencias de esclavitud (en el sentido directo de la palabra!!!) con traumatismo y hasta muertes; la industría quimica, que depende por mucho de gas, está a penas de sobrevivir, "Azot" está parando, etc-
    Claro que se ve un poco ridículo este "dragón de tres cabezas" (Yatseniuk Tyahnybok Klychko) y la mente y portamoneda de Porozhenko a fono de ratonitos "regionistas" que ya se van fuera de nuestro delincuente, o mejor dicho, Caco El Grande.
    La información más detallada :
    http://hromadske.tv (YOU TUBE)
    Gracias por el apoyo

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