16 abril 2013

¿Reinar después de morir? En Venezuela es imposible; eso solamente lo hizo, y en la leyenda, el Cid Campeador.


Con especial dedicación y recuerdo
a mis buenos amigos Alejandro y Layla 

y a su hija Laura, promesa del periodismo,
con el deseo de que “su” Venezuela 
alcance por fin la paz, la armonía y el desarrollo 
que sus buenas gentes merecen, lejos de dictadores.

Maduro y una victoria con tufo a fraude 

(De “El Imparcial”, 15-04-2013)

Venezuela libra una batalla épica por su democracia tras conocerse que el presidente encargado, Nicolás Maduro, ganó las generales de este domingo con un margen del 1%, contra el líder de la oposición, Henrique Capriles. Una proporción de 50,66% versus el 49,07%, que en algunas democracias supondría obligatoriamente una segunda vuelta. 

En medio de denuncias de fraude y ventajismo y con un Consejo Nacional Electoral (CNE) absolutamente entregado a la “revolución”, Maduro celebró una “victoria” (arbitrariamente entrecomillada) que resulta ser el resultado más vergonzoso del chavismo en los 14 años que lleva en el poder, el cual bajo la batuta de su líder, siempre triunfó con un cómodo margen.

El “ungido” de Hugo Chávez, en una mala imitación de su mentor, fue fríamente recibido por sus seguidores, que esta vez no fueron tan eufóricos y mucho menos entusiastas hacia el “heredero”, y dio su discurso "triunfal" absolutamente solo, ya que ningún alto cargo del gobierno le acompañó sobre la tarima. Ante unos resultados que resultan más que dudosos, pero
sobre todo ante la réplica de Capriles, que señala que posee datos que no coinciden con los aportados con los del CNE, así como que tiene pruebas de 3.200 irregularidades en los
centros de votación venezolanos, la comunidad internacional no puede permitirse el lujo, por cuestiones de ética, moral y respeto a la Democracia, reconocer los resultados de este domingo hasta que no se demuestre su grado de transparencia.

Desde este diario, hacemos un llamamiento a las autoridades venezolanas a sumarse a la demanda opositora a una auditoría manual del cien por ciento
de los votos y contrastar las actas electorales con los dudosos resultados dados por la rectora y amiga del régimen Tibisay Lucena. Es hora que el mundo comience a tomarse más enserio a un país, que pese a su política pintoresca, se encuentra ante el abismo de la dictadura.

Maduro ¿madurará?

(De “El Imparcial”, 15-04-2013)
Hemos visto este 14 de abril de 2013 las elecciones venezolanas que no hubiera querido enfrentar el chavismo, tal y como se negó a que Chávez cediera el poder imposibilitado en fase terminal e impedido de reasumirlo desde una cama de hospital en La Habana. Fueron ganadas apretadamente por Nicolás Maduro, nombrado sucesor por dedazo de Chávez, antes que ser designado por el voto popular. Ha sido una
victoria pírrica y ya cuestionada.
Ya las elecciones de octubre de 2012 habían mostrado el despliegue de pobredumbre y atropello del chavismo contra su opositor Capriles (criminalizado de entrada, solo por serlo). Hemos visto otra vez un triste espectáculo repetido en una figura por demás grotesca: Nicolás Maduro. “In-maduro”, como bien se ha ganado el preciso mote entre opositores, hizo alarde de recursos públicos e histriónicos que ponen a dudar de sus capacidades, incluso mentales. Más pronto que tarde propios y extraños verificaremos de qué madera está hecho Maduro.
Metido a difamar a su contrincante mientras echaba mano de artimañas y ejecutaba ridículas bufonadas en el nombre de Chávez, que mucho dan qué pensar sobre su estabilidad emocional —cosa no menor y si muy grave si pretende ser un jefe de estado— asistimos a una campaña como pocas, que cada día nos ponía expectantes sobre la nueva anécdota de ilusionismo y fanfarronería de alguien que sin ser
Chávez, de forma caricaturesca pretende actuar como si fuera Chávez. Flaco favor le hace al comandante.
Mientras oía a Maduro en directo desde Caracas a través de las redes sociales, me preguntaba si de verdad tiene los arrestos para sacar adelante a su país. Venezuela está partida. Ya en su mensaje postelectoral a la nación venezolana ha ofrecido más socialismo y alcanzar la pobreza cero en 2019. Pide madurez y máxima responsabilidad. Suena fantástico cuando las cifras económicas acusan severos problemas producidos por los excesos chavistas a los que responde él mismo. Reclama contra la intolerancia y el saboteo, que practicó campante. Es un discurso que bien hemos conocido en México en voz de antidemócratas, ilegítimos, incongruentes y crédulos dueños de la verdad.
Capriles en cambio, ha dado una batalla formidable que ya en octubre de 2012 se acercó a Chávez, el invencible, el imbatible y el amado por el cien por cien de los venezolanos, decían sus corifeos, demostrando Capriles que ninguna de las tres cosas lo era más. Ha sido prudente y ha sabido responderle mejor a Maduro desde el instante mismo en que falleció Hugo Chávez. Guste o no reconocerse, Capriles ha dado una elección de ciudadanía y de clase inversamente proporcional a
la mostrada por Maduro, el “in-maduro” que ya cada vez más conocemos mejor. Maduro no ha podido aceptar que no es Chávez y como no lo es, aún deberá demostrar que cuenta con la astucia de aquel y no la tiene nada fácil.
Cuando el Consejo Nacional Electoral de Venezuela anunció un resultado tremendamente cerrado para Maduro de un 50, 66 % y que Capriles se llevó el 49,07 % de votos, comunicándolo en medio de un sintomático
llamado a la calma, alentando a mantener el orden, es que uno no puede sino reconocer que el llamado efectuado ya alerta un escenario candente y lleno de incidencias. Con cerradísimos 232,985 votos de diferencia en primera instancia, Capriles ha pedido un reconteo de votos antes de reconocer un resultado final. Si Maduro se llevó 7 millones y fracción de votos, medio millón menos que los obtenidos por Chávez en 2012, ahora más que nunca hay un país altamente polarizado. Con mayor abstencionismo, los chavistas ganan recibiendo menos votos. La necesaria y elemental equidad me lleva a plantear lo siguiente: si la derrota chavista a la reforma constitucional propuesta por Chávez en 2007, se produjo con el triunfo opositor frente a Chávez con el 50,07 % de los votos en su contra, siendo calificada por el derrotado Chávez como “victoria de mierda”, es inevitable preguntarnos ¿cómo se llamará la presunta victoria obtenida por Maduro correspondiente a un 50, 66% de votos cercano a ese 50,07 %? A Maduro puede salirle el tiro por la culata.
Se lleva Maduro la mitad de los votos con el apoyo de toda la fuerza del estado. La otra mitad de los votantes se lo ha negado. Eso habla bastante de la mala percepción que se tiene de Maduro. Un estado sumido en escasez, con severos pasivos en libertades y una economía cada vez más precaria y al que por lo tanto, no le servirán ni pajaritos ni señales divinas para salir adelante, asiste a ver a Maduro agarrándose de Chávez, pues carece de un discurso propio, lo que nos muestra a un Maduro que pone en alerta a la izquierda en la región, pues lo reitero por muy obvio que parezca: Maduro no es Chávez y por lo tanto, la izquierda regional, diversa como lo es, tomará nota, pues está acéfala de un liderazgo como el que pretendió ejercer Chávez y esa carencia no parece que vaya a cambiar si gana en definitiva Maduro.
Y algo se mueve en el Cono Sur desde el momento en que la izquierda no vence contundente en Venezuela o la izquierda chilena requiere echar mano de Bachelet, llamada como de emergencia desde la UNIFEM (ONU MUJERES) para conseguir ganar. Hay carencia de liderazgos y lo saben.
Termino: en su discurso postelectoral a su país, Maduro hablaba de que no reconocer resultados a su favor era burlarse de un país al mantenerlo en vilo. Y es evidente que ese vilo sería similar al que construyó el chavismo alrededor de la enfermedad del comandante. Otra vez la ley del embudo: “vale en mí lo que califico mal en otros”. Craso error de Maduro. El chavismo arrollador ya ha pasado y Maduro, lejos de la imparcialidad necesaria, con leyes a modo acogidas al modelo autoritario chavista, ahora tendrá una gran labor y no sabemos si logrará cumplirla: ser y hablar por él para componer Venezuela. El inmaduro de Maduro lo tiene difícil, pues hacerlo será como escupir al cielo. Venezuela lo tiene complicado y eso me despierta una gran pena.

“EL CID CAMPEADOR GANADOR DE BATALLAS TRAS HABER MUERTO

La leyenda atribuye este hecho al temor que a tan gran guerrero le tenían. Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, gobernaba la ciudad de Valencia,  cuando ésta fue sitiada por tropas conducidos  por el caudillo árabe Ben Yussuf.
Dícese que una mañana cuando subido a las almenas desde ellas estudiaba el campo del enemigo que le
sitiaba, una flecha perdida le atravesó y El Cid cayó herido de muerte, sabiendo de su tragedia, tuvo valor para indicar una estrategia, “El Cid” ordenó que embalsamaran su cuerpo y que muerto cabalgara sobre su caballo Babieca en la siguiente batalla.
Toda la noche sonaron los tambores moros, para animar a los combatientes, seguros de ganar sabiendo que el Cid había sido abatido. En el interior de las murallas solo sus allegados conocían lo sucedido y se preguntaban qué podían hacer sin su señor.
Cuando amaneció se abrieron las puertas de Valencia y por ellas salieron al galope todos los caballeros que había en la ciudad, con el Cid a la cabeza, pues sus hombres le habían vestido, ceñido sus armas, y montado sobre su caballo, sus hombres recobraron el vigor y la esperanza de vencer.
Las tropas árabes, quedaron sorprendidas viendo al Cid montado en Babieca, cabalgando dispuesto a luchar cuando le creían muerto. El pánico cundió entre ellos, que huyeron. Así fue como el Cid Campeador había ganado su última batalla. Este hecho ocurrió en Valencia en julio de 1099 cuando el Cid, aún no había cumplido los 56 años.
Su esposa doña Ximena, prosiguió gobernando la ciudad, contando con el apoyo del rey de Castilla, mas sólo pudo mantener la ciudad del Turia hasta tres años más tarde ante el acoso constante de los continuos ataques almorávides. Los castellanos optaron por incendiarla totalmente y abandonarla, llevándose consigo hacía Castilla el cadáver embalsamado del Cid. Dicen las crónicas que era  sobrecogedor  el espectáculo de las mesnadas del Cid atravesando Castilla por los anchurosos campos, aldeas, castillos y fortalezas, transportando consigo el cadáver del temido guerrero. 


“Cuando iba Mío Cid el castillo a dejar

los moros se empiezan a quejar;

¿Te vas Mío Cid? Contigo nuestras plegarias van,

pagados quedamos, señor, de tu bondad.

Cuándo dejó Alcocer, Mío Cid, el de Vivar

los moros y las moras pusiéronse a llorar”.


Unos cuarenta años después de su muerte aparece el “Cantar del Mío Cid”, no dejando de ser significativo que al mismo tiempo sea el primer monumento literario de la época en lengua castellana aparecido hasta la fecha. Pese a contener numerosos hechos
relativos a Rodrigo Díaz producto de la fantasía de juglares y trovadores, el autor –o autores- del bellísimo cantar de gesta transparentaran la fidelidad del Campeador hacia su rey, ya anunciada por los castellanos cuando al verle marchar hacia el destierro exclaman:
“Dios, que buen vasallo, si hubiera buen señor…”
También se pone de manifiesto en el poema el profundo espíritu religioso del Cid, su amor hacia su esposa e hijos y su magnanimidad con los moros vencidos, cosa inusitada en aquél tiempo de crueldad donde la vida tenia escaso valor, por lo que fue Señor muy querido y que le granjeó el respeto de estos,  tanto que los moros cuando le veían pasar son sus guerreros, se acercaban a rendirle pleitesía queriendo
besar su mano bienhechora.

En las fuentes árabes contra las que lucho el Cid, como enemigo se le impreca generalmente al Cid con los apelativos de ‘perro enemigo’; sin embargo, se admira su fuerza bélica, como en el testimonio del siglo XII del andalusí Ibn Bassam : Tesoro de las hermosas cualidades de la gente de la Península  …era este infortunio Rodrigo, por la práctica de la destreza, por la suma de su resolución y por el extremo de su intrepidez, uno de los grandes prodigios de Dios.

"En este lugar se acaba esta razón
Estas son las nuevas de Mío Cid Campeador, 
que yace en Burgos 
A todos alcanza honra por el que en buena hora nacio 
Pasado es deste siglo el día de Cuaresma 
¡¡De Cristo tenga perdón!! 
Así hagamos nos todos, justos y pecadores

(De Wikipedia y otras fuentes)
La verdad es que cuando desgrano estas líneas aún no se ha empezado, si es que al fin se realiza, el recuento manual de los votos en las elecciones presidenciales de Venezuela. Y me temo que el “inmaduro” dictador Maduro, fiel al sátrapa filo-cubano que le precedió en el abuso del poder, habrá manipulado lo posible y lo imposible para resultar ganador por un resultado tan pírrico (menos de 300.000 votos) que todo el mundo sospecha encubre un fraude notable.
El tiempo, si es que puede, lo dirá, porque las pasadas elecciones, pese a haberse convocado desde el poder, pese a haberse inspirado en el “fumus” de un dictador colorista pero egocéntrico como él solo, han puesto de manifiesto que ni siquiera los estómagos agradecidos de las clases proletarias de Venezuela, que sobrevivían gracias a la compra de sus voluntades por el pinturero Hugo, el del “Aló, Presidente”, han sido capaces de facilitar una victoria clara a quien fue designado sucesor  “por si acaso”.
Probablemente Hugo Chavez, que tanto invocaba a Dios con desvergüenza cuando atisbaba (ni él mismo se lo esperaba ni se lo creía) que podía tener problemas de salud), debió pensar que colocando de sucesor a un “armario” (por lo grandote) que repitiera las mismas infumables expresiones de su predecesor, aseguraría la supervivencia de lo que dio en llamar la “revolución bolivariana”, que no ha sido otra cosa que una dictadura colorista para honor y gloria de su líder, aprovechando la riqueza petrolífera.
Por eso, se comenzó por nombrar al Maduro como presidente “en ejercicio”, y se le permitió usar y abusar de todos los medios a disposición de un gobierno absolutamente autoritario, frente a un candidato aparentemente débil y desprovisto de maquinaria propagandística adecuada.
Pero el pueblo venezolano, que ha idolatrado menos al Chávez ese que se apareció a Maduro, según éste dijo, en forma de pajarito, sabía que lo de Chávez era una pesadilla que más valía no repetir, y dio la espalda al “designado”, quien ya veremos si sigue, o si es capaz de seguir, los modos y formas de ese militar con apariencia de demócrata y actos dictatoriales paternalistas que fue su predecesor.
Y es que Hugo Chávez debió de haber leído la historia de Doña Inés de Castro, aquella noble que “reinó después de morir”, por imposición absoluta del monarca de la época, o, más bien trató de ser ese Cid Campeador de la leyenda, que seguía inspirando temor y respeto después de muerto a los moros de Ben Yussuf que cercaban Valencia.


Pero no. Ni Doña Inés de Castro reinó después de morir, que muerta y bien muerta estaba cuando se ordenó a los vasallos rendirle reverencia; Ni Don Rodrigo Díaz de Vivar, el buen Cid Campeador, triunfó, que bien muerto estaba, cuando según la leyenda se le sacó de las murallas de Valencia a lomos de su caballo Babieca, y espantó a los morillos acobardados.
Y por tanto, imposible será que este Maduro que más bien triunfaría de estibador de muelle portuario que de presidente bolivariano, reconduzca a su Venezuela a un país chavista.
Hugo Chávez murió, y que descanse en paz.
Como espero que descansen y hayan paz los venezolanos, especialmente si el Maduro, cae como tal del árbol por su propio peso y en el país se instaura una democracia que tan lejana se antoja.
  
“De tal palo, tal astilla.” Refrán español

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

2 comentarios:

  1. El ministro español de Exteriores Garcia Margallo no reconoce la victoria electoral de Maduro y claro lo hemos cabreado y nos amenaza con tomar medidas ejemplares en todos los ordenes:diplomaticas, economicas y politicas para quien mancille la dignidad y soberania de Venezuela !por que no te callas?. Cuidado, que a las empresas españolas les va muy bien por esas tierras ¿verdad Repsol?ya nos quita bastante Rajoy como para dejar que la ùnica empresa que nos da pingües beneficios en los dividendos de acciones, eso sí previo pago del 21%, nos cierre el grifo y nos quedemos sin agua o petróleo, como gusten. R.M.M.

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