28 febrero 2013

Se ha marchado Benedicto XVI. ¿Han servido para algo los “bufones de Dios”?



“Se llama bufón al truhan o gracioso que con sus palabras, acciones y chocarrerías tenía por oficio hacer reír a los poderosos y hacerles llegar a la realidad riéndose de ellos y haciéndoles sentir como una persona más del mundo. Según algunos se les llama así porque, entre las gracias que hacían durante sus actuaciones, se añadía un ruido como de bufido. Mayormente solía ser gente con unas características físicas anormales, fuera de lo habitual: jorobados, enanos, etc, y se solían reír de ellos más por sus defectos que por sus chistes y devaneos.

Se piensa que los bufones son exclusivos de la Edad Media y comienzos de la Moderna, pero lo cierto es que siempre ha habido cómicos que han vivido de sus gesticulaciones, chistes, muecas o bromas para la corte real y su entorno, más o menos frívolo y palaciego”

(De Wikipedia y otras fuentes)


“Los bufones de Dios”, libro de Morris West

“Es la historia de un Papa, de comienzos del siglo XX, que al asumir el pontificado, ayuna y ora a Dios, pidiendo inspiración para guiar la Iglesia Católica. En respuesta a esta súplica, recibe una extraordinaria visión, en la que se le revelan las grandes debilidades del catolicismo. Sintiéndose responsable de poner las cosas en claro ante el mundo, prepara una encíclica en la que se jugaba su posición, prestigio y ruborosas verdades que deberían salir a la luz. Uno de los espías de la curia del Vaticano, descubre el borrador de la citada encíclica. A partir de ese momento, comienza una encarnizada persecución a su persona, es decir, al Papa, quien es obligado a abdicar, o renunciar al papado, y mantenido en situación de casi incomunicado dentro de ciertos recintos del Vaticano. Con ayuda de un influyente amigo, logra salir de los muros del claustro; huye y es perseguido, la consigna es matarlo. Más adelante, afectado por una embolia cerebral, queda internado en una clínica, donde un hombre en estado terminal, le confiesa ser el asesino asignado por la mafia del Vaticano, llamada Los Amigos del Silencio, para quitarle la vida, pero que ya no valía la pena matarlo, puesto que ambos morirían pronto. El ex papa, en el transcurso de su fuga, que dura varios años, conoce a personas extraordinarias, entre ellas, al joven terapista que le ayuda en su rehabilitación de la embolia. Posteriormente, es invitado y llevado a un hermoso lugar´, como una especie de casa de campo, donde encuentra reunidas a todas las personas extraordinarias que conoció; un lugar que parecía perdido en el horizonte, donde no podían llegar los tentáculos del Vaticano. Allí descubre que el gentil joven que lo sano en sus terapias, era el mismísimo Señor Jesucristo, quien le da muestras de su verdadera identidad y poder. A pesar de tanta persecución, se las ingenia para que su libro, o sus escritos más importantes pudieran ser publicados en otro país, y salió como el libro: “Los Bufones de Dios”.”


¿Quiénes son los bufones de Dios? Tal vez los que intentan negar la esencialidad del hombre que aún en este milenio que acaba, se niega a perder su fe y su afirmación personal.
Nos acercamos al año 2000 y nuevamente vagan las sombras del final de los tiempos y es posible que el sucesor de san Pedro deba anunciar la segunda venida de Cristo, el tiempo de la parusía.
Morris West, el inolvidable autor de Las sandalias del pescador nos muestra con desgarramiento profundo la historia de un hombre de inmenso carisma, el papa Gregorio XVII que ha luchado para que el poder temporal de la iglesia, el Vaticano y su voz, no puedan ser desoídas por ningún pueblo ni ningún gobierno de la tierra.
Gregorio XVII abdica por enfermedad, según la prensa, pero en realidad los cardenales han decidido silenciarlo ya que el papa afirma haber recibido una revelación, y su deber lo obliga a darla a conocer por medio de una encíclica.
Pero, ¿qué significa esta revelación en un mundo a la deriva o mejor aún en las fronteras de la guerra nuclear, donde la fe de los creyentes enfrentados con el terror del año 2000 flaquea y se extravía? Y entonces se plantea la pregunta que la sustenta:
¿Quién es Gregorio XVII? ¿Un mesiánico, un enceguecido, alguien que trampea sólo por un sueño de poder y de dominio sobre el mundo? ¿Quién, además, para los personajes que lo juzgan cada uno con diferente mirada?

(De los comentarios literarios)


La despedida de Benedicto XVI

Irene Hdez. Velasco (Corresponsal) | Roma

Llegó el día. Hoy es la última jornada de Benedicto XVI como Papa. Después de exactamente 2.873 días al frente de la Iglesia católica, hoy a las 20.00 horas entrará en efecto su renuncia como Pontífice. Se abrirá de ese modo un nuevo capítulo en su vida y sobre todo en la de la Iglesia, que desde hace 700 años no vivía la dimisión de un Pontífice.

El Papa, que hace ya días que tiene hechas las maletas, ha consagrado el día a los adioses. A las 11.00 horas, se ha despedido personalmente de los cardenales, con los que se reunió en la sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano. El colegio cardenalicio estuvo casi al completo, ya que desde que hace 17 días Benedicto XVI anunció su decisión de dimitir tuvieron tiempo suficiente para congregarse muchos de ellos en Roma.

Pero el plato fuerte de la jornada, la imagen que ha quedado para la Historia y que ha sido recogida por las cámaras de televisión, es la que ha mostrado a Benedicto XVI abandonando el Vaticano a bordo de un helicóptero. Cuando vuelva a poner el pie en el suelo del Vaticano, dentro de alrededor de un par de meses, ya no será Papa, sino Papa Emérito.

Cuando se contemplaba al Papa llegando al helicóptero blanco, sus fieles podían leer en su cuenta de Twitter, @Pontifex: "Gracias por vuestro amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida".

Poco antes, en el Patio de San Dámaso del Vaticano, el Papa fue despedido por el cardenal Tarcisio Bertone, el Secretario de Estado, y por otros miembros de la curia. Acto seguido el Pontífice, que en abril cumplirá 86 años, recorrió una pequeña distancia en coche y se subió al helicóptero junto a su secretario personal, el padre Georg Gaenswein. El aparato despegó y puso rumbo hacia Castel Gandolfo, la localidad a 23 kilometros de Roma en la que se encuentra la residencia de verano de los Papas y donde Benedicto XVI ha pasado en los últimos años sus vacaciones.

Sus próximas semanas

Ratzinger vivirá en Castel Gandolfo las primeras semanas después de que entre en vigor su renuncia, unos dos meses en total. La versión oficial es que Ratzinger permanecerá en Castel Gandolfo mientras se termina de poner a punto el Mater Ecclesiae, el convento situado dentro del Vaticano al que Benedicto XVI se retirará cuando sea elegido su sucesor. Pero la realidad es que se quita de en medio para evitar arrojar la más mínima sombra sobre el cónclave que elegirá al nuevo Papa o sobre los primeros días de andadura de su sucesor. Además, ya ha anunciado que a partir del momento de su dimisión vivirá 'oculto del mundo', dedicado a una vida de oración y meditación.

El viaje en helicóptero desde el Vaticano a Castel Gandolfo fue breve: menos de 15 minutos. Una vez en la residencia estival papal, Benedicto XVI ha llevado a cabo el último acto público de su Pontificado. Se ha asomado al balcón del palacio apostólico de Castel Gandolfo y ha saludado a los fieles de esa localidad y a los turistas y curiosos que habían acudido a la misma para despedirle. Probablemente, nunca más volvamos a verle.

Desde el balcón, de manera improvisada, sus últimas palabras han sido: "Gracias, gracias de corazón. Gracias por vuestra amistad y vuestro afecto. No soy más el Pontífice. A partir de las 20.00 horas, seré simplemente un peregrino que continúa su peregrinaje sobre la tierra. Gracias y buenas noches".

Papa emérito

Y, efectivamente, a las 20.00 horas, Joseph Ratzinger renunciará al Pontificado, poniendo fin a un Papado que comenzó el 19 de abril de 2005, cuando en la tercera votación fue elegido Pontífice. A partir de ahí, empezará una nueva vida, todo cambiará para él. Bueno, no todo: seguirá llamándose Benedicto XVI, aunque su título desde ese momento será el de 'Papa emérito' o 'Romano Pontífice emérito', como él mismo ha decidido. "Ha consultado al cardenal camarlengo, a la secretaría de Estado y al colegio cardenalicio para recibir consejo. Pero la decisión ha sido suya. Ha dicho: deseo llamarme así", destaca Federico Lombardi, el portavoz vaticano.

Benedicto XVI seguirá vistiendo de blanco, aunque con una sotana más sencilla que la de Papa, sin la pequeña capa adosada que lleva la de los Pontífices. Tampoco llevará ya el anillo de Pescador ni el sello que utilizaba. Ambos se supone que serán destruidos, como ocurre a la muerte de un Papa. Y también dejará de calzar sus famosos zapatos rojos, que algún malpensado decía que eran de Prada. Se verán sustituidos por unos simples zapatos marrones.

(De “El Mundo”, 28/02/2013)


No se extrañará el lector que, al filo de los acontecimientos que están sucediéndose estos días, con un hecho tan extraordinario como inusitado, cual la renuncia al papado por el Pontífice Benedicto XVI, traiga a la memoria este libro de Morris West, titulado “los bufones de Dios”, en el que con la riqueza descriptiva y la tensión narrativa que caracterizan a este autor, se desgrana una historia no demasiado diferente de la que está actualmente viviéndose.

No voy a entrar en disquisiciones sobre si la Curia romana o el Colegio cardenalicio pudieran provocar la persecución del hasta hoy Papa, pero sí reflexionar sobre la premonición intuitiva que Morris West demostró tener, no solamente al escribir esta novela, sino también cuando escribió “Las sandalias del pescador”, otra novela de ficción que pareció reproducirse cuando fue elevado al Pontificado de la Iglesia Católica Juan Pablo II.

Sean premoniciones o no, opino que no estaría de más reflexionar sobre tantos y tantos “bufones” de la espiritualidad como nos rodean, comenzando por muchos vinculados al estamento eclesial (la Iglesia es santa, sus integrantes, los hombres, pecadores, se dice con razón), y que ofrecen al pueblo, cual opio vicioso, una religión anclada en el conformismo y en la rutina, para sobre ella edificar el poder y el control materialista del capital.

Y no olvidemos que tal vez esos “bufones” de Dios no son los malvados que aprovechan la fragilidad de la Iglesia católica, sino aquellos sencillos, humildes, pobres, desempleados, minusválidos, tullidos, infectados de SIDA, expuestos a todas las enfermedades, que languidecen y se van extinguiendo mientras las opulencias de los capitalistas van ensanchando sus ámbitos de riqueza. Ellos, esos seres, son los que, aunque parezcan bufones, justifican en la novela que ese joven "redentor" proteja al conturbado ex Papa y haga pervivir su obra.

¿No será que el Dios de los creyentes se vale de esos “bufones”, los desheredados, los maltrechos, los incurables, para dar un gran toque de atención al materialismo y retornar a los principios éticos y morales que se ha ido perdiendo?

Probablemente los agnósticos leerán con indeferencia estos comentarios, pero si son sinceros, al menos no serán los “bufones” de estas tristes realidades.

Que, se quiera o no, gracias a estos “bufones” se alcanzaba antaño la distracción y hoy se llega a la reflexión que el nihilismo imperante niega.

¡Que Dios bendiga a Benedicto XVI, porque, forzado o no a su renuncia –que opino no lo ha sido—, ha dado una muestra grandiosa de desprendimiento y generosidad, al estilo de esos “bufones” que no eran distracción sino complacencia del buen Dios que nos cobija!

“En todas las épocas los pequeños han tenido que expiar por la tontería de los grandes.”.- Jean de La Fontaine (1621-1695) Escritor y poeta francés.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

1 comentario:

  1. Querido amigo:
    Me gustan tus comentarios y a veces me sugieren otros que no sé si podrían adjuntarse las pié de ellos. Pero en cualquier caso ahí va mi sugerencia:
    Parece haberse admitido mediáticamente que el Vaticano sea una especie de concentración de malas personas que suelen tener prisionero o enmudecido al que se suele admitir como única buena persona, el Papa. Yo creo que eso responde a una hábil maniobra del demonio que se asegura así un desprestigio para la Iglesia. Se escriben muchos libros basados en supuestos de este tipo y los comentarios de prensa de los medios de Confusión General y procuran difundir ampliamente, de modo y manera que muchos cristianos sin la debida formación y con una fe algo floja le hacen el caldo o bailan sus sucias aguas. Hace pocos días un conocido me decía: "Ese nido de víboras del Vaticano, ha logrado retirar al Papa". No hay tal nido en el Vaticano, y de allí saldrá elegido el que el Espíritu haya sugerido a los cardenales. Dios no solo sostiene a la Iglesia, también sostiene al mundo entero, sus galaxias de astros y todo lo creado. Entretanto recemos para que la Iglesia siga dando tan buenos Papas.

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