21 noviembre 2011

El vuelco electoral en España: ¿Cántaro nuevo, agua fresca?

“CÁNTARO

1.- m. Vasija grande de barro o metal, estrecha de boca y de base y ancha en el centro, con una o dos asas:el cántaro de la leche.
2.- Medida de líquido que cabe en este recipiente: se bebió un cántaro de leche.
3.- a cántaros loc. adv. Con abundante agua y con fuerza.
♦ 
Se usa sobre todo con los verbos llover o caer: no podemos ir porque está lloviendo a cántaros.

(Del diccionario de la Real Academia Española)

“La crisis fulmina al PSOE y entrega el poder absoluto al PP”
“EFE / MADRID | EP / MADRID.- El PP ha vencido  de forma aplastante en las elecciones generales, con una mayoría absoluta histórica para su partido de 186 escaños, mientras el PSOE se hunde con el peor obtenido por el partido, al bajar a 110 diputados en el Congreso.
Mariano Rajoy consigue así superar la barrera de los 183 escaños que logró José María Aznar en el año 2000 y, en el lado opuesto,
Alfredo Pérez Rubalcaba no llega ni siquiera al suelo del PSOE, los 118 diputados que obtuvo en las elecciones constituyentes de 1977.
Más del 44 por ciento de los votantes han respaldo al PP, que supera los 10 millones de sufragios, mientras que el PSOE -con el 93,36 por ciento de las papeletas escrutadas- se queda con el 28,65 por ciento de los votos, cerca de los 6,5 millones.
El
Partido Popular de Mariano Rajoy arrasó en las elecciones generales al cosechar una victoria histórica, frente al hundimiento del PSOE, que ha cosechado con Alfredo Pérez Rubalcaba el peor resultado de su historia. El PP contará con 186 escaños en el Congreso, tres más de los que logró Aznar en 2000, mientras que los socialistas pierden casi 60 parlamentarios y se quedan en 110.
En estos comicios han modificado también el mapa político en el País Vasco -donde Amaiur se sitúa como primera fuerza política en escaños-, y en Cataluña -con el adelanto de
CiU al PSC-, además de dar mayor poder a las minorías que han conquistado un buen puñado de escaños en el Parlamento, colocando a IU como cuarta fuerza política, mientras que UPyD ha superado el millón de votos y consigue 5 escaños.
Los
datos escrutados al 100% demuestran que, aunque los populares han ganado 491.541 votos, la clave de su victoria ha estado en el descalabro de Rubalcaba que ha ha perdido más de 4,35 millones de votos. El número de votantes del PP, se ha situado en 10.830.693, frente a los 10.278.010 de 2008 y el de los socialistas ha caído de los 11.289.335 a 6.973.880.
El triunfo histórico que ha logrado Rajoy para el PP se suma al ya cosechado en las municipales y autonómicas, en las que los populares desalojaron a los socialistas de sus feudos históricos. En esta ocasión, los populares han logrado ser primera fuerza política en 15 de las 17 CCAA, además de ganar en Ceuta y Melilla. En Asturias empatan a 3 en escaños con el PSOE, aunque ganan en votos y sólo en País Vasco y Cataluña no tienen la primacía.
Además, el PP ha sumado escaños en las autonomías en las que ya había ganado en las elecciones de 2008 y en Valencia y Castilla La Mancha ha conseguido, incluso, duplicar al PSOE en número de escaños.  Así, en la región que preside Cospedal, el PP ha obtenido 14 diputados, siete más que el PSOE y en Valencia, los populares tendrán 20 congresistas, frente a 10 de los socialistas.”
(De “Levante EMV”, 21/11/2011)

“Amplio triunfo, gran derrota

(Ismael Crespo, en “El Imparcial”, 21-11-2011)

Los resultados de las elecciones generales celebradas este domingo han confirmado a grandes rasgos las predicciones realizadas por las encuestas conocidas durante la campaña electoral, y por tanto no han deparado grandes sorpresas, al menos en lo que se refiere a los rendimientos electorales de los dos principales partidos del sistema político. El Partido Popular se ha alzado con la victoria y con una holgada mayoría absoluta, en el mejor resultado obtenido por esta formación en unas elecciones generales; por su parte, el Partido Socialista, en manos de la bicefalia Rubalcaba-Zapatero, pasa a la oposición con un resultado aún menor que el obtenido por Almunia frente a Aznar en las elecciones del año 2000. Estas elecciones son por tanto el cierre de un ciclo de ocho años de oposición popular y el inicio de lo que se presume una larga travesía por el desierto de los dirigentes socialistas.
Duerme hasta a sus ministros...
El hecho de que los resultados no se hayan desviado mucho de las predicciones de las encuestas se debe, como ya se manifestó en el estudio difundido el 14 de noviembre, a que en esta elección, como en ninguna otra, ha predominado un clima de opinión de larga data, ya visible en las elecciones autonómicas y locales de mayo, basado en la mala percepción por el conjunto de la ciudadanía de la situación económica y política por la que atravesaba el país. La percepción sobre el clima político, y especialmente sobre el económico, ha estado en los meses previos a las elecciones en los niveles más bajos de su historia, y esa percepción ha permeado toda la competición política. Así, el triunfo del Partido Popular es deudor no de una concentración masiva de las preferencias de los electores hacia esta formación, que apenas incrementa su porcentaje de voto de 2008 en cinco puntos y no más de 600 mil electores, sino en el castigo que los ciudadanos han sometido al Partido Socialista, que pierde más de 15 puntos desde 2008 y más de cuatro millones de electores. Por tanto, hay en estas elecciones más un deseo de castigo a una formación (seguramente a un presidente) que apoyo incondicional a la otra formación (y a su presidente).
Además de la intensa necesidad de castigo que parte del electorado socialista de 2008 ha hecho patente en esta elección, es necesario destacar la pésima estrategia de campaña desarrollada y ejecutada por el líder de los socialistas. Estrategia aplaudida en sus inicios por una corte de consultores afines, aunque llamados independientes, pero advertida como nefasta el domingo previo a la elecciones por el propio líder, cuando produce un giro de mensaje que ya en todo caso no le serviría para nada: de la personificación de la campaña y la racionalidad de los argumentos, se gira el domingo pasado hacia una campaña identitaria y con pautas emotivas. Un tipo de campaña que seguramente ha amortiguado algo el triunfo Popular, o al menos ha evitado un mayor desastre del socialismo. También ha sido erróneo que el mensaje socialista se haya orientado a movilizar a su electorado de 2008, cuando el verdadero problema de su escasa votación no era tanto los descontentos internos que se manifiestan en la abstención, sino el “cabreo” de miles de ciudadanos que se transforma en una intensa transferencia hacia el Partido Popular e Izquierda Unida, pero también hacia el resto de fuerzas del espectro político.
El rostro de la gran derrota
Y si el triunfo del PP, y la debacle del PSOE, eran parte del guión escrito por las encuestadoras pulsando el clima político y económico que se percibía en el país desde mayo de 2010 y con datos más empíricos desde mayo de 2011, la sorpresa de la elección ha sido la desconcentración del sistema partidista. En marzo de 2008, los dos principales partidos acumulaban el 84 por ciento del voto y 323 de los 350 escaños (92%); ahora, entre ambos, se quedan en el 74 por ciento (10 puntos menos que en 2008) y suman 296 escaños (84%). El incremento de los dos otros partidos de ámbito nacional, IU/ICV y UPyD en más de siete puntos en su conjunto, y la gran votación del nacionalismo vasco y catalán, modifica el escenario de fuerzas parlamentarias como no se conocía en España desde los tiempos de la Transición. Ya advertíamos en la encuesta hecha pública el 14 de noviembre y publicada en este medio, que la reducción del número de indecisos que se estaba produciendo según se acercaba la fecha electoral no se relacionaba en esta ocasión con un mejor balance para el Partido Socialista, sino que se producía entre los “indecisos” y “desmovilizados” una dispersión de su voto hacia las otras fuerzas del sistema partidista, en especial hacia UPYD e IU/ICV. Parecía como que hubiera una sensación generalizada entre los menos predispuestos y entre los más descontentos que el Partido Socialista no era el destinatario de un voto útil de “oposición”, que el cambio les parecía necesario, pero que su voto se orientaría hacia otras voces distintas en la Cámara. Así, la preferencia por partido ganador en la encuesta de noviembre ya avanzaba que en torno a ésta se aglutinaban un 26% de las respuestas, destacando entre éstas las opciones de IU/ICV y UPyD.
Al finalizar la noche, los resultados sólo han servido para confirmar el estado de ánimo que ha predominado durante una contienda larga y agónica que ha durado más de dieciocho meses, desde aquel mayo de 2010 en el que por fin, en sede parlamentaria, el Presidente del Gobierno admitió, tras dos años de negativas, la existencia, e importancia, de la crisis económica. Y esta crisis inexistente es la que parece ser la causa final de la mayor derrota del Partido Socialista en su historia electoral reciente.”
Ya pasó la noche electoral, que realmente deparó pocas sorpresas importantes, porque los sondeos previos –que cada vez aciertan en mayor medida— habían anticipado una debacle del Partido Socialista, en el poder, y un triunfo arrollador del Partido Popular, en la oposición.
Y “lo que tenía que pasar, pasó…”, es decir, que los socialistas, pese a todas sus desesperadas tentativas de recuperación de voto, solamente ahondaron la fosa que había de ser el destino de su fracaso; y que los populares, moderados y bastante preocupados por la que se les avecinaba, han quedado casi como dueños y señores absolutos, pues absoluta es la mayoría que han alcanzado en el Congreso de los Diputados y en el Senado.
La herencia y el causante
Hay algunos detalles más a considerar, como el progreso de varios partidos “secundarios”, según aparece en la reseña y comentario de resultados, pero lo importante es que el pueblo español, en las urnas, ha castigado al partido en el poder y ha encargado la solución de la dificilísima situación económica y social, al partido principal (y casi único hasta ahora), en la oposición.
En adelante se reproducirán los comentarios en los medios de difusión sobre si la causa de lo acaecido es exclusivamente la crisis económica, o si ha tenido mucha influencia en ello el “desgobierno” del todavía presidente del gobierno “en funciones” (si es que alguna vez ha hecho alguna función útil), el inolvidable –por nefasto—Zapatero. 
Personalmente me inclino por opinar que la crisis nos ha caído encima de forma brutal, como a toda Europa, y, propiciada de manera maquiavélica desde los puntos de influencia de  USA, ha causado gran quebranto a nuestra economía; pero ello era previsible, pese a que hace tres años el ínclito “Zapa” decía que no era patriota quien hablara de crisis, y hace menos de dos, anunciaba “brotes verdes”, que el tiempo ha demostrado debieron ser fruto de alguna de sus desastrosas y falsas intuiciones.
Así, conforme la economía global se iba agravando, la pasividad e incompetencia para resolver los problemas domésticos se iban adueñando de un gobierno que más se preocupaba de no molestar a las fuerzas sindicales, y de no irritar a los siempre reaccionarios de la izquierda, que en buscar fórmulas de solución, tijera en mano, y cilicio en el cinto. de la administración financiera del país.
¿Cadáver político?
Por eso, si en todas partes se cocían habas, en la nuestra se cocieron a calderadas, y el propio Zapatero, desbordado por su propia inconsistencia e incompetencia, por aquello de que quería instalar en la sociedad un “talante” nuevo (que aún está por saber en qué consiste), cedió el testigo de su liderazgo a un voluntarioso Rubalcaba, hombre siempre vinculado a su equipo, un profesional incombustible de la política, persona sin especial carisma, aunque maquiavélico y conspirador (recuérdese cómo desde la sombra azuzó el fuego por los atentados del 11 de marzo de 2.004, en vísperas de las elecciones), quien se dedicó más a tratar de poner parches a los desmanes del gobierno de su partido, que a esbozar un programa de gobierno positivo, coherente y con visos de eficacia.
Y así ha ocurrido…El pueblo español, de cualquier ideología, se ha hartado de tanta ineficacia y de tanta medianía, y ha votado en bloque al partido político que se ha presentado como más sólido en la actualidad; e inclusive los ciudadanos que nunca votarán centro o derecha, se han ido hacia otras formaciones políticas, como Izquierda Unida (los comunistas, tan “sensatos” como utópicos, han recogido muchos votos de los idealistas de izquierdas y de los inconformistas, que prefieren ser utópicos antes que buscar el voto útil) o a Unión Progreso y Democracia (un socialismo más moderado, pero menos atractivo para los “zurdos”); sin olvidar que en Cataluña se han impuesto los nacionalistas burgueses (Convergencia i Unió), pese a su política de austeridad más aparente que real; y que en Euskadi ha surgido irrefrenable la izquierda abertzale, con mucho tufo a Batasuna, digo, Eta, porque en el pueblo vasco sigue anidando una tendencia al separatismo.
La euforia tras la victoria electoral
Ahora bien; superados los primeros momentos de optimismo por el radical cambio operado en el mapa político español, ahora llega el tiempo de las “duras”, de la austeridad, de las reformas, de los recortes, de las situaciones ingratas, que permitan extirpar sin especiales traumatismos las muchas deficiencias, corruptelas e inacciones que en la ordenación social y en el control económico se han producido. Y se ha apoyado a un partido casi “omnipotente”, que ha recibido un mandato amplísimo, aunque no es como un santo “milagrero”, que lo que toca lo sana.
Ni mucho menos.
El cántaro parece nuevo, pero el agua está tan a punto de ebullición, con las primas de riesgo en constante subida (el capitalismo especulativo sigue buscando sangre para vender más “apósitos”), el desempleo con tendencia al incremento, la productividad prácticamente estancada. El agua fresca está lejos de llegar. Y ya veremos si el “cántaro” nuevo es capaz de producirla.
Estoy seguro de que todos los españoles sin excepción, y muchísimos extranjeros, desean de manera ferviente que el Partido Popular, con su líder Rajoy a la cabeza, acierte en la conducción de los problemas que aquejan a nuestra nación, incluyendo la desaparición de los sectarismos sembrados por el anterior gobierno como “cortina de humo” para ocultar su ineptitud; y de los “modernismos” anti-humanistas, usados cual señuelo de un progresismo ficticio, y de las veleidades de dilapidar dinero en alianzas de civilizaciones que han resultado ser un bluff, salvo para Zapatero y su desustanciada ministra de "empastres" exteriores y enchufes partidistas.
Lo que hace falta...
De todas maneras, cabe la esperanza –que es lo último, según el refrán, que debe de perderse en la vida— de que con paciencia y prudencia se acierte a aplicar las medidas que reconduzcan a nuestra sociedad, a nuestra nación, a ser ejemplo de buen hacer, de buen trabajar (¿), de buen sentir…
Y al menos confiemos en que como el futuro presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, es gallego y ejerce como tal (cuando le encontremos en una escalera nunca sabremos ni nos reconocerá si está subiendo o bajando), al menos nos proteja de descalabros mil y devuelva a la sociedad, a los jóvenes, a los maduros y a los ya vamos estando algo “pasados de rosca”, la ilusión, la seguridad, la confianza, y el panorama de un futuro mejor que legar a quienes nos sigan en esta apasionante aventura que es la vida.
“Hoy es siempre todavía”.- Antonio Machado (1875-1939) Poeta y prosista español.
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA

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